Ago 23, 2017 | Sin categorizar
Con este título, desde el 30 de setiembre al 1° de octubre 2017, se desarrollará el esperado evento LoppianoLab: laboratorio italiano de economía, cultura, comunicación, formación e innovación promovido anualmente por Città Nuova, polo Lionello Bonfanti, IUS y por la ciudadela internacional de Loppiano. Inmigración,trabajo, pobreza, inclusión social, lucha a la corrupción, compromiso por el bien común, familia, jóvenes, educación y muchos más, serán los temas de la octava edición del Laboratorio.
Ago 23, 2017 | Sin categorizar
Instituída por las Naciones Unidas en el 2005, con el objetivo de sensibilizar a la sociedad hacia quien vive situaciones de indigencia, el Día internacional de la Solidaridad que se celebra el 31 de agosto de cada año, recuerda a la comunidad internacional que la actitud más natural, inherente en el hombre, no es la del odio, de la discriminación y de la indiferencia hacia quien non logra emanciparse económicamente y llevar una vida digna, sino una actitud de colaboración, de sostén, sin intereses personales.
Ago 23, 2017 | Sin categorizar
Por una semana, desde e 26 al 2 de setiembre, en Amatrice y Borbona, dos de los centros golpeados por el terremoto en Italia central, se tendrán iniciativas para niños, chicos y ancianos a cargo del los jóvenes del Movimiento de los Focolares en el ámbito de un programa que Cáritas italiana lleva adelante para sostener con continuidad a la comunidad local. Prevista la participación de 25 jóvenes de varias ciudades de Italia.
Ago 20, 2017 | Sin categorizar
La Jornada Mundial de la Oración por el cuidado de la Creación (1˚ de setiembre) fue instituída por la Iglesia Ortodoxa en el 1989. Desde entonces, muchas otras Iglesias cristianas se han unido a la celebración, entre ellas la Iglesia Católica, después de la Carta Encíclica del Papa Francisco “Laudato sí” sobre el cuidado de la casa común. La tutela y salvaguardia del ambiente, la responsabilidad y la atención hacia cada persona y hacia el ambiente en el que vive, con especial atención hacia los pobres y olvidados, serán los temas al centro de las iniciativas y de la oración común que se desarrollarán en diferentes Países.
Ago 19, 2017 | Sin categorizar
El orar no consiste, precisamente, en el hecho de dedicar un tiempo, durante el día, a la meditación o en leer algún texto de la Sagrada Escritura o de santos, y en tratar de pensar en Dios o en sí mismos para una renovación nuestra interior. Esto no es, en su esencia, orar. Lo mismo podemos decir por lo que se refiere a rezar el rosario o las oraciones de la mañana y de la noche. Sin dudas, todas ellas son expresiones aptas para entrar en relación con Dios y manifestar su realidad íntima, sin embargo jamás coinciden totalmente con ella. Paradójicamente, una persona puede haber hecho estas cosas durante todo el día y no haber orado ni un solo minuto. De hecho, entre la oración y las oraciones hay una diferencia sustancial que trataré de explicar empezando por la oración más inconsciente, pero no por esto menos esencial. Cuando, por la noche, nuestros ojos se levantan para mirar el cielo estrellado, ven un universo de inagotable belleza que encanta y asombra en su tácita obediencia a una ley: la ley de vida y de armonía que desde el inicio lo ha constituido y que en cada momento lo sostiene; ley que por sí sola testimonia el Creador. Si es así con respecto a los astros del cielo, lo es también con respecto a las plantas y a las flores, que ‘saben’ cuándo brotar y florecer, cuándo dar fruto y morir. Por lo tanto, una profunda relación une a todos los seres vivientes con Dios; relación que – me atrevo a decir – es profunda oración porque ellos, sólo con su existir, inconscientemente lo reconocen y lo siguen y “cuentan su gloria”. (Sal 18,2). Pero esta recóndita oración encuentra su expresión – y la más alta, porque es consciente y libre – también en el ser humano. Es la oración que nace cuando él, aun antes de entrar en diálogo con Dios, lo reconoce como Padre que lo ha creado y lo sostiene poniéndolo en condición de igualdad con todo el universo. La relación con Dios se define entonces en su realidad de fundamento vital y medicinal al mismo