Movimiento de los Focolares

Chiara Lubich: Como si fuese el primer día

Estamos en tiempos que debemos caminar juntos, al estilo sinodal. En este pasaje se nos pide que pongamos en primer lugar el amor a nuestros hermanos y hermanas, pero especialmente con aquellos con los que trabajamos, estudiamos y vivimos. […] En la ayuda al hermano están resumidos todos nuestros deberes. Lo confirma una de esas Palabras de la Escritura centradas en el amor, que resuenan en nosotros de un modo especial: «Toda la ley alcanza su plenitud en este solo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Gal 5, 14). Si esto es así, para nosotros tensión a la santidad significa fijar toda nuestra atención y nuestro esfuerzo en amar al hermano. Para nosotros, buscar la santidad no consiste tanto en quitarnos los defectos uno a uno, cuanto en amar, en pensar en los demás, olvidándonos completamente de nosotros mismos. […] Y ya se sabe: quien ama al hermano, quien vive en el otro, se da cuenta enseguida de que en realidad ya no es él quien vive en sí mismo, sino que es Cristo en él. Cristo vive en su corazón. Y ¿quién es Cristo? ¿Quién es Jesús? Es la santidad. La santidad la encontramos en Jesús que aflora en nosotros porque amamos. La santidad nos  llega  como consecuencia del amor. Y  nosotros no podemos alcanzarla de otra manera. Si buscásemos la santidad por sí misma nunca la alcanzaríamos. Por tanto, amar y nada más. Perderlo todo, incluso el apego a la santidad, para tender solo, solo, solo a amar. Solamente así podremos un día hacer de la santidad un don a María. […] Volvamos a empezar hoy como si fuese el primer día de nuestra revolución de amor y el primer día de nuestro Santo Viaje. Volvamos a empezar sin pensar en nada más, porque en el amor está todo. Vivamos disponiéndonos a amar a cada prójimo como a nosotros mismos y para eso en la actitud constante de «sumergirnos» en cada situación. […]

Chiara Lubich

https://vimeo.com/623447094 (LUBICH, C; Editado por Michel Vandeleene, Conversazioni in collegamento telefonico, Cittá Nuova, Roma, 2019, pp. 120-121)

JMJ: llamados por su nombre

JMJ: llamados por su nombre

Se está preparando la próxima Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).  Promovida por la Iglesia Católica, se llevará a cabo este año a nivel diocesano. Será una etapa del camino de preparación al 2023, cuando los jóvenes se volverán a encontrar alrededor del Papa en Lisboa (Portugal). Es verdad.  Entre los que han sufrido más en este período de emergencia sanitaria están los jóvenes. Su deseo de relación con los demás se vio, de golpe, impedido.  No pudieron asistir al colegio, a la universidad, no pudieron ir a trabajar.  Fueron excluidos de la vida social, de la relación con los amigos. Pero también es cierto que los jóvenes fueron los primeros que pusieron en movimiento la solidaridad, la lucha por la vida, infundiendo esperanza, siendo constructores de paz y cuidando el ambiente. El Papa Francisco los ha escuchado, ha sabido lo que ellos han vivido en este tiempo y hace pocos días ha hecho público su mensaje para la GMG 2021 con un lema que invita a la acción: “¡Levántate! Te constituyo en testigo de lo que has visto”. “Cuando un joven cae, de alguna manera cae la humanidad.  Pero también es cierto que cuando un joven vuelve a levantarse, es como si elevara al mundo entero”, afirma.  Les pone delante el episodio del joven San Pablo que mientras iba hacia Damasco para arrestar a algunos cristianos, Jesús, en medio de una luz “más resplandeciente que el sol”, lo llama por su nombre: “¡Saulo!” Es como si el Papa Francisco hoy quisiera llamar a cada joven por su nombre.  Y recorre con ellos el camino del testigo de Cristo que Pablo hizo. Al final le dice a cada uno de ellos: “Levántate” y sé testigo de tu experiencia, del amor y el respeto que es posible instaurar en las relaciones humanas. Levántate y defiende la justicia social, la verdad, los derechos humanos.  Sé testigo de la nueva mirada que te deja ver la creación con ojos llenos de sorpresa, reconoce la tierra como nuestra casa común y ten la valentía de defender la ecología integral.  Sé testigo de que siempre se puede volver a empezar y de que Cristo vive. “Veo este mensaje como un gran reto para nosotros los jóvenes” –me confiesa Klara María Piedade, 27 años, una joven brasileña–. “Pienso que es una respuesta y una confirmación de que verdaderamente tenemos que ser responsables y hacernos protagonistas de un mundo unido, de un mundo más fraterno”. Klara forma parte de un grupo de jóvenes que durante un período de tiempo trabajan en el Centro Internacional  de los  Jóvenes por un Mundo Unido de los Focolares.  Junto a todos los jóvenes y chicos de los Focolares del mundo están comprometidos en distintos frentes por el cuidado de la casa común, reflejando lo que dice la Laudato Si’. Dare to care –Atreverse a cuidar– es el nombre del programa, cuyos principales promotores son ellos mismos.  “Tenemos que ser protagonistas” – afirma Klara– “no sólo de palabra, sino sobre todo con nuestras acciones. Cambiaremos el mundo si damos este primer paso. Es muy importante ponernos en red con todos los que ya están haciendo algo”. Se ha fijado para agosto de 2023 la fecha de la próxima Jornada Mundial de la Juventud, que tendrá lugar en Lisboa.  Mientras tanto, este año en noviembre, con ocasión de la fiesta de Cristo Rey, la JMJ se celebrará en todas las diócesis del mundo. Será una etapa hacia el año 2023, estando abiertos a las sorpresas de Dios, “que quiere ver resplandecer su luz en nuestro camino”.

