Jul 27, 2021 | Sin categorizar
Numerosos migrantes venezolanos intentan todos los días llegar a Chile vía Perú. La solidaridad de la comunidad de los Focolares de Lima con gestos concretos gracias a la Providencia que no tarda en llegar.
“Solo se necesitan unos pocos gestos para salvar el mundo”, dice la escritora y poeta Edith Bruck. Y esto es lo que intentamos hacer todos los días, para ayudar a los más necesitados, especialmente a los migrantes venezolanos que pasan por el Centro Juan Carlos Duque vinculado a la comunidad de los Focolares en Lima, Perú. De camino a Chile C. es colaborador del Centro Juan Carlos Duque. Hace unas noches pudo volver a abrazar a su hermana: ¡no se habían visto en 4 años! Ella va camino a Chile con su esposo y un niño con la esperanza de cruzar la frontera a través del desierto muy frío. Pudimos darles una maleta con ropa de abrigo, llegados de Providencia. Son muchos los venezolanos que intentan, no sin riesgo, ingresar a Chile para reunirse con sus familiares. La solidaridad entre estas personas es enorme a pesar del sufrimiento que las acompaña. Para que podamos vestir a Jesús Otra colaboradora del Centro Juan Carlos Duque nos habló de una pareja de venezolanos, que están en Perú desde hace 4 años y han llegado a Lima hace casi tres meses. Solo tienen un colchón para dormir, una colcha insuficiente para el frío de esta región (ha comenzado el invierno) y una cocina que le han prestado, pero que deben devolver. ¡Necesitan sábanas, platos, vasos, ropa y zapatos talla 44! Con gran asombro encontramos, entre los que llega de Providencia, ¡un par de zapatos n° 44! Tenemos tanta Providencia como cuanta ellos necesitan. “De esta manera podemos vestir a Jesús para que no sufra frío…”, dijimos. Gracias también a las donaciones de UNCHR (agencia de la ONU para los refugiados) pudimos satisfacer las necesidades de esta familia. Pueden imaginar su alegría: después de solo 40 minutos de su solicitud de ayuda, ya los habíamos contactado para darles todo lo que necesitaban. Barbara, uno de nosotros muere Llega una llamada telefónica desde Arequipa: “Estamos pasando por tiempos muy duros. Nuestra inquilina y gran amiga venezolana, Bárbara, murió repentinamente. Estaba a punto de cumplir 29 años. Estamos en estado de shock. Mi madre, mi hermano y yo dijimos inmediatamente nuestro Sí a la voluntad de Dios, en un momento tan difícil en el que no es fácil entender los planes de Dios. Pero se trata de amar este dolor y poder transmitir a su hermano y primos la misericordia y el amor del Padre”. Bárbara había estado unos días antes en nuestra sede en Arequipa para recoger una manta pesada y un kit de cocina, que llegó como una donación de UNCHR, y habíamos incluido algunas cosas más. Iestaba realmente feliz con esa Providencia! Estamos seguros que ahora seguirá ayudándonos desde arriba y a que no falte la Providencia. Y hablando de la Providencia, el timbre de la puerta del Centro Juan Carlos Duque, inesperadamente, vuelve a sonar es UNHCR que nos entrega mucho más de lo pedido para nuestros migrantes: 100 barbijos de tela lavables; 216 jabones; 5 paquetes con 72 mantas… ¡el ciento por uno!
