Movimiento de los Focolares
Dublín: Encuentro Mundial de las Familias con el Papa

Dublín: Encuentro Mundial de las Familias con el Papa

Será Dublín, la capital de Irlanda, la que hospedará el IX Encuentro Mundial de las Familias, una iniciativa inaugurada por San Juan Pablo II en 1994 y desde entonces propuesta cada tres años en distintas sedes internacionales. El tema elegido para Dublín el “El Evangelio de la familia: alegría para el mundo”. Hay una gran expectativa de parte de las familias que trabajan por la familia, y por este evento que, después de los dos recientes Sínodos sobre la Familia (2014-15) y la Exhortación Apostólica del Papa Francisco Amoris Laetitia (2016), pondrá en evidencia a la familia cristiana y su específico don de ser “alegría para el mundo” y luz en medio de los desafíos que presenta la contemporaneidad. En el evento, promovido por el nuevo Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, colaboran también Alberto y Anna Friso de los Focolares. Pero es la diócesis anfitriona la que  desde hace tiempo puso en marcha un poderoso engranaje organizativo para la elaboración del programa, la logística, las catequesis preparatorias, la acogida. Llenas de entusiasmo, también las Familias Nuevas irlandesas han ofrecido su disponibilidad en todos los ámbitos para colaborar con el equipo organizador creado por la diócesis para la ocasión. En estos días acogerán con gran alegría en su tierra al mayor número posible de ‘Familias Nuevas’ de todo el mundo, ara vivir juntos momentos inolvidables de profundización, de comunión y de fiesta. www.worldmeeting2018.ie Para informaciones e inscripciones      

La Navidad como revolución

La Navidad como revolución

candle-1750640_1280_01La Navidad, es considerada por la mayoría de las personas como una gran fiesta entre otras, más suntuosa que sagrada. Es algo bueno considerar algunos aspectos temáticos de este evento, que dividió la historia del mundo en dos partes, una anterior, y otra posterior. Dada la importancia infinita de este acontecimiento, uno lo esperaría con pompa, con triunfalismo, sonidos y estruendo, con manifestaciones de poder y el flujo de millones de curiosos. Existe un contraste abismal entre el nacimiento de un poderoso de la tierra, como lo soñaba y esperaba el mundo antiguo, y el nacimiento en la sombra, desconocido de Jesús; un contraste que ya caracteriza la originalidad infinita de un Cristo-rey que nace de una pobre mujer, en un pesebre. Verdaderamente no parece un Dios y tampoco el más fastuoso de los hombres, sino el último de ellos, colocado enseguida en el nivel de la degradación más pavorosa. Se presenta en el estrato social más bajo, para ponerse enseguida en la situación de poder ver en la tierra a todos los seres humanos, de poder ver con los ojos de los miserables. El comienzo de su revolución no considera la soberbia, sino la humildad para traer al cielo a los hijos de Dios, para comenzar por aquéllos que comían y dormían en el suelo: los esclavos, los que no tenían trabajo, los extranjeros: la hez. Con ese niño nace la libertad y el amor. Su libertad es libertad de amor. Este es el descubrimiento inmenso. El amor universal enseñado por El trata de que desaparezca un sistema de convivencia hecho en gran parte por el poder  político, por el abuso de autoridad, por la usura ociosa, por el desprecio del trabajo, por la degradación de la mujer, por la envidia corrosiva. Lógicamente que para las personas integradas en tal sistema su anuncio es una locura: tema de cárcel y de patíbulo. Felices los pobres y los que se vuelven pobres para ayudar a los miserables… Imaginemos la furia de aquéllos para quienes el dinero era el bien supremo… «Se le dijo a los antiguos: no matarás. Pero yo les digo: cualquiera que se enoje contra su hermano será responsable de juicio…». Esta máxima parecía y parece aún hoy dañar el honor de los guerreros y de la industria bélica; mientras que no odiarse con el hermano equivale a poner fin a la burla, a las facciones, a la violencia. La máxima transformaría a la sociedad en una convivencia pacífica, donde en lugar de gritar y tirotear, la gente reiría y comería. La vida, en la paz, permitirá hacer de cada día una Navidad. Y ésta es la revolución de Cristo: hacernos renacer continuamente, yendo en contra de la maldición de la muerte. Por lo tanto el mayor mandamiento es el de amar al hombre; que es como amar a Dios. Amar al otro hasta dar la vida por él. En pocas palabras, es éste el significado de la Navidad: la revisión del pasado, terminar con las guerras, con las pasiones deshonestas, con la avaricia; comenzar con el amor universal, que no admite divisiones de raza, de castas, de clases, de tendencias política… Con su vida y su muerte Jesús predica y enseña la vida, por lo tanto, la Navidad se puede celebrar también con el pan dulce, si ayuda a despertar el amor; pero se celebra sobre todo con la reconciliación, que pone fin a las enfermedades del espíritu y da salud. Se celebra en gratitud al Señor y a María, que padecieron para enseñarnos y ayudarnos a poner fin a nuestro padecimiento.   Igino Giordani,  Il Natale come rivoluzione, Città Nuova, Roma 1974, n.24, p.18      

