Movimiento de los Focolares
Ecuador: cuidar la casa común

Ecuador: cuidar la casa común

Un testimonio de ecología integral: los jóvenes y las comunidades unidos para la salvaguardia de los manglares “Un hábitat destruido, quemado, atacado por la basura y los pesticidas. Los manglares aquí se están convirtiendo en eso. Queremos ayudar a nuestra tierra, y a nuestra gente”.  Así se expresa Sirángelo Rodrigues Galiano, focolarino de 49 años, brasileño de origen, pero ya ecuatoriano por adopción.  Vive en la provincia de Esmeraldas, región afro-ecuatoriana en el norte del Ecuador, conocida como provincia verde. Clima tropical, playas de ensueño, riquísima biodiversidad.  Pero sobre todo, la presencia de manglares que crean un hábitat natural muy peculiar y único, que hoy está en peligro a causa de la acción del hombre. Los manglares son formaciones vegetales constituidas por enormes raíces, periódicamente cubiertas por las mareas.  Estas características permiten la creación de un hábitat muy especial, rico de animales y vegetales, imposible de encontrar en otros sitios, y que ahora corre el riesgo de extinguirse. . Sirángelo, desde su Brasil natal, se transfirió al Ecuador en el año 2016, cuando esa zona se viera afectada duramente por un terremoto. Gracias a AMU (Acción por un Mundo Unido), FEPP (Fondo Ecuatoriano Populorum Progressio) y la Fundación Amiga se empezó el proyecto Sunrise, cuyo responsable es justamente Sirángelo.  El proyecto dio ayuda a tres poblaciones destruidas por el seísmo, Salima, Diez de agosto y Macará, cuyos habitantes aún hoy están agradecidos por todo lo que recibieron. “Después de algunos años de la emergencia del terremoto –explica Sirángelo– hoy tenemos otras urgencias:  la climática y la de los jóvenes, que a menudo se ven impulsados a marcharse porque no hay trabajo, o a volverse víctimas del comercio de la droga”.  Fue entonces cuando se empezó con Sunrise +, programa de limpieza, reforestación de los manglares y formación sobre el tema ecológico. “Participaron alrededor de 400 jóvenes.  Ahora nos encontramos periódicamente para limpiar y sensibilizar sobre este tema a toda la comunidad.  La actividad empezó con los jóvenes, pero ahora queremos involucrar a todos”.  Uno de los actores principales de esta nueva experiencia ha sido el Ministerio del Ambiente, del Agua y de la Transición Ecológica de Muisne (al Oeste de la Provincia de Esmeraldas), que está trabajando junto con el gobierno y otras cuatro ONG. Es interesante el hecho que hayan sido justamente los jóvenes los que dieron las indicaciones de cómo proyectar Sunrise +. A través de la metodología del  6X1, seis pasos para un objetivo: observar el contexto y las problemáticas; pensar  en posibles soluciones; involucrar; actuar; evaluar  lo que se realizó; celebrar. Todo ello para conseguir la paz. “Nuestro objetivo es estar al lado de la población –concluye Sirángelo–.  Hoy son sobre todo los jóvenes  quienes  nos piden ayuda y nosotros tratamos de estar  para ellos y con ellos. Aman a su tierra, pero a menudo se ven constreñidos a dejarla. Queremos ayudarlos a quedarse, y encontrar nuevas oportunidades, justamente a partir de la preservación de las riquezas naturales. Gracias a ellos se está produciendo un cambio de mentalidad para la preservación de nuestro planeta, nuestra casa común.”

