La celebración del 80° aniversario de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) ha sido la ocasión para realizar en Nairobi (Kenia) un evento internacional que llevaba como título: “Cities, Communities, Care-Youth in Action for Sustaining Peace” (Ciudades, Comunidades y Cuidado Juvenil trabajando por una paz sustentable). Es un encuentro que ha contado con la presencia de numerosos jóvenes africanos y representantes de todo el mundo, todos protagonistas de un nuevo impulso en aras de la construcción de sociedades pacíficas y resilientes, capaces de construir el futuro del continente africano, tomando muy en serio la idea del mundo unido.
El momento culminante fue la presentación de la “Charter of Commitments” (Declaración de compromisos), un documento que promueve la paz a través del diálogo intercultural, las iniciativas artísticas y los programas comunitarios, reconociéndoles a los jóvenes el rol de “influencer de paz” y agentes de cambio. En el centro de la visión presentada está la adopción de los valores del ubuntu, la filosofía africana que invita a compartir y a la reciprocidad, como base para una sociedad solidaria. Los jóvenes apoyan a las Naciones Unidas y a la Unión Africana, apreciando su rol en el hecho de sostener y colaborar con los gobiernos locales –con los actores de las sociedad civil, las instituciones religiosas y las organizaciones juveniles– cuando promueven la solidaridad, la justicia y la igualdad tanto a nivel local como global. La Declaración apoya acciones concretas para construir ciudades más acogedoras, para avanzar en un desarrollo sustentable, en un nuevo impulso para emprendimientos juveniles y una nueva visión africana, libre de fronteras y barreras. Hace hincapié en la urgencia de una mayor inclusión, formación y participación juvenil en los procesos decisionales, a todos los niveles.
Este llamado nace en la conclusión de ese evento organizado por New Humanity, ONG del Movimiento de los Focolares. Los trabajos se llevaron a cabo en la Mariápolis Piero de Nairobi. También participaron de la iniciativa UN Habitat, agencia de la ONU para el desarrollo urbano y UNEP, agencia de las Naciones Unidas para el ambiente, Laudato Sì Movement Africa, Greening Africa Together, Living Peace International, Africa Interfaith Youth Network, International Sociological Association, Centro Universitario ASCES de Caruarú (Brasil), además de todas las expresiones del área social, política y cultural del Movimiento de los Focolares.
Paz, desarrollo urbano, ambiente y liderazgo de comunión
Para los líderes juveniles reunidos en Nairobi, esta nueva perspectiva podrá realizarse sólo a través de la creación de mecanismos permanentes de colaboración tanto a nivel local como internacional. Un verdadero trabajo de construcción y consolidación de redes. El evento ha visto la participación de treinta relatores internacionales, ocho mesas redondas, seis conexiones en vivo y ocho testimonios en vídeo, desde ciudades de los cinco continentes, con una atención constante al diálogo con los jóvenes. Los temas afrontados trataron sobre la paz, el desarrollo urbano, el cuidado del ambiente y las nuevas formas de liderazgo y comunión.
Mensajes de saludo
El congreso se abrió con los vídeo-mensajes de Felipe Paullier, asistente del Secretario General de la ONU para los jóvenes, y de Margaret Karram, Presidente del Movimiento de los Focolares. Paullier, tras recordar que Nairobi es una de las tres principales sedes de las Naciones Unidas, afirmó que “toda guerra es una derrota para la humanidad, un fracaso del diálogo. Los jóvenes no sólo son víctimas de las crisis de hoy, sino que también son creadores, líderes y constructores de paz”. Y son más de 2.000 millones los jóvenes “dispuestos a ser parte integrante de la construcción de nuestro futuro común”. Un mensaje claro para todos: confiando en una generación que “resiste al odio, rechaza la indiferencia y elige la paz como responsabilidad cotidiana”, es posible partir de las ciudades y de las comunidades, pues es “en los barrios, en los colegios, en los lugares de culto y en las comunidades locales en donde la cooperación se vuelve tangible”.
