Movimiento de los Focolares
Culturas juveniles emergentes

Culturas juveniles emergentes

Del 5 al 9 de febrero se realizó en Roma la Asamblea Plenaria del Pontificio Consejo de la Cultura dedicada a las culturas juveniles emergentes. El objetivo era, como afirmó el Card. Ravasi, Presidente del dicasterio, “disponerse a escuchar con atención acerca de la cuestión juvenil” tanto en la sociedad como en la Iglesia, donde resultan evidentes las dificultades para transmitir la fe.

La importancia de este tema fue remarcada también por el Santo Padre en el encuentro que tuvo con los participantes, donde recordó que los jóvenes son para la Iglesia “un punto de referencia esencial e ineludible para su acción pastoral”, agregando que, “no faltan fenómenos decididamente positivos” como “muchos jóvenes voluntarios que ofrecen a los hermanos más necesitados sus mejores energías”

Farasoa Bemahazaka

Como un eco de las palabras del Papa vemos la experiencia de Fara, joven de Madagascar que pertenece a los Focolares, y que fue invitada a hablar sobre: “Formas de participación, creatividad y voluntariado”. Fara cuando tenía 16 años asistió a un encuentro mundial de los  Jóvenes por un Mundo Unido que estaban trabajando en el Proyecto Africa y con ellos experimentó que también hoy es posible vivir con el radicalismo de los primeros cristianos. Algunos años después fue a  Italia a la Escuela Gen de Loppiano donde se quedó 10 meses, animada por el deseo de vivir la fe con mayor profundidad. Aquí comprendió que “cada hombre tiene algo para dar a veces a través de muchas pequeñas acciones; se da y se recibe en la medida en que se ama. De aquí nace el diálogo intercultural, que comienza por un diálogo interpersonal porque el diálogo no es entre culturas sino entre personas de distintas culturas”

Actualmente esta joven africana estudia Economía y Comercio en Florencia. Aquí se encontró también con el Centro Internacional La Pira, donde desempeñó el servicio civil y pudo establecer y profundizar  relaciones con la cultura de jóvenes de todo el mundo. Además, con otros amigos, promovió la Asociación de estudiantes africanos en Florencia con la cual se desea mantener viva la conciencia de su cultura original y al mismo tiempo favorecer la fraternidad universal. Al principio del año académico, para ayudar a los nuevos estudiantes, se abrió una oficina en la que se ofrece asistencia en la expedición de los trámites burocráticos y se los ayuda también en la inserción en la vida social de Florencia.

En septiembre del 2012 asistió al Genfest y actualmente es una activa protagonista del United World Project con el cual se quiere mostrar el camino de la humanidad, que avanza en forma lenta pero irrefrenable, hacia la fraternidad.

Fara ha hecho suyas las palabras de Chiara Lubich: «Jesús hoy vendría nuevamente a “morir por esta gente”, para salvarla de todos los males. Jesús vino hace veinte siglos. Ahora quiere volver a través nuestro. Jesús era joven: ¡quiere volver sobre todo a través de los jóvenes!».

 

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El precio de la coherencia

«Soy ingeniero hidráulico, desde hace varios años trabajo en el  manejo de equipos de depuración de agua en una región del Sur de Italia.

A fines de los años ’90 comencé a trabajar para una multinacional que gestionaba  cincuenta depuradores en toda la región. Apenas comencé a trabajar allí, me di cuenta que probablemente era el único empleado asumido gracias a mis estudios y mi currículo, y no por recomendación.

Comenzamos nuestro trabajo con gran responsabilidad y, al contrario de lo que había sucedido en años anteriores, después de los clásicos 30-40 días de funcionamiento, los depuradores empezaron a trabajar perfectamente. Una señal preocupante, porque indicaba claramente que antes no había  sido el motivo de que no funcionaran bien impedimentos técnicos, sino más bien intereses económicos contrarios.

Enseguida empecé a trabajar para otras empresas. En todos lados me daba cuenta que la gestión rigurosa del agua pública, la salud de los ciudadanos, el futuro de nuestros hijos, el bien de una ciudad eran valores secundarios frente al usufructo e intereses económicos. Se me pidió explícitamente que me olvide de los primeros intereses para servir  a la ganancia económica. Para ganar más, en una de las comunas, se descargaba el barro de la depuración en el torrente limítrofe que desembocaba, después de pocos kilómetros en el mar. Hoy, ya pasaron dieciséis años de aquellos hechos y se produjeron los primeros arrestos.