Laura Salerno

  Si quieres profundizar el tema, lee el artículo integral aquí   

Un puente que une

Hacer que fructifique la esperanza. Es la semilla que el Papa Francisco dejó caer durante su Viaje Apostólico a Budapest, que se llevó a cabo el pasado 12 de septiembre con ocasión de la misa conclusiva del 52° Congreso Eucarístico Internacional, poco antes de dirigirse a Eslovaquia. El Centro de esta breve etapa fue la Statio Orbis, “una pausa de compromiso y de oración” en la que las Iglesias particulares se unieron en comunión con el Papa en torno al misterio eucarístico, para profundizar la propia fe. Algunos pertenecientes al Movimiento de los Focolares presentes en el evento nos regalan su experiencia. La imagen sugestiva varias veces evocada por el Papa Francisco, durante su reciente visita apostólica a Hungría, es el famoso Puente de las Cadenas que une Buda y Pest, sobre el Danubio. Entre los temas de este viaje, que concluyó en Eslovaquia el 15 de septiembre, mencionamos martirio y represión, la misión evangelizadora y, lógicamente, el Diálogo Ecuménico e Interreligioso. Estas últimas dimensiones son posibles sólo si, en la base, hay “un gran deseo de unidad”, remarcó el Pontífice en su discurso durante el encuentro con los representantes del Consejo Ecuménico de las Iglesias y de algunas comunidades judías. “Nosotros no somos conscientes plenamente de lo especial que es la presencia de tantas denominaciones cristianas en Hungría. Además, el Movimiento de los Focolares aquí desarrolla un importante trabajo tanto en el Diálogo Ecuménico como en el Interreligioso, pero podemos y debemos hacer más. La alegría del Papa nos impulsa a aprovechar más nuestra especificidad”. Es la voz de Eszter, 47 años, casada, madre de cinco hijos, directora de la Casa Editorial Ciudad Nueva en Hungría (Új Város)  y encargada de la sección sobre la espiritualidad de la homónima revista online. “Vivir por el hermano –dice– significa redescubrir que la unidad y Jesús Abandonado son dos caras de la misma medalla y este recorrido sólo puede hacerse alimentándose de la Eucaristía”. Un camino común, en subida, que todos juntos tenemos que seguir. Ésta es la unidad de la que tanta necesidad de escuchar ha tenido este pueblo, nos explica Ágoston, presentador de radio que en estos años ha trabajado como director de la comunicación del Congreso Eucarístico: “Nunca he tenido en mi vida un deseo de unidad tan fuerte como ahora. Unidad entendida, lógicamente, como diálogo con los representantes de las varias religiones, pero también como acercamiento entre nosotros: miembros de los Focolares, hombres y mujeres húngaros. Me parece un reto importante, tender a la defensa de los valores y al mismo tiempo buscar la relación con las personas que están a nuestro lado. Últimamente pareciera que estos factores se excluyesen, pero no es verdad.  Debemos tener más coraje para acercarnos el uno al otro, aceptando el riesgo”. Por ello el Papa Francisco estando en el corazón de Europa, atravesando lugares que han sufrido la violencia de los totalitarismos, nos invita a todos a ser “raíz”, una raíz de paz que removiendo el terreno de la memoria es capaz de alimentarla y hacer germinar el futuro. Este deseo habita también en el corazón de Gergely, joven padre húngaro, que es el editor de Ciudad Nueva. “Me ha impactado mucho una frase del Papa pronunciada durante la homilía final en la Plaza de los Héroes de Budapest, concluyendo el Congreso Eucarístico Internacional: la Eucaristía nos lleva a “rompernos por los demás”. Necesito la Eucaristía como alimento espiritual. Es un modo muy poderoso para salir de nosotros mismos y gracias al cual estamos cada vez menos dispuestos a ignorarnos recíprocamente. Cuando salí de la iglesia –sigue diciendo– y después de la Santa Comunión tuve una discusión con mi esposa, y sentí inmediatamente el contraste. Jesús me ama independientemente de lo que yo soy, por lo tanto ¿cómo podía no ver al otro con los ojos de Jesús?  Entonces, la discusión se volvió una conversación profunda que terminó con la reconciliación. Tendríamos que ver al otro como a alguien a quien servir, amar y aceptar, y estoy seguro de que la Eucaristía nos podrá ayudar en este reto.  Siempre he vivido la presencia de tantas Iglesias en Hungría como una riqueza y mi anhelo es estar unido con todos. Quisiera concentrarme en lo que nos une realmente, y es lo que el carisma de Chiara me ha enseñado a lo largo de estos años: construir puentes y encontrar a Jesús en cada persona”.