Margaret Karram recordó la iniciativa –que funciona ya desde hace una década– de formación a un liderazgo de comunión, lanzada por el Instituto Universitario Sophia y por el Movimiento Político por la Unidad, con el programa “Together for a New Africa” (Juntos por una nueva África). El itinerario, en su último ciclo trienal, integró a 140 jóvenes de 14 países africanos, junto a tutores y docentes, quienes, en los días anteriores al Congreso, realizaron su Summer School anual en modalidad híbrida para recoger y discutir los resultados de sus acciones locales. Otro programa que trajo a colación la Presidente de los Focolares – que convoca desde hace un año a 150 jóvenes de 60 países del mundo, activos en el ámbito político y en la sociedad civil– es “One Humanity, One Planet: Synodal Leadership” (Una humanidad, un planeta: Liderazgo Sinodal”). Son jóvenes “que se forman y trabajan para realizar buenas políticas y generar impacto social con una visión inspirada en la cultura de la unidad”.
Se trata de perspectivas que definen el compromiso de todo el Movimiento de los Focolares, que “está contenido en el documento ‘Together To Care’ entregado a la ONU hace un año” –explicó la Presidente– atesorando “iniciativas como Living Peace, que involucra a más de dos millones de chicos en el mundo”. Junto a la Institución “AMU (con casi 900 proyectos de cooperación) dan testimonio de un compromiso concreto y difundido”. En este cuadro, apreció el esfuerzo por “diseñar un itinerario común con el cual redefinir la vida urbana, valorizando y fortificando los vínculos sociales” y agregó: “¡Cuánto tienen las culturas africanas para ofrecernos en este aspecto!”. Fue incisiva su invitación a redescubrir en el corazón de las ciudades “comunidades de solidaridad y de reconciliación no perceptibles por el ojo humano”. Son “ciudades invisibles” que en su pequeña dimensión, día tras día, aportan a la construcción de una red universal de paz y que muestran que otro mundo es posible”. Por último, resaltó que la reciprocidad es la clave del cambio que Chiara Lubich había recordado ya en 1997 en el contexto de una intervención en el Palacio de Vidrio de la ONU: “la reciprocidad –así concluyó Karram citando a Chiara– es una meta que puede acercarnos, hacernos crecer, que puede volverse realidad cuando damos el primer paso hacia el otro, quienquiera que sea y cualesquiera sean sus convicciones, para comprender sus razones, para buscar una conexión y para establecer una relación.”
Los retos de África y el aporte de UN Habitat
Entre los huéspedes, Christelle Lahoud de ONU Habitat, destacó de qué manera África, continente con la población más joven y en rápida urbanización, representa tanto una urgencia como una oportunidad. La construcción de la paz se refuerza cuando los jóvenes pueden participar activamente en los procesos decisionales, dando su contribución a la creación de espacios urbanos seguros e inclusivos. Con una población urbana que se estima alcanzará el 70% a nivel global para el 2050, las ciudades están llamadas a responder a los retos crecientes, entre los cuales las desigualdades, las migraciones forzadas y las urgencias climáticas, que ponen bajo presión la cohesión social y los recursos.
Lahoud puso de manifiesto que los jóvenes ya son protagonistas en la creación de espacios urbanos más resilientes, evaluando riesgos, recogiendo datos e influenciando las políticas locales, colaborando con administraciones y autoridades para plasmar ciudades que reflejen las reales exigencias de las comunidades. Por lo tanto, las ciudades se vuelven el reflejo de cómo las sociedades viven juntas, construyen confianza entre generaciones y van detrás del bien colectivo, en sintonía con la filosofía ubuntu.