Carlos Mana

Comunión de pensamiento y espíritu

Comunión de pensamiento y espíritu

Un Congreso en la Facultad Teológica de Innsbruck (Austria) como conclusión de un itinerario plurianual de actividad intelectual y ejercicio existencial. Mirar a todas las flores” un título insólito para un congreso teológico y, además, en un prestigioso contexto como lo es la Facultad de Teología de Innsbruck que los expertos en el área identifican con el nombre de Karl Rahner, quien está sepultado en la gran iglesia jesuita que divide las dos alas del Ateneo. Ha sido significativo que, precisamente aquí, en la prestigiosa Leopold Saal haya tenido lugar este congreso, caracterizado por una amplia participación (alrededor de cien personas) con 150 puntos de escucha en otros continentes. No se trata de un evento aislado, sino de la conclusión de un itinerario que inició hace casi una década con motivo de un congreso islamo-cristiano organizado por el Movimiento de los Focolares y que se basó en el intercambio de experiencias de un diálogo de vida. Dos profesores de la facultad teológica austríaca – Roman Siebenrock y Wolfgang Palaver – quienes estaban presentes en esa ocasión mostraron gran interés en esta experiencia de diálogo. Los meses siguientes entraron en contacto con la espiritualidad de los Focolares y también visitaron el naciente Instituto Universitario Sophia y el centro internacional del diálogo interreligioso del Movimiento. A partir de entonces nació la idea de conformar un grupo de investigación con académicos de las dos religiones para profundizar aspectos de la espiritualidad desde las dos perspectivas. Desde entonces, cada año, a finales de agosto, este grupo -o cluster como se le conoce –, que está compuesto por unas veinte personas de distintas proveniencias, se reúne regularmente durante algunos días. Desde un inicio no fue una simple actividad intelectual y académica sino un ejercicio existencial que poco a poco permitió que se fueran construyendo relaciones profundas a nivel personal, cultural, religioso e intelectual. En los últimos años el interés del grupo se ha concentrado en  algunas páginas de carácter místico de Chiara Lubich.  Los textos, entre los cuales se encuentra el que le dio el título a la conferencia, han sido profundizados tanto desde la sensibilidad cristiana (católica y reformada) como desde la musulmana (sunita y chiita). Al final de este camino, se decidió organizar un congreso académico que permitiera compartir la riqueza de estas reflexiones. El congreso de estos días ha abierto esta experiencia a un público académico, y no solo, de matriz germánica (de hecho la gran mayoría de participantes eran austríacos, suizos y alemanes) que expresó en el estilo, el lenguaje y en las categorías de pensamiento de esta parte de Europa un patrimonio espiritual reciente (el de Chiara Lubich) pero que la mismo tiempo logró una sintonía con pensadores de distintas proveniencias, tanto étnicas como culturales y sobre todo religiosas y no religiosas: católicos, reformados, musulmanes y marxistas. A una reflexión teológica sobre el escrito que dio el título al evento -presentada por el teólogo reformado Stefan Tobler- siguieron otras reflexiones y mesas redondas desde las cuales emergió la experiencia de comunión intelectual y espiritual que estos académicos -cristianos y musulmanes- viven desde hace años. Tal como lo percibió una artista de Ginebra, que participó en el trabajo, se podía notar este testimonio claro cuando subía al palco un grupo que ofrecía un aporte colectivo. La comunión de pensamiento y espíritu,un aspecto que raramente se encuentra en el ámbito académico, fue una dimensión importante que caracterizó al congreso de estos días. Además, la presencia de católicos, reformados, marxistas y musulmanes ofreció una selección importante de las escuelas de pensamiento, de las sensibilidades académicas, pero también culturales y religiosas que no es fácil de encontrar en el mundo actual que vive fuertes polarizaciones cotidianas también en el ámbito académico y cultural.

