Feb 10, 2019 | Sin categorizar
Con motivo de la “Jornada mundial del enfermo” proponemos una breve reflexión de Chiara Lubich sobre la enfermedad y sobre las comunidades del Movimiento en las que viven personas enfermas. Como saben, toda nuestra vida, porque es cristiana, es una revolución. Es una revolución del modo de pensar, es un ir contracorriente. Ahora bien, viendo cómo son considerados los enfermos en el mundo, observamos que, especialmente si la enfermedad se prolonga o es incurable, se les considera, en cierto modo, diferentes de los sanos, como una clase aparte. La sociedad de hoy, en realidad, no comprende el valor del dolor y queriendo olvidarlo, como quiere hacer también con la muerte, margina a los enfermos. Es algo anticristiano, gravísimo, porque el primer marginado debería ser entonces Jesucristo en la cruz. Por eso estas comunidades especiales en las que viven personas enfermas, aunque son sin duda como las demás, son también especiales por el bien que producen y porque tienen la posibilidad de testimoniar al mundo qué es el dolor para un cristiano. El dolor es un don que Dios hace a una criatura. Y esto no es solo un modo de hablar para consolarnos o para consolar a los enfermos. Todos los que tienen poca salud son verdaderamente amados por Dios de una manera especial, porque son más semejantes a su Hijo. (Chiara Lubich, ¿Por qué me has abandonado?, 1998, pp.110-111)
Feb 8, 2019 | Sin categorizar
Manso pero decidido, con la convicción de que el Evangelio es una de las páginas más revolucionarias de la historia, capaz de cambiar el mundo. Por esto vivió Marco Aquini. Nos ha dejado hace un mes, el 4 de enero pasado El encuentro con Marco dejaba una marca: era alguien de una muy poco común genuinidad que con su mirada profunda se dirigía directamente a tu corazón, y con pocas palabras, sin dar vueltas, respondía con gestos concretos a tus necesidades, te daba un consejo pero sin imponerte nada, por el contrario te suscitaba la respuesta desde tu interior. Había nacido en 1958 y fue uno de los primeros jóvenes de su región, el Friuli (norte de Italia) que adhirieron a los Focolares; una tierra en donde la gente es de una solo pieza, seria, trabajadora, disciplinada. Conoció pronto la crudeza que a veces la vida tiene reservada, como cuando perdió a su padre en un grave accidente. Pero el encuentro con la espiritualidad de los Focolares le dio un vuelco a su historia. Durante un encuentro con los Gen (los jóvenes de los Focolares) en1978, advirtió el llamado a donarse a Dios como focolarino y siguió la invitación de Chiara Lubich a firmar un compromiso de fidelidad hasta la muerte. Se trataba del “Pacto del hasta el final”, que quedó como algo histórico; en esa ocasión le escribió a Chiara: “Antes de conocer el Ideal* estaba encerrado en mi mundo dorado. Viviéndolo estoy saliendo de mí mismo. Vuelvo con la convicción de que cuento con la fuerza potencial de cambiar el mundo en donde vivo”. Ofrece con pasión su contribución, primero en Alemania, luego nuevamente en Italia, en el centro del Movimiento de los Focolares, especialmente en la fundación de dos organismos al servicio de los últimos y de la paz: AMU, “Asociación por un Mundo Unido”, y “New Humanity”, la ONG del Movimiento acreditada ante la ONU. Durante años actuó también en calidad de consejero central para el aspecto de la “Comunión de los bienes, Economía y Trabajo”; fue corresponsable del movimiento Jóvenes por un Mundo Unido. Desde el año 2000 estuvo al lado de Chiara y de Eli Folonari en la conducción de la Conexión CH, la video-conferencia que desde 1980 reúne periódicamente a la familia de los Focolares en el mundo. Pero la vida le tenía preparada otra inesperada experiencia, la muerte inexplicable de su hermana Chiara, ya frágil en su salud. Sufrió mucho junto a su madre, mientras proseguía la búsqueda hasta que se encontró el cuerpo. En esa tragedia, Marco logró reconocer el amor de Dios que le dio la fuerza de sostener a su familia. Con su madre Franca, Marco colaboró luego en el nacimiento de una casa de acogida con el nombre de su hermana, para la reinserción social de los discapacitados físicos y psíquicos y, aun a la distancia, mantuvo siempre la relación con la asociación. Se dedicó también a la enseñanza académica en la Pontificia Universidad Santo Tomás de Aquino de Roma y siempre en el ámbito de la economía dentro de los Focolares asumió el cargo de miembro del actual Consejo de administración de la revista Città Nuova. Su amor por los últimos lo comprometió también en su ofrecimiento de asistir en forma competente a un grupo de escucha de la Caritas. En noviembre de 2018 compartió con muchos amigos el descubrimiento de una grave enfermedad y afrontó esa nueva etapa con una renovada elección de Dios, que le dio profunda alegría, a pesar de los fuertes dolores físicos. María Voce, en el telegrama enviado a la comunidad de los Focolares en el mundo, pone en luz su vocación de focolarino, su estilo sobrio, claro y directo que se refleja en la palabra del Evangelio que Chiara Lubich le propusiera para vivir: “Que vuestro lenguaje sea: «Sí, sí», «No, no»” (Mt 5,37), y la manera extraordinaria como vivió su enfermedad. El último tramo de vida de Marco dejó a todos sin palabras, en la aparente imposibilidad de seguirle los pasos en el rápido agravarse de su salud, que en dos meses solamente lo llevó, la mañana del 4 de enero, a alcanzar la meta del Cielo. En su funeral había gente de todo tipo, todos vinculados a él de alguna manera y, juntos, escalando ya no sus amadas montañas, sino las cimas de la vida, acompañados por su ejemplo auténtico y luminoso.