Experiencias internacionales y compromiso en las ciudades del mundo
Experiencias que nos llegan de ciudades como Belén (Tierra Santa), Beirut, Kinshasa, Trento, Manila, Pajule, Capodistria y Medellín han ayudado a dar un respiro internacional al evento, demostrando que la transformación social y cultural puede nacer de abajo, a través de la colaboración entre sociedad civil e instituciones. Testimonios como el de Agnes Aloyotoo, candidata a las elecciones de Uganda, y de Jonathan Masuta, presidente de una de las federaciones de los jóvenes de la Unión Africana, mostraron cómo las nuevas generaciones ya son activas en dar una voz a los jóvenes en las decisiones ejecutivas.
El mensaje que llega de Nairobi es claro: la confianza en el protagonismo juvenil representa la clave para construir sociedades más justas, solidarias y pacíficas, a partir de las ciudades y de las comunidades locales. De este evento surge una determinación fuerte a trabajar en red, tanto a nivel local como internacional, para promover una cultura de la paz fundada en la responsabilidad, la colaboración y la inclusión de las nuevas generaciones
La participación de las nuevas generaciones en el camino hacia la Asamblea general del Movimiento de los Focolares de 2026 se concibe como un proceso integral que se desarrolla a través de diversas formas de inclusión. Se ha invitado a los adolescentes y jóvenes del Movimiento de todo el mundo a participar de forma activa y plena en sus comunidades. Por ello, se ha elaborado un documento que resume las conclusiones de la última Asamblea celebrada en 2021. Este documento invita a adolescentes y jóvenes de todo el mundo a reflexionar sobre tres preguntas fundamentales: 1: ¿Qué hemos logrado realizar en nuestro entorno local a partir de las propuestas de la última Asamblea? 2: ¿Qué deseamos lograr en el futuro y a qué nos comprometemos? 3: ¿Qué anhelo o sueño tienes para el Movimiento en los próximos cinco años?
Un proceso fundamental para unir generaciones y asegurar la continuidad en su camino hacia la unidad. Se ha invitado a las comunidades a crear momentos de comunión que fomenten el diálogo y la elaboración de propuestas, potenciando así el papel de los jóvenes, arraigado en sus vidas concretas y sus sensibilidades.
También se tuvo en cuenta la participación de las niñas y los niños del Movimiento de los Focolares, a quienes se les pidió que respondieran con dibujos a la pregunta: ¿Qué podemos hacer para ayudar a que el mundo esté más unido? Los dibujos se exhibirán en las salas donde se reunirán los participantes de la Asamblea, para que inspiren y hablen al corazón de muchos.
Activar los subtítulos en español – El original está en varios idiomas.
Imaginemos que ante nuestros ojos pasen algunas escenas sintomáticas del mundo de hoy. […]
Observamos […] en naciones que han visto los recientes cambios, gente que exulta de alegría porque recuperó la libertad, junto a personas asustadas y decepcionadas, deprimidas por el derrumbe de sus ideales […]
¿Y si viéramos imágenes de luchas raciales con estragos y violaciones de derechos humanos…? ¿O interminables conflictos como los de Oriente Medio, con el derribo de casas, heridos, muertos y la constante y mortal caída de bombas o de otras armas homicidas? … Preguntémonos todavía: ¿Qué diría Jesús ante estos muchos dramas? «Les había dicho que se amaran. Ámense como yo los he amado”.
Sí, así diría ante estos y ante las más graves situaciones del mundo actual.
Pero su palabra no es solo un lamento por lo que no se ha hecho. Él la repite hoy realmente. Porque Él murió, pero resucitó y ─como había prometido─ está con nosotros todos los días hasta el fin del mundo.
Y lo que dice tiene una importancia inmensa. Porque este «Ámense los unos a los otros como yo los he amado» es la clave principal para la solución de todos los problemas, es la respuesta fundamental a cualquier mal del ser humano. […]
Jesús el mandamiento del amor lo definió «mío» y «nuevo», porque es típicamente suyo, habiéndolo colmado de un contenido singular y nuevísimo. «Ámense ─dijo─ como yo los he amado». Y Él dio la vida por nosotros.
Entonces, en este amor se pone en juego la vida. Y un amor dispuesto a dar la vida por los hermanos es lo que Él también nos pide.