tiempo. Una relación, por lo tanto, que el ser humano está llamado a establecer cotidianamente con Él o a pedírsela, tal como invitan a hacer algunos maestros del espíritu, en una original exégesis de la invocación del Padre Nuestro: “Danos hoy nuestro pan de cada día”. El orar, para que sea realmente auténtico, exige antes que nada una relación con Jesús: ir con el espíritu más allá de nuestra condición humana, de nuestras ocupaciones, de nuestras oraciones, aun hermosas y necesarias, y establecer esta relación íntima, personal con Él. […] Veamos entonces las distintas maneras en las que se puede desarrollar esta relación. Empiezo por una forma de oración que puede parecer impropia. Es la oración de ofrecimiento. La vive quien, prostrado por los sufrimientos físicos o espirituales, incapaz de todo, incluso de hablar, le ofrece a Dios toda su existencia, aunque sea en un espacio de un solo instante. Es por esto que dicha forma de oración puede considerarse como la más profunda, porque inserta el alma en ese punto donde el contacto con Dios se hace inmediato y directo. Pero también el trabajo puede asumir la forma de una oración de ofrecimiento. Pienso de manera especial en aquéllos que durante el día están agobiados por el esfuerzo físico, hasta tal punto que se les vuelve casi imposible recoger las fuerzas necesarias para dedicarse a la oración. Y bien, incluso ellos advertirán que viven en una continua relación con Él si por la mañana, con una simple intención, le ofrecen a Dios su jornada. Y por la noche, en el silencio del recogimiento, aunque sea breve, encontrarán la unión con Él. En el fondo, la humanidad de hoy se muestra especialmente sensible precisamente a esto, es decir a que todo el universo y lo que en él se realiza, se pueda transformar en una gran oración que incesantemente se eleva a Dios. Pasquale Foresi, de “Luce che si incarna” – Ed. Città Nuova, Roma 2014, pagg. 31-32-33
Ago 15, 2017 | Sin categorizar
«Ante el pensamiento de hablar de María siento que el alma tiembla y el corazón late. Es éste un tema que supera todas nuestras facultades y en el lugar de la palabra sería mejor guardar silencio. «¡María! La extraordinaria entre todas las criaturas, la excelsa hasta el punto de poseer el título y la realidad de ser Madre de Dios y por lo tanto, la Inmaculada, la Asunción, la Reina, la Madre de la Iglesia. María está más cerca de Dios que del hombre, y sin embargo es una criatura como nosotros que somos criaturas, y así es ante el Creador. De aquí la posibilidad para Ella de ser para nosotros como un plano inclinado que toca el cielo y la tierra y por lo tanto, aún en su ser extraordinario, niña, jovencita, novia, esposa, viuda… igual que nosotros, cada uno en la propia edad y en la propia condición, podemos encontrar un vínculo con Ella y por lo tanto, un modelo.[…] «En lo que se refiere a poseer una verdadera devoción a Ella – aún magnificando las diversas devociones que fueron floreciendo en el transcurso de los siglos para dar al pueblo cristiano el sentido de un amor maternal seguro, que piensa en todos los pequeños y grandes problemas que la vida ocasiona- te aconsejaría un camino que permite que en el corazón nazca un amor por María semejante y del tipo del que Jesús tiene hacia Ella. Es así, si María tiene todas esas magníficas y extraordinarias cualidades que sabes, Ella es también “la perfecta cristiana”. «Y es así porque, como se puede deducir del Evangelio, Ella no vive su propia vida, sino que deja que la ley de Dios viva en Ella. Es Ella la que mejor que todos puede decir: “No soy yo que vivo, sino que es Cristo quien vive en mí” (Gal 2, 20). María es la Palabra de Dios vivida. Si quieres entonces amarla de verdad, “imítala”. ¡Debes ser también tu palabra de Dios viva! «La imitación de Ella te hace semejante a Ella y te lleva a amarla, porque si un dicho dice: “El amor o encuentra a sus semejantes, o los hace semejantes”, es verdad también que los que son semejantes se aman. […] «Imitemos pues a María, hagámonos semejantes a Ella y nacerá espontáneamente en nuestro corazón el amor hacia Ella» Chiara Lubich “Diálogo abierto”. Pubblicado in Città Nuova, 1976, n. 9, p. 33. Ver también Centro Chiara Lubich: