Movimiento de los Focolares
2020: será el año de Chiara

2020: será el año de Chiara

Con el lema “Celebrar para encontrar” ha sido anunciado a la prensa el centenario de Chiara Lubich el próximo 7 de diciembre. Se empieza en Trento, con la inauguración de la exposición internacional “Chiara Lubich ciudad mundo”.

© CSC Audiovisivi

“Chiara está viva. Esta viva en el espíritu que ella nos ha donado, en la Obra que ha fundado y en su enorme cantidad de seguidores, esparcidos en todos los puntos de la tierra”. Es con estas palabras que la presidente de los Focolares, María Voce, resumió el espíritu con el que el Movimiento se prepara para vivir el 2020, año en el que se celebran los 100 años del nacimiento de su fundadora. Chiara Lubich nació el 22 de enero de 1920 en Trento, ciudad “piloto” que hospedará muchos de los eventos del centenario, entre los cuales la inauguración oficial, el 7 de diciembre próximo de la exposición internacional en las Galerías de Piedicastello. La fecha tiene un fuerte valor simbólico, porque fue el 7 de diciembre de 1943, en pleno segundo conflicto mundial, cuando Chiara se consagró a Dios, dando inicio así a la “divina aventura” de su vida y la de millones de personas en el mundo. Durante la rueda de prensa que tuvo lugar el 18 de noviembre pasado en la sede romana de la Sala de Prensa Extranjera, la Presidente explicó que el objetivo de este año de celebraciones –que tiene como lema “Celebrar para encontrar”- no es recordar a Chiara, sino “encontrarla” en sus obras, en el testimonio de quien estuvo a su lado, en la vida de quienes pertenecen al Movimiento, y en su “mensaje de fraternidad, unidad y comunión”. Un mensaje que ella ha “vivido en primera persona” estableciendo relaciones “con las personas más variadas por cultura, religión, etnia”, porque estaba convencida de que “Dios es Padre de todos y por lo tanto todos somos hermanos”. Un mensaje de fraternidad universal que resulta hoy más que nunca actual “delante todas las corrientes de particularismos y divisiones, de los muros que se erigen, las fronteras que se tratan de construir y que nosotros en cambio queremos abatir porque estamos convencidos de que se pueden derrumbar”. “La aventura de mandar a los focolarinos al este de Europa fue un aporte a la caída del muro” explicó Andrea Riccardi, fundador de la Comunidad de San Egidio– mientras recordó los treinta años de la caída del muro de Berlín. A Riccardi lo unía una profunda amistad espiritual con Chiara. Para él, Chiara es un “personaje histórico” con un perfil inédito: “en medio de la historia del Cristianismo del ‘900 hecha en gran parte por hombres” y en donde “se dejó a las mujeres solo algún rincón de la mística o alguna experiencia de caridad, Chiara ha sido una mujer que ha hecho historia en todo sentido: mística, caridad, pero también política, cambio de vida, pasión”. “La Unidad es el índice mediante el cual se puede entender su existencia, su búsqueda de la paz que era ecumenismo”, agregó, recordando su relación con el Patriarca Ecuménico Atenágoras, después afirmó que precisamente en cuanto mujer si bien no era teóloga, Chiara “comprendió más que los expertos el ecumenismo”. En este mundo de divisiones y pequeñas pasiones que “sufre por la falta de una visión” afirmó citando a San Juan Pablo II, “Chiara puede ser muy poco popular” pero precisamente su visión puede hacer “reflorecer” a la humanidad. El valor profético del mensaje de la Lubich fue puesto en evidencia por Maurizio Gentilini, historiador e investigador, autor de la biografía “Chiara Lubich, el camino de la unidad entre historia y profecía”, que Cittá Nuova publicará próximamente. Respecto a las adquisiciones del Magisterio de la Iglesia, las intuiciones y el espíritu del Concilio Vaticano II –observó- Chiara entra en profunda sintonía, 20 años antes”. Además, “después de siglos de hermenéuticas abstractas, Chiara parece darle a la Trinidad un valor empírico cuando afirma que nosotros estamos hechos de relación” y que “Dios, que es Padre, Hijo y Espíritu Santo, y nos ha creado a su imagen, ha impreso en nosotros el deseo de la comunión”. En la época del individualismo y del choque entre civilizaciones, ella hace propio este anhelo y “lo traduce en la necesidad de diálogo, que se vuelve el camino privilegiado para contribuir a recomponer en fraternidad a la familia humana”. En el análisis de Gentilini, la Lubich se vuelve una anticipadora de la necesidad de una Iglesia en salida, que encontrará “un fuerte estimulo en la Evangelii Gaudium del Papa Francisco”, y propone el “criterio del amor y de la misericordia” como guía para la aplicación de toda ley, que después “es la esencia de la Amoris Laetitia”.

