Oct 14, 2021 | Sin categorizar
Una garantía de amor. La certeza de que todo en la vida tiene un sentido. San Pablo, con esa frase de la carta a los Romanos (Romanos 8,28), nos revela que toda experiencia humana, desde la más bella a la más complicada, forma parte de un designio más grande, un designio de salvación. La clave para aceptar esta propuesta es confiar y fiarse del Padre. El camino hacia la felicidad Tocaba el violín por la calle no para ganar dinero, sino porque me había percatado de que tocando para las fiestas podía hacer felices a las personas. Entonces, ¿por qué no ensanchar el círculo? Un día una señora, que a juzgar por su ropa era dignamente pobre, se quedó escuchándome por largo tiempo, pidiéndome disculpas por no poder ni siquiera colocar una moneda en el estuche del violín. Se alejó con timidez cuando le propuse que tomara el dinero que necesitaba, pero al final acabó aceptándolo. “Compraré pan”, me dijo, y se marchó con lágrimas en los ojos. Al día siguiente toqué en la misma calle, con un cartel bien visible: “Para quien lo necesite”. Muchos tomaron algunas monedas, pero muchos dejaron billetes. Mientras estaba por irme, se me acercó la señora que me había hecho nacer la ida. Le conté lo que había pasado; si lo aceptaba, la suma que se había juntado era para ella. Me contó la desastrosa situación financiera que había reducido la familia a la pobreza. Conocí luego a su esposo enfermo y a una hija desocupada que ahora es mi esposa. Hacer felices a los demás es el camino de la felicidad. (O.A. – Francia) Confiar en Dios Con ocasión de los bautizos de nuestras hijas, como acostumbramos a hacer, organizamos fiestas muy simples, sin derroches, abriendo nuestra casa a amigos y parientes, y dado que siempre recibíamos dinero como regalo, una parte la dedicamos a un proyecto en favor de los niños recién nacidos de un país africano. Recuerdo el bautizo de nuestra tercera hija: en ese período tanto mi esposa como yo estábamos sin trabajo y por lo tanto era difícil decidir si mandar o no el dinero que habíamos recibido (250 euro). Pero, luego, confiamos en Dios y lo mandamos. Después de algunos meses nos hicieron saber que habían rezado para pedir exactamente esa cifra; además ese dinero, que había llegado justo en el momento en que ya no tenían con qué dar de comer a los niños, iban a ser suficientes para tres meses… Nuestra emoción fue muy grande. A nosotros no sólo no nos había faltado nada, sino que a mi esposa, que en ese tiempo necesitaba alguna prenda de vestir, le habían llegado como regalo un abrigo, una chaqueta, dos faldas y dinero por un valor equivalente a tres veces lo que habíamos donado. (D.P.- Italia) Recuerdo de un amigo Una característica de mi amigo Urs era una gran fuerza comunicativa: con su sonrisa y con palabras estimulantes transmitía experiencias personales de su relación con Dios. En el trabajo, en tren, en una habitación de hospital, durante el deporte o de vacaciones… toda ocasión era buena para establecer relaciones no superficiales. Muchos recuerdan su capacidad de ponerse a escuchar, de hacerse prójimo especialmente con el que sufría. En Zurich, animaba un grupo de jóvenes que trabajaban en una iniciativa en favor de los tóxico-dependientes, y gracias a él más de 30 de ellos se recuperaron y varios se acercaron a una vida de fe. En los sufrimientos que padeció en el último período, a raíz de un cáncer, Urs no se dejó vencer: “Todo es amor de Dios, todo, realmente todo”, repetía. Y a pesar de que tenía un futuro tan incierto, se lo veía sereno, confiado. Con otros dos amigos que estaban en las mismas condiciones, se apoyaban y sostenían recíprocamente. Decía: “Le he dado todo a Dios sin condiciones ni peros… y él ha realizado en mí sus promesas: el céntuplo ya en esta tierra. Estoy feliz”. Son palabras que expresan muy bien quién ha sido Urs para nosotros. (F. – Suiza)
Recogido por Maria Grazia Berretta
(extraído de Il Vangelo del Giorno, Città Nuova, año VII, número 4, septiembre-octubre de 2021)
Oct 12, 2021 | Sin categorizar
Un padre finalmente puede permitirse comprar una casa para sus hijos. Pero no tiene los recursos económicos y físicos para restructurarla él mismo. Una comunidad se organiza a su alrededor.