 Roberto Catalano

La sabiduría de los mansos

Lucia Abignente, focolarina italiana, recuerda a Anna Fratta (Doni) con quien compartió parte de sus años en Polonia. Una vida enteramente “Donada”, como el significado del nombre que le dio Chiara Lubich. “Un abismo de humanidad”, “una maestra de vida”, “una pequeña gran mujer”. Estos son tres fragmentos de los muchos ecos suscitados, el 24 de septiembre de 2021, por la noticia de la llegada de Anna Fratta a la casa del Padre, conocida en el Movimiento de los Focolares como Doni. Quizás, al escucharlos, se sentiría casi incómoda, tímida como era ante todos los elogios y mesurada en sus palabras que, en esencia, eran una destilación de sabiduría. Su naturaleza, fortalecida por las experiencias de la vida, la había convertido en tales. La menor de seis hermanos, vive una infancia a la que la dimensión del dolor no es ajena en absoluto, y se manifiesta de forma particularmente aguda con la muerte de una hermana. Cuestiones existenciales profundas sobre el sentido de la vida la cuestionan incluso de niña, lo que la lleva progresivamente a distanciarse de Dios y a buscar respuestas en otro lugar. Posteriormente, el estudio de la medicina, elegido por rebelión, resulta providencial. La biología la fascina y afecta su viaje interior. Descubre en la naturaleza una relación de reciprocidad y servicio que no puede explicar: una ley del amor en la raíz de la cual, como entiende una noche “después de una lucha interior dolorosa, dramática”, hay “un-Ser que tiene en sí mismo el amor”. Es un punto de inflexión decisivo seguido del encuentro con Dios en el carisma de Chiara Lubich. Pronto Doni advierte que Él la está llamando para que lo siga en el camino del Focolar. Doni formará parte del grupo de médicos focolarinos que, aceptando la petición de la Iglesia, irá detrás del muro de Berlín, donde vivirá treinta años (1962-1992), primero en la República democrática alemana y luego en Polonia, trabajando en silencio y eficazmente para dar vida a la comunidad de los Focolares, cuyo camino y crecimiento seguirá con asombro y gratitud a Dios. Desde estas tierras, marcadas por el sufrimiento de la falta de libertad y la imposibilidad a menudo de contacto con el Centro de los focolares en Roma, se trasladará posteriormente para estar justo en el corazón de la misma, viviendo en Rocca di Papa (Roma-Italia) en el focolar de Chiara Lubich. Con ella compartirá años intensos, brillantes, llenos de eventos y compromisos a nivel mundial, acompañándola después con dedicación y mucho cariño incluso en el último tramo de su permanencia en la tierra. El plan de Dios para ella se completa con su sabia contribución como consejera general del Movimiento en el aspecto de “espiritualidad y vida de oración” que, combinada con la donación para acoger a muchos – con Gis Calliari, Eli Folonari y otras de las primeras focolarinas – transmite la luz de la vida cotidiana vivida con Chiara Lubich; y luego en la ciudadela de Loppiano (Italia), donde se traslada debido a una enfermedad que la inhabilita y reduce lentamente sus capacidades físicas. Una profunda coherencia interior unía su acción: “El amor, como sabemos, desarma; nuestro hablar era tal que todos, amigos y enemigos, podrían haberlo escuchado”, recordó, consciente del especial cuidado con el que, detrás del Muro, los seguía la policía secreta. “Amar, amar, solo amar y llenar las maletas con este amor, ¡esto es lo único que me llevaré!”, señala en los últimos años mientras se prepara para el viaje decisivo. No es de extrañar, entonces que su actividad profesional se haya ganado la estima de las autoridades que, en la República democrática alemana, le otorgaron tres medallas por el trabajo realizado y el “colectivo” construido. Y es aún más lógico que su vida transmitiera el amor de Dios a muchos de manera límpida. Tal vez el secreto esté precisamente en esa relación íntima y constante con la Virgen, en particular con ella que, Desolada, abre en el sí del Gólgota, el corazón y los brazos a la humanidad. Es en Su escuela que Doni se pone. Escribió el 15 de septiembre de 1962, poco después de cruzar el muro de Berlín: “Aquí no tienes en qué apoyarte, y si dejas de mirar siempre a María al pie de la cruz, caes por tierra. Hay momentos en los que te parece sofocar, y no puedes más que rezar a María. Solo así el vacío se convierte poco a poco en plenitud y el dolor se transforma en paz. Estos son los momentos más hermosos del día, los más valiosos, porque en el dolor encuentro una relación cada vez más profunda e íntima con la Virgen, y por Ella con todos sus hijos”. Aquí el secreto de la fecundidad de su vida enteramente “Donada” como lo expresa el nombre que le dio Chiara Lubich.

