Feb 5, 2018 | Sin categorizar
«El diálogo a 360 grados con todos, también con personas de otras convicciones, se convirtió en la característica de nuestra familia, con los hijos Pietro, Elena y Matteo». Annamaría y Mario Raimondi son un rio que fluye cuando cuentan sobre las innumerables experiencias vividas en su familia orientada al diálogo. Ahora viven en Lecco, pequeña ciudad tranquila del norte de Italia, sobre el lago Como (“que está solo a tres cuartos de hora de Milán”, puntualiza Annamaría). El es profesor de Química-Física de la Universidad de Milán, ella es maestra, ambos están jubilados. Pero sólo “formalmente”. Son muy vivaces y están en plena actividad, además de sus actividades familiares pues tienen ya tres nietos, también trabajan para la Diócesis, con una función referida al ecumenismo, y están al servicio de la comunidad de los Focolares del lugar. «Por mi trabajo – explica Mario- viajamos mucho siempre, especialmente a Inglaterra, a París y a USA. Conocimos la comunidad de los focolares de Boston, cuando estaba allá para hacer una investigación. La espiritualidad de la unidad nos abrió el corazón y la mente hacia muchos hermanos de culturas y credos religiosos distintos. Joe, un colega que conocí en París, es uno de éstos que con el correr del tiempo es ya casi un hermano». «En 1975- continúa Annamaria- con los hijos pequeños fuimos alojados en Bristol, en Inglaterra, en la casa de su familia.

Mario y Joe
Joe era hijo único de una familia judía, su padre era ruso y su madre era húngara, que por causa de la persecución habían escapado de Vienna, donde vivían, y se instaló en Inglaterra. La esposa de Joe, Zaga, hija de un coronel comunista de la ex Yugoslavia, era una mujer de grandes valores humanos y se consideraba atea. Sus cuatro hijos eran de la misma edad que los nuestros. Compartimos con ellos la vida de cada día, los juegos, el trabajo, en el respeto de las elecciones y de los distintos estilos educativos. Cuando volvimos a Milán, donde vivíamos en aquella época, la relación con Joe y Zaga continuó a través de cartas, llamadas telefónicas y muchos viajes de trabajo. Tiempo después Joe quiso acercarse a la fe, encontrando la relación con sus propias raíces. Fue inesperadamente, ya habían pasado 20 años, cuando se le diagnosticó una grave enfermedad. Los médicos dijeron: “Tiene un solo mes de vida” y nosotros corrimos hacia donde él estaba. Durante el funeral, en el que estábamos presentes, uno de sus hijos guió una oración judaica. Lo recordamos como un momento muy conmovedor» «También ahora, después de tantos años – cuenta Mario- la relación con Zaga y su familia continúa. Ella ahora está mayor y no goza de buena salud. A menudo hemos ido a visitarla, por ejemplo en ocasión del casamiento de las hijas y del nacimiento del primer nieto, que no por casualidad, ¡se llama Mario!. Compartimos todas las etapas de la vida: el crecimiento de los hijos, las vacaciones, la investigación científica… Entre nosotros no sólo existía un gran entendimiento humano sino algo mucho más profundo. Cada uno se siente libre de ser sí mismo y entre nosotros circula un amor desinteresado. Zaga, que también se considera no creyente, participó en la ordenación sacerdotal de Pietro, en la profesión religiosa de Elena y (¡tenía una pierna enyesada!), al casamiento de Matteo. Todavía hoy la relación entre nuestras familias continúa, compartiendo momentos sencillos, importantes y profundos».