“Muchos vinieron a ayudarme, en tres días pudimos rehacer el techo y reemplazar los de tierra y paja por unos de yeso”. Estas son las palabras entusiastas de Janos Kalman, serbio, de nacionalidad húngara, padre de 3 hijos. Los trabajos en curso en su casa tienen algo extraordinario. Hasta hace poco, vivía en una casa destartalada y sin agua entre baldíos, y su sueño siempre había sido tener su propia casa. Pero, nunca había podido permitírselo. Gracias a la indemnización por un accidente y la generosidad de muchos, finalmente reunió la suma para comprar una propiedad. Sin embargo, había otro problema. Necesitaba una restructuración. “Me hubiera gustado poder arreglarla – dice – pero sabía que solo nunca lo habría logrado”. Janos caminó con muletas durante 10 años debido a un accidente de trabajo. Ahora ha vuelto a caminar, pero todavía no puede doblar la rodilla. Necesitaba ayuda para los trabajos. Así se puso en marcha la comunidad de los Focolares, poniendo en práctica el lema #daretocare (“atreverse a cuidar”), propuesto por Jóvenes por un Mundo Unido. (www.unitedworldproject.org/daretocare2021).
“Decidimos hacer una lista de las personas más necesitadas – explica Cinzia Panero, miembro de los Focolares en Serbia – algunas tenían dificultades económicas, otras estaban enfermas, otras sin casa”. Entre estas últimas, la de Janos, que aún tiene trabajo por hacer, “pero la ayuda que he recibido es un gran regalo para mí”, dice él mismo. Todavía hay un hecho más importante que marca la diferencia en esta historia: la casa de Janos está ubicada en Vojvodina, una región autónoma de Serbia compuesta por varios grupos étnicos (eslovacos, rutenos, rumanos, croatas, con una mayoría de población de habla húngara). Además, algunas personas de la República Checa contribuyeron al trabajo de restructuración, recolectando dinero para los materiales necesarios y enviando a dos personas a Serbia. Todo esto con un detalle: quienes contribuyeron económicamente, por ejemplo, han querido escribir un mensaje personal dirigido a quienes recibirían la suma enviada. Los beneficiados han respondido con gratitud y emoción. Un gesto que ayuda a construir un sentido de familia más allá de la distancia. Un verdadero trabajo en equipo entre diferentes culturas. Entre los voluntarios que ayudaron, hay uno que dijo: “Además de ayudar a alguien que lo necesitaba, sentí que también me estaba ayudando a mí mismo a salir de mi zona de confort”. Puedes ir hacia el otro para construir una casa. Y así, ser casa.
Laura Salerno
Vea el vídeo de la experiencia
Oct 11, 2021 | Sin categorizar
Estamos en tiempos que debemos caminar juntos, al estilo sinodal. En este pasaje se nos pide que pongamos en primer lugar el amor a nuestros hermanos y hermanas, pero especialmente con aquellos con los que trabajamos, estudiamos y vivimos. […] En la ayuda al hermano están resumidos todos nuestros deberes. Lo confirma una de esas Palabras de la Escritura centradas en el amor, que resuenan en nosotros de un modo especial: «Toda la ley alcanza su plenitud en este solo precepto: Amarás a tu prójimo como a ti mismo» (Gal 5, 14). Si esto es así, para nosotros tensión a la santidad significa fijar toda nuestra atención y nuestro esfuerzo en amar al hermano. Para nosotros, buscar la santidad no consiste tanto en quitarnos los defectos uno a uno, cuanto en amar, en pensar en los demás, olvidándonos completamente de nosotros mismos. […] Y ya se sabe: quien ama al hermano, quien vive en el otro, se da cuenta enseguida de que en realidad ya no es él quien vive en sí mismo, sino que es Cristo en él. Cristo vive en su corazón. Y ¿quién es Cristo? ¿Quién es Jesús? Es la santidad. La santidad la encontramos en Jesús que aflora en nosotros porque amamos. La santidad nos llega como consecuencia del amor. Y nosotros no podemos alcanzarla de otra manera. Si buscásemos la santidad por sí misma nunca la alcanzaríamos. Por tanto, amar y nada más. Perderlo todo, incluso el apego a la santidad, para tender solo, solo, solo a amar. Solamente así podremos un día hacer de la santidad un don a María. […] Volvamos a empezar hoy como si fuese el primer día de nuestra revolución de amor y el primer día de nuestro Santo Viaje. Volvamos a empezar sin pensar en nada más, porque en el amor está todo. Vivamos disponiéndonos a amar a cada prójimo como a nosotros mismos y para eso en la actitud constante de «sumergirnos» en cada situación. […]
Chiara Lubich
https://vimeo.com/623447094 (LUBICH, C; Editado por Michel Vandeleene, Conversazioni in collegamento telefonico, Cittá Nuova, Roma, 2019, pp. 120-121)
Oct 8, 2021 | Sin categorizar
Se está preparando la próxima Jornada Mundial de la Juventud (JMJ). Promovida por la Iglesia Católica, se llevará a cabo este año a nivel diocesano. Será una etapa del camino de preparación al 2023, cuando los jóvenes se volverán a encontrar alrededor del Papa en Lisboa (Portugal).
Es verdad. Entre los que han sufrido más en este período de emergencia sanitaria están los jóvenes. Su deseo de relación con los demás se vio, de golpe, impedido. No pudieron asistir al colegio, a la universidad, no pudieron ir a trabajar. Fueron excluidos de la vida social, de la relación con los amigos. Pero también es cierto que los jóvenes fueron los primeros que pusieron en movimiento la solidaridad, la lucha por la vida, infundiendo esperanza, siendo constructores de paz y cuidando el ambiente. El Papa Francisco los ha escuchado, ha sabido lo que ellos han vivido en este tiempo y hace pocos días ha hecho público su mensaje para la GMG 2021 con un lema que invita a la acción: “¡Levántate! Te constituyo en testigo de lo que has visto”. “Cuando un joven cae, de alguna manera cae la humanidad. Pero también es cierto que cuando un joven vuelve a levantarse, es como si elevara al mundo entero”, afirma. Les pone delante el episodio del joven San Pablo que mientras iba hacia Damasco para arrestar a algunos cristianos, Jesús, en medio de una luz “más resplandeciente que el sol”, lo llama por su nombre: “¡Saulo!” Es como si el Papa Francisco hoy quisiera llamar a cada joven por su nombre. Y recorre con ellos el camino del testigo de Cristo que Pablo hizo. Al final le dice a cada uno de ellos: “Levántate” y sé testigo de tu experiencia, del amor y el respeto que es posible instaurar en las relaciones humanas. Levántate y defiende la justicia social, la verdad, los derechos humanos. Sé testigo de la nueva mirada que te deja ver la creación con ojos llenos de sorpresa, reconoce la tierra como nuestra casa común y ten la valentía de defender la ecología integral. Sé testigo de que siempre se puede volver a empezar y de que Cristo vive. “Veo este mensaje como un gran reto para nosotros los jóvenes” –me confiesa Klara María Piedade, 27 años, una joven brasileña–. “Pienso que es una respuesta y una confirmación de que verdaderamente tenemos que ser responsables y hacernos protagonistas de un mundo unido, de un mundo más fraterno”. Klara forma parte de un grupo de jóvenes que durante un período de tiempo trabajan en el Centro Internacional de los Jóvenes por un Mundo Unido de los Focolares. Junto a todos los jóvenes y chicos de los Focolares del mundo están comprometidos en distintos frentes por el cuidado de la casa común, reflejando lo que dice la Laudato Si’. Dare to care –Atreverse a cuidar– es el nombre del programa, cuyos principales promotores son ellos mismos. “Tenemos que ser protagonistas” – afirma Klara– “no sólo de palabra, sino sobre todo con nuestras acciones. Cambiaremos el mundo si damos este primer paso. Es muy importante ponernos en red con todos los que ya están haciendo algo”. Se ha fijado para agosto de 2023 la fecha de la próxima Jornada Mundial de la Juventud, que tendrá lugar en Lisboa. Mientras tanto, este año en noviembre, con ocasión de la fiesta de Cristo Rey, la JMJ se celebrará en todas las diócesis del mundo. Será una etapa hacia el año 2023, estando abiertos a las sorpresas de Dios, “que quiere ver resplandecer su luz en nuestro camino”.