Todo esto chocaba contra mis principios. Con mi esposa y muchos amigos tratábamos de vivir el Evangelio en todas las circunstancias de la vida. Mi conciencia, mis ideales, me decían que vaya en contra de estas prácticas, aún a costa de un gran sacrificio. Me fui del trabajo, era mejor ser pobre pero honesto.

No fue fácil por un largo período. No obstante realizamos experiencias positivas en la gestión de instalaciones de depuración. Una de estas fue en  la cooperativa social de un pueblo del litoral. Éramos tres: yo como ingeniero, otro que era electricista y un obrero con un pasado de toxico dependencia, que gracias a esta experiencia se pudo reintegrar  en el mundo laboral. Los resultados fueron extraordinarios, a tal punto que un técnico de laboratorio nos dijo que no era posible tener un agua tan pura: que seguramente debía haber algún engaño!

Actualmente gestiono un depurador comunal y otras pequeñas instalaciones privadas. El mismo técnico de laboratorio que no creía en nuestra agua tan pura, hoy lleva a los estudiantes –futuros técnicos de laboratorio- a visitar las instalaciones donde trabajamos nosotros.

El precio de la coherencia es alto. La situación de mi familia fue siempre precaria, llegar a fin de mes es una empresa.  Pero para dejar lugar a la obra de Dios es necesario creer en su amor, aunque esto signifique realizar elecciones que van contra la corriente común.

Esta mañana fui a caminar por la playa. Delante del espectáculo del mar y de los reflejos del sol en el agua, sentí la presencia de Dios que me animaba».

(Roberto, Italia)

* Extraído de Una buona notizia. Gente che crede, gente che muove. ( Una buena noticia. Gente que cree, gente que se mueve), Ed. Cittá Nuova, Roma 2012.

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50° de los Focolares en África

«Una historia extraordinaria, divina, que conocen bien. Muchísimos años de fidelidad y compromiso de parte de muchos de ustedes, que han hecho germinar esta semilla –plantada al inicio en Camerún – a partir de aquí han surgido segmentos de humanidad renovada por el amor dirigida a la realización del plan de Dios para todo el gran continente africano y más allá». Son algunos conceptos del mensaje que Maria Voce (Emmaus), presidente de los Focolares, envió a los miembros del Movimiento en África, quienes este año festejan el 50° aniversario de la llegada del “carisma de la unidad” a su continente.

Son 2000 las personas que se reunieron en 9 de febrero pasado en Shisong, en la región de Bamenda (en el noroeste de Camerún), nella Regione di Bamenda (Nord-ovest del Camerun); allí donde llegaron los primeros focolarinos, el 12 de febrero de 1963. Aquellos que se reconocen como “hijos de  Chiara”, quienes en enero del 2009 en el mismo lugar celebraron el Cry Die, (el fin del luto) por la fundadora de los Focolares, un evento mediante el cual Chiara Lubich fue agregada solemnemente a los antepasados y por lo tanto digna de ser recordada e invocada, porque “su ideal de solidaridad, espiritualidad, cooperación, amor, no puede morir”. Hay quienes, a lo largo de los años se han ido involucrando en la acción de la “Nueva Evangelización”, un plan organizado, que establecieron en el 2000 entre Chiara y el Fon (el rey) de Fontem (en el suroeste del país) quien fue el primero en comprometerse delante de su pueblo e vivir el espíritu del amor y de la unidad del Evangelio. Y fue el mismo Fon quien seguidamente involucró a los jefes de las tribus y a los notables.

La cita de Shisong de sábado pasado empezó con el Time Out por la paz, y prosiguió con la  ‘oración por la celebración del Jubileo’, en la que se le pide a Dios hacer crecer la fe en Él, con la mirada dirigida a los ‘pioneros’ de esta aventura (Chiara Lubich, el obispo Julius Peeters y el Fon Defang); de saber recomenzar a amar a cada hermano con humildad, de caminar hacia la fraternidad universal; de aumentar la llama de la caridad en cada comunidad, en modo de ser apóstoles del testamento de Jesús “Que todos sean uno” (Jn, 17.21).

