
Nos dejó Tommaso Sorgi

Tommaso Sorgi con Igino Giordani
Tommaso Sorgi con Igino Giordani
Antonella Lombardo
El apóstol Pablo escribe a los cristianos de la región de Galacia, que habían recibido de él el anuncio del Evangelio, pero ahora les recrimina que no han comprendido el sentido de la libertad cristiana. Para el pueblo de Israel, la libertad es un don de Dios: Él lo sacó de la esclavitud en Egipto, lo condujo hacia una nueva tierra y estipuló con él un pacto de fidelidad recíproca. Del mismo modo, Pablo afirma con fuerza que la libertad cristiana es un don de Jesús, pues Él nos da la posibilidad de convertirnos, en Él y como Él, en hijos de Dios, que es Amor. También nosotros, imitando al Padre como Jesús nos enseñó y mostró con su vida , podemos aprender la misma actitud de misericordia para con todos, poniéndonos al servicio de los demás. Para Pablo, este aparente sinsentido de la «libertad de servir» se resuelve por el don del Espíritu que Jesús hizo a la humanidad con su muerte en la cruz. En efecto, el Espíritu es el que nos da la fuerza de salir de la prisión de nuestro egoísmo –con su lastre de división, injusticia, traición y violencia– y nos guía hacia la verdadera libertad. «En cambio el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, modestia, dominio de sí». La libertad cristiana, además de ser un regalo, es también un compromiso. En primer lugar, el compromiso de acoger al Espíritu en nuestro corazón, haciéndole sitio y reconociendo su voz en nosotros. Escribía Chiara Lubich: «[…] Ante todo debemos ser cada vez más conscientes de la presencia del Espíritu Santo en nosotros; llevamos en lo más íntimo un tesoro inmenso, pero no nos damos cuenta de ello suficientemente. […] Además, a fin de poder oír y seguir su voz, hemos de decir no […] a las tentaciones, atajando de raíz sus insinuaciones; sí a las tareas que Dios nos ha encomendado; sí al amor a todos los prójimos; sí a las pruebas y a las dificultades que nos salen al paso… Si lo hacemos, el Espíritu Santo nos guiará y dará a nuestra vida cristiana ese sabor, ese vigor, esa garra, esa luminosidad que no puede tener si no es auténtica. De ese modo, también quienes están cerca se darán cuenta de que no solo somos hijos de nuestra familia humana, sino hijos de Dios» . Pues el Espíritu nos llama a apartar nuestro yo del centro de nuestras preocupaciones, para acoger, escuchar y compartir los bienes materiales y espirituales, perdonar o preocuparnos de de todo tipo de personas en las distintas situaciones que vivimos cada día. Y esta actitud nos permite experimentar el fruto característico del Espíritu: el progreso de nuestra humanidad hacia la verdadera libertad, pues pone de manifiesto y hace que florezcan en nosotros capacidades y recursos que quedarían para siempre sepultadas y desconocidas si vivimos replegados en nosotros mismos. Cada acción nuestra es, pues, una ocasión inexcusable para decir no a la esclavitud del egoísmo y sí a la libertad del amor. «En cambio el fruto del Espíritu es amor, alegría, paz, paciencia, afabilidad, bondad, fidelidad, modestia, dominio de sí». Quien acoge de corazón la acción del Espíritu contribuye además a construir relaciones humanas positivas por medio de todas sus actividades cotidianas, tanto familiares como sociales. Carlo Colombino es empresario, marido y padre, y tiene una empresa en el norte de Italia . Una cuarta parte de sus sesenta empleados no son italianos, y algunos de ellos arrastran experiencias dramáticas. Al periodista que lo entrevista, le cuenta: «También el puesto de trabajo puede y debe favorecer la integración. Me dedico a actividades de extracción, de reciclado de material de construcción, y tengo responsabilidades con el entorno, con el territorio donde vivo. Hace unos años la crisis golpeó duramente: ¿salvamos la empresa, o a las personas? Trasladamos a varias personas, hablamos con ellas, buscamos la solución menos dolorosa, pero fue dramático, como para no dormir por las noches. Este trabajo podía hacerlo mejor o peor, y procuré hacerlo lo mejor posible. Aposté por el contagio positivo de ideas. Una empresa que solo piensa en la facturación, en los números, tiene un futuro de cortas miras: en el centro de toda actividad está el ser humano. Soy creyente y estoy convencido de que una síntesis entre empresa y solidaridad no es una utopía» . Activemos, pues, con valentía nuestra llamada personal a la libertad en el lugar donde vivimos y trabajamos. Así permitiremos que el Espíritu alcance y renueve también la vida de muchas otras personas a nuestro alrededor, impulsando la historia hacia horizontes de «alegría, paz, paciencia, afabilidad…». Letizia Magri