Para Él no es suficiente la amistad o la benevolencia hacia los demás; no le basta la filantropía y tampoco la solidaridad. El amor que pide no se agota en la no-violencia.
Es algo activo, muy activo. Pide que no vivamos ya para nosotros mismos, sino para los demás. Y esto exige sacrificio, esfuerzo. Nos pide a todos transformarnos […] en pequeños héroes cotidianos que, día tras día, están al servicio de los hermanos, dispuestos a dar incluso la vida por ellos. […]
Este amor recíproco entre ustedes, de hecho, provocará consecuencias de un valor ─digamos─ infinito, porque donde hay amor allí está Dios y, como Jesús dijo: «Donde dos o tres están unidos en mi nombre, es decir, en su amor, yo estoy en medio de ellos» […]
Será Él mismo quien actuará con ustedes en sus países, porque Él volverá en cierto modo al mundo, a todos los lugares donde ustedes se encuentren, estará presente por su amor recíproco, por su unidad.
Y Él los iluminará en todo lo que tengan que hacer, los guiará, los sostendrá, será su fuerza, su ardor, su alegría. […]
Entonces, amor entre ustedes y amor sembrado en muchos rincones de la tierra, entre las personas, entre los grupos, entre naciones, con todos los medios, para que sea realidad la invasión de amor de la cual a veces hablamos, y adquiera consistencia, también gracias a su contribución, la civilización del amor que todos esperamos.
En octubre de 2024, comenzó en Belén el proyecto Together WE Connect, un programa de formación del Movimiento de los Focolares que involucra a adolescentes con el objetivo de construir un futuro mejor fortaleciendo el tejido social deteriorado. El programa, de tres años de duración, comenzó con la participación de cinco escuelas en los distritos de Belén y del este de Jerusalén y abarcó a aproximadamente 300 chicos de entre 13 y 15 años.
Se planificaron sesiones de capacitación y actividades interactivas para involucrar y estimular a los estudiantes a través de sus propios lenguajes, como teatro, música, fotografía y talleres deportivos. Durante el primer año se desarrollaron tres temas: autoconciencia, autoestima y desarrollo personal. A continuación, se abordaron la gestión de conflictos, la apertura al encuentro en el trabajo en grupo. Finalmente, el diálogo intergeneracional. Cada tema se asocia a una acción específica del dado de la paz, de modo que cada tema se pone en práctica y se crean relaciones nuevas.
Los conjuntos internacionales Gen Rosso y Gen Verde aportaron su experiencia a través del arte, la música, la danza y el teatro.
Durante la primera semana de mayo de 2025, se celebró un evento para celebrar estos meses de trabajo. Gen Verde y Gen Rosso, junto con un centenar de estos jóvenes, participaron en tres días de talleres antes del evento final, celebrado en Belén unos días después. “Fue una experiencia extraordinaria, y agradecemos a Dios y a los muchos que colaboraron, por sus frutos”, cuentan los participantes.
¿Cómo nació el proyecto?
Desde Tierra Santa nos cuentan: “Desde hace tiempo, deseábamos aportar nuestra contribución para que nuestra labor tuviera impacto en la sociedad, promoviendo actividades continuas. Tiempo atrás, el Patriarca de Jerusalén, cardenal Pierbattista Pizzaballa, había dicho: “Debemos comprometernos de verdad para que el nombre de Dios, hermano y compañero de vida, resuene en las escuelas, las instituciones, los medios de comunicación y los lugares de culto”. Esto nos animó a centrarnos en las escuelas, con los jóvenes. Todos conocemos la situación en la que nos encontramos, la situación que enfrenta la humanidad hoy. Tantas dificultades, tanto dolor: queremos aportar para que los jóvenes puedan tener una perspectiva diferente a la que ven a diario”.