Carlos Mana
Oct 6, 2021 | Sin categorizar
Un Congreso en la Facultad Teológica de Innsbruck (Austria) como conclusión de un itinerario plurianual de actividad intelectual y ejercicio existencial.
“Mirar a todas las flores” un título insólito para un congreso teológico y, además, en un prestigioso contexto como lo es la Facultad de Teología de Innsbruck que los expertos en el área identifican con el nombre de Karl Rahner, quien está sepultado en la gran iglesia jesuita que divide las dos alas del Ateneo. Ha sido significativo que, precisamente aquí, en la prestigiosa Leopold Saal haya tenido lugar este congreso, caracterizado por una amplia participación (alrededor de cien personas) con 150 puntos de escucha en otros continentes. No se trata de un evento aislado, sino de la conclusión de un itinerario que inició hace casi una década con motivo de un congreso islamo-cristiano organizado por el Movimiento de los Focolares y que se basó en el intercambio de experiencias de un diálogo de vida. Dos profesores de la facultad teológica austríaca – Roman Siebenrock y Wolfgang Palaver – quienes estaban presentes en esa ocasión mostraron gran interés en esta experiencia de diálogo. Los meses siguientes entraron en contacto con la espiritualidad de los Focolares y también visitaron el naciente Instituto Universitario Sophia y el centro internacional del diálogo interreligioso del Movimiento. A partir de entonces nació la idea de conformar un grupo de investigación con académicos de las dos religiones para profundizar aspectos de la espiritualidad desde las dos perspectivas. Desde entonces, cada año, a finales de agosto, este grupo -o cluster como se le conoce –, que está compuesto por unas veinte personas de distintas proveniencias, se reúne regularmente durante algunos días. Desde un inicio no fue una simple actividad intelectual y académica sino un ejercicio existencial que poco a poco permitió que se fueran construyendo relaciones profundas a nivel personal, cultural, religioso e intelectual. En los últimos años el interés del grupo se ha concentrado en algunas páginas de carácter místico de Chiara Lubich. Los textos, entre los cuales se encuentra el que le dio el título a la conferencia, han sido profundizados tanto desde la sensibilidad cristiana (católica y reformada) como desde la musulmana (sunita y chiita). Al final de este camino, se decidió organizar un congreso académico que permitiera compartir la riqueza de estas reflexiones.
El congreso de estos días ha abierto esta experiencia a un público académico, y no solo, de matriz germánica (de hecho la gran mayoría de participantes eran austríacos, suizos y alemanes) que expresó en el estilo, el lenguaje y en las categorías de pensamiento de esta parte de Europa un patrimonio espiritual reciente (el de Chiara Lubich) pero que la mismo tiempo logró una sintonía con pensadores de distintas proveniencias, tanto étnicas como culturales y sobre todo religiosas y no religiosas: católicos, reformados, musulmanes y marxistas. A una reflexión teológica sobre el escrito que dio el título al evento -presentada por el teólogo reformado Stefan Tobler- siguieron otras reflexiones y mesas redondas desde las cuales emergió la experiencia de comunión intelectual y espiritual que estos académicos -cristianos y musulmanes- viven desde hace años. Tal como lo percibió una artista de Ginebra, que participó en el trabajo, se podía notar este testimonio claro cuando subía al palco un grupo que ofrecía un aporte colectivo. La comunión de pensamiento y espíritu,un aspecto que raramente se encuentra en el ámbito académico, fue una dimensión importante que caracterizó al congreso de estos días. Además, la presencia de católicos, reformados, marxistas y musulmanes ofreció una selección importante de las escuelas de pensamiento, de las sensibilidades académicas, pero también culturales y religiosas que no es fácil de encontrar en el mundo actual que vive fuertes polarizaciones cotidianas también en el ámbito académico y cultural.