© CSC Audiovisivi

La Exposición que inaugurará en Trento un rico calendario de eventos en los cinco continentes –promovida por la Fundación Museo HIstórico del Trentino y por el Centro Chiara Lubich- tiene como título “Chiara Lubich, Ciudad Mundo”. Presentará el nacimiento y la difusión del mensaje de fraternidad universal de Chiara, que supera los confines de esa primera ciudad al propagarse en el mundo y alcanzar otras culturas, religiones, sensibilidades, pero también las de nuestro tiempo, para proyectarse al futuro con renovada intensidad. La elección del lugar, por otra parte, es peculiar, explica Giuseppe Ferrandi, director de la Fundación: se trata de dos galerías abandonadas, hechas de asfalto y cemento armado, construidas en el centro de la localidad, y que dividían la plaza de la catedral. El encuentro en este “lugar de periferia” con Chiara Lubich y su mensaje de unidad “es formidable”. En el sitio www.centrochiaralubich.org se pueden encontrar los detalles de la Exposición y de los próximos eventos.

Claudia Di Lorenzi

Una nueva biografía de Chiara Lubich

Una nueva biografía de Chiara Lubich

Publicada por Città Nuova tiene como título: “Chiara Lubich. El sendero de la unidad, entre historia y profecía” y será presentada – por ahora en italiano – como un anticipo, el 30 de noviembre próximo, en el auditórium de la Policlínica Gemelli, en Roma. El título es “Chiara Lubich. El sendero de la unidad, entre historia y profecía” y el autor es el historiador italiano Maurizio Gentilini. Se trata de la última biografía escrita sobre la fundadora de los Focolares en vísperas de la celebración de los cien años de su nacimiento. Están ya programadas ediciones en inglés, español y coreano. Para quien vive en Roma o alrededores será posible encontrarse con el autor el 30 de noviembre próximo en el autitórium de la Policlínica Gemelli, a las 16, 30 horas. Es una de las publicaciones que la Editorial Città Nuova ha puesto en marcha con ocasión de este Centenario, que será lanzado el 7 de diciembre próximo; fecha simbólica porque ese día de 1943 Chiara se consagró a Dios, empezando así la aventura de los Focolares. El volumen representa un intento de lectura del recorrido biográfico de la fundadora del Movimiento de los Focolares, a los cien años de su nacimiento y a los doce de su fallecimiento. Nace con la intención y el estilo de la divulgación, pero quiere asimismo favorecer la profundización de los distintos aspectos y las grandes temáticas ligadas a la figura de Chiara y de los Focolares (los laicos en la Iglesia, el Vaticano II, la universalidad, el ecumenismo, la paz…). Quiere ofrecer una lectura del personaje sumergido en los contextos históricos que atravesó a lo largo de su larga y compleja existencia, contribuyendo a enriquecer un ofrecimiento editorial ya amplio, pero acaso un poco carente de aportes compuestos con esas características. El autor, a quien le gusta definirse como un “simple bautizado”, trata de leer los acontecimientos que intenta narrar con una constante referencia a las fuentes, con la aplicación del método histórico-crítico y con la su sensibilidad de creyente, como también con la clave hermenéutica que encuentra su síntesis en la relación entre espiritualidad y acción, entre historia y profecía.

Stefania Tanesini

20 años de  “Juntos por Europa”

20 años de “Juntos por Europa”

Un aniversario importante fue festejado con un encuentro en la ciudadela ecuménica de Ottmaring y coronado con una ceremonia en el Ayuntamiento de Augsburgo (Alemania). Un renovado compromiso a ser embajadores de reconciliación y signos de esperanza en las distintas Iglesias y en la sociedad.