Maria Grazia Berretta

 

“Mi Líbano”, la iniciativa de los jóvenes de Beirut

Líbano: un grupo de jóvenes de los Focolares a través de un mercadillo apoya la iniciativa Lebnenele, que significa “Mi Líbano”. Nacida durante las protestas de octubre de 2019, esta iniciativa de jóvenes estudiantes tiene como objetivo ayudar a algunas de las familias más necesitadas. En Líbano, los Jóvenes por un Mundo Unido del Movimiento de los Focolares decidió apoyar a las familias de compatriotas más necesitadas. Lo hicieron colaborando con una iniciativa llamada Lebnenele (mi Líbano), apoyada por estudiantes universitarios y nacida tras las protestas de octubre de 2019. En ese contexto, miles de personas, entre ellas muchos jóvenes, salieron a las calles para manifestarse contra la imposición de nuevos impuestos del gobierno. Se trataba de bienes y servicios como gasolina, tabaco y telefonía online. Las protestas llevaron a la renuncia del primer ministro Saad Hariri, el 29 de octubre de 2019. Durante una manifestación, un grupo de jóvenes, que luego fundaría Lebnenele, se dio cuenta de que una persona necesitada estaba distribuyendo pañuelos a otros necesitados. De ahí nació la idea de hacer algo. Joelle Hajjar, una joven que colaboró ​​de inmediato con el proyecto Lebnenele, dice: “En ese momento empezamos a mirar a nuestro alrededor, a buscar familias necesitadas. Decidimos ayudarlos a través de donaciones que habíamos recibido de amigos o a través de las redes sociales”. Después de la explosión en Beirut el 4 de agosto de 2020, hecho que causó daños considerables a la población, el grupo de jóvenes decidió llevar adelante la iniciativa Lebnenele expresando afecto y cuidado por su país en dificultad. El objetivo era recolectar suficientes bienes para entregar paquetes de comida a 50 familias para Navidad. Gracias a la solidaridad construida a su alrededor, lograron superar la meta inicial, ayudando a 76 familias. Esto les confirmó: esta iniciativa no se detendría, sino que seguiría creciendo para poder ayudar a más familias. Y así fue: las actividades de recaudación de fondos para comprar bienes para las familias necesitadas continúan hoy. George y Salim, dos jóvenes del grupo Jóvenes por un Mundo Unido, dicen: “Decidimos ayudar a Labnenele creando un mercado de segunda mano en el que vendemos muchos artículos recogidos de lo que ya no necesitamos y que todavía está en buen estado. Había bolsos, camisas, vestidos, corbatas, libros, bisutería… todo en excelentes condiciones. Gracias a la venta de estos productos, recaudamos dinero que luego usamos para comprar alimentos de primera necesidad que donamos a Lebnenele. De esta forma sabemos que la mercadería llegará a muchas familias libanesas en dificultad”. Joelle concluye: “Los jóvenes de los Focolares han sido de gran apoyo en muchas actividades: nos han ayudado donando dinero que habían recaudado a través de su mercado, y ayudándonos a preparar el material para entregar a las familias. Junto a ellos siempre hemos tenido el deseo de difundir el ideal de unidad a estas familias, de crear entre nosotros una solidaridad y una unidad que aún hoy está presente”.

Laura Salerno

https://youtu.be/zXS2fl4ytYU  

Chiara Lubich: ¡Sirvamos a todos!

La Palabra de Vida para este mes de septiembre nos invita a ser servidores de todos. Es la condición necesaria para ser el primero. Si queremos ser grandes, debemos hacernos pequeños ante el hermano, atender sus necesidades, estar a su lado. Si Jesús que es el Señor y el Maestro, lavó los pies (una acción reservada a los esclavos), también nosotros si queremos seguirlo, –sobre todo si tenemos determinadas responsabilidades–, estamos llamados a servir a nuestro prójimo con la misma concreción y entrega. Es una de las paradojas de Jesús. Se la comprende solo si se piensa que la actitud típica del cristiano es el amor, ese amor que lo lleva a ponerse en el último lugar, que lo hace pequeño delante del otro, tal como hace un papá cuando juega con su hijo más pequeño, o ayuda en las tareas de la escuela al mayor. Vicente de Paul llamaba “mis patrones” a los pobres y los amaba y los servía como tales, porque en ellos veía a Jesús. Camilo de Lellis se inclinaba sobre los enfermos, lavando sus llagas, acomodando su cama, “con ese afecto –escribe él mismo– que una madre amorosa suele tener por su hijo único enfermo”[1]. Y cómo no recordar, más cercana a nosotros, a santa Teresa de Calcuta, que se agachó junto a millares de moribundos, haciéndose “nada” ante cada uno de ellos, los más pobres de los pobres. “Hacerse pequeños” ante el otro quiere decir tratar de entrar lo más profundamente posible en su alma, hasta compartir sus sufrimientos y sus intereses, aunque a nosotros nos parezcan poca cosa, insignificantes, pero que sin embargo constituyen el todo de su vida. (…) “Vivir el otro”, por lo tanto, y no llevar una vida encerrada en uno mismo, llena de las propias preocupaciones, de las propias cosas, de las propias ideas, de todo lo que se considera nuestro. Olvidarnos de nosotros, posponernos para tener presente al otro, para hacernos uno con cualquiera hasta descender con él y ayudarlo a elevarse, hacer que salga de sus angustias, de sus preocupaciones, de sus dolores, de sus complejos, de sus limitaciones, o simplemente para ayudarlo a salir de sí mismo e ir hacia Dios y hacia los hermanos y así encontrar juntos, la plenitud de la vida, la verdadera felicidad. También los hombres de gobierno, los administradores públicos (“quien gobierna”), a cualquier nivel, pueden vivir su responsabilidad como un servicio de amor, para crear y custodiar las condiciones que permiten que todos los amores florezcan (…). Desde la mañana, cuando nos levantamos, hasta la noche, cuando nos acostamos, en casa, en la oficina, en la escuela, en la calle, siempre podemos encontrar una oportunidad para servir, y para dar gracias cuando por el contario somos servidos. Hagamos todo por Jesús en los hermanos, no descuidando a nadie, más aún, siendo nosotros los primeros en amar. ¡Sirvamos a todos! ¡Solo así somos “grandes!”.

