Abr 6, 2020 | Sin categorizar
En diálogo con Vincenzo Buonomo, rector de la Universidad Pontificia Lateranense; Luigino Bruni, economista: Amy Uelmen, abogada y profesora de la Universidad de Georgetown. https://vimeo.com/402591495
Abr 4, 2020 | Sin categorizar
En este tiempo de coronavirus a menudo no tenemos ya la posibilidad de ir a visitar a los familiares, amigos o conocidos que sabemos que están necesitados. Los medios de comunicación parecen ser el único modo para hacer llegar nuestro amor concreto. El siguiente escrito nos indica también otra manera de actuar Es gran sabiduría emplear el tiempo que tenemos viviendo perfectamente la voluntad de Dios en el momento presente. Sin embargo, a veces nos invaden pensamientos tan agobiantes –tanto con relación al pasado o al futuro como al presente, pero concernientes a lugares, circunstancias o personas a las que no podemos dedicarnos directamente–, que cuesta un grandísimo esfuerzo manejar el timón de la barca de nuestra vida, manteniendo el rumbo hacia lo que Dios quiere de nosotros en ese momento presente. Entonces, para vivir (…) bien, se necesita una voluntad, una decisión, pero sobre todo una confianza en Dios que puede llegar hasta el heroísmo. «Yo no puedo hacer nada en ese caso, por esa persona querida, en peligro o enferma, por esa circunstancia intrincada… Pues bien, haré lo que Dios quiere de mí en este momento: estudiar bien, barrer bien, rezar bien, atender bien a mis niños… Y Dios se encargará de desenredar esa madeja, de consolar a quien sufre, de resolver ese imprevisto». Es un trabajo entre dos, en perfecta comunión, que exige de nosotros una fe grande en el amor de Dios por sus hijos y le da al mismo Dios, por nuestro modo de actuar, la posibilidad de tener confianza en nosotros. Esta confianza recíproca produce milagros. Se verá que, donde no hemos llegado nosotros, ha llegado verdaderamente Otro, que ha actuado inmensamente mejor que nosotros. Este acto heroico de confianza será premiado; nuestra vida, limitada a un solo campo, adquirirá una dimensión nueva; nos sentiremos en contacto con lo infinito que anhelamos, y la fe, cobrando nuevo vigor, reforzará en nosotros la caridad, el amor. Nos olvidaremos completamente de lo que significa la soledad. Resultará más evidente, porque se ha experimentado, la realidad de que somos verdaderamente hijos de un Dios Padre que todo lo puede.
Chiara Lubich
Extraído de: Chiara Lubich, La Doctrina espiritual, Mondadori, Milán 112; Ciudad Nueva, Madrid 2002, pp.115-116.
Abr 3, 2020 | Sin categorizar
El compromiso de los niños de los Focolares y de sus animadores en este momento de emergencia planetaria. Va on-line un nuevo sitio para ellos. “En estos días debemos estar en casa, pero tenemos un secreto para seguir estando felices: amar. Ahora todas las mañanas lanzamos el dado y hacemos los que dice”. Los gen 4, los niños de los Focolares, no se detienen, también estando aislados empiezan todos los días lanzando “el dado del amor”, en cuyas caras hay un punto del arte de amar, y se comprometen a vivirlo. En algunas ciudades los y las gen 4 han hecho carteles y cartitas involucrando a sus padres para ofrecer una ayuda a las personas ancianas en sus edificios. “Nadie nos pidió cosas concretas –escribió una mamá- pero fue la ocasión para conocer a los vecinos que nos llamaron por teléfono agradeciéndonos muchísimo”. “¿Y si algún niño del edificio no tuviera tantos juguetes como nosotros?” se preguntaron en cambio Niccoló y Margherita, gen 4 italianos. Entonces dejaron una caja a la entrada del condominio con este cartel: “¡Hola! En casa encontramos juguetes que ya no nos sirven. Si quieren los pueden tomar y no hace falta devolverlos. ¡Ánimo!”. Y aunque “casa” en estos días, podría significar un “límite”, en Roma se pensó proponerle a los gen 4 que construyan una casita de cartón donde recoger sus actos de amor. Y mientras las notitas y los dibujos van llenando las casitas, también los adultos aprenden de los niños que, en este aislamiento, todos pueden llenar las casas con pequeños actos de amor. Los gen 4 están en todas partes del mundo y, como está pandemia afecta a todos los países, para ellos es natural hacer sentir su solidaridad sobre todo a quien vive donde están sufriendo más. De ahí el vídeo-saludo de dos gen 4 de Asia, donde presentan el dibujo de un arco iris, mientras gritan “Fuerza Italia” o el de un país africano en el que animan a todos diciendo “¡Juntos lo lograremos!”. Junto a los niños, los animadores de los Focolares están en primera fila para acompañarlos en este delicado período, desde Brasil al Congo se están poniendo en marcha muchas ideas. Desde Bilbao (España) escriben: “Nos vino la idea de hacer encuentros con los gen 4 y sus familias todas las semanas a través de la web. Nos contamos cómo estamos viviendo esta nueva situación, poniendo en evidencia los actos de amor. Nos dejamos con el compromiso de rezar por la paz, por los enfermos, por los que sufren”. En Portugal algunos adultos todos los domingos hacen un vídeo con una pequeña representación del Evangelio y la comparten en las redes sociales. La red se está demostrando muy importante en este período también para ellos. Y precisamente en estos días el Centro gen 4 internacional puso en línea un nuevo sitio (https://gen4.focolare.org/es), dirigido a los niños y a sus educadores, enriquecido con material e itinerarios de formación a la espiritualidad de los Focolares para esta edad. El nuevo sitio que se lanza en una fecha significativa: precisamente el 29 de marzo de 1972 Chiara Lubich dio vida a los y las gen 4, la generación más joven de los Focolares. Algunos años después, comparando al Movimiento con un gran árbol, los definió “como los brotecitos del árbol. (…) una cosa preciosísima, preciosísima, la garantía del árbol”” .