Lucia Abignente

Chiara Lubich: Una relación armoniosa con la naturaleza

Hoy, 4 de octubre, fiesta de San Francisco de Asís, patrono de la ecología, concluye el “Tiempo de la Creación”, la celebración anual de oración y acción por nuestra casa común. Las diferentes Iglesias y comunidades eclesiales de todo el mundo se unen juntamente para proteger y defender la Creación. Chiara Lubich nos invita en este escrito a tener, en primera persona, una justa relación con el ambiente. […] Desde muchos lugares se lanzan propuestas para sanar nuestro mundo enfermo. […] Los jóvenes son especialmente sensibles a esta cuestión y sienten la necesidad de cambios radicales en la relación con el medio ambiente, en la relación entre los individuos y entre los Estados, en el uso de los descubrimientos científicos. También advierten que la protección del medio ambiente y la construcción de la paz son posibles solamente si se practican a escala planetaria. Ellos están convencidos de que, para hacer realidad el ideal de un mundo unido, hay que afirmar la primacía del ser humano sobre la ciencia y la tecnología. […] Pues bien, se trata de dar nuestra contribución concreta, aunque sea pequeña, a la solución de problemas importantes. Nuestros jóvenes lo han entendido y ya han emprendido diversas iniciativas que ponen de manifiesto una conciencia ecológica personal y colectiva, en muchos aspectos, y concretamente adquiriendo aquellos productos que no tienen un impacto negativo en el medio ambiente, en la recogida de residuos que contaminan el medio ambiente y en todas aquellas opciones que nacen de un profundo respeto por la naturaleza. Es a partir de los pequeños problemas locales como se forma una conciencia moral capaz de afrontar los problemas a escala mundial. Al fin y al cabo, la ecología es un reto que solo se puede vencer cambiando las mentalidades y formando las conciencias. Muchos estudios científicos serios han demostrado que no faltarían ni los recursos técnicos ni los económicos para mejorar el medio ambiente. Lo que sí falta es ese suplemento de alma, ese nuevo amor por el ser humano, que hace que todos nos sintamos responsables de todos, en el esfuerzo común de gestionar los recursos de la tierra de una manera inteligente, justa y mesurada. No olvidemos que Dios creador confió la tierra a todos los hombres y no a un solo pueblo o a un solo grupo de personas. La distribución de los bienes en el mundo, la ayuda a las poblaciones más pobres, la solidaridad del Norte con el Sur, de los ricos para con los pobres es la otra cara del problema ecológico. […] La Biblia, con su relato de la creación, nos enseña que solo en armonía con el plan de Dios la naturaleza y el hombre encuentran el orden y la paz. Si el hombre no está en paz con Dios, la tierra misma no está en paz. […] Si descubrimos que toda la creación es un regalo de un Padre que nos ama, será mucho más fácil encontrar una relación armoniosa con la naturaleza. Y si además se descubre que este regalo es para todos los miembros de la familia humana, y no solo para algunos, se prestará más atención y respeto a algo que pertenece a toda la humanidad presente y futura.