Patrizia Mazzola
*La espiritualidad de los Focolares
Feb 8, 2019 | Sin categorizar
¿Qué tienen en común Medellín, Katowize y Kingersheim? A pesar de la distancia cultural, lo que los une es el proyecto social y civil. Están ubicados geográficamente en dos continentes diferentes y en tres áreas culturales distantes. Estos son Medellín (Colombia), Katowize (Polonia) y Kingersheim (Francia). Son ciudades que han aceptado el desafío de colocar el bien común en el centro en el sentido más auténtico y no como una suma de intereses privados. Las administraciones y la ciudadanía han trabajado para encontrar una manera de romper el egoísmo, la pobreza, la soledad y reconocerse mutuamente como hermanos. Los protagonistas en el campo son, respectivamente, Federico Restrepo, Danuta Kaminska y Jo Spiegel que en el congreso “Co-Governance. Corresponsabilidad en las ciudades de hoy” han contado sus tres historias, diferentes pero con un solo leitmotiv. La primera historia es contada por Federico Restrepo, ingeniero y ex director de EPM – Empresas Públicas de Medellín (Colombia), quien, junto con otros amigos, no se rindió ante la inevitabilidad de la situación que parecía más grande que sus fuerzas. Medellín, una ciudad con casi tres millones de habitantes, como muchas otras ciudades de América del Sur, demuestra una fuerte tendencia de crecimiento de las áreas urbanas en perjuicio de la población rural.
“En algunos barrios de Medellín se encuentran poblaciones que intentan construir su propia ciudad en las periferias de la ciudad”, dice Restrepo. Durante algunos años, se ha iniciado una experiencia piloto en los barrios nacidos de migraciones forzadas para implementar proyectos urbanos integrales. La inmigración, aumentando en Colombia también debido a la crisis venezolana, no se puede resolver construyendo muros: “Tenemos la responsabilidad, continúa él, de establecer relaciones entre las ciudades para resolver este problema social que está atravesando nuestra sociedad”. Pero no es solo una cuestión de planificación urbana, surgen otros desafíos para redescubrir el corazón de la ciudad y hacerla latir. La experiencia que narra Danuta Kaminska es el vínculo entre el continente americano y Europa. Administradora
pública del Consejo de la Silesia Superior, en Polonia, presenta historias comunes, pero al mismo tiempo extraordinarias, de la acogida por parte de los ciudadanos de Katowize para favorecer la inserción de inmigrantes, en su mayoría ucranianos. Sólo el año pasado alcanzaron la cifra de 700.000. “Para activar la co governance en nuestra ciudad, entendimos que hay que apoyar a los ciudadanos. Colaboramos con comunidades religiosas y organizaciones no gubernamentales para la integración, como el apoyo a las comunidades judías y musulmanas”. Katowize, dos millones de habitantes, ha sufrido un profundo cambio a lo largo de los años, se ha transformado de una ciudad industrial a sitio de la UNESCO y ha sido sede de la Conferencia de las Partes sobre el Clima de 2018 (COP24).
Si la ciudad es un espacio para la transformación, si la democracia debe ser fraterna, la participación y la espiritualidad deben ser alimentadas. Estamos hablando de administradores que son facilitadores de los procesos de toma de decisiones y Jo Spiegel, alcalde de Kingersheim, ciudadano francés de aproximadamente 13,000 habitantes, continúa gastando todas sus fuerzas para devolver a su ciudad un rostro multifacético donde pueden coexistir diferentes culturas y generaciones. “Hace veinte años, dice el alcalde, fundamos un ecosistema democrático participativo, dando vida a la ‘Casa de la Ciudadanía’, un lugar privilegiado donde se aprende a vivir juntos, ciudadanos y políticos”. Se completaron más de cuarenta proyectos, como la revisión del plan urbano local, la planificación del tiempo del niño, la creación de un lugar de culto musulmán. “La fraternidad no se delega, no se decreta. Está dentro de nosotros, está entre nosotros. Se construye”.