Silvano Roggero
Jul 26, 2021 | Sin categorizar
Fragmento del discurso de Chiara Lubich pronunciado en Lucerna (Suiza) el 16 de mayo de 1999, con motivo del 19° Congreso Internacional para la familia. Si observamos la situación internacional de la sociedad que nos rodea, estas breves reflexiones sobre lo que debería ser la familia, pueden parecer una ingenua utopía. La cultura individualista difundida en Occidente tiende a fragmentar y promover al hombre y a la mujer según sus necesidades y consumo. […] “En un contexto social marcado por el individualismo y por la búsqueda del beneficio, la familia es muy frágil. Y sobre todo son las familias marginadas las que se disgregan”*. […] Frente al gran misterio del dolor nos quedamos desorientados. […] En la Biblia existe un momento vértice de dolor, expresado con un “porqué” lanzado al cielo. El evangelista Mateo, en la narración de la muerte de Jesús, dice: “A eso de las tres Jesús gritó con fuerza: “Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mt 27, 46). […] En aquel abandono, expresión última y mayor de su amor, Cristo alcanza la extrema anulación de sí y reabre a los hombres el camino de la unidad con Dios y entre ellos. Aquel “porqué” – que para Él no tuvo respuesta – responde a cualquier grito del ser humano. ¿No es acaso semejante a Él el angustiado, el que está solo, el fracasado, el condenado? ¿No es acaso la imagen de toda división familiar, entre grupos, entre los pueblos? ¿No es acaso la figura de Jesús Abandonado la persona que pierde, por así decir, el sentido de Dios y de su designio sobre el hombre, la persona que ya no cree en el amor y acepta cualquier subrogado? No existe tragedia humana o fracaso familiar que no estén contemplados en la noche del Hombre-Dios. Por medio de aquel vacío, de aquella nada, volvió a correr la gracia, la vida de Dios hacia el hombre. Cristo reconstruyó la unidad entre Dios y la creación, recompuso el designio, creó hombres nuevos y de consecuencia familias nuevas. […] El gran evento del sufrimiento y del abandono del Hombre-Dios puede llegar a ser punto de referencia y fuente secreta capaces de transformar la muerte en resurrección, las limitaciones en motivo de amor, las crisis familiares en etapas de crecimiento. ¿Cómo? […] Si creemos que detrás del entramado de la existencia existe Dios con su amor, y si, fortificados por esta fe, percibimos en los pequeños y grandes sufrimientos cotidianos, nuestros y de los demás, un aspecto del dolor de Cristo crucificado y abandonado, una participación en el dolor que redimió el mundo, es posible comprender el significado y porvenir también en las situaciones más absurdas. […] Podemos contar dos experiencias emblemáticas. Claudette, una joven esposa francesa, fue abandonada por el marido. Tenía un hijo de un año. El ambiente cerrado de provincia y de su familia la llevó a pedir el divorcio. Mientras tanto, conoce a una pareja que le habla de Dios, que está cerca de quien sufre: “Jesús te ama – le dijeron -; también Él, como tú, fue traicionado y abandonado; en Él podemos encontrar la fuerza para amar todavía y perdonar”. Lentamente el resentimiento en ella desapareció y empezó a comportarse de otra manera. También su marido se dio cuenta de ese cambio. Cuando se encontraron ante el juez para la primera audiencia, Claudette y Laurent se miraron con ojos nuevos. Aceptaron reflexionar unos seis meses. Volvieron a tener contacto entre ellos y cuando el magistrado los llamó para decretar el divorcio, respondieron juntos: “No”. Y descendieron las escalinatas del tribunal tomados de la mano. El nacimiento de otras dos hijas fue la alegría de un amor que puso en el dolor raíces profundas. Otra. A una hermosa familia, precisamente de aquí, de Suiza, un día el hijo le comunica que consume drogas. Intentan de todo para curarlo, pero sin éxito. Un día ya no vuelve a casa. Sentimientos de culpa, miedo, impotencia, vergüenza en estos padres. Pero es el encuentro con Jesús Abandonado, en esta típica llaga de nuestra sociedad. Lo abrazan en su sufrimiento y advierten en su corazón que el amor verdadero “se hace uno con el otro, entra en su realidad”… Los padres entonces se abren solidariamente a este tipo de sufrimientos. Organizan un grupo de familias que distribuyen sándwiches y té a los jóvenes de la plaza Platzpitz, que en aquel momento era el infierno de la droga de Zurich. Un día allí encuentran a su proprio hijo, consumido y casi en las últimas. Con la ayuda también de otras familias ha sido posible iniciar a recorrer el largo camino de la liberación. […] Muchas veces los traumas se resuelven, las familias se reúnen. A veces no. Las situaciones externas permanecen como son, pero el dolor es iluminado, la angustia se resuelve, la fractura se supera. A veces el sufrimiento físico o espiritual permanece, pero adquiere un nuevo sentido, uniendo la propia pasión a la de Cristo que continua redimiendo y salvando las familias y la humanidad entera. Entonces el yugo se vuelve suave. La familia puede intentar recomponerse y corresponder al esplendor original del designio del Creador, bebiendo de la fuente del amor que Cristo trajo a la Tierra.
Chiara Lubich
De Nuova Umanità, 21 [1999/5], 125, pp. 475-487 *Chiesa locale e famiglia (CLEF), «Agencia de información y documentación de pastoral familiar», 13 (1995), 49, p. 15.