Nací en un pueblito del Norte de Italia, hace 67 años. Durante la adolescencia mis únicos intereses eran la música y el dibujo. Por los constantes conflictos con mi familia, pronto abandoné mi casa y la escuela. La guitarra, el pelo largo, mi banda: éste era mi mundo. Con algunos amigos formamos una comuna donde vivíamos , tocando y soñando juntos. Un lugar de pasaje donde circulaba el hashish. Conocí a Laura, quien fue mi compañera, con la alegría y la inconsciencia de los veinte años. Ella, de vez en cuando, consumía drogas pesadas. Para ayudarla a abandonar, hice “algo” de lo cual me arrepentí amargamente: probé yo también. Fue el comienzo de una escalada que día tras día nos condujo a un abismo sin fondo, en la postración de tener que consumir dosis cotidianas cada vez más fuertes. Fueron años de miedo, de euforia alternada con crisis de abstinencia, recuperaciones en el hospital y continuas recaídas. Hasta terminar en la cárcel. Cuando terminó la prisión, decidimos viajar a India para aprender a tocar el Tabla, un típico instrumento de percusión. India nos pareció fascinante, a tal punto que nos olvidamos del Occidente y su materialismo, logrando estar lejos de cualquier droga. Volviendo a Occidente, el impacto fue muy duro. Italia en ese período estaba impactada por el terrorismo de carácter político. Desorientados, nos encontramos nuevamente en los brazos de la heroína, que nos ayudaba a no pensar. El remolino de la drogadicción nos absorbió de un modo aún más despiadado. Siguieron años de degradación física y moral. Hasta llegar a una encrucijada drástica: la locura o la muerte. Volví a India para desintoxicarme. Pero fui sólo, para evitar los condicionantes y recaer en la droga. Al volver a Italia nuevamente, acepté de mala gana, ir a lo de un tío en la zona Toscana. Ocurrió el cambio. Sentía que él, extrañamente, me aceptaba y respetaba, como uno de la casa. La idea que animaba la vida de su familia era que Dios es Amor, que nos ama a todos personalmente y sin condiciones. Esta propuesta comenzó a atraerme también a mí. El 1º de mayo de 1982, con mis primos, fuimos a Loppiano para un meeting de jóvenes de todo el mundo. Estaba cada vez más convencido de que la vida que estaba descubriendo era también para mí, trataba de estar en estrecho contacto con los habitantes de la ciudadela, que, descubrí, habían puesto en la base de sus vidas el Evangelio. Deseaba comunicar a Laura lo que me había pasado y fui a buscarla. Su reacción fue, se comprende, muy dura, se sentía traicionada. Después de algunos meses, me escribió una carta. Estaba en la cárcel y quería verme. Le agradecí a Dios: cuando llegas al fondo lo único que puedes hacer es salir. “¡Haz de mí un instrumento para su redención!”, rezaba. Cada semana iba a verla para conversar con ella. Cuando ella salió de la prisión, después de un año y medio, comenzamos juntos una vida nueva. Ayudados constantemente por nuestra nueva familia, los Focolares. Entre nosotros fue madurando el deseo de casarnos por la Iglesia. La vida comenzó a transcurrir serena y segura, enriquecida por la llegada de dos hijas. Laura se graduó como enfermera profesional. Pero justo en el lugar de trabajo, después de un tiempo, se enamoró de un colega. Me pidió la separación. Después de haber luchado en vano para evitar esta ruptura, encontré un apartamento y me fui a vivir solo. Comencé a sentir los primeros signos de una enfermedad en el hígado, cada vez más grave, hasta llegar necesitar un trasplante. Los médicos dijeron que me quedaban pocas semanas de vida y me internaron inmediatamente. Transcurrí un período precioso en el hospital, donde trataba de preparar mi alma, fijándola solamente en Dios, con cotidianos actos de amor hacia los otros enfermos, especialmente con los que estaban más solos. Se pudo encontrar un hígado compatible para lograr el trasplante. El éxito fue superior a las expectativas y después de poco tiempo me dieron el alta. Hace dos años recibí una llamada telefónica: Laura me pedía que me quedara con las hijas, porque ella tenía que ser internada. Corrí inmediatamente. El diagnóstico, inesperado, reunió a la familia. Nos perdonamos mutuamente, agradecidos de poder transitar el último trecho del camino juntos. En los últimos instantes, mientras lentamente le susurraba en su oído, muchas veces, “Ave María”, ella, de vez en cuando, acompañaba mi oración con un suspiro: nunca habíamos rezado juntos. En las últimas palabras de la “Salve”, …y después de este destierro muéstranos a Jesús…, Laura voló hacia el Cielo. (S. B. – Italia)