Así nació el proyecto Together We connect. El objetivo era reavivar la esperanza, alimentar la fe y promover una espiritualidad arraigada en el Evangelio entre las generaciones más jóvenes, y formar a las mujeres y los hombres del mañana, capaces de ser promotores de reconciliación y de diálogo. Jóvenes líderes de una nueva cultura de cooperación, fraternidad, de compartir y una ciudadanía activa. Una cultura del cuidado y del encuentro.
Estas son algunas de las impresiones de los estudiantes: “Les agradezco de todo corazón porque lo que hacemos nos hace sentir importantes, y que nuestra existencia y nuestras opiniones son importantes”. “Lo primero que aprendimos fueron valores: amor, humildad, perdón y ayuda mutua. En clase, nos sentíamos como una familia, nos entendíamos mejor y nos ayudábamos más. También comprendí cómo podía ser una luz para los demás y que el focolar no es solo una palabra, sino una forma de vida”. “Me gustó mucho la actividad Together We connect; había gente nueva, fue bonito y me he fortalecido”. “A través de este proyecto, me he conocido mejor a mí misma y a los demás”. “He aprendido métodos para la resolución de conflictos, la escucha y el diálogo”. “Soy muy sensible, y este proyecto me hizo amar más la vida”. “Ha sido un proyecto útil y divertido; por ejemplo, el diálogo entre generaciones. Cuando lo puse en práctica con mi abuela, he conocido cosas que no sabía”.
Mirando la transmisión en directo de la vigilia en Tor Vergata, en la periferia de Roma, y viendo esas imágenes de una inmensa multitud, puede surgir una pregunta: ¿qué han venido a buscar aquí este millón de jóvenes? ¿Estar cerca del Papa León XIV? No me parece suficiente como motivación. ¿Conocer Roma? Podría ser, pero seguramente no habrían escogido estas condiciones de alojamiento, comida y transporte. Pues bien, en el silencio profundo y prolongado durante la hora de adoración se encuentra la respuesta. Estos chicos y chicas que han venido de todo el mundo, se vieron atraídos por Jesús, incluso sin que ellos lo supieran tal vez, para este encuentro personal y comunitario, en donde él sin duda ha hablado al corazón de cada uno, que vuelve a su casa cambiado, con una fe más sólida, con una esperanza de lo divino que no olvidará.
Imagen de TV
La semana del Jubileo dedicada a los jóvenes empezó el 28 de julio y concluyó el domingo 3 de agosto. Se han organizado muchísimas actividades para recibir a los que llegaban a Roma para vivir estos días: visitas a lugares históricos, a las Basílicas, eventos culturales, conciertos, catequesis.
El Movimiento de los Focolares también propuso 4 recorridos especiales en Roma siguiendo la Peregrinación de las Siete Iglesias, ideada por San Felipe Neri. Es un itinerario histórico que ha acompañado a los peregrinos desde el siglo XVI. Un camino de fe y comunión fraterna, hecho de oración, cantos y reflexiones sobre la vida cristiana, con actividades de grupo, catequesis y testimonios, ayudados por un librito de meditaciones para una profundización espiritual a la luz del carisma de la unidad. El nutrido grupo que adhirió a la propuesta estaba compuesto por jóvenes de lenguas inglesa, húngara, holandesa, italiana, alemana, rumana, coreana, española y árabe.
Todo el “viaje” se basó en 4 ideas clave: peregrinación (un camino), puerta santa (una apertura), esperanza (mirar hacia adelante) y reconciliación (construir la paz).
“Esperanza” es la palabra que se transmite en el testimonio de Samaher, joven siria de 28 años: “Los años de mi infancia han sido dolorosos, oscuros y solitarios. La casa no era un lugar seguro para una niña por los conflictos, y ni siquiera la sociedad, por el bullying. Afrontando todo sola, sin poderlo compartir con nadie, llegando a intentos secretos de suicidio por la fuerte depresión y el miedo. El Evangelio me cambió, después que la vida dentro de mí se había apagado y todo se había vuelto oscuro… me devolvió la luz”.