Jul 23, 2021 | Sin categorizar
El Papa Francisco ha dedicado esta celebración del 25 de julio a subrayar la vocación de la Tercera Edad. “Custodiar las raíces, transmitir la fe a los jóvenes y hacerse cargo de los pequeños” sostiene Francisco en su mensaje. Para la ocasión hemos recogido algunas experiencias de abuelos y nietos que dan testimonio del amor entre las generaciones. “Cuando todo parece oscuro, como en estos meses de pandemia, el Señor sigue mandando ángeles para consolar nuestra soledad y repetirnos: “Yo estoy contigo todos los días”. En su mensaje por la primera Jornada Mundial de los abuelos y los ancianos, que se celebra el 25 de julio de 2021, el Papa Francisco ha querido ofrecer un mensaje de esperanza y cercanía a los abuelos y a los ancianos de todo el mundo. ¡Quisiera que “cada abuelo, cada anciano, cada abuela, cada anciana -especialmente quién entre nosotros está más solo- reciba la visita de un ángel!” a través de un nieto, un familiar, un amigo. Durante este periodo de pandemia hemos comprendido cuán importantes son los abrazos, las visitas, los gestos de amor. Signos que se viven cotidianamente entre abuelos y nietos o con los vecinos de casa ancianos. Por ejemplo Martín tiene 8 años y es un Gen 4 -los niños de los Focolares- que vive en Uruguay. Vive cerca de una anciana abuelita, que cultiva flores en su jardín. Algunas veces unos niños tiran el balón a su jardín haciéndola enojar, y después se burlan de ella. Martón se da cuenta de que esto no está bien y entonces decide ayudar a la señora. Toma una carriola y quita la mala hierba y la basura del jardín. La señora le agradeció y, cada vez que la ayuda, le regala un dinerito, que él comparte con los pobres. Nicola en cambio es abuelo de 8 nietos. Un día un Gen 4 lo invita a hablar en el catecismo sobre la familia. Mientras camina ve un nido que se había caído de una rama y que estaba abandonado. Lo recoge y lo lleva al catecismo. Una linda idea, porque así puede explicar cómo nace un nido, pero también cómo nace una familia. Todos tienen algo que agregar y la hora del catecismo pasa muy rápido. Rosaria tiene 70 anni y es una abuela que se dedica mucho a sus nietos y a los Gen 4 de la comunidad local. “Siempre me parece que hago pocas cosas -cuenta- pero me doy cuenta de que algo pasa, hacen experiencias que no me habría imaginado. Por ejemplo, una niña de la escuela le arañó la cara a Tommaso. Cuando la maestra se da cuenta le pregunta por qué no le había dicho nada. Y él responde excusando a la compañera porque no lo había hecho a propósito. Cuando la maestra se lo cuenta a sus padres, quedan sorprendidos positivamente porque nunca se había comportado así”. La abuela Rosaria tiene un secreto, todos los días reza por todos los Gen 4 y por todos los niños del mundo. “Creo que esto es lo más importante”. La abuela Mary de New York relata en Living city: “Hace algunos años antes de Navidad nuestra nieta Cecilia, que entonces tenía 11 años, regresó a la casa con un bolso lleno de regalos comprados con el dinero que le había dado su mamá. Estaba tan feliz mientras hacía ver lo que había elegido para un par de amigos y para sus familiares. ¡Me quedé maravillada del amor con el que había elegido esos regalos!”. Empecé a contarle cómo había sido mi Navidad cuando era niña y vivía en Filipinas. Éramos bastante pobres. Después de la misa de medianoche íbamos a la casa de los vecinos para cenar juntos. Cada uno de nosotros recibía una manzana roja deliciosa como regalo de Navidad. ¡Era algo realmente especial! Cecilia escuchándome dijo: “¿De verdad? Una manzana roja deliciosa?”. “Sí”, le dije, “¡una manzana roja deliciosa!”. En cuanto su papá volvió a casa le dijo: “¿Sabes qué recibió la abuela de regalo de Navidad? ¡Una manzana roja deliciosa!”. El día de Navidad, estábamos festejando en nuestra casa de Nueva York con algunos de nuestros hijos y sus hijas. Mi nuera trajo una cesta con escrito “Feliz Navidad” y dentro una docena de manzanas, diciendo: “Cecilia me llamó y me pidió: ‘¿Comprarías 12 manzanas para la abuela, para que no tenga solo una sino 12 para Navidad? ¡Qué regalo de Navidad! Hemos descubierto más y más veces que no es necesario tener muchos regalos para amar a Dios y a los demás en Navidad. A veces basta una manzana roja y deliciosa”.