Foto: © Ursula Haaf

Más de 300 miembros de la red “Juntos por Europa” de 55 Movimientos y comunidades, llegados de 25 países, se reunieron del 7 al 9 de noviembre en la ciudadela internacional de los Focolares de Ottmaring y en la ciudad de Augsburgo, en Alemania. Una cita que este año recordó también los 20 años de vida de “Juntos por Europa”. Era el 31 de octubre de 1999, con ocasión de la solemne firma de la “Declaración conjunta sobre la doctrina de la justificación” que se llevó a cabo en la iglesia de Santa Ana en Augsburgo, cuando un grupo de responsables de varias asociaciones cristianas de diferentes confesiones se reunió en Otttmaring tomando conciencia de la responsabilidad común por una convivencia ecuménica en Europa. Después de que los representantes de la Federación mundial luterana y de la Iglesia católica sellaran con un documento común que las seculares condenas doctrinales ya no eran válidas, los representantes de los carismas de las distintas Iglesias decidieron empezar a conocerse mejor y trabajar para conciliar las diferencias en sus Iglesias, en la sociedad y en la política. Con este compromiso dieron vida a “Juntos por Europa”. Es una pequeña planta que hoy ha llegado a ser una iniciativa europea, a la que se han unido en los años siguientes más de 300 comunidades, movimientos y ministerios. “Tantos países como esta vez jamás habían estado representados en nuestros encuentros anuales –constató uno de los representantes del grupo de los amigos de la red de “Juntos por Europa” presente este año– y tras 20 años desde su nacimiento, se crearon muchas relaciones profundas entre personas de países diferentes. Los representantes de las Iglesias, como también los políticos, aprecian nuestro aporte”.

Foto: © Ursula Haaf

Es testimonio de ello también la gran estima que la iniciativa de “Juntos por Europa” goza ya en Augsburgo. La ciudad invitó, de hecho, a los representantes de Europa presentes en el encuentro a una recepción en la “Salón Dorado” del Ayuntamiento y el alcalde, Stefan Kiefer, al darles la bienvenida, destacó en su discurso los numerosos puntos de contacto y los objetivos comunes que la red tiene con la ciudad. Con ocasión de su jubileo, la ciudad había puesto a disposición para el encuentro la sede del Ayuntamiento, expresando así aprecio y gratitud. Al mismo tiempo, la presencia de autoridades civiles y religiosas demostró que la red desempeña una importante función de “puente” entre las Iglesiaas y en la sociedad. “Debemos ser ciudadanos activos, tener el coraje de defender a los débiles, levantar la voz por la justicia”, fue la invitación del senador checo Pavel Fischer. La conmovedora conclusión, con una oración ecuménica en la iglesia luterana de Santa Ana y una procesión de luces en el amplio atrio de la iglesia, les recordó a muchos las fuerzas pacíficas que justamente ese mismo día 30 habían llevado a la caída del muro de Berlín y a una nueva era en una Europa unida. Gerhard Proß, moderador de la iniciativa, vio un “hilo de oro” que une estos eventos y una misión para el futuro: “En tiempos de alejamiento y tendencias a la demarcación queremos ser con “Juntos por Europa” un signo profético para una convivencia y una colaboración creíble en Europa”.