Chiara Lubich

(Carta de Chiara Lubich a Nikkyo Niwano – 1990, en POLI, R. e CONTE, A., Vita, salute, ambiente tra speranza e responsabilità, Cittá Nuova, Roma, 2021, pp. 32-34) Buenas prácticas y actividades: http://www.unitedworldproject.org/daretocare2021/

Trabajar junto al movimiento Laudato Si’

Trabajar junto al movimiento Laudato Si’

El Movimiento de los Focolares trabaja en conjunto con el Movimiento Laudato Sì para el cuidado de la Creación. Una sinergia muy fuerte para mejorar nuestra casa común, cuenta el director ejecutivo Tomas Insua El 4 de octubre de 2021 se concluye el “Tiempo de la Creación”, una iniciativa de oración y de acciones concretas para salvaguardar y proteger nuestra casa común, que se realiza todos los años del 1 de septiembre al 4 de octubre. Además se realizará un llamamiento por parte de 46 líderes religiosos de todo el mundo -entre los cuales el papa Francisco- para promover una acción concreta que incida en el cambio climático mediante el lanzamiento de la iniciativa mundial “Faith Plans for People and Planet” en la que participa el Movimiento  de los Focolares. Sobre ello hablamos con Tomas Insua, director ejecutivo del Movimiento Laudato , una red mundial de asociaciones y movimientos que trabajan conjuntamente por la ecología y el ambiente. ¿Cuál es el itinerario sinodal que el Movimiento Laudato Sì quiere conducir hacia la conversión ecológica? Antes se llamaba “Movimiento católico global por el clima”, ¿a qué se debe este cambio de nombre? El Movimiento Laudato Sí  es una realidad nueva en la vida de la Iglesia. Fue fundado hace solo seis años, en el 2015, poco antes de que se publicara la encíclica Laudato Sí  del papa Franciasco. El nombre “Movimiento católico mundial por el clima” era demasiado largo, no todos lo recordaban. Además la crisis climática, que sigue siendo una grandísima prioridad para el Movimiento, no es nuestro único camino. En los últimos años, por ejemplo, hemos empezado a trabajar también por la crisis de la biodiversidad y también en otros ámbitos. Por lo tanto empezamos un camino sinodal, de discernimiento y diálogo entre distintas realidades que conforman el Movimiento -entre las cuales el Movimiento de los Focolares- y, después de dos años de trabajo, surgió este nuevo nombre, Movimento Laudato Sì, porque la Encíclica del papa Francisco y sus contenidos son el corazón de todo lo que hacemos. ¿Qué tienen programado para el futuro? Entre los distintos proyectos está el más inmediato que es la petición “Planeta sano, personas sanas”. Es importante firmar la petición, porque del 1 al 12 de noviembre de 2021 tendrá lugar la gran cumbre de la ONU (COP26) que se realizará en Glasgow (Reino Unido). Los líderes mundiales pueden fijar objetivos significativos para proteger la creación. Es nuestra responsabilidad hacer escuchar la voz de los más vulnerables y movilizarnos en nombre de ellos. Después, en este “Tiempo de la Creación” ha sido maravilloso ver cuántas actividades se han desarrollado y cuantas todavía están en curso a nivel local, en todo el mundo, gracias a los círculos Laudato Sì. Es un signo de esperanza, que se mueve desde la base y que crece con la conciencia de la crisis de nuestra casa común, pero también por el deseo de hacer algo. El 26 de agosto de 2021 te reuniste con la Presidente de los Focolares Margaret Karram. ¿Qué fue para ti este encuentro y cómo los Focolares pueden interactuar con vuestro Movimiento? El encuentro con Margaret fue bellísimo. Fui junto con nuestra presidente, Lorna Gold. Para mí fue estupendo conocer la realidad de los Focolares. Lo que más me gustó fue la sintonía entre los dos movimientos. Obviamente el Movimiento de los Focolares es mucho más grande y tiene más años de vida. Nosotros somos una realidad muy joven, pero, en algunos aspectos, somos muy similares a los Focolares, como por ejemplo en el compromiso por el diálogo entre distintas Iglesias y el diálogo entre las grandes religiones. Entre nosotros en el Movimiento Laudato Sì de hecho participan personas que viven la fe católica, pero también tenemos animadores pertenecientes a varias Iglesias y a distintas religiones. Aprender de la experiencia de diálogo de los Focolares es un don maravilloso.

Lorenzo Russo