En esta tierra antigua, el cristianismo llegó en el siglo VIII haciendo entrar en el circuito evangélico un pueblo que en el siglo VI había llegado desde Moravia y Panonia (actual Hungría). A lo largo de los siglos, el destino de Eslovenia estuvo ligado a los acontecimientos del Imperio Austríaco, de fuerte matriz católica. Después de los sufrimientos del Primer Conflicto Mundial, pasó a formar parte de Yugoslavia, de la que se independizó en 1991.
Tierra rica de historia y de fe, y también de dolor. Por lo tanto sensible a los valores evangélicos, como aquellos que pone en evidencia la espiritualidad focolarina; en 1958 un sacerdote del Este participó en la Mariápolis de Fiera de Primiero, difundiendo después su mensaje a otros en un modo capilar y silencioso.
Los Focolares en Eslovenia – Nacen pequeñas comunidades ricas de vida, que brotan naturalmente en 1966 cuando se abre el primer focolar en Liubliana, en un sótano, y después otro en 1974.
En los años Setenta tiene lugar un acontecimiento inolvidable: la gira del Gen Rosso. Fueron cuatro espectáculos en un estadio repleto. El ápice es la canción “María” cantada en esloveno. Es la primera vez, desde 1945, que una canción con contenido espiritual es cantada fuera de las iglesias y transmitida por televisión.
La caída del Muro da inicio a una nueva etapa. La libertad permite que se pueda hablar del Movimiento, reunirse, organizar nuevas giras del Gen Verde y del Gen Rosso, volver a presentar la revista Novi Svet (Ciudad Nueva), nacida en los años sesenta, con una nueva imagen y un tiraje de 2300 copias.
Hoy, María Voce encontrará un Movimiento desarrollado, que colabora cada vez más activamente con la Iglesia Católica; en diálogo con pertenecientes a distintas iglesias cristianas; abierto, gracias a algunas empresas, a la realidad de la Economía de Comunión.
El nombre del Centro Mariápolis de Planina es “Spes”, esperanza. No puede haber una palabra mejor para el viaje de María Voce en una tierra donde la esperanza ha sido probada y vivida con intensidad en estas últimas décadas.
De Mario Dal Bello