Anna Lisa Innocenti
Abr 2, 2020 | Sin categorizar
El Gen Verde en directo desde Loppiano… #distantimauniti Riccardo, Anna, Cristian, Paola… y la lista no acabaría nunca. Son sólo algunos de los más de 4000 fans que la semana pasada siguieron la transmisión en directo del Gen Verde desde sus casas. Ahora no es tiempo de conciertos, se han prohibido las aglomeraciones de público y algunas cuestiones nos están machacando la cabeza: ¿cómo hacer llegar nuestro apoyo a quien está solo, a quien está viviendo esta epidemia en primera línea del frente?, ¿cómo ser portadores de paz y de esperanza en esta situación? Así nace la idea de “Live from Home Gen Verde”: las plazas y pabellones se transforman en el salón de casa. Los instrumentos son: una guitarra, un teclado, una flauta, los micrófonos y… un ordenador para entrar de puntillas en todos los hogares de los que se conecten. Pero no estamos hablando de un concierto, más bien de una cita un poco especial: se canta, se cuentan experiencias de vida, se presenta el fruto de la creatividad de este momento y… como decía Hans Christian Andersen “Donde las palabras no llegan… la música habla”. En tiempo real, cada uno desde casa puede expresar un pensamiento, lanzar un mensaje y, literalmente, el chat explota y no consigue abarcar la gratitud y el entusiasmo de todos los que se conectan desde los 5 continentes. Nadie falta a la cita: de Argentina a Corea, de Canadá a Hungría, de Italia a Australia… De repente, sucede casi un milagro gracias a la tecnología, el salón abierto a tantos se vuelve al mismo tiempo un lugar íntimo donde cantar y rezar son sinónimos, donde celebrar un cumpleaños y recordar a quienes han perdido la batalla contra el COVID-19 tienen la misma importancia y todo es un don de amor. “En este último tiempo -dice Colomba- escucho muchas noticias, no sólo por televisión, también de nuestros vecinos, familiares, etc. Desgraciadamente, son noticias dolorosas. Siento dentro de mí mucho miedo, preocupación y también una gran impotencia… al no poder hacer nada por quien sufre. Me pregunto “¿por qué?, ¿hasta cuándo?” Una mañana, hace unos días, mientras limpiaba la casa sentí dentro una voz: “tranquila, si tú haces bien las pequeñas cosas con amor ahí donde estás, estarás contribuyendo a sostener a la humanidad”. Una experiencia sencilla como la de Colomba quien, como las demás componentes del Gen Verde, busca un sentido a su estar en casa, a hacer las tareas domésticas como muchas otras personas en todo el mundo “Desde ese día no es que haya cambiado mucho la situación -continúa Colomba- pero yo puedo cambiar mi actitud creyendo que esto puede cambiar el mundo”. Entonces, aquí tenemos la receta para transformar las 4 paredes de casa (que quizás se hacen muy estrechas) en un salón abierto de par en par a toda la humanidad, una receta para probar y vivir. Y Colomba se ha puesto manos a la obra y entre una llamada de teléfono y una tarea de casa, su experiencia se ha plasmado ya en música… y está lista para ser compartida durante lo streaming del 3 de abril a las 16 (hora italiana). Una ocasión que no nos podemos perder. Sólo hace falta conectarse haciendo clic en https://youtu.be/NLsPTyuITu0
Tiziana Nicastro
Mar 30, 2020 | Sin categorizar
Fraternidad, ternura y creatividad: los ingredientes necesarios para afrontar la emergencia del Coronavirus a través de miles de experiencias de amor al prójimo. Golpeada de una manera particularmente fuerte por la pandemia del Coronavirus, Italia está viviendo una de las pruebas más grandes después de la Segunda Guerra Mundial. Pero los italianos la afrontan con innumerables gestos de solidaridad, fraternidad y ternura. De la provincia de Nápoles nos escribe I.V., enfermera del sector de los pacientes positivos de Covid-19: “Al comienzo tenía miedo del contagio y entonces era muy rápida cuando hacía