15 Jun 2022 | Sin categorizar
El arte de sostenerse recíprocamente no se aprende en los libros, pero ayudar a alguien en su estudio y dedicarle tiempo puede ser la oportunidad adecuada para descubrir maravillas y cosechar frutos inesperados, incluso en un lugar como la cárcel. Así le pasó a Marta Veracini, dándole una nueva mirada a su vida. Reír a carcajadas mientras una voz lejana te susurra que no molestes; intercambiar ideas y opiniones en un intento de encontrar la concentración adecuada para estudiar y permanecer en los libros. Es la escena que se repite todos los días en las salas de estudio de las universidades, entre una pausa para el café y una nueva lección a seguir. En realidad, todo esto y mucho más es lo que le sucede a Marta Veracini, una joven toscana, cada vez que escucha cerrarse tras ella las puertas blindadas de la Dogaia, la prisión de Prato (Florencia – Italia). Licenciada en derecho y con una maestría en criminología, en 2019 Marta se unió al proyecto de Servicio Civil organizado de la Universidad de Florencia, a través del cual los voluntarios ayudan a los reclusos a prepararse para los exámenes universitarios. Desde ese momento, incluso pasado el final del año, siguió realizando este servicio, allí mismo, en un lugar que a cualquiera le costaría definir como “bonito” pero que, sorprendente e inesperadamente, se ha convertido en un espacio dedicado al cuidado y a la confianza recíproca; un lugar donde es la relación la que se convierte en un “casa acogedora” y donde todos, prisioneros y no, pueden finalmente ser ellos mismos. “Cuando alguien me entrevista -dice Marta- siempre me preguntan cómo se siente llevar consuelo y ayuda a un lugar como la prisión. La verdad es que nadie imagina realmente cuánto puede recibir, incluso en ese contexto. El voluntariado en prisión me ha cambiado la vida, me ha permitido derrumbar las barreras de mi timidez, de mis inseguridades y hoy me permite lucir una sonrisa que antes escondía. Soy yo quien debe agradecer a las personas que conocí por todo lo que han hecho por mí y siguen haciendo. Con ellos soy realmente libre”. Un verdadero logro. De hecho, hay muchas celdas que pueden aprisionarnos, que pueden encerrar nuestros sueños, nuestros pensamientos, nuestras esperanzas. La experiencia de Marta, compartida con la de los internos que ha tenido la suerte de conocer y ayudar en el estudio a lo largo de los años, son un ejemplo de cómo, juntos, todavía es posible levantar vuelo, sentir que vales algo y, por qué no, pensar en el futuro. “El curso universitario es ciertamente un camino agotador para todos – dice Marta – pero trabajan duro y es lindo ver su determinación y alegría al aprobar un examen. Son pequeños grandes objetivos que los ven confrontándose también con materias difíciles. Muchos, por ejemplo, estudian derecho y algunos ya han alcanzado la graduación. Entre ellos hay jóvenes, pero también adultos, de varias regiones de Italia o extranjeros. Es bonito ver cómo no se ponen límites, se animan unos a otros y se convierten en un ejemplo el uno para el otro. Para quienes tienen una larga condena significa invertir fuerza y tiempo para lograr un resultado que los enorgullezca y enorgullezca a las familias afuera. Los que se van, en cambio, tienen la oportunidad de aprovechar lo estudiado para volver a empezar”. Una mirada de esperanza que abraza y se deja abrazar. Las historias de la vida cotidiana entre los muros de la Dogaia, contenidas en el libro que escribió Marta durante la pandemia, “Mi ángel de la guarda tiene cadena perpetua”, son una pequeña gota en el gran mar de indiferencia que divide el interior del exterior, testimonio de cómo es posible derribar barreras generando belleza, poniendo en el centro el amor incondicional al prójimo. “Nunca quise saber las razones por las que cada uno de ellos está en prisión -continúa Marta- pero una cosa es cierta, nunca los he mirado como ‘monstruos’, solo personas que, aunque con errores detrás, tienen las mismas necesidades de los demás, los mismos sentimientos y el mismo deseo de relación y de compartir. Personas que tienen una dignidad como las demás y gracias a las cuales yo también encontré la mía. En pocas palabras, verdaderos amigos”.