«El verano pasado – continúa Annamaría- supimos que un señor inglés de 80 años había sufrido un infarto mientras estaba con un grupo de amigos paseando por el lago de Como. El hospital estaba bastante cerca de nuestra casa. Él y la esposa, no conociendo el italiano, estaban en dificultades. El resto de la comitiva, había regresado a Inglaterra. Durante su estadía en el hospital, que duró dos semanas, fuimos a visitarlo cada día, ayudándolo a comunicarse con los médicos, a encontrar un alojamiento para la esposa en el convento de las hermanas que vivían cerca del hospital, los ayudamos en las cosas cotidianas como si nos conociéramos desde siempre. Les llevamos la Palabra de Vida y compartimos momentos sencillos pero intensos. Cuando se volvían a su país, los acompañamos al aeropuerto. Fue allí que Antony, así se llama el esposo, nos dijo: “¿Les puedo dar una bendición?”. En ese momento descubrimos que era un ministro anglicano. El recuerdo de ese saludo tan especial está siempre con nosotros. Volviendo a Londres, Antony y su esposa, ya en estrecho contacto con la comunidad de los Focolares, nos agradecen todavía hoy recordando aquel momento con gratitud». Chiara Favotti
Feb 3, 2018 | Sin categorizar

Foto: www.afnonlus.org
«Hagamos nuestro el lema: “Amar con los hechos” (1 Jn 3,18). Jesús quiere hechos, quiere un amor hacia el prójimo que sea servicio concreto. Él mismo fue un modelo para nosotros con el lavatorio de los pies, por ejemplo. Amar con las obras. Sabemos que podemos hacerlo […] durante todo el día: una acción concreta en favor de un hermano, otra acción en favor de otro o de otros, y así sucesivamente. […] Entonces, al final de la vida, por estas acciones concretas, Jesús nos dará un premio proporcionado. Si ni siquiera un solo vaso de agua ofrecido a Él en el prójimo quedará sin recompensa (Cf. Mt 10,42), ¿qué será si damos muchos vasos de agua? […] Me ha impresionado saber […] que personas de nuestro Movimiento han promovido espontáneamente en el mundo, más de 200 obras o actividades en favor de los hermanos que se encuentran en distintos tipos de necesidad. Son obras de caridad en favor de enfermos, ancianos, desempleados, discapacitados; de personas solas, de estudiantes extranjeros; obras en favor de niños con problemas, de personas sin casa, de encarcelados, de toxicodependientes, de alcohólicos; son cursos de promoción humana y de catecismo; iniciativas en el campo de la economía, del trabajo, de la educación; son acciones en favor de todas las necesidades de los Países en vías de desarrollo, u originadas por calamidades naturales… He alabado a Dios porque ya desde los primeros años del Movimiento las, así llamadas, obras de misericordia fueron para nosotros, como nos sugería el Evangelio, condición imprescindible para un buen examen final y, por tanto, para una buena conclusión del Santo Viaje de la vida. En esta Conexión querría sugerirles que tomen en consideración una de estas obras, que la tengan en el corazón de una manera especial, que se interesen por ella, que ayuden a que se desarrolle, que la impulsen con los medios que estén a su alcance, que se sientan corresponsables de ella. […] Miremos a nuestro alrededor. Habrá actividades y obras concretas suscitadas en el Movimiento “Humanidad Nueva” o por “Jóvenes por un Mundo Unido” o por “Familias Nuevas” o por el “Movimiento Parroquial”. Estarán en sus Zonas o en otras. Vean cómo ponerse en contacto, quizás consultando con sus responsables. Acérquense a ellas con delicadeza, sin descomponerlas, sino sólo con el deseo de servirlas, aunque sea sólo con su oración. […] Entonces, así: amar con las obras y dar una mano a alguna de ellas. Que, por nuestro amor concreto y también por esa obra en particular, el Señor pueda repetir, refiriéndose a cada uno de nosotros: “Vengo pronto y traigo mi recompensa conmigo, para pagar a cada uno según sus obras” (Ap 22,12)». Chiara Lubich, Rocca di Papa, 12 de mayo de 1988 De CHIARA LUBICH – Buscando las cosas de arriba – Ciudad Nueva 1993 – págs. 94-96.