Andrea Fleming

www.together4europe.org/en/

En Irlanda del Norte, 30 obispos de diferentes Iglesias

En Irlanda del Norte, 30 obispos de diferentes Iglesias

“En un mundo dividido, unidos en Cristo” es el título de la reunión anual celebrada del 21 al 25 de octubre, que desde hace treinta y ocho años reúne a obispos de varias Iglesias. Un evento ecuménico que muchos han llamado histórico para la tierra de Irlanda. “Es realmente profético que Belfast haya acogido este evento ecuménico internacional con reflexiones de gran esperanza, aun en medio de tanta división”. ¡El Espíritu Santo está soplando! Es Darren O’Reilly, co responsable de la comunidad Koinonia con sede en Belfast, el autor de este tweet que resume el corazón, y también la excepcionalidad, de lo que sucedió del 21 al 25 de octubre en Irlanda del Norte, con motivo de la trigésima octava cita de los Obispos de diferentes Iglesias amigos de los Focolares. El objetivo de esta edición ha sido compartir reflexiones y testimonios sobre el desafío de la unidad en Cristo, en un mundo tan dividido como el actual. Estas reuniones, promovidas por el Movimiento de los Focolares, ofrecen a los obispos un espacio para el diálogo y el intercambio en torno a la espiritualidad de la unidad. Para esta edición, los 30 obispos pertenecientes a 18 Iglesias, procedentes de 14 países, se reunieron en las ciudades de Larne y Belfast, eligiendo como cada año, para su congreso anual, un lugar simbólico. Este año un lugar donde los obispos pudieron ver el “proceso de paz”, es decir, el compromiso de reconciliación en una sociedad dividida. Los participantes pudieron conocer la historia y el camino ecuménico actual de Irlanda, quedando muy admirados por las relaciones constructivas y los notables frutos. El obispo anglicano Trevor Williams, de la Iglesia de Irlanda, quien ofreció un apreciado discurso sobre la historia del cristianismo en Irlanda, comentó: “Ha sido alentador escuchar la preocupación de los obispos por nuestros ‘asuntos inconclusos’ de construcción de la paz y la alegría por asistir a tantas actividades emprendidas por cristianos de diferentes tradiciones para sanar la brecha”. El obispo local Noel Treanor de Down y Connor ha dado un aporte importante trazando el panorama eclesial, social y político. En Belfast, los obispos visitaron lugares importantes para la reconciliación y la paz, como el Centro metodista en el este de Belfast, donde los recibió el pastor Brian Anderson, quien también es presidente del Consejo de las Iglesias de Irlanda, y participaron en los servicios litúrgicos de la Iglesia presbiteriana, anglicana y católica. Y en la Iglesia católica de San Patricio, ante los fieles, los obispos dieron testimonio de cómo viven el “mandamiento nuevo” de Jesús, renovando un “pacto”, un compromiso solemne de amar a la Iglesia de los demás como la propia. Este pacto es, cada vez, uno de los momentos más importantes de estos eventos. Pero será la tarde abierta del 23 de octubre en la sesión celebrada en Larne que permanecerá en el corazón de muchos: un momento definido como “histórico”. La tarde, el obispo católico de Limerick, Brendan Leahy, la describió: “Fue como la experiencia de los discípulos en el camino a Emaús que sintieron arder sus corazones mientras Jesús les explicaba y hablaba con ellos”. Participaron más de cien personas de toda Irlanda, de muchas Iglesias (Apostólica de armenia apostólica, la Iglesia de Irlanda (anglicana), Ortodoxa (patriarcado de Antioquía), Presbiteriana, Católica, Metodista, Morava, Luterana y Siro-Ortodoxa). Presentes el presidente de la Iglesia Metodista en Irlanda y el representante del Moderador de la Iglesia Presbiteriana en Irlanda, representantes del Consejo irlandés de Iglesias, del Comité de Iglesias en Irlanda, del Consejo de las Iglesias de Dublín, así como de varios movimientos y grupos. Esta cita con la participación de obispos de varias iglesias destaca los frutos del “diálogo de la vida” que Chiara Lubich siempre ha alentado a vivir: un diálogo hecho por el pueblo que también incluye a sus pastores. Un pueblo unido en Cristo por el amor vivido por todos. Un ejemplo fue el testimonio de verdadera amistad en Cristo y de la colaboración de los dos arzobispos de Armagh, Eamon Martin, católico y Richard Clarke, anglicano, ambos primates de toda Irlanda. Un “diálogo de la vida” que, en Irlanda, también toma forma en un compromiso con los desafíos y heridas sociales y civiles, como adhesión a “Embrace Northern Ireland” que se ocupa de la acogida a los refugiados; la organización del “Four Corners Festival” (“El Festival de las 4 esquinas”) que apoya la reunión y la amistad más allá de las barreras geográficas y sectarias que todavía están presentes en Belfast. La participación en las reuniones del Consejo de las Iglesias de Dublín con el que colaboran 14 Iglesias. El pastor Ken Newell, ex moderador de la Iglesia Presbiteriana en Irlanda, describió el evento como un “nuevo Pentecostés, en el que cristianos de diferentes Iglesias de todo el mundo se unieron en el Espíritu, donde la unidad de la Iglesia se sintió para el bienestar mundial”.

