Movimiento de los Focolares

Cuidado y conservación de la Creación

  El 1º de septiembre de cada año se celebra la Jornada Mundial por el cuidado de la Creación. Este año es las 13ª edición. Se trata de una iniciativa de la Iglesia Ortodoxa a la que han adherido otras iglesias cristianas, comprometidas en descubrir en un horizonte ecuménico el compromiso por el respeto y cuidado de la Creación. Desde el 2015, también la Iglesia Católica se ha unido a este llamado, que está dirigido a todos los hombres, a la responsabilidad por la creación y la tutela de la vida de todos los pueblos de la tierra. En 2017, para sellar este compromiso común, el Papa Francisco y el Patriarca ecuménico Bartolomé I de Constantinopla firmaron un documento en el cual se lee, entre otras cosas: «El ambiente humano y la naturaleza se están deteriorando contemporáneamente, y tal deterioro del planeta gravita en las personas más vulnerables. El impacto de los cambios climáticos repercute, en primer lugar, en quienes viven en situación de pobreza en cada ángulo del globo terráqueo. Nuestro deber de usar responsablemente los bienes de la tierra implica el reconocimiento y el respeto de cada persona y de todas las criaturas vivas. La llamada y el desafío urgente de cuidar la Creación constituyen una invitación a toda la humanidad para trabajar por un desarrollo sostenible e integral […]. Estamos convencidos de que no existe solución genuina y duradera al desafío de la crisis ecológica y de los cambios climáticos sin una respuesta concertada y colectiva, debe existir una responsabilidad compartida que esté en grado de rendir cuenta de las propias acciones, dando prioridad a la solidaridad y al servicio».

Cuando la pobreza es un regalo

Cuando la pobreza es un regalo

«Cuando tenía seis años, mi madre me integró al programa de asistencia diurna de Bukas Palad, el proyecto social realizado por los Focolares a través de sus organizaciones AMU y AFN, tras haber conocido a una maestra que trabajaba allí. Recuerdo que me dijo: “Aquí aprenderás a tener una sonrisa luminosa”. Mi madre también participaba en las reuniones de formación y empezó a comprometerse como voluntaria. Inicialmente yo pensaba que lo hacía porque no tenía otra cosa que hacer, además de los trabajos de casa; pero luego cambié de opinión, viendo que iba también los sábados. Mi padre y mis hermanos notaban que ella estaba más feliz. Y yo también estaba feliz, atraída por el espíritu de amor recíproco y unidad que había entre los miembros del personal. Gracias al proyecto pude completar todo el curso de estudios hasta la graduación universitaria. Puedo dar testimonio de que Bukas Palad tuvo un rol fundamental en la mayoría de mis experiencias y de mis opciones de vida. Recuerdo muy bien todas las actividades que llevábamos a cabo en la escuela y durante los fines de semana, con todos los estudiantes, y la formación que recibimos y que nos hizo personas sensibles a las necesidades de los demás y que consideran la pobreza no como un obstáculo que te impide hacer lo que que quieres, sino como un regalo. A través del proyecto, conocí a Chiara Lubich y a los jóvenes del Movimiento de los focolares. Creciendo en ese contexto, aprendí que los sueños se pueden realizar y creemos que para cada uno de nosotros hay un plan de amor de Dios. Me gradué en Educación en la Universidad de Cebu, luego aprobé el examen de habilitación para maestras. Enseguida, una vez que me gradué, empecé a trabajar, acompañada por una gran “familia”, que siempre estuvo a mi lado, incluso cuando tuve que enfrentarme con el mundo del trabajo y la vida en general. Tanto en los momentos de tranquilidad y alegría como en los difíciles, tenía siempre como lema una frase de Chiara Lubich, “Ser familia”. Cuando pienso en Bukas Palad, entiendo bien lo que es una familia. Primero enseñé en una escuela privada, durante cinco años. Luego, en 2014, presenté una solicitud para trabajar en la escuela pública. Me asignaron una escuela de Mandaue, una ciudad que forma parte del área metropolitana de Cebu. Aquí las cosas eran completamente diferentes, no teníamos la misma organización y sistematicidad que conocía. Cuando enseñaba en la escuela privada, pensaba que para ser maestra había que tener un gran corazón y un corajudo entusiasmo. Pero ahora que trabajo en la escuela pública, creo que hay que tener un corazón aún más grande, un entusiasmo aún más valiente, una fuerza aún mayor. Cada vez, cuando me viene la tentación de abandonar este trabajo, algo me retiene. Son los chicos, sobre todo. En ellos me veo a mí y a mis compañeros, muchos años atrás, cuando soñábamos ser lo que somos ahora. Tal vez no pueda dar la misma ayuda y el mismo apoyo que mi familia y yo recibimos, pero trato de hacer las cosas lo mejor que puedo para transmitir el mismo amor».