Patrizia Mazzola
Feb 6, 2019 | Sin categorizar
El complejo narra la experiencia en Gran Bretaña y Luxemburgo y luego en Panamá para la JMJ. Su viaje continúa ahora a Cuba, Guatemala y El Salvador. En el último álbum “From the inside outside” se ve una mirada positiva de las personas: todas tienen la oportunidad de encontrar en sí esa luz que pueden dar a los demás. ¿Es así?
Adriana: A menudo escuchamos que hoy la sociedad está atravesando una noche cultural, donde hay tanta “oscuridad” y las divisiones son más evidentes. Queremos que el mensaje de este álbum sea una invitación a sacar la esperanza que tal vez esté escondida bajo las cenizas, reavivándola. El álbum nace de la experiencia hecha con miles de jóvenes durante nuestras giras. Gracias al proyecto “Start Now”, un programa con talleres artísticos y un concierto final, tenemos la oportunidad de vivir en estrecho contacto con las nuevas generaciones. Nos damos cuenta de los desafíos que afrontan, pero también de sus bellezas. Generalmente, ofrecemos nuestra experiencia, pero nunca desde arriba como alguien que ya ha resuelto todo. Sino que junto a ellos miramos los desafíos e intentamos afrontarlos y darles una respuesta. Varios nos han dicho: “Cuando regrese a casa, las circunstancias externas no habrán cambiado, pero las afrontaré de manera diferente”. ¿Crees que la música, el canto, el baile funcionan para entrar en contacto con los jóvenes? Sally: Las disciplinas artísticas tienen estas características: facilitan el diálogo, la apertura y los resultados a menudo sorprenden. Una vez en una escuela, una estudiante sufría de mutismo selectivo, es decir, había decidido no hablar más. Cuando ella se inscribió en el grupo de cantos, nos preguntamos: ¿qué hará? El primer día no abrió la boca. El segundo agradeció, el tercero se ofreció a cantar una segunda voz. Al regresar a casa llorando, confió a su madre: “Encontré mi voz”. Incluso los maestros se conmovieron: “No podemos creer, ella siempre estaba sola, ahora comienza a hablar con los demás, a relacionarse…”. Esto es solo un ejemplo, pero habría muchos otros. En la canción “Not in my name” se aborda la relación entre cristianos y musulmanes. ¿Cómo nació? Adriana: Queríamos expresar solidaridad con nuestros amigos musulmanes y resaltar los valores que compartimos, sabiendo que muchos de ellos están sufriendo, porque se está difundiendo una imagen no correcta de los musulmanes y porque el corazón de su religión no es lo que difunden los medios de comunicación. Además, la misma experiencia al crear la canción fue un signo de diálogo: también nos inspiraron las palabras del Dr. Mohammad Ali Shomali, Director del Instituto Internacional de Estudios Islámicos en Qum (Irán) que conocimos en Loppiano. Afirma que todos somos gotas que reflejan el rostro de Dios y juntos podemos ser un océano de amor. Cuando leyó las palabras de la canción, dijo que se sentía expresado. Para el arreglo de la pieza hemos involucrado a Rassim Bouabdallah, miembro de los Focolares de religión musulmana, quien tocó el violín en la grabación.
Ahora están en América Central, donde también participaron en la JMJ, ¿cómo va el viaje? Alessandra: En Panamá, en las ciudades de Chitré y Colón, hemos realizado un concierto con jóvenes para miles de peregrinos con motivo de la JMJ: estar en el escenario con ellos ha sido escuchar y decir a tantos que podemos esperar juntos. La experiencia en el Instituto Penal de mujeres en la ciudad de Panamá también fue fuerte. Las mujeres realmente viven una vida difícil, pero hubo una escucha increíblemente profunda: cuántos aplausos espontáneos, cuántas lágrimas durante las canciones… Al final, muchas nos dijeron que parecía que habíamos vivido las mismas experiencias y que juntas podíamos levantarnos y mirar al futuro, en un lugar donde parecería imposible. Fue experimentar la misericordia de Dios que obra en nuestras vidas más allá de cualquier circunstancia.