Stefania Tanesini

Evagelio vivido: hacerse uno

“Para amar como cristianos hay que “hacerse uno” con todos los hermanos […]: entrar lo más profundamente posible en el corazón del otro; comprender realmente sus problemas, sus exigencias; compartir sus sufrimientos, sus alegrías; inclinarse frente al hermano; hacerse de algún modo igual a él, hacerse el otro. Así es el cristianismo, Jesús se hizo hombre, se hizo uno de nosotros para hacernos a nosotros semejantes a Dios; de esa manera el prójimo se siente comprendido, aliviado” . (Chiara Lubich) Un alumno a quien no había que aprobar Un día una colega me confesó preocupada que un alumno, a quien también conozco por otras materias, era un candidato a no aprobar el examen. Le pregunté si en alguna materia el chico se desempeñaba bien: “¿No habría que sostenerlo?”. Mi colega cambió su tono: “Bueno, en realidad hay materias en las que incluso le va muy bien”. Juntos reflexionamos sobre cómo hacer. Luego invitamos al alumno a conversar con nosotros y le presentamos la situación. A las pocas semanas las cosas cambiaron de un modo imprevisible. Encontrándome un día con esa misma colega, me dice: “Todo esto me hizo mucho bien también en la relación con mis hijos. Estaba tremendamente enfadada con el mayor porque pierde tiempo con la guitarra y descuida todo lo demás. Tras este compromiso con el alumno, empecé a alentarlo. Me cantó dos poesías a las que les había puesto música; fue una sorpresa no sólo para mí, sino también para mi marido. Sus hermanos en cambio, cómplices, conocían su talento. Haces algo por alguien y tu corazón se abre y ves lo que antes no veías”. (C.A. – Polonia) Esposa y suegra Un amigo me compartió su dolor que consistía en no conseguir que su esposa y su suegra se reconciliaran. Peleas y resentimientos ponían de malhumor a toda la familia y los hijos quedaban afectados por ello. Lo escuché mucho. Lo único que atiné a decirle es que no se alineara en ninguno de los dos bandos, sino que escuchara tanto a la una como a la otra. Luego, siguió la vida, y traté de estar cerca de esa familia en problemas haciéndome presente con algún regalo o alguna torta. Después de un tiempo mi amigo vino a verme a mi trabajo. Todo se había resuelto de una manera inimaginable. “Fue tu escucha lo que me dio la fuerza de ayudar a resolver la cosa”. (J.F. – Corea) Dar suscita el don Le había ofrecido a una persona indigente una botella de agua que siempre llevo conmigo en el coche. Un día, sentía mucha sed y me detuve frente a una fuente, pero no era sencillo poder beber: habría necesitado una botella para poder acercarla a la surgente, pero ya no la tenía. Estaba por seguir mi camino cuando un anciano que había estado cargando botellas de agua en su coche, me preguntó si tenía sed. “Sí, pero como Ud. ve no puedo acceder al agua”. Entonces, deseándome felicidad, me dio una de sus botellas, que entraba justo en el sitio que tengo en mi coche para ello, y ahora verla me llena de optimismo, porque me recuerda que dar suscita el don. (R.A. – Albania) La fuerza de una amistad Encontrándome un día con una amiga de la parroquia, llegó a decirme que yo tendría que haberme dedicado más a mi familia. ¿Qué podía saber ella, que ni siquiera está casada? Pero de todos modos esa frase me inquietó y no me dejó en paz. Analicé la relación que tenía con mis cuatro hijos. Me parecía que estaba todo en su lugar, pero… con M. había algo que no funcionaba. Entonces, mientras él estaba en su habitación escuchando música, encontré una excusa para irlo a ver y le pregunté su opinión sobre un cierto tema. Él, pasados unos minutos, se largó a llorar. Fue raro para mí, porque lo veía siempre como un muchacho fuerte y seguro. Pero al poco tiempo llegó a decirme el núcleo del problema: había tenido una gran desilusión con su novia y no había estado lejos del suicidio. Me quedé petrificada. Mi amiga me había abierto los ojos. Luego, les dediqué esa misma “atención” a mis otros hijos. Yo creía ser una madre perfecta, que tenía todo bajo control; pero me faltaba un amor actual, dispuesto a los imprevistos. (F.G. – Filipinas)

Recogido por Stefania Tanesini (extraído de El Evangelio del día, Città Nuova, anno V, n.6,novembre-dicembre 2019)