Derrumbe a Limete (R.D. Congo)

Derrumbe a Limete (R.D. Congo)

El Movimiento de los Focolares sigue con aprehensión las noticias que llegan del accidente que sucedió esta tarde en la localidad de Limete, en el norte de Kinshasa, capital de la República Democrática del Congo. El derrumbe de un silos con varias toneladas de trigo, ha destruído amplios repartos del Hospital Moyi Mwa Ntongo, construído en el 2006 por el mismo Movimiento. Es incierto el balance de las víctimas, con dos muertos acertados, entre los cuales una mujer que se ocupaba de los servicios de lavandería. También se cuentan heridos y dispersos, y graves daños a las estructuras y maquinarias. En una nota reportada por la agencia local Actualite.cd la Dirección sanitaria del Hospital refiere que “pacientes gravemente enfermos y gravemente heridos han sido trasportados con urgencia a los hospitales cercanos” y que la prioridad en éste momento se orienta a liberar a quienes aún están bajo los escombros y en dar sostén a las personas involucradas en el accidente. Son significativos los daños a las estructuras, con la destrucción de los repartos de radiología, diagnóstica y otros servicios. Desde hace apenas dos años en el centro sanitario se habían inaugurado un reparto de maternidad y pediatría y una sala operatoria. El derrumbre del silos, de propiedad de la sociedad FAD Congo, habría interesado también a edificios cercanos, entre los cuales una fábrica, causando más víctimas. Algunas autoridades, como el intendente de la localidad de Limete, han llegado hasta el lugar. El Movimiento de los Focolares expresa su profunda participación y se une al dolor de las víctimas, asegurando la cercanía espiritual a las familias golpeadas por la calamidad.

A 70 años del encuentro entre Chiara Lubich e Giordani

A 70 años del encuentro entre Chiara Lubich e Giordani

LA POLÍTICA COMO VOCACIÓN 70 años después del encuentro entre Chiara Lubich e Igino Giordani en el Parlamento italiano Las raíces de la buena política se sitúan en las aspiraciones más profundas al bien común. Con el encuentro llevado a cabo en la Cámara de Diputados entre el parlamentario Igino Giordani y la fundadora del Movimiento de los Focolares, Chiara Lubich, se dio inicio a una historia que ha llegado a todas partes del mundo, y que ha impulsado el compromiso civil y político de hombres y mujeres que creen en la unidad de la familia humana. El encuentro tiene por objeto, además de conmemorar aquel evento, actualizar su mensaje para volver a proponerlo a la sociedad ante los desafíos de hoy. CENTRO CHIARA LUBICH / MOVIMIENTO POLÍTICO POR LA UNIDAD / MOVIMIENTO DE LOS FOCOLARES (CENTRO IGINO GIORDANI) Martes 18 de septiembre de 2018 – Hora: 16:30 Sala del Refectorio – Palacio San Macuto Vía del Seminario 76, ROMA Contacto: Centro Igino Giordani e-mail: info@iginogiordani.info