Presentes en forma especial, a través de un mensaje, también dos de los primeros focolarinos, que se prodigaron mucho por África: Bruna Tomasi y Lucio Dal Soglio. La lectura de sus palabras, introdujo el documental: “Focolares, 50 años en África”, que recorre las etapas de esta historia, que para también por la experiencia de Piero Pasolini y de Marilen Holzhauser.

Desde los inicios la Palabra de Dios no fue simplemente objeto de contemplación, sino que se tradujo en elecciones concretas en la vida cotidiana. Con el nacimiento de varias comunidades se pudo experimentar ese espíritu de familia que pone en común también las necesidades, además han nacido muchas iniciativas en el continente, incluyendo programas sociales, escuelas y centros de salud: desde el Colegio de Fontem, a preescolares, escuelas y programas extracurriculares en Camerún, Nigeria, Tanzania, Burkina Faso, Costa de Marfil, Kenia. Un hospital en Fontem, centros médicos en Uganda, R.D. de Congo e Costa de Marfil. Actividades para combatir de desnutrición; talleres de carpintería para jóvenes en Sud África, Camerún, Costa de Marfil y Kenia; un proyecto agrícola en Nigeria.

Desde principios de los años ’70 muchos jóvenes africanos han descubierto el “camino de Chiara” y, con ella, un nuevo estilo de vida.

La serie de testimonios de niños, chicos e jóvenes, contadas el 9 de febrero, marcan la continuidad de hoy con el Ideal de la fraternidad que echó raíces hace 50 años.

«Un pueblo nacido del Evangelio, capaz de testimoniar el ser familia más allá de la distinta pertenencia a una tribu, etnia o pueblo» escribió María Voce en su mensaje, con el augurio de iniciar juntos esta etapa importante –que durará todo el año, con la celebración en Kenia, en la Mariapoli Piero, el 19 de mayo, durante el congreso panafricano de los Voluntarios de Dios, y otras citas en varios países africanos.

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Nací, ¿en Vallo o en Rumania?

Claudio, Antoanetta, Marinella, Giorgio

«Rumanía, 1996. Con Gheorghe, mi marido, y 3 hijos, dejamos nuestro País, como muchos otros compatriotas, buscando trabajo y un futuro mejor para nuestros hijos. Nos fuimos a ciegas, no sabíamos ni siquiera donde habríamos dormido la noche en que llegaríamos a Turín. Durante una semana nos alojaron unos amigos rumanos, luego alquilamos una casa. Completamente vacía. Durante una semana dormimos en el suelo sobre un acolchado, ¡menos mal que estábamos en verano!

El miedo nos atenazaba. Nuestros hijos, que en Rumania asistían normalmente a la escuela, ahora, ¿podrían seguir estudiando? ¿Habríamos tomado la decisión correcta? ¿Encontraríamos trabajo? Después de poco tiempo, tuvimos que dejar el alojamiento donde vivíamos: el riesgo que corre el dueño de casa alquilando a personas clandestinas es muy alto. Otro momento difícil para nosotros: ¿dónde iremos?

Vallo Torinese

“Le preguntaremos al Padre Vincenzo”, dice una amiga mía. Es un sacerdote de una parroquia que está a las afueras de Turín: en Vallo. Su primera respuesta es negativa, pero mientras estamos allí buscando una solución, suena el teléfono: es el padre Vincenzo que dice que encontró la vivienda justa para nosotros. ¡La alegría es desbordante! Y más todavía cuando en los días siguientes, este sacerdote, sin esperar nuestro ingreso en su parroquia, nos trae artículos de primera necesidad y esto se repetirá semanalmente. Al final dejamos la casa de Turín y nos vamos a Vallo.

Ya pasaron 13 años desde aquella época, pero recordaré siempre el recibimiento que nos hicieron en aquellos primeros días. Éramos una familia numerosa, en aquel momento teníamos 3 hijos, ahora 4, pero desde el primer momento sentimos que nos recibían y aceptaban con amor, como si fuésemos de su familia.