Feb 1, 2018 | Sin categorizar
Una respuesta inmediata Al inicio del verano siempre comprábamos leña y querosén para el invierno, pero ya era otoño y todavía no teníamos el dinero para asegurarnos la calefacción. Un día, hablando en familia, nos dijimos: “El Eterno Padre conoce nuestras necesidades y lo importante es tener confianza en él”. Ni siquiera habíamos terminado de hablar cuando llegó un amigo nuestro con un sobre que tenía dinero, fruto de una colecta. ¡Nunca habíamos tenido una respuesta tan inmediata de Dios quien provee a sus hijos! I.S. – Serbia En el dentista Un chico de nuestra comunidad tenía los dientes muy dañados, pero siendo de una familia pobre no podía arreglárselos. Un día lo acompañamos al dentista pero, llegando a la clínica donde ella trabajaba, nos dimos cuenta de que era frecuentada por personas ricas. Confiados en la providencia, igualmente entramos. Después de la consulta la doctora nos preguntó si podíamos pagar un trabajo tan costoso. Le explicamos que con los amigos, íbamos a organizar una venta de garaje para cubrir todos los gastos. La doctora, sorprendida, quiso saber algo más y concluyó diciendo, “Me pagan con lo que tienen”. Mientras estábamos saliendo nos volvió a llamar, y agregó: “Saben, tengo muchos problemas y se me ocurrió que puedo hacerles el trabajo gratis si en cambio ustedes rezan por mí”. Así hicimos. Tiempo después la doctora nos dijo que nuestra presencia había llevado a su trabajo una nota de alegría y serenidad. G.B. – Filipinas Encuentros en la cárcel Sabiendo que hay tantas personas solas que tienen mucha necesidad de alguien que esté a su lado, pensamos ir a visitar a los enfermos de un hospital, a los presos y a los chicos de una casa para huérfanos. A los últimos les llevamos pequeños objetos, juegos y ropa. Después nos dijimos, ¿por qué no utilizamos también los medios de comunicación para llegar a la mayor cantidad de personas posible? En la radio local obtuvimos media hora de programa exclusivamente para nosotros. Muchas personas siguieron nuestra transmisión. Cuando volvimos a la cárcel, nos acogieron diciendo que, después de haber escuchado nuestra transmisión, nos estaban esperando. Por lo general a los chicos de nuestra edad no se les permite entrar a la cárcel, Pero por ser nosotros hicieron una excepción. Con cantos y experiencias del Evangelio hablamos a un centenar de detenidos, hombres y mujeres, y una decena de guardias. Nos pidieron que regresáramos. También el periódico local dio la noticia de estos encuentros dentro de la cárcel. Un grupo de amigos – Uganda La enfermedad Cuando supe que Monique se había enfermado de ELA (Esclerosis Lateral Amiotrófica), aunque no nos veíamos desde hacía ya dos años, regresé para volver a contactarme con ella y ponerme a su disposición. El nuestro había sido un gran amor, pero por varios motivos nos habíamos alejado. La fe sencilla de Monique chocaba con mi agnosticismo. Junto a ella, que aceptaba serenamente su nueva situación, viví una auténtica transformación mental. Los cristianos la definirían como “conversión”. Cuando su enfermedad alcanzó una etapa terminal, me sentía cambiado. No digo que encontré la fe, pero el respeto hacia Monique creó en mi un espacio nuevo. J.M. – Francia
Ene 30, 2018 | Sin categorizar
En el ámbito de la Causa de Beatificación de la Sierva de Dios Chiara Lubich, abierta el 27 de enero de 2015, en la Diócesis de Frascati, está a disposición, por el momento en italiano, un brochure ágil y rico de contenidos sobre la figura de la fundadora del Movimiento de los Focolares. La nueva publicación tiene el objetivo de ilustrar, con un lenguaje accesible a todos, su intensa vida y las numerosas obras e iniciativas promovidas por ella. Se articula en tres partes: Chiara y el carisma de la unidad; las “grandes aperturas” o diálogos en el campo ecuménico, interreligioso y con la cultura contemporánea; la intuición espiritual sobre el misterio de “Jesús Abandonado” , comprendido, vivido y propuesto por ella como la “clave” para realizar la unidad con Dios, y entre las personas y los pueblos. La idea de preparar un perfil biográfico nace del deseo de hacer conocer el intenso trabajo de “compilación” que la Postulación de la Causa de beatificación de Chiara está desarrollando, comenzando por lo que ella dijo sobre la santidad, cómo la vivió y propuso a todos, a partir de las cartas de los primeros tiempos. La redacción del texto fue compartida en todas las fases de elaboración no sólo por los miembros de la Postulación sino también por expertos, amigos, adultos y jóvenes. Quien desee recibir una o más copias impresas, puede dirigirse a: Postulación de la Causa de Beatificación de Chiara Silvia Lubich Movimiento de los Focolares Via Frascati, 306 – 00040 Rocca di Papa (RM) – Italia Telefono +39 06 947 981 39 – Cell. +39 389 343 9529 E-mail: postulazionechiaralubich@focolare.org
Ene 30, 2018 | Sin categorizar
El próximo 10 de febrero tendrá lugar en Loreto, en el centro de Italia, el Congreso Nacional “La ciudad: ¿lugar de Fraternidad?”. Es organizado por la Asociación Ciudades para la Fraternidad, es un organismo nacido en 2008, inspirado en el pensamiento de Chiara Lubich y en la vida del Movimiento de los Focolares, que agrupa actualmente casi 140 pequeñas y grandes administraciones comunales para difundir el espíritu de la unidad en los Entes locales. La Asociación otorga cada año el “Premio Internacional Chiara Lubich por la Fraternidad”, a una administración (o a más administraciones lideradas por un Alcalde) que se haya destacado en la puesta en marcha de un proyecto a través del se vive uno o más aspectos del principio de la fraternidad aplicado a las políticas públicas, y que haya promovido también en los ciudadanos en el desarrollo de una cultura de la ciudadanía activa e inclusiva. En el congreso participarán autoridades ciudadanas y eclesiales. Durante la tarde disertarán Elena Granata, Docente de urbanística del Politécnico de Milán, y Marco Luppi, docente de Historia del IU Sophia, sobre los temas de la fraternidad vivida en la ciudad.