Palabra de Vida – Septiembre 2018

La Palabra de este mes procede de un texto atribuido a Santiago –figura de relieve en la Iglesia de Jerusalén–, el cual recomienda al cristiano la coherencia entre el creer y el actuar. En el comienzo del versículo se subraya una condición esencial: «desechar toda abundancia de mal» para recibir la Palabra de Dios y dejarse guiar por ella, y de ese modo caminar hacia la plena realización de la vocación cristiana. La Palabra de Dios tiene una fuerza muy peculiar: es creadora, produce frutos buenos en la persona y en la comunidad, construye relaciones de amor entre cada uno de nosotros y Dios y entre las personas. Y, según dice Santiago, ya ha sido «sembrada» en nosotros. «Recibid con docilidad la Palabra sembrada en vosotros, que es capaz de salvar vuestras almas». ¿Cómo es posible? Ciertamente, porque Dios pronunció ya en la creación una Palabra definitiva: el hombre es «imagen» de Él. De hecho cada criatura humana es el «tú» de Dios, llamado a la existencia para compartir la vida de amor y comunión de Dios. Pero, para los cristianos, es el sacramento del bautismo el que nos introduce en Cristo, Palabra de Dios que ha entrado en la historia humana. Así pues, en cada persona Él ha depositado la semilla de su Palabra, la cual llama a la persona al bien, a la justicia, a la donación y a la comunión. Esta semilla, acogida y cultivada con amor en nuestra «tierra», es capaz de producir vida y frutos. «Recibid con docilidad la Palabra sembrada en vosotros, que es capaz de salvar vuestras almas». Un lugar claro donde Dios nos habla es la Biblia, que para los cristianos culmina en los Evangelios. Es preciso acoger su Palabra en la lectura amorosa de la Escritura; y si la vivimos, podemos ver sus frutos. También podemos escuchar a Dios en lo profundo de nuestro corazón, donde con frecuencia sentimos la injerencia de muchas «voces» y «palabras»: eslóganes y ofertas de opciones y modelos de vida, o también preocupaciones y miedos… ¿Cómo reconocer la Palabra de Dios y hacerle espacio para que viva en nosotros? Hace falta desarmar el corazón y «rendirnos» a la invitación de Dios de ponernos a escuchar con libertad y valentía su voz, que suele ser la más sutil y discreta. Y esta nos insta a salir de nosotros mismos y aventurarnos por los caminos del diálogo y del encuentro con Él y con los demás, nos invita a colaborar para hacer una humanidad más bella, en la que todos nos reconozcamos cada vez más hermanos. «Recibid con docilidad la Palabra sembrada en vosotros, que es capaz de salvar vuestras almas». En realidad la Palabra de Dios puede transformar nuestra vida cotidiana en una historia que nos libera de la oscuridad del mal personal y social, pero pide nuestra adhesión personal y consciente, aunque sea imperfecta, frágil y siempre en camino. Nuestros sentimientos y nuestros pensamientos se parecerán cada vez más a los del propio Jesús, nuestra fe y nuestra esperanza en el Amor de Dios saldrán reforzadas, a la vez que nuestros ojos y brazos se abrirán a las necesidades de los hermanos. Así lo sugería Chiara Lubich en 1992: «En Jesús veíamos una profunda unidad entre el amor que Él tenía por el Padre celestial y el amor a sus hermanos los hombres. Había  una coherencia extrema entre sus palabras y su vida. Y esto fascinaba y atraía a todos. Así debemos ser también nosotros. Debemos acoger con la sencillez de los niños las palabras de Jesús y ponerlas en práctica con la pureza y luminosidad que tienen, con su fuerza y radicalidad, para ser discípulos como Él quiere, es decir, discípulos iguales a su Maestro: otros tantos Jesús dispersos por el mundo. ¿Podemos vivir una aventura más grande y más hermosa?»1. Letizia Magri   1 C. LUBICH, «Come il Maestro», en Città Nuova n. 36 (1992/4), p. 33.

María y la Iglesia

María y la Iglesia

«Efectivamente, la Virgen María […] es reconocida y venerada como verdadera Madre de Dios y del Redentor. Redimida de modo eminente, en previsión de los méritos de su Hijo, y unida a Él con un vínculo estrecho e indisoluble, está enriquecida con la suma prerrogativa y dignidad de ser la Madre de Dios Hijo, y por eso hija predilecta del Padre y sagrario del Espíritu Santo; con el don de una gracia tan extraordinaria aventaja con creces a todas las otras criaturas, celestiales y terrenas ». (Lumen Gentium, 53) « Ella sobresale entre los humildes y pobres del Señor, que confiadamente esperan y reciben de El la salvación.». (Lumen Gentium, 55) « Así avanzó también la Santísima Virgen en la peregrinación de la fe, y mantuvo fielmente su unión con el Hijo hasta la cruz, junto a la cual, no sin designio divino, se mantuvo erguida (cf. Jn 19, 25), sufriendo profundamente con su Unigénito y asociándose con entrañas de madre a su sacrificio…» (Lumen Gentium, 58) «El amor y la veneración de la Madre de Dios es el alma de la piedad ortodoxa, su corazón que da calor y vivifica a todo el cuerpo. El cristianismo ortodoxo es la vida en Cristo y en comunión con su madre purísima […] el amor a Cristo que no se puede separar del amor de la Madre de Dios […] El que no venera a María no conoce tampoco a Cristo, y una fe en Cristo que no incluye la veneración de la Madre de Dios, es otra fe. Otro cristianismo diferente del de la iglesia». (S. Bulgakov: La Ortodoxia, p. 356) «En María está presente el sí de la humanidad entera, y este sí incondicional es una copa que se ofrece, que acoge y que transmite. Y así ella, que vivió la hora de Dios, que pronunció repetidas veces el sí de la aceptación, que llevó en ella al verbo, ahora es Madre de la misericordia, salud de los enfermos y refugio de los pecadores, reina de los apóstoles y de la paz, madre de todos nosotros e imagen viva de la Iglesia». (Klaus Hemmerle, Scelto per gli uomini, p. 156)