Las catequesis se llevaron a cabo en el Focolare meeting point a cargo de Tommaso Bertolasi (filósofo), Anna Maria Rossi (lingüista) y Luigino Bruni (economista). “Una mirada que parte del amor y suscita amor, ¿no es acaso el rostro más concreto de la esperanza?” es la pregunta provocatoria dirigida por Anna Maria Rossi a los jóvenes peregrinos.
José, un joven de 18 años de Panamá, lo confirmó en el testimonio que compartió a propósito del período de su enfermedad: “Mi experiencia demuestra que, cuando pones en práctica el arte de amar que consiste en ver a Jesús en todos, amar a todos, amar a los enemigos, amar como a ti mismo, amarse recíprocamente…, no sólo cambia tu vida, sino que también cambia la de los demás. Justamente este arte de amar, que muchos han compartido conmigo, ha creado un equilibrio tan fuerte que me ha ayudado a no derrumbarme en los momentos difíciles, sosteniéndome y reforzándome a través de cada obstáculo con el que me encontré”.
También Laís de Brasil no escondió los retos que encontró al separarse sus padres: “Hubo momentos en los que no entendía por qué vivían separados y deseaba que estuvieran nuevamente juntos. Sin embargo, cuando tuve una mayor conciencia de lo que había pasado entre ellos, les pude plantear preguntas sinceras, y ninguno de los dos me ocultó la verdad. Ello me ayudó a aceptar la realidad de nuestra familia. Hoy tienen una relación de amistad y eso para mí es un ejemplo de madurez, perdón y amor verdadero, que va más allá de las dificultades y los errores. Recomenzar es posible cuando nos ponemos realmente en juego”.
El papa León, en varios momentos hizo intervenciones y saludos fuera de programa, como cuando, en la misa de bienvenida, quiso hacerse presente en la conclusión recorriendo, a bordo del “papamóvil” la Plaza San Pedro y la via della Conciliazione, repleta de jóvenes, para saludarlos. Hablando espontáneamente dijo: «Esperemos que todos ustedes sean siempre signos de esperanza (…) Caminemos juntos con nuestra fe en Jesucristo y nuestro grito tiene que ser también para la paz del mundo”.
Luego, el sábado 2 de agosto, mientras la naturaleza regalaba un magnífico atardecer, respondiendo a las preguntas de los jóvenes en Tor Vergata volvió a remarcar su llamado: “Queridos jóvenes, ¡quiéranse entre ustedes! Quererse en Cristo. Saber ver a Jesús en los demás. La amistad puede cambiar realmente el mundo. La amistad es un camino hacia la paz ”. Y luego agregó: “Para ser libres, hay que partir del cimiento estable, de la roca que sostiene nuestros pasos. Esta roca es un amor que nos precede, nos sorprende y nos supera infinitamente: es el amor de Dios. (…) Encontramos la felicidad cuando aprendemos a donarnos nosotros mismos, a donar la vida por los demás”. Indicó luego el camino para seguir a Jesús: “¿Quieren ustedes encontrarse verdaderamente con el Señor Resucitado? Escuchen su palabra, que es Evangelio de salvación. Busquen la justicia, renovando la forma de vivir para construir un mundo más humano. Sirvan al pobre, dando testimonio del bien que quisiéramos siempre recibir del prójimo”.
En la Misa del domingo el papa León XIV les dijo a los jóvenes que estamos hechos “para una existencia que se regenera constantemente en la donación, en al amor. Y así aspiramos continuamente a un “algo más” que ninguna realidad creada nos puede dar; sentimos una sed grande y ardiente a tal extremo, que ninguna bebida de este mundo puede saciar”. Y concluyó la homilía con una apremiante invitación: “Queridísimos jóvenes, nuestra esperanza es Jesús. (…) Aspiren a cosas grandes, a la santidad, en cualquier lugar en donde se encuentren. No se contenten con algo menos”.
Saludándolos al final, definió estos días como “una catarata de gracia para la Iglesia y para el mundo entero”. Recordando una vez más su grito por la paz: “Estamos con los jóvenes (…) de todas las tierras ensangrentadas por las guerras. (…) Ustedes son el signo de que un mundo distinto es posible: un mundo de fraternidad, en donde los conflictos se afrontan no con las armas sino con el diálogo”.
Un compañero a tu lado
Se concluye la experiencia única e irrepetible del Jubileo de los Jóvenes 2025. En este increíble viaje hemos: caminado, cantado, caminado, bailado, disfrutado, caminado, rezado, reído y caminado… arrastrados por una meta común y muchos compañeros de viaje. Sí, porque más allá del programa estupendo que nos enriqueció cultural y espiritualmente, quedará para siempre impresa en nuestros ojos la imagen de miles de chicos como nosotros que caminaban. Quizá si les hubiéramos preguntado a algunos de ellos cuál era su meta, habrían respondido algo como: “Estamos yendo a la iglesia de Santa María la Mayor” o bien “Estamos yendo a descansar finalmente”, pero estoy convencido de que si hubiéramos preguntado cómo lo estaban haciendo, habrían contado con los ojos llenos de energía sobre las canciones que cantaron, sobre los chicos con quienes hicieron amistad y sobre la plenitud de espíritu que este caminar les regaló. En el fondo, para nosotros el Jubileo ha sido eso, un camino como ningún otro, en una ciudad como
ninguna otra, en donde se unen sueños, esperanzas, alegrías y dolores de un mar de personas, en donde si caminas solo, tienes de todos modos un compañero a tu lado, en donde el mundo es al mismo tiempo minúsculo e inmenso, en donde todo grita Unidad. Volvemos a casa con un recuerdo que no se borrará fácilmente, el recuerdo de un Mundo Unido en el que nos tomamos de la mano y caminamos, con la cabeza bien alta y el corazón lleno de un espíritu más grande.
La alegría de los primeros cristianos (como por otra parte la de los cristianos de todos los tiempos y de todos los siglos, cuando el cristianismo se vive radicalmente), la alegría de los primeros cristianos era una alegría realmente nueva, desconocida hasta entonces. No tenía nada que ver con la risa, con la euforia, con el buen humor. Ni ─como diría Pablo VI─ tenía nada que ver con «la alegría exaltante de la existencia y de la vida», con «la alegría tranquilizadora ─ continuaría ─ de la naturaleza y del silencio». (…) Aunque todas ellas sean hermosas…
La de los primeros cristianos era distinta: era una alegría parecida a la embriaguez que invadió a los Discípulos cuando vino el Espíritu Santo.
Era la alegría de Jesús. Porque Jesús, así como tiene su propia paz, tiene su propia alegría.
Y la alegría de los primeros cristianos, que brotaba espontánea del fondo de su ser, saciaba completamente su ánimo.
Ellos habían encontrado realmente eso que necesita y va buscando el hombre de ayer, de hoy y de siempre. Habían encontrado a Dios. Habían encontrado la comunión con Dios. Y esto los saciaba completamente y los llevaba a la realización. Eran hombres auténticos.
De hecho, el amor la caridad, con la cual Cristo, a través del bautismo y de los demás sacramentos, enriquece el corazón de los cristianos, se puede comparar a una planta. Cuanto más hunde sus raíces en el terreno, es decir, cuanto más se ama al prójimo, tanto más crece la planta, es decir, el tallo. O sea, cuanto más se ama al prójimo, más el corazón se inunda de amor a Dios. Este amor, esta comunión no es algo en lo que se cree solamente por fe, sino que es una comunión experimentada. Y esto es felicidad, es la felicidad: se ama y nos sentimos amados.
Esta era la alegría de los primeros cristianos, esta era la felicidad de los primeros cristianos, de grandes y jóvenes como ustedes, que después se manifestaba en forma de jubilosas liturgias maravillosas y rebosantes de himnos de alabanza y de acción de gracias.