los cuidados de enfermería. Un paciente me pidió un café de la máquina dispensadora. Mi primera respuesta fue que no podía ir. Pero luego, junto con una colega a la que involucré, encontramos dos máquinas de café para todos los pacientes”. El hecho de tener que estar en casa cambió la vida de la familia de Salvo y Enza con sus hijos Emanuele y Marco en la ciudad de Viareggio. Cuenta Enza: “Hasta hace pocos días, nuestros hijos, ocupados con muchos compromisos, no conseguían ir a saludar a la abuela enferma y postrada en la cama. Ahora se quedan más tiempo con ella, y tratan de ayudarme al menos dándole un vaso de agua. Durante el almuerzo y la cena tenemos más tiempo para hablar y también para reírnos juntos”.
En la ciudad de Lucca, Paolo y Daniela se ofrecieron para ir a hacer las compras a todos los vecinos, compartiendo incluso algunos barbijos. También en Lucca, Rosa y Luigi, una joven pareja de docentes, con dos hijos, todos en casa en este momento, le prestaron el coche a una familia que atraviesa una grave situación económica. En Siena, Giada y Francesca se pusieron a disposición como niñeras de los hijos de enfermeros que viven cerca, para ayudarlos. En Pisa, Carla y Giacomo prepararon la comida a algunas familias vecinas mientras que en la ciudad de Arezzo hubo una gran competencia de solidaridad entre Rosanna, Rita y Mario para apoyar a dos personas que no pueden salir, haciéndoles las compras y la comida. Para ayudar a sus jóvenes colegas que están fuera de su ciudad y obligados al aislamiento, Barbara de la ciudad de Latina, empezó a grabar videos en los que comparte sus recetas. Ellos le agradecieron mucho, porque así se sienten como en casa, como en familia. Emanuele y Simonetta de la isla de Cerdeña con sus tres hijos están en cuarentena desde hace dos semanas. Escriben: “Nos pareció en seguida una ocasión para construir relaciones profundas como familia que somos. Desde cuando estamos con esta situación del virus, empezamos a compartir nuestras experiencias en un grupo chat con otras personas que viven el mismo sufrimiento. Un día algunos de ellos necesitaban víveres. No pudiendo hacer nosotros las compras, encontramos a otra pareja que inmediatamente se puso a disposición para ello. Y entendimos que no debemos detenernos nunca frente a la exigencia de un hermano”.
Desde Sicilia Orsolina, enfermera, cuenta: “en mi trabajo en terapia intensiva cardiológica me encontré con una paciente joven con un infarto complicado. En su mirada yo veía miedo y desamparo porque no podía contar con la cercanía de los familiares y de sus hijos pequeños. Entonces sentí que podía ser yo su familia. Por lo tanto, la ayudé en la higiene personal pensando en lo que yo habría deseado si hubiera estado en su lugar, acomodando con mucho cuidado su cama, ordenándole el pelo. Su mirada había cambiado, juntas experimentamos una gran alegría, en ese momento éramos una familia”. En Roma, Mascia y Mario con su hijo Samuel están descubriendo que “este virus, además de recordarnos que estamos todos interconectados, nos está dando la ocasión de apreciar las pequeñas cosas, de volver a poner en el centro a la familia y a los afectos. Nos brinda la posibilidad de dar amplio respiro a la creatividad contra los programas y los ritmos frenéticos a los que estamos ya acostumbrados”. Como representante de su clase, Masha trata de encontrar la mejor manera de amar a las familias y a las maestras, manteniendo siempre viva la relación a través del chat y del teléfono. Como decía Jesús Morán, Co-presidente de los Focolares, días atrás: “Éste es realmente el momento de la sabiduría (…) que nos da una inteligencia de la realidad iluminada por el amor y que (…) activa un formidable movimiento de fraternidad. Realmente Dios puede hacer cosas prodigiosas, aun en medio del mal. Él lo derrota con su designio de amor.”
