Movimiento de los Focolares

Encuentro con lo Absoluto

Jul 8, 2017

Una oración de Chiara Lubich que en el íntimo coloquio con Dios se transforma en poesía. Particularmente cuando aparece el dolor que se revela, como por una alquimia divina, siempre y sólo amor de Dios.

¡Chiara 4Te he encontrado en muchos lugares, Señor! Te he sentido palpitar en el silencio profundo de una ermita alpina, en la penumbra del sagrario de una catedral vacía, en el palpitar unánime de una muchedumbre que te ama y llena las arcadas de tu iglesia de cantos y de amor. Te he encontrado en la alegría. Te he hablado más allá del firmamento estrellado, mientras, de noche y en silencio, volvía del trabajo a casa. Te busco y a menudo te encuentro. Pero donde siempre te encuentro es en el dolor. Un dolor, cualquier dolor, es como el sonido de la campanilla que llama a la esposa de Dios a la oración. Cuando aparece la sombra de la cruz, el alma se recoge en el sagrario de su intimidad y, olvidando el tintineo de la campana, te «ve» y te habla. Eres Tú, que vienes a visitarme. Soy yo que te respondo: «Heme aquí, Señor. Te quiero. Te he querido». Y en este encuentro mi alma no siente su dolor, sino que está como embriagada por tu amor, invadida por ti, impregnada de ti: yo en ti, Tú en mí, a fin de que seamos uno. Luego, abro de nuevo los ojos a la vida, a la vida menos verdadera, divinamente aguerrida, para conducir tu guerra. De Chiara Lubich, “La doctrina espiritual”, Editorial Ciudad Nueva, Madrid 2002, págs.140-141.

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