Maria Grazia Berretta
13 Jun 2022 | Sin categorizar
La V Cumbre de Halki en Estambul (Turquía) ha llegado a su fin. Cuatro días de trabajo bajo el lema del cuidado del medio ambiente con vistas al futuro del planeta. Al final de la quinta Cumbre de Halki, titulada «Sostener juntos el futuro del planeta», nos despedimos en un ambiente muy familiar. El encuentro internacional e interdisciplinario coorganizado por el Patriarcado Ecuménico y el Instituto Universitario Sophia, inspirado en el magisterio profético del Patriarca Bartolomé y del Papa Francisco, fue reconocido unánimemente como un evento del Espíritu Santo. No fue casualidad que los días de la Cumbre coincidieran con los de las dos fechas de Pentecostés de nuestras respectivas Iglesias. La confrontación sincera, la escucha mutua libre y abierta, el intercambio de dones sustanciados en reflexiones compartidas, investigaciones y recorridos eclesiales, con asombro nos llevaron a la conciencia de estar viviendo un momento decisivo para el futuro de la familia humana, en el que cada uno tiene una responsabilidad ineludible. El reto y la oportunidad que se presentan en nuestro camino común son, sin duda, los de desarrollar, en primer lugar, un ethos ecológico compartido, aplicando -como artesanos de la paz y la fraternidad- buenas prácticas en todos los ámbitos: desde la pedagogía hasta la pastoral, desde lo social hasta lo político y lo económico. A ello hay que añadir el compromiso, en el plano puramente cultural, de profundizar en las vías interdisciplinarias para la formación de nuevos paradigmas de interpretación y transformación de la realidad, con vistas a superar la cultura del despilfarro. Por último, se puso de manifiesto la ineficacia de estas líneas de actuación sin un compromiso educativo no elitista que contemple una amplia y convencida implicación eclesial. Surgió una petición espontánea para firmar un último llamamiento dirigido a las Iglesias y a quienes cuidan de la casa común. La esperanza no es dejar todo atrás como un bello recuerdo, sino reconocer que tenemos ante nosotros un horizonte de luz que requiere una conversión de la mirada que parta del corazón y se alimente de la sabiduría evangélica. «La cultura ecológica -recuerda el Papa Francisco- no se puede reducir a una serie de respuestas urgentes y parciales a los problemas que van apareciendo en torno a la degradación del ambiente, al agotamiento de las reservas naturales y a la contaminación. Debería ser una mirada distinta, un pensamiento, una política, un programa educativo, un estilo de vida y una espiritualidad que conformen una resistencia ante el avance del paradigma tecnocrático. De otro modo, aun las mejores iniciativas ecologistas pueden terminar encerradas en la misma lógica globalizada. Buscar sólo un remedio técnico a cada problema ambiental que surja es aislar cosas que en la realidad están entrelazadas y esconder los verdaderos y más profundos problemas del sistema mundial» (Enc. Laudato Si’, n. 111).
Vincenzo Di Pilato (Foto: Alfonso Zamuner, Noemi Sanches e Nikos Papachristou)
13 Jun 2022 | Sin categorizar
La Palabra de vida de junio de 2022 “Tú eres mi Señor, mi bien, nada hay fuera de ti” nos propone reconocer a Jesús en todas las circunstancias de la vida, sobre todo en los momentos más difíciles, de dolor físico o espiritual. Jesús, en el abandono, se convirtió para nosotros en acceso al Padre. Su parte está hecha. Pero para aprovechar tanta gracias cada uno de nosotros también tiene que hacer su pequeña parte, que consiste en acercarse a aquella puerta y pasar al otro lado. ¿Cómo? Cuando nos sorprende la desilusión o estamos heridos por un trauma o por una desgracia imprevista o por una enfermedad absurda, siempre podemos recordar el dolor de Jesús, que personificó todas estas pruebas, y mil otras más. Sí, Él está presente en todo aquello que tiene sabor de dolor. Cada dolor nuestro tiene uno de sus nombres. Tratemos, pues, de reconocer a Jesús en todas las tribulaciones y estrecheces de la vida, en todas las oscuridades, en las tragedias personales y de los demás, en las llagas de la humanidad que nos rodea. Son Él, porque Él las ha hecho suyas. Bastará decirle, con fe: «Eres Tú, Señor, mi único bien”[1], bastará hacer algo concreto para aliviar «sus» sufrimientos en los pobres, en los desdichados, para ir más allá de la puerta, y encontrar en el otro lado un gozo jamás experimentado, una nueva plenitud de vida.