Roberto Catalano
Oct 5, 2021 | Sin categorizar
Lucia Abignente, focolarina italiana, recuerda a Anna Fratta (Doni) con quien compartió parte de sus años en Polonia. Una vida enteramente “Donada”, como el significado del nombre que le dio Chiara Lubich. “Un abismo de humanidad”, “una maestra de vida”, “una pequeña gran mujer”. Estos son tres fragmentos de los muchos ecos suscitados, el 24 de septiembre de 2021, por la noticia de la llegada de Anna Fratta a la casa del Padre, conocida en el Movimiento de los Focolares como Doni. Quizás, al escucharlos, se sentiría casi incómoda, tímida como era ante todos los elogios y mesurada en sus palabras que, en esencia, eran una destilación de sabiduría. Su naturaleza, fortalecida por las experiencias de la vida, la había convertido en tales. La menor de seis hermanos, vive una infancia a la que la dimensión del dolor no es ajena en absoluto, y se manifiesta de forma particularmente aguda con la muerte de una hermana. Cuestiones existenciales profundas sobre el sentido de la vida la cuestionan incluso de niña, lo que la lleva progresivamente a distanciarse de Dios y a buscar respuestas en otro lugar. Posteriormente, el estudio de la medicina, elegido por rebelión, resulta providencial. La biología la fascina y afecta su viaje interior. Descubre en la naturaleza una relación de reciprocidad y servicio que no puede explicar: una ley del amor en la raíz de la cual, como entiende una noche “después de una lucha interior dolorosa, dramática”, hay “un-Ser que tiene en sí mismo el amor”. Es un punto de inflexión decisivo seguido del encuentro con Dios en el carisma de Chiara Lubich. Pronto Doni advierte que Él la está llamando para que lo siga en el camino del Focolar. Doni formará parte del grupo de médicos focolarinos que, aceptando la petición de la Iglesia, irá detrás del muro de Berlín, donde vivirá treinta años (1962-1992), primero en la República democrática alemana y luego en Polonia, trabajando en silencio y eficazmente para dar vida a la comunidad de los Focolares, cuyo camino y crecimiento seguirá con asombro y gratitud a Dios. Desde estas tierras, marcadas por el sufrimiento de la falta de libertad y la imposibilidad a menudo de contacto con el Centro de los focolares en Roma, se trasladará posteriormente para estar justo en el corazón de la misma, viviendo en Rocca di Papa (Roma-Italia) en el focolar de Chiara Lubich. Con ella compartirá años intensos, brillantes, llenos de eventos y compromisos a nivel mundial, acompañándola después con dedicación y mucho cariño incluso en el último tramo de su permanencia en la tierra. El plan de Dios para ella se completa con su sabia contribución como consejera general del Movimiento en el aspecto de “espiritualidad y vida de oración” que, combinada con la donación para acoger a muchos – con Gis Calliari, Eli Folonari y otras de las primeras focolarinas – transmite la luz de la vida cotidiana vivida con Chiara Lubich; y luego en la ciudadela de Loppiano (Italia), donde se traslada debido a una enfermedad que la inhabilita y reduce lentamente sus capacidades físicas. Una profunda coherencia interior unía su acción: “El amor, como sabemos, desarma; nuestro hablar era tal que todos, amigos y enemigos, podrían haberlo escuchado”, recordó, consciente del especial cuidado con el que, detrás del Muro, los seguía la policía secreta. “Amar, amar, solo amar y llenar las maletas con este amor, ¡esto es lo único que me llevaré!”, señala en los últimos años mientras se prepara para el viaje decisivo. No es de extrañar, entonces que su actividad profesional se haya ganado la estima de las autoridades que, en la República democrática alemana, le otorgaron tres medallas por el trabajo realizado y el “colectivo” construido. Y es aún más lógico que su vida transmitiera el amor de Dios a muchos de manera límpida. Tal vez el secreto esté precisamente en esa relación íntima y constante con la Virgen, en particular con ella que, Desolada, abre en el sí del Gólgota, el corazón y los brazos a la humanidad. Es en Su escuela que Doni se pone. Escribió el 15 de septiembre de 1962, poco después de cruzar el muro de Berlín: “Aquí no tienes en qué apoyarte, y si dejas de mirar siempre a María al pie de la cruz, caes por tierra. Hay momentos en los que te parece sofocar, y no puedes más que rezar a María. Solo así el vacío se convierte poco a poco en plenitud y el dolor se transforma en paz. Estos son los momentos más hermosos del día, los más valiosos, porque en el dolor encuentro una relación cada vez más profunda e íntima con la Virgen, y por Ella con todos sus hijos”. Aquí el secreto de la fecundidad de su vida enteramente “Donada” como lo expresa el nombre que le dio Chiara Lubich.
Lucia Abignente