La huella de Noel

La huella de Noel

EmmanuelDeJesusNoel era un “artista gráfico”, y tenía su marca inconfundible. Sus predilectos eran Miguel Ángel, Van Gogh, Gaudí. Tenía un talento precoz para el dibujo  que le permitió la creación de un estilo moderno, personal, basado en el conocimiento de los grandes maestros del pasado. Emmanuel, que todos llamábamos Noel, trabajaba codo a codo con los jóvenes de su ciudad, prestando la luminosidad, inventiva y creatividad que poseía para la preparación del Genfest 2018 que reunirá en Manila a 10.000 jóvenes de todas partes del mundo. El 2 de septiembre pasado, se durmió y no volvió a despertar por una inesperada complicación de las apneas nocturnas de las que sufría. Los chicos y los jóvenes del Movimiento de los Focolares en Filipinas lo consideraban como un coetáneo más que un adulto. Ahora ellos, recibiendo su legado, cuentan con su ayuda para seguir adelante. Grace, Paul, Lela, Paula, Edith y otros de sus amigos nos escribieron, contándonos quién era Noel, para todos ellos. «Se donaba a si mismo sin medida y sin esperar nada a cambio. Estaba siempre en movimiento desde pequeño: a los dos años, llegando por primera vez a la Mariápolis, corría y se trepaba por las paredes también durante los encuentros. Generoso por carácter, a los seis años regaló unas zapatillas recién compradas para colaborar con una colecta de prendas de vestir, organizada luego de que un terrible incendio asolara la zona. Cuando le preguntaron el porqué de su gesto, contestó: “Vi a Jesús en aquellas personas”. Durante los primeros años de escuela, Noel encontró numerosas dificultades. Cuando un médico descubrió la causa, un problema de visión, confesó cándidamente que nunca se lo había comentado a sus padres para que no se preocuparan. Más tarde su familia se trasladó a otro pueblo. Noel y su hermano pegaron un letrero en la puerta principal, “Se buscan amigos”, y empezaron a tocar a las puertas de los vecinos, pero sin obligar a nadie. Una vez adulto, Noel recibió gran aprecio por parte de sus colegas y empleadores. Espontáneo y sociable, pero también fiable y preciso, cumplido en los tiempos de entrega. Le perdonaban si a veces, a causa del síndrome de la que sufría durante las horas nocturnas, se dormía de golpe, derramando el café en el teclado del pc. En las redes sociales compartía sus obras y una de ellas se encuentra expuesta en el Café Mediterranean de Manila. Estaba siempre disponible para las iniciativas de los jóvenes de los Focolares. Todas las veces que se necesitaba un dibujo o un proyecto, ponía a disposición su talento. Desde chico tocaba como baterista de un conjunto gen. Seguramente no era el mejor baterista del mundo, pero cuando él estaba la banda no se preocupaba demasiado por alcanzar la perfección, sino por tocar con el corazón. Agnes, miembro de la banda, recuerda que para él era importante “el conjunto”, y no tanto sobresalir. Ponía el mismo cuidado en las relaciones con las personas. En 2004 Noel llegó a Loppiano (Italia) para participar en la escuela gen. Era uno de los pocos que tenía permiso de conducir y manejaba para todos, incluso por la noche, después de una jornada de trabajo, si fuese necesario. Regresando a su país, se convirtió en punto de referencia para muchos jóvenes. Conscientemente o no, era para ellos un estímulo para no aflojar, para perseverar, esperar, seguir a Dios sólo. “En el amor es necesario darlo todo, especialmente cuando se te da la posibilidad de hacerlo”, afirmaba a menudo. Noel estaba siempre al lado de su madre, protector hacia sus hermanas, cercano con su hermano incluso cuando se mudó al exterior. No quería que hubiera personas infelices a su alrededor. Un amigo, un maestro, un gigante gentil. Una persona que ha dejado huella. Esto es Noel para nosotros. Tenía casi 38 años, pero no quería envejecer. Ahora será joven para siempre». @Genfest2018: Noel, ¡a tan solo 38 años dejó una huella! “En el amor es necesario darlo todo”, decía el joven filipino #

Viena, puente entre Este y Oeste europeos

Viena, puente entre Este y Oeste europeos

En la capital austríaca se reunieron, el 9 de noviembre pasado, en el Congreso anual, 130 personas de 44 Movimientos, Comunidades y Asociaciones pertenecientes a la red ecuménica “Juntos por Europa“. Discursos e intenso intercambio de ideas, con momentos de oración, han caracterizado el programa del Congreso. P. Heinrich Walter (Schönstatt), Gérard Testard (Comunidad Efesia, Francia), Gerhard Pross (CVJM/YMCA, Esslingen) han presentado la historia de “Juntos por Europa”, de la situación actual y de los próximos desafíos: “Decimos que sí a un Continente al cual Dios, en el curso de la historia, ha confiado una vocación: juntar cielo y tierra, juntar fe y proyecto para el mundo, porqué en el Crucificado el cielo y la tierra se encuentran”. Pál Toth (Movimiento de los Focolares, Hungría), experto en ciencias de la comunicación, evidenció algunas diferencias entre los Países del Este y Oeste europeos, lanzando a conclusión un desafío: “Juntos por Europa puede transformarse siempre más en una plataforma de diálogo y en una escuela de diálogo intraeuropeo”. Entre varias propuestas, la de evidenciar el 9 de mayo, considerado en muchos Países el Día de Europa, para difundir con acciones locales el mensaje de “Juntos por Europa”. www.together4europe.org twitter: com/together4europe