Ene 30, 2018 | Sin categorizar
Cinco años antes, regresando del Genfest de 1980, Andrew Basquille, Eugene Murphy y yo, en esos tiempos estudiantes del University College de Dublín, empezamos a dedicar más tiempo, juntos, a la música. Empezó para nosotros un período de gran creatividad, que desembocó en la composición de muchas piezas, en conjunto e individualmente. “Yes to you”, la canción que llevamos al Genfest de 1985, se remonta a esa época. Es así como nació. En 1981 Chiara Lubich visitó la comunidad de Londres, y gran parte de las personas de los Focolares de Irlanda se pusieron en viaje hacia Inglaterra, para participar en el evento. Una tarde, mientras un grupo de nosotros irlandeses estaba almorzando cerca del lugar donde tenía que hablar Chiara, empecé a tocar algunos acordes en el piano y salió una melodía con una secuencia de acordes, Mi-Do minore-Fa, ligeramente inusual (en la guitarra no se me habría ocurrido utilizarla). Joe McCarroll, cantautor muy talentoso, que estaba cerca de mí, se unió agregando a la melodía las palabras “So many times that I’ve said maybe” (“Muchas veces he dicho quizás”). Entonces yo continué con las palabras “So many times that I said no” (“Muchas veces he dicho no”), cuando se sumó también Andrew, y completó el primer párrafo. En los días siguientes Andrew y yo escribimos otros tres párrafos, pero todavía no nos había venido ninguna inspiración para el coro. Al final fue Eugene quien lo agregó –el texto y la música, y le dio a la canción un énfasis especial, haciendo cantar el coro en Do mayor y después, con un maravilloso intermedio entre el mayor y el menor, en Fa, para expresar y enfatizar el nuevo nivel de convicción en la elección de Dios, con las palabras “Yes to you”.
Nos pidieron que tocáramos la canción en el Genfest, que sería un mes después. Ensayamos y ensayamos, y dedicamos mucho tiempo a perfeccionar nuestra canción. Ese día, tras bambalinas, mientras esperábamos pacientemente nuestro turno de cantar, empezamos a darnos cuenta de que el tiempo se estaba acabando. Nos dijeron que habían cortado nuestra pieza. ¡Qué desilusión! Mientras guardaba mi guitarra en el estuche, pensaba en los meses de ensayo y en el esfuerzo que se habían cancelado en un instante. Después, repentinamente, la decisión fue revocada y nos encontramos en el palco, enorme, sin siquiera el tiempo de probar el sonido y sin poder mirarnos entre nosotros. No tuve ni siquiera el tiempo de agarrar mi guitarra, que había guardado en la funda, y me encontré entre las manos una guitarra española con cuerdas de nylon, ¡un instrumento al que no estaba para nada acostumbrado! Fue así que cantamos “Yes to You” en el Genfest 1985: completamente privados de puntos de referencia ni de certezas, obligados a depender sólo de la fuerza de la relación de amor recíproco entre nosotros y del deseo de merecer por eso la presencia de Jesús entre nosotros. Mi experiencia en el Genfest de 1985 fue la prueba y la contraprueba de mi elección de vivir por la unidad, y la verificación de que es posible. Participé en muchos otros grandes eventos –festivales, partidos de fútbol, conciertos- pero ninguno como el Genfest. Allí no había ni odio, ni hostilidad, ni enemistades, como cuando los equipos rivales pelean en los partidos de fútbol, y tampoco la euforia fugaz provocada por el alcohol o la droga, que a menudo acompaña los conciertos o las grandes manifestaciones. Allí, en esa gran concentración de jóvenes, sólo había una alegría profunda y duradera.
Padraic Gilligan