Guerras, amenazas nucleares, terrorismo. Son muchos los desafíos. Usted ha dicho que el ecumenismo es importante para la paz. ¿Puede explicarnos por qué y cómo? «El ecumenismo es importante para la paz porque el ecumenismo es unidad. La unidad es la paz. La unidad es ser un corazón solo y un alma sola. Es amarse. Es compartir los propios bienes, los dolores, las alegrías. Y esto conlleva la paz. ¿Qué es la paz? La paz no es ausencia de bombardeos. No es un acuerdo que se firma. La paz no es nada de esto. La paz es la unidad de los corazones. El ecumenismo sirve para construir y ampliar la unidad de los corazones y, por lo tanto, sirve para la paz, sirve muchísimo para la paz. Si después, los cristianos se presentan unidos, seguramente influirán más. Y realizarán juntos también proyectos de paz, sobre todo, allá donde la paz está continuamente amenazada. Ayudarán a poner en práctica la coparticipación en los bienes del mundo, y a quienes huyen de los Países en guerra buscando una vida mejor, les acogerán. Pero ayudarán si están unidos. Y si están unidos ayudarán a dar esos pasos necesarios para que la paz pueda realizarse». ¿Qué contribución está dando el Papa Francisco al Movimiento ecuménico y qué tipo de estilo está comunicando a la Iglesia? «Yo advertí su contribución desde el primer momento en el que se asomó a la ventana, cuando se presentó ante el mundo como obispo de Roma. Y ésa fue la primerísima contribución del Papa al camino ecuménico de las Iglesias. Es una contribución que prosigue, también en esta continua ansia suya de reforma de las Iglesias y de la Iglesia dirigida hacia una mayor colegialidad y participación, tanto de los pastores, como de los fieles, así como de una mayor humildad recíproca y reconocimiento de los errores cometidos. Todo un proceso que va en el sentido del camino ecuménico.» Los participantes en la Semana ecuménica 2017 asistieron a la audiencia general en la que el Papa Francisco habló de María como madre que estuvo junto a su Hijo hasta la Pasión. ¿María es modelo del camino ecuménico? «Diría que sí. Porque María es madre, es madre de Dios y madre de Jesús y, por tanto, madre de todos los hombres. Seguramente una madre quiere ver a sus hijos unidos. Trata de hacer todo lo que puede para que los hijos se reúnan, reconozcan que Dios bajó a la Tierra y se hizo hombre por ellos. Quiere que se amen, que no peleen, que no discutan con odio el uno contra el otro, sino que busquen modos cada vez nuevos para comprenderse. María nos ayuda en esto. Y además, yo creo que María nos ayuda precisamente en su estar bajo la cruz. Con su desolación. Me parece que allí, ella misma pierde su tesoro más grande y nos enseña a saber perder algo, también esa riqueza que cada Iglesia tiene pero que está llamada a recomponerse con las riquezas de las demás. Si María logró perder al Hijo, nosotros podemos perder una idea, un recuerdo, una herida que arrastramos dentro, un prejuicio, para construir y llegar a ser constructores de unidad.» Maria Voce Por M. Chiara Biagioni Fuente: SIR Lee la primera parte
Juntos somos fuertes
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