Cuando llegamos – con pocas cosas, 3-4 bolsos – una casa de la parroquia ya estaba pronta para nosotros. Había una cocina con todo lo necesario, el living y los dormitorios con las camas ya prontas. Ver esa casa, fue algo maravilloso. Inesperadamente hermosa, los niños, que eran pequeños, se enamoraron enseguida de ella y la sentimos como si fuera nuestra.

Padre Vincenzo

Me sentía a tal punto en mi casa que me preguntaba si había nacido en Vallo o en Rumania. ¿Qué había hecho para merecerme todo este amor? No debe haber sido fácil para la comunidad recibir y, en el primer momento proveernos de todo lo necesario. Alguno se preocupaba por nuestro permiso de estadía, otro nos traía la verdura de la huerta para que pudiéramos ahorrar y otros nos daban consejos; y también había algunos que aceptaban que los libros de nuestros  hijos fueran pagados en cuotas.

Pasado un año desde que nació la última hija, llega para mi la noticia de un trabajo fijo. Pero… ¿a quién le dejaba la niña? Una persona se ofreció a ocuparse de ella durante mi ausencia, sin pedir nada a cambio, y sigue haciéndolo aún ahora.

Todas estas cosas, y muchas otras que no dije, suscitaban dentro una pregunta. Pero, ¿por qué estas personas se comportan de esta forma? Con el tiempo comprendí: habían descubierto Dios Amor y trataban de responder a su amor, amando.

Probé también yo. Ahora trato de responder a este Amor de Dios, que se manifestó a través de todas estas personas de mi comunidad, amando a los hermanos que encuentro cada día».

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Sophia: entre política y teología

Gabriel de Almeida tiene 25 años. Rio de Janeiro, donde nació, es una metrópolis activa y dinámica: será la sede de la próxima  Jornada Mundial de la Juventud y de la edición 2014 de la Copa mundial de fútbol. De la gran Río Gabriel ha traído al Instituto Universitario Sophia (IUS) la vivacidad y la apertura hacia el futuro de la población carioca. El itinerario de estudio que está concluyendo presenta varios puntos de interés. ¿Por qué te inscribiste en el IUS? «Habiendo llevado a casa el título en Relaciones internacionales, sentía la necesidad de dar un paso más allá de los conflictos de las teorías políticas y explorar el horizonte del humanismo. Después de cuatro años y medio de universidad, sentía dentro una gran sed: buscaba dónde y cómo responder a mis interrogantes. Las historias de algunos amigos míos que ya habían frecuentado Sophia me hicieron intuir que precisamente el IUS podía ser el lugar adecuado. ¿Por qué elegiste la especialización en “Ontología trinitaria”, tú que ya tenías a tu haber estudios políticos? ¡Qué relación hay entre los dos itinerarios! «Llegué a Sophia pensando seguir la especialización en política; era una elección más que natural para mí. Pero después de algunos meses, vinieron a flote dos nuevas impresiones. La primera de maravilla: la maravilla de conocer quién es Jesús, quizás por primera vez en una forma tan personal, sobre todo frecuentando el curso sobre el Evangelio de Marco. La segunda: una nueva comprensión de mí mismo madurada con ocasión de un seminario sobre temas teológicos; me sentí “capaz” de acercarme al pensamiento de Jesús, a lo que Pablo llama el “noûs christos”. No por una ambición de conocer el sentido de todo, de poseer la auténtica lógica, sino por el descubrimiento de un lugar plenamente humano desde el cual poder leer el mundo y sus desafíos, respetando sus lenguajes y sus razones. Estás inscrito en el segundo año: ¿ya empezaste a preparar la tesis? «Si, ya elegí el tema, la fenomenología del “extranjero”, si así se puede definir, un argumento de gran impacto para la política, pero mi visión será distinta, porque trataré los flujos migratorios que caracterizan las sociedades contemporáneas haciendo emerger nuevas tendencia políticas y culturales a partir de un “lugar” de conocimiento que inspira las razones del Amor. Estás en el IUS desde hace casi dos años: ¿cómo definirías este tiempo que estás viviendo? Quisiera seguir usando la metáfora del “lugar”: Sophia es ante todo un lugar desde donde observar… las miles y variadas realidades humanas a partir de la fraternidad, de una idea profundamente innovadora de sociedad.  Además Sophia me está dando los instrumentos, no sólo para reflexionar, sino también para actuar concretamente teniendo como punto central la persona en toda la riqueza de sus relaciones. Sé que todavía me esperan infinitos momentos de “maravilla”, de esa maravilla filosófica que anticipa y revela el conocimiento, y junto a los demás estudiantes y a toda la comunidad del IUS me siento más que nunca en camino. Fuente: Instituto Universitario Sophia