Lorenzo Russo
Videomensaje del Papa por la primera JOrnada mundial de los abuelos y de los ancianos https://youtu.be/1qhzDGFl-6w
Jul 21, 2021 | Sin categorizar
Como el ancla, que aferrándose al fondo marino da a los navegantes seguridad, así es la esperanza que nos mantiene seguros en Dios y que refuerza nuestra fe. Clase de francés En el liceo, clase de francés. El profesor no llegaba. Estábamos juntas dos secciones, no nos conocíamos y durante la espera crecía la incomodidad. A este punto, superando el temor de ser juzgado o que se burlaran de mí, tomé la iniciativa de compartir con mis compañeros algunos textos de poesías en francés, idioma que conozco bastante bien. Después me puse a escribir en la pizarra, siempre en francés, el “Padre nuestro”. Los demás empezaron a copiar el texto. Cuando recién terminé de escribir, entró la profesora, que, viendo a los alumnos que trabajaban silenciosamente, se quedó sorprendida, casi conmovida. Resultado: le puso un 10 -la nota más alta- a toda la clase. (Ralf – Rumanía) El suicidio de un hijo Luca tenía 19 años y era muy sensible. No lograba aceptar el mal que a veces parece prevalecer en el mundo. Cuando se suicidó, solo el anclarnos en Dios y el apoyo de la comunidad nos dieron un poco de alivio y esperanza. Nuestra relación como pareja subió de nivel. También nuestro otro hijo, Enrico, reaccionó poniéndose al servicio de los demás y ahora trabaja en una comunidad de jóvenes desadaptados. Ciertamente con el pasar del tiempo advertimos fuerte la ausencia de Luca, pero un hecho nos ha dado fuerza. Un amigo nuestro nos habló de un joven enfermo de cáncer que, cansado de todo, rechazaba la quimioterapia y prefería dejarse morir. Le hablé de Luca, que también había frecuentado su escuela, y de cómo su trágica desaparición había llevado a mucha gente a “despertar” y ser más sensible con los demás, y al final ese joven aceptó continuar con el tratamiento. Este episodio nos hizo entender que la vida sigue adelante y fue el estímulo para ser fuertes y sembrar esperanza en quienes encontramos. (Maurizio – Italia) Mi ambición Después de haber trabajado durante años en un conjunto musical de éxito, con el crecimiento de mi familia había emprendido un trabajo en una agencia cultural que organizaba conciertos. Pero debido a los efectos de la pandemia muchas cosas cambiaron, también para mí; había pocos contratos, pocos espectáculos. Ante un futuro cada vez más incierto me preguntaba cómo salir adelante. Después, recibí una llamada telefónica de una persona que había conocido porque me había ayudado cargando y descargando instrumentos, quería saber cómo me estaba yendo, si tenía necesidad de trabajo, dado que en el supermercado donde trabajaba necesitaban personal. Acepté. Y de esta forma pasé de los contactos con las filarmónicas a ayudar a la viejita desorientada a encontrar el estante donde estaban los huevos y el aceite… La gran lección de la pandemia ha sido precisamente esta, el amor pasa a través de pequeños gestos de amor silenciosos, y no a través de proclamas ruidosas. En mi juventud mi verdadera ambición era llegar a ser rico… ahora soy rico en otro sentido, he descubierto una dimensión más auténtica y más bella de la humanidad. (T. M. – República Checa)
A cargo de Lorenzo Russo
(tomado de Il Vangelo del Giorno (El Evangelio del día), Città Nuova, anño VII, n.4, julio-agosto 2021)
Jul 20, 2021 | Sin categorizar
En las afueras de la capital de la República Centroafricana, miembros de los Focolares fundaron una escuela. Hasta la fecha, acoge a más de 500 niños, muchos de los cuales, después de largos períodos de guerra, deben recuperar los años escolares perdidos.
Estamos en Bangui, la capital de la República Centroafricana, un Estado ubicado en la parte interna y central del continente africano, sin salida al mar. La capital está ubicada en el suroeste, en una zona fronteriza con la República Democrática del Congo. Hace cuatro años en un suburbio de Bangui nació una guardería y escuela primaria llamada Sainte Claire (Santa Clara), que actualmente alberga a 514 alumnos. Se fundó tras un llamamiento que habían lanzado el papa Francisco y Maria Voce, entonces presidenta de los Focolares: para atender las necesidades de la gente, especialmente hacia las periferias. “Para nosotros, la necesidad más urgente era la educación – explica Bernadine, miembro de los Focolares y directora de la escuela Sainte Claire – porque, después de largos años de guerra, muchos niños habían perdido varios años de escuela. Por lo tanto, podríamos ayudarlos a recuperar y alcanzar el nivel de sus compañeros”.