Anna Lisa Innocenti
Feb 5, 2019 | Sin categorizar
Actuar en primera persona y vivificar de nuevo las relaciones heridas en el tejido de la ciudad Paliza Desde cuando en México empezó la lucha contra el narcotráfico ha habido muchas víctimas, y no siempre todas delincuentes. Hace un tiempo volvía de mi trabajo a casa, cuando se me acercó un muchacho para pedirme un cigarrillo. Justo en ese momento llegaron los agentes de la policía y nos registraron. Luego, empezaron a golpear e insultar al joven, dejándolo en la calle herido y ensangrentado. Yo había asistido a la escena impotente. Lo ayudé a levantarse y le di el poco dinero que tenía en ese momento. Él me abrazó y me dijo: “Con este dinero mi familia hoy comerá”. (Abraham – México) Intercambio de cartas Con los chicos del catecismo tratamos el tema de las obras de misericordia. Para ponerlas en práctica se nos ocurrió escribirles a algunas mujeres detenidas. Le expuse el proyecto al director de la cárcel, que enseguida rechazó mi idea. Pero luego, consultándose con otros, se convenció de lo bueno del proyecto, que podría tener efectos positivos en esas mujeres. De ese modo, el intercambio fue aprobado y desde entonces los chicos se pusieron manos a la obra, preparando dibujos y cartas para entregar a las detenidas. (Prisca – Suiza) Bazar Conocía algunas familias pobres y quería ayudarlas. En la oficina, una colega me pregunta si me interesaba algo de ropa usada pero en excelentes condiciones y juguetes de sus hijos ya mayores. Le hablé de mi deseo, y ella misma involucra a los demás. En resumen, recolectamos muchas cosas en un garaje, que entregamos o vendimos en un bazar. Con las ganancias ayudamos a muchas familias en dificultad. Otro colega, generalmente muy gruñón, después de esta experiencia dijo que no podíamos parar. Continuamos mirando alrededor para ver a quién ayudar. (R.A.R. – Brasil)
Recopilado por Chiara Favotti
Feb 4, 2019 | Sin categorizar
Muchos proyectos humanitarios tratan de aliviar las dificultades de la población. Desde el 2012, también el Movimiento de los Focolares ofrece apoyo y asistencia mediante el trabajo de las Asociaciones AMU y AFN. La fuerte devaluación de la moneda, el aumento imparable del costo de la vida ante una constante contracción de los servicios públicos son sólo algunos de los rubros que componen el balance social y civil de siete años de guerra en Siria. Entre la población los efectos son siempre más pesados. Existe quien ha perdido el trabajo y se ha visto obligado a gastar sus ahorros para sobrevivir y tratarse en un país donde los médicos, los profesores y muchos profesionales han tenido que emigrar al extranjero. En esta situación de extrema dificultad, como nos escriben los referentes de los proyectos que se llevan adelante en Siria por parte de la comunidad de los Focolares, a través de las Asociaciones sin fines de lucro AMU y AFN, florecen “valores maravillosos como la solidaridad, la acogida, la fraternidad. Dios trabaja dando a cada uno apoyo y valor”. Gracias al proyecto “Emergencia Siria”, más de 200 familias desplazadas de Damasco, Homs, Alepo, Kafarbo e del litoral, son visitadas regularmente por equipos de voluntarios que en varios momentos, nacimientos, cumpleaños y en las distintas fases de la vida escolar, les han hecho llegar su apoyo, siempre respetuoso de su sensibilidad y dignidad. Gracia a la ayuda del proyecto han podido pagar los gastos de los estudios, comprar electrodomésticos necesarios, cobijas, comida. Pero sobre todo se han sentido acompañadas en esta difícil fase de sus vidas.
A los programas de asistencia sanitaria, educación y de ayuda a la renta familiar, que funcionan ya desde hace seis años, se sumaron recientemente otros, especialmente en el sector de la formación profesional y la enseñanza. “Este compromiso nace con el objetivo de responder no sólo a las necesidades materiales más urgentes de las personas asistidas, sino para poder ofrecer también oportunidades de trabajo, especialmente a los jóvenes, que de lo contrario, dada la actual situación del país, estarían desocupadas”. En Dueila, durante el año pasado, más de 90 niños participaron en un programa de apoyo escolar logrando óptimos resultados. Durante los meses de vacaciones, el centro permaneció abierto y acogió hasta 115 niños. “Algunas madres nos dijeron que sus hijos, aunque estuvieran enfermos o tuvieran otros programas familiares, siempre preferían venir aquí”. En Homs, surgió otro centro para niños y adolescentes, que tomó el nombre de “Generación de la esperanza”. Los estudiantes que lo frecuentan han superado brillantemente los exámenes en sus escuelas de proveniencia. Aquí también se les ofrece la posibilidad de apoyo psicológico tanto para los niños como para sus padres. “Trabajamos especialmente con los traumas sufridos debido a la guerra. Estos momentos ayudan a hacer renacer la confianza y a encontrar una solución para tantos problemas”. Siempre en Homs, pero también en Kafarbo, desde hace más de dos años hay un proyecto de asistencia sanitaria que ha permitido conocer a más de un centenar de personas con necesidad de tratamiento médico especializado. “Tratamos de colaborar con otros organismos para poder ayudar a los pacientes también cuando el costo de los tratamientos o de las intervenciones quirúrgicas supera nuestras posibilidades”.
Chiara Favotti