En medio de dos jornadas internacionales, la del 17 de octubre pasado, que la ONU dedicó a la erradicación de la pobreza, y la del 19 de noviembre próximo que el Papa ha convocado para acercarnos a los pobres de todo el mundo, se vuelve todavía más apremiante la pregunta: ¿será posible reducir, hasta eliminar, las desigualdades? Economistas, ONG, asociaciones, instituciones nacionales e internacionales discuten y buscan caminos para reducir la pobreza y sus consecuencias. Un debate organizado en Bruselas, en el mes de octubre, por el Intergrupo Europeo por la lucha contra la pobreza y la defensa de los derechos humanos y del ATD Cuarto Mundo quienes han acogido el aporte de distintas organizaciones que experimentan métodos alternativos para ayudar a las personas en dificultades económicas a salir de su condición. Su método no consiste en enviar subsidios desde arriba, sino activar procesos en red. Entre los aportes estaba el de la argentina Florencia Locascio, portavoz para la ocasión del proyecto de la Economía de Comunión. «La Economía de Comunión –explica Locascio- es un movimiento de personas, empresarios, trabajadores, consumidores, estudiosos y ciudadanos comprometidos en dar una respuesta de fraternidad al problema de la pobreza, en promover una cultura económica y civil que ponga en el centro a la persona y el valor de las relaciones. La EdC concibe la ganancia como un medio para el crecimiento sostenible, inclusivo y solidario de la persona y la sociedad». Después de 26 años de historia (era el ‘91 cuando Chiara Lubich tuvo la inspiración del nuevo modelo económico, durante una visita a San Pablo en Brasil), la EdC propone a las empresas que adhieren a este espíritu de trabajar teniendo en cuenta tres objetivos: reducir la pobreza y la exclusión, formar nuevos empresarios a una cultura de comunión y desarrollar las empresas, creando nuevos lugares de trabajo. Algunos ejemplos, entre tantos. El Banko Kabayan – banco de desarrollo en Filipinas -, el 85 % de sus clientes son microempresarios, en su mayoría mujeres, a quienes se ofrecen préstamos, ahorro, microseguros, además de cursos de emprendimiento para promover sus actividades. La startup “Project Lia”, en los Estados Unidos, que tiene como objetivo injertar en el mundo laboral a mujeres ex-detenidas mediante la recuperación de muebles viejos. La Dimaco que es una empresa argentina que distribuye materiales para la construcción. Junto a otros empresarios locales y en coordinación con instituciones públicas, el grupo ha logrado dar trabajo sostenible a más de mil pequeños productores en la región. «Estamos convencidos, también por la experiencia hecha –continua Locascio- de que no se puede sanar ningún tipo de pobreza heredada sin incluir a las personas desfavorecidas dentro de comunidades vivas y fraternas, y donde es posible , también en el área laboral. No basta con distribuir la riqueza en forma diferente. Es necesario involucrar a los pobres en la generación de la riqueza». Para monitorear y difundir los efectos dela Economía de Comunión en contraste con la pobreza y la desigualdad, en el 2017 nació el OPLA – Observatorio de la Pobreza, un centro de investigación internacional dedicado a Leo Andringa, economista holandés entre los pioneros de la Economía de Comunión. Las investigaciones de la OPLA quieren estudiar especialmente la producción de “bienes relacionales” y su conexión con la actividad de la EdC. «Pero porque queremos hacernos cargo de la reducción de la pobreza no sólo la de hoy, sino también la del mañana – concluyó la joven argentina –, el último proyecto de la Economía de Comunión es la red EoC-IIN (Economy of Communion International Incubating Network), para colaborar con el nacimiento de nuevas empresas de impacto social positivo. Son solo algunos ejemplos inspiradores que llevan en sí la semilla de una propuesta económica inclusiva. Somos conscientes de que para desarticular la pobreza es necesario cambiar las reglas de un sistema que genera cada vez más desigualdades. Es un desafío que queremos y debemos asumir junto a todos los otros actores de la sociedad, empezando por la política».
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