Chiara Lubich
(Chiara Lubich, en Parole di Vita, Città Nuova, 2017, pag. 605) [1] Cf. Sal 16, 2
9 Jun 2022 | Sin categorizar
La V Cumbre de Halki, organizada conjuntamente por el Patriarcado de Constantinopla y el Instituto Universitario Sophia, se inauguró ayer, 8 de junio de 2022, en Turquía. Tuvimos un sueño…
Sí, era enero del 2019 y una delegación del Instituto Universitario Sophia (IUS) visitaba al Patriarca Ecuménico Bartolomé en el Fanar, el histórico barrio griego de la actual Estambul, Turquía. En aquellos días, también nos acogió con fina cordialidad el metropolita Elpidophoros de Bursa, entonces abad del Monasterio de la Santísima Trinidad en la isla de Halki y profesor de la Escuela de Teología de la Universidad de Tesalónica (más tarde, en mayo siguiente, se convertiría en arzobispo de América). Sentimos una profunda comunión con él, de la que surgió el deseo de organizar juntos una Escuela de Verano en Halki con estudiantes y profesores católicos y ortodoxos, sobre el tema ecológico, tan apreciado por ambas Iglesias hermanas de Roma y Constantinopla. La pandemia solo consiguió retrasarlo, pero hoy ese sueño se ha hecho realidad.
Es miércoles 8 de junio del 2022, son las 18:30, y estamos de nuevo en la “reina de las ciudades” -como se denominó, no sin razón, a la espléndida ciudad de Constantinopla- y el Patriarca Bartolomé dirigió un intenso e iluminante saludo a los participantes, estudiantes y conferencistas de todos los continentes con muy variadas experiencias interdisciplinarias y ecuménicas. Cerca de él están a la escucha, Mons. Marek Solczynski, nuevo nuncio apostólico en Turquía, Mons. Vincenzo Zani, secretario de la Congregación para la Educación Católica, el propio arzobispo Elpidophoros y Margaret Karram, presidenta del Movimiento de los Focolares y vicecanciller de la IUS. “Todo está en una relación de amor”, dijo, entre otras cosas, Margaret Karram, recordando el destino de unidad custodiado en el universo que el hombre y la mujer están llamados a fomentar con la acción y el pensamiento, hoy más que nunca, audaces, proféticos. El título de la V Cumbre de Halki, organizada conjuntamente por el Patriarcado de Constantinopla y la IUS, que comenzó el miércoles 8 de junio, lo revela claramente: “Sostener juntos el futuro del planeta”. No es casualidad que el Patriarca Bartolomé haya querido destacar dos palabras de este título: “futuro” y “juntos”. La primera recuerda el fuerte vínculo intergeneracional inherente al respeto del medio ambiente en el que vivimos; la segunda, en cambio, el ineludible enfoque interdisciplinario que hay que adoptar ante la amplitud y la complejidad de los problemas ecológicos. “Se vuelve evidente, dijo el Patriarca, que solo una respuesta cooperativa y colectiva, por parte de líderes religiosos, científicos, autoridades políticas, instituciones educativas y organizaciones financieras, podrá abordar eficazmente estas cuestiones vitales de nuestro tiempo”.
Al final de su discurso, retomó dos conceptos muy apreciados por la teología y la espiritualidad ortodoxa: “eucaristía” (en el sentido de “acción de gracias” por el don de la creación) y “ascesis” (entendida como “autocontrol” de las pasiones consumistas). El Patriarca, sin embargo, nos invitó a considerar estos conceptos no solo en un sentido litúrgico o monástico, sino como diferentes formas de hablar de la comunión. “Y es aquí donde la visión de nuestro hermano el Papa Francisco -admitió emocionado- coincide con la visión del mundo que venimos proponiendo y promulgando desde hace más de treinta años. Ambos estamos convencidos de que lo que hacemos a nuestro mundo, “lo hacemos al más pequeño de nuestros hermanos”(Mt 25,40), al igual que lo que hacemos a los demás lo hacemos a Dios mismo (cf. Mt 25,45). No es casualidad que inmediatamente después de publicar la encíclica sobre el medio ambiente Laudato Si‘, la siguiente encíclica del Papa Francisco fuera Fratelli Tutti’.”
