Movimiento de los Focolares

Diversidad cultural para el diálogo y el desarrollo

El 21 mayo es una fecha importante para los que trabajan en favor del diálogo y la cooperación internacional, intercultural e interreligiosa: todo el mundo celebra, hoy, la Jornada Mundial de la Diversidad cultural para el Diálogo y el Desarrollo, instituída por la ONU en el 2002, luego de la adopción por parte de la UNESCO de la Declaración Universal de la Diversidad Cultural, en el 2001. La Jornada representa una invitación dirigida a todos – sociedad civil, organizaciones, individuos, asociaciones – a que promuevan la colaboración y el encuentro entre publos y culturas, en una óptica que valoriza y sostiene, en el respeto recíproco.

Chiara Lubich: El diálogo de la vida

Chiara Lubich: El diálogo de la vida

En plena conmemoración de los 500 años de la Reforma, que ve un nuevo impulso en el camino hacia la unidad de los cristianos – desde el histórico encuentro en Lund (Suecia) hasta el reciente viaje del Papa a Egipto –, los Focolares aumentan el compromiso del así llamado “diálogo de la vida” o “del pueblo”. Lo han afirmado en la Declaración de Ottmaring (21/02/2017) y lo hacen cotidianamente, involucrando a miles de cristianos en todo el mundo. Apenas ha terminado la quincuagésima novena edición de la “Semana Ecuménica” (9 al 13 de mayo en Castel Gandolfo, Roma) con 700 participantes de 69 Iglesias diferentes, y con representantes de todas las latitudes. ChiaraLubich_040497_cEra el 4 de abril de 1997 cuando, también durante un encuentro ecuménico en Roma, se le preguntó a Chiara Lubich acerca de este tipo de diálogo. Chiara respondió espontáneamente: «Verónica, focolarina anglicana de Gran Bretaña, pregunta qué contribución específica podemos dar a la unificación de las Iglesias. Nuestra contribución hay que verla en todo el ámbito del ecumenismo. Existe el diálogo de la caridad, que favorece el sentirnos hermanos y que nos ayudemos. Es muy importante. Quizás inició en tiempos de Atenágoras, cuando el Papa Pablo VI fue a visitarlo y viceversa. Después, la oración en común, otro diálogo que pasa a través de Dios. Es también muy importante, sobre todo durante la Semana de Oración [por la unidad de los cristianos, ndr]. Existe el diálogo teológico, que realizan los expertos; también éste prosigue, no obstante algunos digan que el ecumenismo no avanza; por el contrario, va adelante. Nosotros aportamos un diálogo nuevo: el diálogo del pueblo. Ha brotado de la espiritualidad [de la unidad, ndr] que vivimos en todas las diferentes Iglesias – son 300 las Iglesias cuyos fieles participan en el Movimiento –; este diálogo lo ha generado nuestra espiritualidad que es comunitaria, que nos une, nos pone juntos. Si yo te amo y tú me amas, ¿qué se establece entre nosotros? Jesús en medio. Pero Jesús en medio nos une y como dice Pablo: “¿Quién me separará del amor de Cristo?” Del mismo modo, nosotros decimos: “¿Quién nos separará? Es la caridad la que nos une, es Cristo mismo quien nos une. Nadie podrá separarnos si nosotros vamos adelante con nuestra espiritualidad. ChiaraLubich_040497Por tanto, viviendo esta espiritualidad en la Iglesia católica, anglicana, luterana, metodista, etc., ha nacido, sin darnos cuenta, un pueblo; ha florecido de esta espiritualidad que genera un pueblo. ¿Qué ha sucedido? Viviendo juntos, conociéndonos, amándonos, practicando el amor recíproco, hemos descubierto que tenemos muchas cosas en común, que ya somos una sola familia, que ya somos un pueblo cristiano. Yo tengo el Bautismo, pero también Verónica lo tiene, y también ustedes lo tienen. Yo tengo el Antiguo Testamento, pero también lo tienen ustedes. Tengo el Nuevo Testamento, también lo tienen ustedes. Y además, tenemos los Concilios y muchas otras cosas, en común. Ahora bien, si tenemos todo esto en común, ¿por qué no nos ponemos juntos, como en una sola familia y en un solo pueblo? Esto es lo característico que nosotros aportamos, una contribución esencial. Por otra parte, no lo aportamos nosotros, es un carisma que vino del Cielo para este tiempo, que es el tiempo ecuménico: el carisma de la unidad, que tiene mucho que ver con el ecumenismo». Fuente: Centro Chiara Lubich

Telecomunicaciones y Sociedades de la Información

Desde el 2005, cada año se celebra el 17 de mayo la Jornada mundial de las Telecomunicaciones y de las Sociedades de la Información, instituída por la Unión internacional de las Telecomunicaciones (UIT), agencia de las Naciones Unidas. Con el objetivo de valorizar el aporte que los instrumentos como internet y las tecnologías de la información pueden dar a la sociedad, a la economía y al progreso de la humanidad. Y porqué de instrumentos se trata, con un potencial que puede enriquecer a la sociedad global, mucho depende del uso que se les da.