Lorenzo Russo
Mar 27, 2020 | Sin categorizar
Muchos, en estos días de pandemia que aflige a la humanidad, se preguntan dónde está Dios. El siguiente escrito de Chiara Lubich nos invita a creer que no hay nada de todo lo que vivimos, aunque sea muy doloroso, que pase desapercibido a su amor y que cada cosa esconde una finalidad positiva, aunque por el momento no la veamos. Nosotros hablamos de Santo Viaje, nos animamos a recorrer la vida como un Santo Viaje (…). En muchas ocasiones nos lo imaginamos así: una serie de días en los que nos proponemos vivirlos cada vez más perfectamente, realizando bien nuestro trabajo, nuestro estudio, el descanso, con las horas pasadas en familia, las reuniones, los congresos, el deporte, con los momentos de ocio… todo llevado a cabo en orden y en paz. Nos lo imaginamos así. Humanamente, instintivamente estamos orientados a esperárnoslo así, porque la vida es una aspiración continua al orden, a la armonía, a la salud y a la paz. Y hacemos de este modo porque lo demás sin duda es imprevisible, pero también porque siempre en el corazón humano existe la esperanza de que las cosas vayan así y solo así. En realidad, nuestro Santo Viaje después se manifiesta diferente, porque Dios lo quiere diferente. Él mismo introduce en nuestro programa otros elementos –que Él quiere o permite– para que nuestra existencia adquiera su verdadero significado y alcance el fin por el que ha sido creada. He aquí que llegan dolores físicos y espirituales, enfermedades, mil sufrimientos que hablan más de muerte que de vida. ¿Por qué? ¿Acaso Dios quiere la muerte? No, todo lo contrario, Dios ama la vida; pero una vida tan plena, tan fecunda que nosotros –con toda nuestra aspiración al bien, a lo positivo, a la paz–, nunca hubiésemos sabido imaginar. Nos lo aclara la Palabra de Vida: “[…] Si el grano de trigo no cae en la tierra y muere, queda solo; pero si muere, da mucho fruto” (Jn 12, 24). Si no muere, el grano se queda bonito, sano, pero solo; si muere se multiplica. Dios quiere que durante la vida experimentemos una cierta muerte – o, a veces, muchos tipos de muerte – pero, porque para Él, este es el Santo Viaje: dar fruto, hacer obras dignas de Él y no de nosotros simples criaturas. Este es el sentido de nuestra vida: una vida rica, plena, sobreabundante, una vida que sea un reflejo de la suya. Entonces hay que prever estas muertes y disponerse a aceptarlas de la mejor manera. Es sabia, pues, e indispensable –y no es más que genuino cristianismo– la elección de Jesús Abandonado que renovamos cada día, ese amor a Él que queremos que sea preferente. Esto nos predispone (…) a aceptar las pequeñas o grandes muertes, pero también a ver superado ampliamente, potenciado y fecundado, todo aquello que nosotros habíamos programado. Son purificaciones pasivas (…): enfermedades, la muerte de seres queridos, pérdida de bienes, de fama, dificultades de todo tipo… Son noches de los sentidos y noches del espíritu donde cuerpo y alma son purificados de mil maneras con tentaciones, arideces espirituales, dudas, sentido de abandono por parte de Dios; con las virtudes de la fe, la esperanza y la caridad que se tambalean. Son verdaderos purgatorios anticipados, cuando no son casi infiernos. ¿Qué hacer? ¿Abandonar el Santo Viaje pensando que con una vida más normal, según el proceder del mundo, quizá muchas o algunas de estas pruebas podrían evitarse? No: no podemos volver atrás. Además hasta aquí he enumerado solo las purificaciones, pero hace falta ver cuáles son las consolaciones, las “bienaventuranzas” (Cf. Mt 5, 3-11) que una vida vivida como Santo Viaje trae ya a esta tierra. La muerte de Jesús, de hecho, reclama la resurrección; la muerte del grano de trigo el “fruto abundante”. Y “resurrección” y “fruto abundante” significan, en cierto modo, paraíso anticipado, plenitud de alegría, de esa alegría que el mundo no conoce. Así pues ¡adelante! Miremos más allá de cada dolor. No nos detengamos solo en esa inquietud, en esa angustia, en esa enfermedad, en esa prueba… Pensemos en la cosecha que se recogerá previendo y pregustando el fruto abundante que está a las puertas.
Chiara Lubich
(en una conferencia telefónica, Rocca di Papa, 25 de febrero de 1988) Extraído de “Prever los frutos”, en: Chiara Lubich, Buscando las cosas de arriba, pág. 85. Editorial Ciudad Nueva, Madrid, 1993.