Son dos o tres palabras. Nada mas. Pero son suficientes para orientar toda la jornada. De hecho, se publican apenas comienza el día y al amanecer llegan al WhatsApp o por mail e “iluminan” todo el día. Expresan un pensamiento del Evangelio o un valor universal y motivan a ponerse en acción, a involucrarse, a mirar más allá de las propias ocupaciones o preocupaciones.
Una idea genial, por su simplicidad y su facilidad de difusión, surgida de Chiara Lubich para ayudar a vivir el momento presente a quienes colaboraban con ella en el Centro internacional de los Focolares. Pero como suele ocurrir, viendo que la idea y los efectos eran muy positivos, se difundió como las ondas en el agua cuando arrojamos una piedra, atravesando fronteras, idiomas, costumbres y lenguajes.
La fundadora de los Focolares, en los años siguientes se refería con frecuencia al “passapalabra” y las experiencias que provocaba en las personas que lo ponían en práctica. Alguna vez para alentar a no disminuir la intensidad, o proponer alguna nueva comprensión, como cuando sugirió agregar tacitamente al pensamiento propuesto cada día la intención de vivirlo “sobre todo en contacto con los hermanos”. Marcó un cambio profundo, no solo ya para buscar la perfección personal, sino para situarnos constantemente en el hermano o la hermana que tenemos a nuestro lado, en sus necesidades, como destinatarios de nuestro amor concreto.
Poco a poco fue creciendo y desarrollándose. En la actualidad el “pensamiento del día” recuerda algún aspecto de la Palabra de vida propuesta para el mes o las lecturas de la liturgia. Se traduce en 23 idiomas. Algunos, al reenviarlo, o publicarlo en las redes sociales, le agregan un pensamiento personal, una pista para ponerlo en práctica. Otros lo ilustran con una imagen o crean un “short” de Youtube. Y hasta hay quien crea cada día una breve canción. Todos los medios de comunicación y todas las redes sociales son útiles para difundirlo entre amigos y conocidos tomando la precaución de preguntar antes si se tiene interés en recibirlo.
No son palabras dichas al viento. Por el contrario provocan, motivan a la acción, sobre todo en la relación con el entorno y con las personas que encontramos durante la jornada, como cuenta Marisa, de Brasil: “Hoy iba a dar clase a la Universidad casi sin ganas de seguir. Tengo la edad para jubilarme, pero perdí algunas promociones y por el momento tengo que trabajar porque mis hijas todavía necesitan mi ayuda económica. Entonces renuevo mi ‘Por ti, Jesús’ cada vez que voy a la Universidad. Justamente el pensamiento de hoy es: ‘Cumplir con nuestros deberes’”.
Desde Senegal, Don Christian escribe: “Gracias por el passapalabra. Me ayuda a nutrir mi vida espiritual y a iluminar mi relación con Dios y con mis hermanos y hermanas cada día”. Mientras que para Maria Teresa, de Argentina, recibirlo cada día es una respuesta de Dios. “Trabajo en la pastoral de inmigrantes y ayer acompañé a uno de ellos en la presentación de un libro que escribió sobre neuroconducción. Me pareció importante estar junto a él en estos momentos en los que podía compartir y ayudarlo a difundir sus talentos. Fue una nueva y hermosa experiencia de unidad con él y con las personas que fueron y que acogieron su conferencia como un don que tenía para ofrecer”.
Son solo algunas pinceladas de la vida que genera en los cientos, miles, cientos de miles de personas o quizá muchos más con o sin una creencia religiosa que se despiertan cada mañana con el anhelo de vivir las dos o tres palabras del “pensamiento del día”.
Carlos Mana
Foto: © Pixabay
hola,como puedo hacer para recibir por mail el pasapalabra cada dia?
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