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Asia: formarse al diálogo interreligioso

“Descubrir las Escrituras en el hinduismo, budismo, confucianismo, taoísmo, islam y cristianismo y su aporte a la paz y a la armonía” es el título del curso que reunió a 290 miembros del Movimiento de los Focolares, provenientes de India, Paquistan, Indonesia, Filipinas, Japón, Corea, Vietnam, Myanmar, Camboya, Australia y numerosos participantes provenientes de distintas regiones de Tailandia. Un auténtico muestrario de Asia, con el fin de profundizar el conocimiento de las grandes religiones orientales y formarse a un diálogo maduro.

La cita era muy esperada, después de la última edición del 2011 que tuvo lugar en Filipinas, en la ciudadela “Mariápolis Paz, cerca de Manila. La misma fue inaugurada por el Director de la Escuela del Diálogo con las Religiones Orientales (SOR), el arzobispo de Bangkok, Francis Xavier Kriengsak Kovithavanij, quien en su saludo inaugural afirmó entre otras cosas: «Las distintas religiones consideran sus Sagradas Escrituras con modalidades diversas. Pero hay una cosa que las acomuna, y es fundamental: son todas fuentes de sabiduría».

Competentes relatores ofrecieron sus intervenciones: el Dr. Seri Phongphit de Bangkok por parte del Budismo Theravada, el Dr. Donald Mitchell por el budismo Mahayana, los profesores Adnane Mokrani por el Islam, Philipp Hu por el Confucianismo, Stephen Lo por el Taoísmo y Luciano Cura por el Hinduismo. El obispo Roberto Mallari de Filipinas presentó sus reflexiones sobre la Exhortación Apostólica Verbum Domini. Y como tema que resumía toda la escuela, Andrew Recepcion, presidente de la Asociación Internacional de Misiólogos (IACM), ofreció una iluminadora lección sobre la nueva evangelización en Asia, en relación al diálogo interreligioso.

El hecho de que la SOR tuviera lugar por primera vez fuera de su sede en la ciudadela de Tagaytay, permitió a los participantes sumergirse en la realidad del budismo therevada, típico de Tailandia y de todo el sureste asiático. El acercamiento con el budismo no se limitó a la profundización de sus Escrituras a nivel académico, sino que entró en la vida concreta, gracias a las esperiencias de Metta y Beer, ambos budistas amigos de los Focolares desde los años ’80. Muy eficaz y profundo el vídeo que recoge las impresiones de los monjes budistas y su relación personal con Chiara Lubich, complementadas con experiencias vividas a partir del encuentro con el ideal de la unidad: un motivo de inspiración para todos los presentes. El Prof. Donald Mitchell, no pudiendo estar presente personalmente, desarrolló su lección vía skype conectando la SOR de Bangkok y la Purdue University, de los Estados Unidos.

La atmósfera de comunión permitió comprender las lecciones no sólo intelectualmente sino espiritualmente. Muchos decían que habían comprendido el diálogo interreligioso en una forma más profunda, como un estilo de vida, y no tanto como una actividad por desarrollar. La “SOR 2013” fue especialmente significativa para Asia, en el año de la Fe; el diálogo interreligioso resultó ser, no sólo un puente en el conocimiento de las religiones y culturas, sino un estímulo para profundizar la propia fe cristiana. El P. Vicente Cajilig, (O.P.), subrayó que el diálogo interreligioso del Movimiento de los Focolares ofrece, en formas diversas, respuestas concretas a las deliberaciones ofrecidas por la FABC (Federación de las Conferencias Episcopales de Asia).

Los participantes regresaron a sus naciones agradecidos por el ideal de la unidad que lleva a vivir las Escrituras, la Palabra, que hace descubrir el “verdadero sí mismo, el verdadero ser”, y con un compromiso renovado vivir el carisma de la unidad más intensamente para ser un don para la Iglesia.