De hecho, son muchas las declaraciones conjuntas del Papa y el Patriarca, junto con el Arzobispo de Canterbury, sobre la urgencia de la sostenibilidad ambiental, el impacto social y la importancia de la cooperación global. Es lo que escribe también el Papa Francisco en la Laudato Si‘: “Cuando no se reconoce en la realidad misma la importancia de un pobre, de un embrión humano, de una persona con discapacidad…, difícilmente se sabrán escuchar los gritos de la naturaleza misma. Todo está conectado” (n. 117). Y el Patriarca lo aclara contextualizando: “Conexiones entre nosotros y toda la creación de Dios, entre nuestra fe y nuestro accionar, entre nuestra teología y nuestra espiritualidad, entre lo que decimos y lo que hacemos; entre la ciencia y la religión, entre nuestras convicciones y cada disciplina; entre nuestra comunión sacramental y nuestra conciencia social; entre nuestra generación y las generaciones futuras, entre nuestras dos iglesias, pero también con otras iglesias y otras comunidades de fe”. Sí, todo está conectado por un vínculo que solo el amor recíproco entre las personas puede hacer visible a cada hombre y mujer de este maravilloso planeta tierra.
Vincenzo Di Pilato
(Foto: Alfonso Zamuner)
8 Jun 2022 | Sin categorizar
Convocatoria para presentar proyectos de impacto ecológico dirigida a las comunidades locales del Movimiento de los Focolares. Bases y condiciones para participar. Se reciben propuestas hasta el 30 de junio de 2022. https://youtube.com/shorts/h0aZ59F5FgA El proyecto “The Seed Funding Program” (Programa de Financiamiento Semilla) tiene como objetivo sostener y alentar iniciativas significativas y prometedoras en diferentes partes del mundo para la creación de planes ecológicos locales/nacionales para las personas y el planeta dentro de las comunidades del Movimiento de los Focolares. El objetivo principal es construir planes ecológicos locales dentro de las comunidades del Movimiento de los Focolares para caminar juntos hacia una ecología integral. Nuestra inspiración El mundo se enfrenta a una compleja crisis social y medioambiental. La Encíclica Laudato Si’ del Papa Francisco explica cómo el grito de los pobres está completamente interconectado con el grito del planeta. No podemos considerar nuestra relación con la naturaleza como algo separado de la fraternidad, la justicia y la fidelidad a los demás. Chiara Lubich, fundadora del Movimiento de los Focolares, sostuvo que es a partir de los pequeños problemas locales que se forma una conciencia moral capaz de abordar los problemas a escala global. De hecho, continúa Chiara, lo que falta no son recursos técnicos y económicos, sino dar un alma extra, es decir, un nuevo amor por la humanidad, que nos haga sentirnos responsables hacia todos. ¡Participa!
El SFP busca iniciativas intergeneracionales que sean lideradas por jóvenes (en curso o futuras) que tengan como objetivo un cambio en nuestro estilo de vida personal y comunitario, promoviendo una relación sostenible entre la naturaleza y los seres humanos, y trabajando en un contexto local. Se seleccionarán 10 proyectos que serán financiados con hasta 1000 euros. Un jurado internacional e interdisciplinario seleccionará los proyectos de acuerdo con los siguientes criterios:
- El proyecto debe estar orientado a la ecología integral (a favor de las personas y del planeta);
- El proyecto debe implicar esfuerzos intergeneracionales con los jóvenes desempeñando un papel importante en el liderazgo y la ejecución de cada proyecto;
- El proyecto debe involucrar a la comunidad local (posiblemente a nivel nacional); y
- El proyecto debe mostrar cómo los valores espirituales motivan la acción ecológica (posiblemente con una dimensión ecuménica e interreligiosa).
¡Presenta tu ecoplan y forma parte de este camino juntos! https://www.new-humanity.org/fr/project/seed-funding-program/ Para participar en esta convocatoria, es necesario completar algunos datos cruciales. No te pierdas el modelo para hace el plan y la encuesta de la convocatoria de proyectos.
La fecha límite para completar tu solicitud es el 30 de junio de 2022. El 15 de julio de 2022 se comunicará si tu proyecto ha recibido la financiación inicial. Una vez que hayas obtenido la financiación, te comprometes a dar los primeros pasos de tu proyecto entre julio y septiembre de 2022 y nos gustaría ver tu primer informe a finales de octubre de 2022. Para más información, no dude en ponerse en contacto con nosotros en ecoplan@focolare.org. Más información sobre el Faith Plan for People and Planet at https://www.faithplans.org/
7 Jun 2022 | Sin categorizar
En América Latina la mayoría de la población pertenece a la Iglesia Católica romana, pero desde hace ya tiempo el conocimiento entre las varias Iglesias se va abriendo camino. El trabajo compartido en lo social, permite que los cristianos puedan encontrar cada vez más espacios de verdadera unidad. Uno de los momentos más fuertes es la Semana de oración por la unidad de los cristianos, que en el hemisferio sur se celebra en torno a la fiesta de Pentecostés. Cada vez más, los jóvenes son los protagonistas, realizando acciones concretas.