Trabajar para realizar la unidad

Trabajar para realizar la unidad

El aporte del Movimiento de los Focolares al diálogo entre las Iglesias cristianas. La intervención de María Voce en el Angelicum, de Roma, por los 25 años de la Encíclica Ut unum sint “Todo inició a partir del descubrimiento que Dios es Amor”. María Voce, Presidente del Movimiento de los Focolares, identificó así el punto de partida del itinerario que ha llevado a la progresiva intuición y definición de la espiritualidad de la unidad, que anima al Movimiento fundado por Chiara Lubich. En su intervención en la Universidad de Santo Tomás de Aquino, de Roma, en el ámbito de un ciclo de conferencias dedicado a los 25 años de la Encíclica Ut unum sint, la Presidente de los Focolares puso de relieve el aporte que el carisma donado por Dios a Chiara Lubich, y la espiritualidad de comunión que de él surge, ofrecen al camino de unidad entre las Iglesias cristianas. Los puntos fundamentales de la espiritualidad evidencian los pasos del camino que lleva a la unidad de la familia humana. Para realizar la oración de Jesús en la Cruz «…que todos sean uno», “que se convirtió en la finalidad del Movimiento de los Focolares”. El descubrimiento del Amor de Dios que es Padre suscitó la conciencia de que todos somos hermanos. Y por lo tanto, explicaba Chiara Lubich, «Amar a Dios como hijos significaba amar a los hermanos». De ahí deriva –afirma María Voce- otro de los puntos cardinales de la espiritualidad de la unidad: el amor al prójimo. Que concretamente se aplica siguiendo los caminos del Evangelio. «El carisma de la unidad – cita la Lubich – enseguida lo percibimos como (…) una luz para comprender mejor el Evangelio, fuente de amor y de unidad, y fuerza para vivirlo con decisión». Pronto nos dimos cuenta –dice- que el mandamiento nuevo de Jesús, “…ámense los unos a los otros como yo los he amado” (Jn. 13, 34), indicaba la medida del amor. Ese “como” significaba “dar la vida dispuestos a morir por el otro”, como hizo Cristo. Y así los primeros focolarinos empezaron a vivir el amor recíproco, estableciendo entre ellos un pacto de unidad que constituyó “el inicio de un estilo de vida particular que el Espíritu Santo proponía: un estilo comunitario”. Al poner en práctica el amor recíproco, Chiara y sus compañeras hicieron la experiencia de la presencia de Jesús en medio de ellas. La Presidente de los Focolares cita a la Lubich: «Advertimos en nuestra ama un salto de calidad; una nueva paz (…) Nos dimos cuenta de lo que estaba sucediendo cuando leímos en el Evangelio las palabras. “Donde dos o tres están reunidos en mi nombre yo estoy en medio de ellos” (Mt. 18, 20). La caridad recíproca nos había unido (…) Jesús presente sellaba entre nosotros la unidad». Es a partir de esta búsqueda de la presencia de Jesús –explica María Voce- que nace el nombre con el cual es conocido el Movimiento de los Focolares: “Obra de María”, como expresión de la tensión a hacer de ella un modelo. Como María generó a Cristo, así los focolares viven tratando de generar entre ellos y con los demás la presencia de Jesús. Al vivir la espiritualidad de la unidad, pronto se dieron cuenta de que la misma podía aplicarse a varios contextos. “Al inicio de los años ’60 –cuenta- Chiara Lubich entró en contacto con hermanos y hermanas de la Iglesia Luterana, después con los anglicanos, bautistas, metodistas, ortodoxos y miembros de las Iglesias Orientales ortodoxas, y descubrió que esta presencia de Jesús en medio se podía establecer también entre cristianos de Iglesias diversas”. Este descubrimiento dio inicio a caminos de diálogo, tanto a nivel teológico como en el plano “de la vida”, sostenido por la experiencia concreta de unidad entre cristianos de Iglesias distintas dentro del Movimiento que ya era una realidad. Sin embargo, no era extraño hacer también la experiencia de la falta de unidad. Una condición que para los Focolares es sin embargo la posibilidad de “trabajar” para reconstruirla. “El camino para realizar la unidad –explica María Voce dejando la palabra a Chiara Lubich- es Jesús abandonado en la Cruz: «Porque a Jesús lo podemos reconocer en todos nuestros males, nosotros podemos descubrir su rostro detrás de cada dolor, abrazarLo, en cierto modo, en estos sufrimientos (…) y decirle nuestro sí, así como hizo Él. (…) y así El vivirá en nosotros, como Resucitado». Más tarde – prosigue – Chiara descubrió a Jesús abandonado también en las divisiones entre las Iglesias cristianas; trabajar también aquí, para sanar la unidad rota es «la principal obra del Movimiento de los Focolares». En esta perspectiva, María Voce puso finalmente en evidencia el aporte que una experiencia de unidad entre teólogos de varias Iglesias “podría ofrecer al diálogo ecuménico”: “Si los teólogos se dejan guiar para ser uno en Cristo” Jesús “facilitará la comprensión de los diversos puntos de vista teológicos” y “la verdad será descubierta juntos”. Un último pasaje lo dedicó al carisma de la unidad como camino de santidad. María Voce recordó que recién concluyó la fase diocesana del proceso de canonización de Chiara Lubich, que ahora se está estudiando en el Vaticano.

Claudia Di Lorenzi