Evangelio vivido: probar para creer

Evangelio vivido: probar para creer

Carmen_Catarino_b«Hay preguntas realmente difíciles: ¿por qué existe la muerte?, ¿por qué las guerras, la violencia, las separaciones, la brecha entre ricos y pobres?…­  A menudo hablaba de estos asuntos con los amigos de la universidad – estudio idiomas y literatura en la Universidad de Porto, en el norte de Portugal – pero nadie lograba satisfacer mis inquietudes. Un día alguien me habló del Evangelio y me propuso vivirlo. No puedo creerlo, contesté, conozco a mucha gente que se profesa cristiana, y yo con ellos, pero después de dos mil años las cosas siguen iguales. Dado que por fin alguien me estaba realmente escuchando, mi desahogo de dudas y prejuicios continuó por un buen rato. Cuando llegó la hora de dejarnos, a esa persona le quedó sólo el espacio para una única palabra: “¡Prueba!” En Porto vivo en un apartamento con otras chicas. Ese día fui la única que se quedó en casa porque debía preparar un examen. Una mujer pobre tocó la puerta. Mi primer impulso fue despacharla a las apuradas, pero me detuvo ese “prueba” que de vez en cuando volvía a flote y me cuestionaba. En casa no había mucho, pero encontré algo para darle a esa mujer. Después de un tiempo, llamó mi madre quien, estando en la ciudad para un control médico, quiso asegurarse de que yo estuviera en casa: tenía una bolsa de frutas y carne para nosotros. Mi corazón estaba lleno de alegría, no tanto por esa abundancia que nos habría alimentado por toda la semana, sino porque era la confirmación de que el Evangelio es verdadero. Lo poquito que acababa de dar a esa mujer, se me había devuelto centuplicado, según la promesa “Den y se les dará”. Empezó así una nueva relación con Jesús, que se fue consolidando cada vez que intentaba reconocer su rostro en la persona que me pasaba al lado. Por mi cumpleaños había recibido un par de guantes de piel. Hacía tiempo que los esperaba porque aquí a veces uno se congela. En el bus vi a una mujer que temblaba por el frío. Y ¿si le diera mis guantes? Tal como lo pensé lo hice. Esa vez, de hecho, quise jugar al anticipo, porque con ese regalo de cumpleaños, Jesús ya me había dado el céntuplo, así que podía dar y le di mis guantes a ella que los necesitaba más que yo. Estaba yendo a clases, cuando me detuvo una señora con un niño en sus brazos, que lloraba. No quería atrasarme, me justifiqué conmigo misma intentando alejarme. Pero dentro de mi surgió un pensamiento: “¿Cómo puedo decir que amo a Dios a quien no veo, si no amo al hermano a quien veo?”(cf 1 Gv 4,20). Miré el reloj y casi no lograba resistir al pensamiento de irme, pero luego me detuve y me interesé en su situación. Me contó que acababa de dejar a su hijo muy débil en el hospital. Con su esposo y sus 8 niños, vivían en dos míseras habitaciones. En ese momento, estando sola, no pude hacer mucho, pero le prometí que iría a visitarla. Ese mismo día hablé de ella con otros jóvenes y familias de la comunidad de los Focolares que había empezado a conocer, y cada uno de ellos se ofreció para ayudar en lo que podía. Juntos atendimos a sus primeras necesidades (comida, ropa, cosas para la casa) y organizamos unos turnos para ayudar a los niños en las tareas y para hacerlos jugar mientras la madre estaba con el otro hijo en el hospital. Al mismo tiempo, tratamos de entender cómo hacer presente la situación a la Alcaldía, pidiendo una vivienda digna. Después de algunas semanas, por fin, llegó el tan esperado camión del Municipio para la mudanza a una vivienda social. A mí me tocó el privilegio de llevar al niño más pequeño a la nueva casa. Nunca olvidaré ese viaje en bus con el bebé entre mis brazos que dormía serenamente, desconociendo el cambio que yo advierto desde que me puse a vivir el Evangelio. Ahora los grandes interrogantes, que aún existen, ya no quedan sin respuesta: sé que haciendo el primer paso no sólo se involucran a otras personas en amar, sino que además se puede realmente influir en la sociedad».