Movimiento de los Focolares

Evangelio vivido: a mí me lo hicieron

Abr 2, 2016

La palabra de vida del mes nos recuerda que Jesús considera hecho a sí mismo lo que hacemos a nuestros prójimos, aún a los más pequeños y marginados.

Congreso de matemáticos En un congreso asistía también una pareja de colegas con su hijito. Después de la cena, ellos se alternaban para hacerlo dormir, pero de este modo no lograban nunca pasar una velada juntos. Intuyendo que entre ellos dos las cosas no iban del todo bien, me ofrecí para ayudarlos. Se me ocurrió la idea de ofrecerme para cuidar al niño una noche, pues el niño me conocía. Al día siguiente mi colega me agradeció: desde que nació el pequeño – me dijo- no habían pasado nunca un momento juntos y esa noche había sido para ellos muy importante. M.Z.- Polonia El otro, es otro yo Estudio arte en la universidad. Impresionada por los sufrimientos de muchas familias sirias que habían padecido la guerra, pensé en organizar con otros amigos artistas una exposición. Con la venta de nuestros trabajos, recogeríamos fondos para ellos. El título era: El otro es otro yo. Abatir los muros de la indiferencia”.  Una de las obras principales era una pared compuesta por piecitas. Cada visitante podía llevar una a su casa para recordar que estamos todos vinculados e invitados, en nuestro quehacer cotidiano, a hacer algo por alguna persona que sufre. Organizar la exposición comportó muchos problemas. Una vez estaba realmente cansada pero pensando en las dificultades de los sirios, encontré energía renovada para ir adelante. La venta de las obras proporcionó casi 4000 dólares que entregaremos por completo a algunas familias sirias. J.T. – Usa El beso de las buenas noches. También esa noche papá había descargado las tensiones del día en mamá. Sin responder nada, ella se puso a planchar en la cocina, mientras que él leía en la sala. Un muro se había levantado entre los dos. Percibiendo el ambiente que era cada vez más pesado, después de cena todos nosotros, mis hermanos y yo, nos fuimos a dormir. Yo no lograba dormirme. Una frase me daba vueltas en la cabeza: «Donde no hay amor, pon amor y encontrarás amor». Superando el respeto humano, me levanté y fui a la cocina. «Buenas noches papá», y le di un beso. Después: «Buenas noches mamá», e hice lo mismo. Los dos se miraron y el muro entre ellos se derribó. Regresé a la cama feliz. G.M. Suiza. 137786330_fa036fbd02_b-aUn simple acto de amor Soy un franciscano. Después de haber dado la última azada que tenía a un pobre, le dije a Jesús: «Ahora, ¡ocúpate tú!». Por la radio me enteré que estaba llegando un lote de azadas. Le pedí a una ONG que me consiguiera alguna. Recibí 200 azadas junto con otras herramientas y bolsas de semillas que distribuí. Muchas personas del lugar me pidieron ayuda: protestantes miembros de una secta de kimbangisti y también un brujo, que después me invitó a su casa y delante de 5 litros de vino de palma, me agradeció por todo lo que hice por su gente. Y todo fue por un simple acto de amor. G.B. Angola    

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