Chiara Lubich

(Chiara Lubich, en Parole di Vita, por Fabio Ciardi, Opere di Chiara Lubich, Città Nuova, Roma, 2017, pp. 717-719) [1]     Cf. Scritti di San Camillo, Il Pio Samaritano, Milano-Roma 1965, p. 67.

El papa Francisco a los obispos de varias Iglesias, amigos de los Focolares: La unidad es el “sueño” de Dios

El papa Francisco a los obispos de varias Iglesias, amigos de los Focolares: La unidad es el “sueño” de Dios

Una llamada decisiva a “tener la audacia de ser uno” en la situación de fragmentación que el mundo está viviendo; a proseguir el camino de amistad emprendido, así el Santo Padre a la delegación de obispos de diversas Iglesias cristianas.

© Vatican Media

“Frente a las ‘sombras de un mundo cerrado’, donde muchos sueños de unidad ‘se hacen pedazos’ donde falta ‘un proyecto para todos’ y la globalización navega ‘sin una ruta común’ donde el flagelo de la pandemia corre el riesgo de exasperar las desigualdades, el Espíritu nos llama a ‘tener la audacia de ser uno’ como evoca el título de su encuentro. “Atreverse a la unidad”. Estas las palabras del papa Francisco que concluyó el congreso “Atreverse a ser Uno. El don de la unidad en un mundo dividido” (23-24 de septiembre) de los obispos amigos de los Focolares pertenecientes a varias Iglesias. Esta mañana los recibió en audiencia en la Sala de los Papas en el Vaticano: estuvieron presentes 10, mientras que 180 de 70 Iglesias siguieron la audiencia  conectados a través de la Web. Los exhortó a vivir la unidad, corazón del Carisma de Chiara Lubich, un carisma: “crecido atrayendo a hombres y mujeres de toda lengua y nación con la fuerza del amor de Dios que crea unidad sin anular las diversidades, más aún, valorizándolas y armonizándolas”.

© Vatican Media

Luego explicó que la unidad que nos ha dado Jesucristo “no es humanismo, no es estar de acuerdo a toda costa. Obedece a un criterio fundamental, que es el respeto a la persona, el respeto al rostro del otro, especialmente del pobre, del pequeño, del excluido”. Finalmente, es importante la llamada a continuar el camino ecuménico emprendido, que debe ser -dice el Papa Francisco-: “siempre abierto, nunca exclusivo” y concluye con una nota de afecto: “sigan sonriendo, que es parte de su Carisma”. Presentes, junto con la delegación de los obispos, el Card. Koch, presidente del Pontificio Consejo para la Promoción de la Unidad de los Cristianos, además  de Margaret Karram y Jesús Morán, presidenta y copresidente de los Focolares.

