Movimiento de los Focolares

Finalmente un trabajo, pero ¡para fabricar armas!

Nov 7, 2016

La narración de una pareja de empresarios que hicieron una opción contra corriente: decir que no a un trabajo atrayente que hubiera ofrecido muchas ventajas económicas a la empresa familiar.

20161107-01Hace algunos años mi marido y yo nos hicimos cargo de una pequeña empresa mecánica, con 6 empleados y una numerosa clientela. Era un pequeño sueño que se realizaba, también por el hecho que así podíamos asegurar un futuro laboral a nuestros hijos. Si bien los clientes nos habían dado todas las garantías de que nada cambiaría, ya en los primeros seis meses de actividad nos hemos topado con la dura realidad del trabajo autónomo: discontinuidad, burocracia y también algún intento solapado de corrupción. Para nosotros era importante respetar la legalidad ignorando estas solicitudes pero, a causa de esta actitud y a la crisis del sector del automóvil, en el arco de un año nos hemos dado cuenta de que la facturación de la empresa era la mitad de lo previsto. Así que nos hemos encontrado con muchas deudas que pagar, sin recursos y, consecuentemente, hemos tenido que enfrentar la durísima opción de despedir a gran parte de los obreros, dándoles el tiempo para encontrar un nuevo trabajo. También nos vimos obligados a vender las máquinas para poder darles todo lo que les correspondía. Hemos vivido todo esto como un fracaso pero no nos hemos rendido. Alrededor de nosotros la comunidad de los Focolares, de la cual formamos parte desde hace algunos años, nos sostenía con la oración y nosotros nos hemos puesto en manos de Dios para que nos guiara en nuestras decisiones. La providencia no se ha hecho esperar. Se presentó la ocasión de cambiar el sector de trabajo, lo que nos daba más garantías de continuidad; mi padre puso a nuestra disposición una suma de dinero para hacer frente a lo más urgente; un representante nos ha dejado en uso una maquinaria por largo tiempo y los proveedores nos favorecían con pagos a plazos. Así, poco a poco, nos hemos recuperado. armi1El fruto más hermoso de este periodo fue que nuestros hijos crecieron dando valor a las cosas importantes, como el elegir una vida sobria y poder experimentar así el amor de Dios por medio de muchos pequeños pero importantes signos. Todo esto ha reforzado la cohesión de nuestra familia. El 2009 ha marcado el inicio de la crisis económica a nivel internacional y, por lo tanto, también nosotros lo hemos advertido mucho. A veces el desaliento nos ha ganado pero hemos seguido adelante entre mil dificultades sin tener ninguna seguridad en el mañana, pero siempre confiando en la providencia que nos ha sorprendido en muchas ocasiones. Por ejemplo, aquella vez en que estábamos muy preocupados pues ¡no habíamos recibido ni siquiera un pedido! He pedido a las voluntarias de mi grupo, con las cuales comparto la espiritualidad de los Focolares, que recen y, al final de la mañana, el fax ha empezado a imprimir 72 páginas de pedidos! Realmente hemos comprobado personalmente la potencia de la oración y lo concreto que es el amor de Dios hacia nosotros. armi2Este verano un cliente nuestro, que nos pedía trabajos de vez en cuando, nos había solicitado una producción importante, que duró un par de meses pero que, para el futuro, anunciaba la posibilidad de fuertes pedidos y, por lo tanto, de la tranquilidad económica que soñábamos desde hacía tiempo. Hacia el final de este trabajo, descubrimos que las piezas producidas se iban a emplear en la industria de las armas pesadas. Corrían ante nuestros ojos las imágenes de desesperación de tantos prófugos que huyen de las guerras en sus países. Elegir no aceptar  trabajar para aquella empresa fue difícil, porque nos hubiera asegurado el trabajo por muchos meses, pero no dudamos. Lo que nos ha hecho más felices ha sido que nuestro hijo, que ha empezado a trabajar con nosotros, ha estado completamente de acuerdo y estamos seguros de que la providencia de Dios, que hemos experimentado muchas veces durante estos años, no nos faltará.      

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