Palabra de vida: diciembre de 2017

En su casa de Palestina, un lugar anónimo en la periferia del potente Imperio Romano, una mujer joven recibe una visita inesperada y estremecedora: un mensajero de Dios le trae una invitación y espera su respuesta. «Alégrate», le dice el ángel al saludarla; y luego le revela el amor gratuito de Dios por ella y le pide que colabore en el cumplimiento de su designio sobre la humanidad. María acoge con estupor y alegría el don de este encuentro personal con el Señor y, por la plena confianza que deposita en el amor de Dios, también ella se entrega totalmente a este proyecto aún desconocido. Con su «¡Heme aquí!» generoso y total, María se pone con decisión al servicio de Él y de la humanidad y, con su ejemplo, indica a todos un modo luminoso de adhesión a la voluntad de Dios. «He aquí la sierva del Señor; hágase en mí según tu palabra». Meditando esta frase del Evangelio, Chiara Lubich escribió: «Para cumplir sus designios, Dios solo necesita personas que se entreguen a Él con toda la humildad y la disponibilidad de una sierva . Con su actitud, María –verdadera representante de la humanidad, cuyo destino asume– deja todo el espacio a Dios para su actividad creadora. Pero ya que “siervo del Señor”, además de expresar humildad era también un título de nobleza que se atribuía a los grandes servidores de la historia de la salvación, como Abrahán, Moisés, David y los profetas, con estas palabras María afirma toda su grandeza».[1] «He aquí la sierva del Señor; hágase en mí según tu palabra». También nosotros podemos descubrir la presencia de Dios en nuestra vida y escuchar esa «palabra» que nos dirige a cada uno para invitarnos a hacer realidad en la historia, aquí y ahora, un fragmento de su designio de amor. Pero podríamos sentirnos bloqueados por nuestra fragilidad y por una sensación de ineptitud. En ese caso, hagamos nuestra la palabra del ángel: «Nada es imposible para Dios» (Lc 1, 37) y confiemos en su poder más que en nuestras fuerzas. Es una experiencia que nos libera de condicionamientos y de la presunción de bastarnos a nosotros mismos, pone de manifiesto nuestras mejores energías y unos recursos que no creíamos tener y nos hace capaces de responder con el amor. Cuenta una pareja de casados: «Desde el comienzo de nuestro matrimonio abrimos nuestra casa a los familiares de niños hospitalizados en la ciudad donde vivimos. Han pasado por casa más de cien familias, y siempre hemos procurado ser una familia para ellos. Muy a menudo la Providencia nos ha ayudado a sostener económicamente esta acogida, pero contando con nuestra disponibilidad previa. Hace poco recibimos una suma de dinero y pensamos dejarla en reserva: seguro que le vendría bien a alguien. De hecho, al poco tiempo nos llegó otra petición. Es todo un juego de amor con Dios, y nosotros solo tenemos que ser dóciles y estar al quite». «He aquí la sierva del Señor; hágase en mí según tu palabra». A vivir esta frase del Evangelio nos puede ayudar la sugerencia de Chiara de acoger la Palabra de Dios como hizo María: «…con total disponibilidad, sabiendo que no es palabra de hombre. Siendo Palabra de Dios, contiene en sí la presencia de Cristo. Así pues, acoge a Cristo en ti en su Palabra. Y con una prontitud muy activa, ponla en práctica momento a momento. Si lo haces, el mundo volverá a ver pasar a Cristo por las calles de nuestras ciudades modernas; a Cristo en ti, vestido como todos, trabajando en las oficinas, en las escuelas, en los lugares más variados, en medio de todos»[2]. En este tiempo de preparación para la Navidad, busquemos también nosotros, como hizo María, algún rato para estar cara a cara con el Señor, por ejemplo leyendo una página del Evangelio. Procuremos reconocer su voz en nuestra conciencia, iluminada así por la Palabra y sensible ante las necesidades de los hermanos con los que nos cruzamos. Preguntémonos: ¿de qué modo puedo ser una presencia de Jesús hoy y así contribuir, allí donde vivo, a transformar la convivencia humana en una familia? El «Heme aquí» con el que responderemos hará que Dios siembre la paz en torno a nosotros y acreciente la alegría en nuestro corazón.  LETIZIA MAGRI ______________________________________ [1] C. Lubich, «No pierdas esta ocasión»: Palabra de vida, diciembre 1981: cf. Ciudad Nueva n. 162 (1981/12), p. 21. [2] Ibid.