Al estar ubicada en un vecindario suburbano, la escuela recibió de inmediato a muchos niños nacidos de familias que huyeron de la ciudad, donde la guerra destruyó sus hogares. “Vienen aquí para renacer, para comenzar una nueva vida”, continúa Bernadine. El Instituto Sainte Claire es católico y, fundado por miembros del Movimiento de los Focolares, trata de transmitir una enseñanza basada en la cultura de la unidad. El director explica: “cada día se comienza con la oración de la mañana; luego tiramos el dado del amor, en el que se puede leer frases cortas para vivir bien el día. Al día siguiente, antes de volver a tirar el dado, compartimos las experiencias del día anterior. Están los que ayudaron a su madre a lavar los platos, los que hicieron las paces con su amigo después de una pelea…”. En este momento ya no hay guerra en el país y la situación a nivel político es más tranquila. Sin embargo, aún quedan muchas secuelas que repercuten en la población, entre ellas el toque de queda de las 20:00 a las 5.00 de la mañana. Luego, hay numerosas complicaciones vinculadas a factores económicos y sociales. Bernadine, explica: “Hace unos días, por ejemplo, hubo una gran lluvia que dañó los cables eléctricos. A partir de ese momento disponemos de electricidad solo durante 2-3 horas al día. Esto cambia mucho la vida de las personas: empezando por la comida, que no se puede conservar. Por no hablar de todos los que trabajan con electricidad: ¡no pueden realizar sus actividades durante varios días!”. Luego se añadió la pandemia. En 2020, el instituto Sainte Claire tuvo que cerrar definitivamente el año en marzo en lugar de junio, lo que tuvo un fuerte impacto en la educación de los alumnos, que nuevamente se quedaron sin escuela. Pero las consecuencias económicas para todo el país también fueron duras: se cerraron las fronteras y la República Centroafricana, sin acceso al mar, tuvo dificultades con la entrega de mercancías desde el exterior. Por tanto, ha habido un fuerte aumento de los precios. Sin embargo, a pesar de las dificultades del momento, las actividades de la escuela se han reanudado y continúan: “durante la Semana Mundo Unido de este año (del 1 al 9 de mayo) los niños ayudaron a construir un campo deportivo, plantando las semillas del césped, de manera que en unos meses podrán usarlo como un lugar para practicar deportes”. La educación, por tanto, no se detiene, incluso en medio de las dificultades: todavía nos permite sembrar nuevas semillas de esperanza, para un futuro mejor.
Laura Salerno
Jul 19, 2021 | Sin categorizar
Es un trabajo entre dos, en perfecta comunión, que exige de nosotros una fe grande en el amor de Dios por sus hijos. Esta confianza recíproca produce milagros. Se verá que, donde no hemos llegado nosotros, ha llegado verdaderamente Otro que ha actuado inmensamente mejor que nosotros. Es gran sabiduría emplear el tiempo que tenemos viviendo perfectamente la voluntad de Dios en el momento presente. Sin embargo, a veces nos invaden pensamientos tan agobiantes –tanto con relación al pasado o al futuro como al presente, pero concernientes a lugares, circunstancias o personas a las que no podemos dedicarnos directamente–, que cuesta un grandísimo esfuerzo manejar el timón de la barca de nuestra vida manteniendo el rumbo hacia lo que Dios quiere de nosotros en ese momento presente. Entonces, para vivir bien, con perfección, se necesita una voluntad, una decisión, pero sobre todo una confianza en Dios que puede llegar hasta el heroísmo. «Yo no puedo hacer nada en ese caso, por esa persona querida, en peligro o enferma, por esa circunstancia intrincada… Pues bien, haré lo que Dios quiere de mí en este momento: estudiar bien, barrer bien, rezar bien, atender bien a mis niños… Y Dios se encargará de desenredar esa madeja, de consolar a quien sufre, de resolver esa situación imprevista». Es un trabajo entre dos, en perfecta comunión, que exige de nosotros una fe grande en el amor de Dios por sus hijos y le da al mismo Dios, por nuestro modo de actuar, la posibilidad de tener confianza en nosotros. Esta confianza recíproca produce milagros. Se verá que, donde no hemos llegado nosotros, ha llegado verdaderamente Otro que ha actuado inmensamente mejor que nosotros. Este acto heroico de confianza será premiado; nuestra vida, limitada a un solo campo, adquirirá una dimensión nueva; nos sentiremos en contacto con lo infinito que anhelamos, y la fe, al cobrar nuevo vigor, reforzará en nosotros la caridad, el amor. Nos olvidaremos completamente de lo que significa la soledad. Resultará más evidente, porque lo hemos experimentado, que somos de verdad hijos de un Dios Padre que todo lo puede.
Chiara Lubich
(De El tiempo queda, Ciudad Nueva, Madrid, 2ªEd 2005, pp. 36-38)