Los jóvenes siempre se han sentido atraídos por lo desconocido, por lo que es distinto, por todo lo que representa una novedad. Incluso en el ámbito religioso, siempre están abiertos a los que no son de la propia iglesia. Es una experiencia que está realizando Ikuméni, un taller para jóvenes cristianos de América Latina que pertenecen a distintas iglesias y tradiciones cristianas. “Desde el primer día me di cuenta de que iba a ser un reto personal para cada una de las personas presentes, empezando por mí que todos los días estoy en contacto sobre todo con personas católicas, como yo. En este curso todo era nuevo y cada uno de los participantes provenía de una iglesia diferente”, dice Carolina Boyacá, una joven colombiana de los Focolares.
Los jóvenes cristianos de distintas tradiciones se hacen compañeros de camino en este recorrido de formación, que es una verdadera experiencia inédita en el campo ecuménico. Partiendo de la fe común en Cristo cada uno se prepara para ponerse al servicio, tanto en el campo del desarrollo sustentable, como de la paz o de la asistencia humanitaria. “En agosto de 2021 asistí en forma virtual –nos sigue contando Carolina– al curso para jóvenes sobre las buenas prácticas ecuménicas e interreligiosas. Ya desde el comienzo se creó un clima muy bonito entre todos y sentíamos fuertemente el anhelo de construir relaciones y conocernos mejor… Al afrontar cada una de las temáticas también nos dimos cuenta de que, para ir adelante, muchas veces teníamos que dejar a un lado prejuicios o preconceptos que a menudo se crean dentro de una comunidad, y que no nos permiten abrir la mente y el corazón a recibir al otro. Sólo así es posible descubrir la belleza que nos une, y también las diferencias que nos hacen ser lo que somos como iglesia o realidad eclesial, sin que sea un impedimento trabajar juntos por un mundo más fraterno. Con el trascurso de los meses nos fuimos conociendo y tuvimos nuestro primer encuentro cara a cara. Realmente fue constatar que nuestra relación se había afianzado, que nos podíamos abrazar, rezar, dialogar y descubrir la diversidad y la riqueza de cada uno, la mía también”. Los jóvenes que siguen este taller se preparan para el servicio en común. Como dice el documento Servir al mundo herido del Consejo Ecuménico de las Iglesias y el Pontificio Consejo para el diálogo interreligioso, los cristianos tienen que sentir ahora la urgencia de un testimonio común: cristianos juntos en el servicio, incluso comprometiéndonos con personas de otras religiones en una solidaridad interreligiosa. Carolina y su grupo también se pusieron manos a la obra: “En diciembre, con otra joven del movimiento de los Focolares que participaba en el curso, queríamos llevar regalos a una comunidad indígena desplazada por la violencia y que viven en los suburbios de Bogotá. Les propusimos a todos la idea y hubo una hermosa respuesta: muchos donaron algo y aseguraron sus oraciones demostrando que, por más que pertenezcamos a iglesias diferentes, lo que nos motiva es ese amor inspirado en Jesús que es nuestro modelo común. Para terminar nuestro aprendizaje –sigue diciendo Carolina– cada uno de nosotros tuvo que relatar las actividades llevadas a cabo durante un encuentro presencial que se hizo en Buenos Aires (Argentina). El encuentro era con los participantes del curso Ikuméni, pero también contamos con la presencia de miembros de otras religiones que con alegría compartieron su pensamiento y sus actividades concretas. Fue un momento especial para podernos abrir también al diálogo interreligioso”. Una experiencia completamente nueva; un testimonio de la fraternidad que se construye a partir del esfuerzo de cada uno y el fuerte anhelo de conocerse y hacer cosas grandes, todos juntos. “El curso ha terminado –remarca Carolina–, pero es sólo el primer paso para responder a un llamado personal y continuar consolidando nuestras relaciones, podernos ayudar en esas actividades que nos permiten ampliar nuestro horizonte y seguir trabajando para que el mundo unido sea cada vez más una realidad”.
Carlos Mana