© Vatican Media

Mons. Brendan Leahy , Obispo católico de Limerick (Irlanda), coordinador de los Obispos amigos de los Focolares, presentó al Papa los dos días del congreso, definiéndolos “extraordinarios” , mientras que el Obispo Christian Krause (Alemania), ex presidente de la Federación Luterana Mundial, presentó al Santo Padre el compromiso de los obispos de “ampliar el círculo de estos encuentros entre obispos de varias Iglesias” para contribuir a la curación de las heridas de un mundo dividido, de jóvenes que tienen miedo de afrontar el futuro. También anticipó el deseo de llevar encuentros similares al continente africano y otros. El Metropolita Chrysostomos, de la Iglesia Ortodoxa de Kyrenia (Chipre), destacó con fuerza la experiencia de unidad vivida durante los días del congreso: “(…) nos hemos redescubierto ‘uno’ como en la primera Iglesia cristiana, con el amor evangélico entre nosotros. Hemos compartido experiencias, admitiendo nuestros errores; hemos compartido preocupaciones y juntos hemos querido abrazar a Jesús en la cruz,  solución para todo tipo de desunión; hemos rezado para ir más allá de estas divisiones. Queremos contribuir a la difusión de la luz de Cristo, así las personas no se verán privadas de esperanza”.

Stefania Tanesini

 

El “eje central” del camino ecuménico

El “eje central” del camino ecuménico

Segunda jornada del encuentro de los Obispos de varias Iglesias amigos de los Focolares bajo el signo de la unidad. La penumbra de las catacumbas se ilumina a la luz de las candelas y llegan desde los pasillos personas de varias Iglesias que caminan mientras resuenan las palabras de una oración de los primeros cristianos. Se reúnen alrededor del altar de la pequeña capilla donde la comunidad unida compartía el pan. Tomados de la mano, con una oración espontánea piden en don de la unidad. Es un anticipo del “pacto” de amor recíproco que se renueva en cada encuentro de los Obispos amigos de los Focolares. “El pacto refuerza nuestra unidad, nuestra alianza y nos empuja a mantenerla en nuestras relaciones con hermanos y hermanas, en nuestros países o dondequiera que estemos”, dijo poco antes el obispo Nelson Leite de la Iglesia metodista de Brasil. Y agregó: “El pacto ha cambiado mi vida, me ha motivado y me ha llevado a aceptar las otras personas, a vivir con ellas, a aprender a escucharlas y a poder instaurar un diálogo, aunque seamos diferentes”. Un momento sagrado, conmovedor, que simbólicamente recogió, como en una capilla, a los 170 Obispos de varias Iglesias cristianas que participaron en el congreso “Dare to be one” esparcidos en todo el mundo. No se sentían las distancias ni los dispositivos electrónicos que permitían la conexión y las mismas candelas de las catacumbas iluminaban el nuevo compromiso de unidad. “Queremos que el Mandamiento Nuevo de Jesús sea el fundamento de nuestras relaciones, “ese amarnos recíprocamente”, queremos que sea el fundamento de nuestras relaciones fraternas”, subrayó Brendan Leahy, Obispo de Limerick (Irlanda), uno de los moderadores del encuentro. Con la conciencia de que, si se pone en práctica, Jesús puede cumplir su promesa: “Donde dos o más se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos” (Mt 18,20). “Nosotros queremos que Jesús pueda darnos este don -afirmó Leahy – y por eso quisiéramos prometerLe que queremos seguir viviendo en el amor el uno hacia el otro, y amar la diócesis y la comunidad del otro como la mía, amar la Iglesia del otro como amo la mía”. Si existe amor recíproco entre los cristianos, es el testimonio más fuerte y creíble que se puede dar al mundo que nos rodea. Fue lo que dijo Jesús Morán, Co-presidente de los Focolares, “sí, nuestra unidad, la unidad de todos los cristianos, podría ofrecer un aporte decisivo para la transformación del mundo. Se trata de un imperativo ético impostergable”. Fue Margaret Karran, la Presidente de los Focolares, quien concluyó estos dos días, recogiendo el deseo expresado por muchos de los participantes de seguir avanzando, “de crear una gran red que nos ayude a conectarnos entre todos, como células vivas unidas en el nombre de Jesús. ¡Quién sabe cuántas iniciativas podrán nacer para renovar la vida de nuestras Iglesias en la única Iglesia de Cristo…!”. Y así invitó a todos a unirse para pedir a Dios Padre que ilumine el camino por recorrer recitando el Padre Nuestro. Las palabras de la oración enseñada por Jesús se fueron entremezclando en tantos idiomas, como una sinfonía que se eleva al cielo e inunda los corazones y las mentes de cada uno sellando así el pacto de unidad que se había hecho poco antes.

Carlos Mana