Una inmensa tragedia, hace 103 años, inauguró la triste lista de catástrofes del siglo pasado: el genocidio de los armenios. Recordándolo, en 2016, el Papa Francisco lanzó un llamamiento: “Teniendo ante los ojos los terribles efectos que en el siglo pasado causaron el odio, los prejuicios y el deseo desenfrenado de poder, espero sinceramente que la humanidad sea capaz de aprender de esas trágicas experiencias a actuar con responsabilidad y sabiduría para evitar el peligro de volver a caer en tales horrores. Que todos multipliquen sus esfuerzos para que en las disputas internacionales prevalezca siempre el diálogo, la búsqueda constante y auténtica de la paz, la cooperación entre los Estados y el compromiso inquebrantable de las organizaciones internacionales para crear un clima de confianza que favorezca el logro de acuerdos permanentes, que miren hacia el futuro”.
«Recordamos hoy, a una gran mujer, en ocasión del décimo aniversario de su fallecimiento». Quien habla es el Arzobispo de Belgrado, Mons. Hočevar, durante una Santa Misa celebrada el 14 de marzo pasado: «Cuando en el mundo gobernaban las tinieblas, una nueva Luz iluminaba el corazón de Chiara Lubich. Donde el pecado, el odio y el mal creaban división, el amor acercaba, conectaba, unía, construía y restauraba. Bajo el fragor de conflictos históricos, culturales y sociales, hoy, como en aquel entonces, estamos llamados a encender una nueva luz de comprensión, unidad y cooperación» Acercar, vincular unir, construir, son los verbos que tal vez expresan mejor el sentido de una “fiesta” planetaria que comenzó el pasado mes de marzo, y todavía se sigue celebrando, para recordar y relanzar la herencia espiritual dejada por la fundadora de los Focolares. «Si hoy tuviese que dejar esta tierra y se me pidiera una palabra, como la última palabra que exprese nuestro Ideal, les diría, segura de estar siendo comprendida en el sentido más exacto: sean una familia». Fue pronunciada por Chiara Lubich en diciembre de 1973. Estas palabras resuenan como un testamento siempre actual. . Pequeños flash, entre los numerosos ecos que nos llegan de cada ángulo del mundo.
En Chiang Mai, entre las montañas de Tailandia septentrional, donde centenares de templos budistas ricamente decorados son el símbolo cultural de la nación, unas sesenta personas, miembros de la comunidad de los Focolares, que pertenecen a cinco distintos grupos étnicos (Thai, Karen, Akha, Lahu, Kachin), junto con otos procedentes de Filipinas, quisieron recordar a Chiara Lubich con una iniciativa de ayuda a una comunidad pobre de la tribu Kachin. «Después de la celebración Eucarística, niños y adultos de la comunidad emprendimos un viaje hacia una aldea pobre, a 7 km de la ciudad, donde viven nuestros amigos de la tribu Kachin. Nos pusimos a limpiar y a preparar, por pedido de los habitantes, un lugar donde los niños pudieran jugar. Al final, este pequeño espacio quedó transformado, pero la mayor aventura se vivió en el corazón y en las relaciones personales, mientras trabajábamos sudando bajo el sol abrazador. En este barrio tan despojado, estaba la presencia de Dios. Tratamos de cambiar el mundo, una aldea a la vez». En seis regiones de Kenia, en contextos político-sociales caracterizados por tensiones, incertidumbre, desconfianza y en algunos casos por verdaderos y reales conflictos entre las personas, la comunidad del lugar, realizó diversas jornadas, para encarnar con nuevo impulso un mensaje de unidad y enfrentar los desafíos y dificultades de un país multiétnico y multirreligioso: en Garissa, en la zona oriental, que sufrió fuertes tensiones entre cristianos y musulmanes, en Amukuro y en Seme, en el oeste; en Mombasa, sobre la costa, pero también en Karatina en el centro y en Meru en el noreste. «Chiara sigue guiándonos también en este momento de nuestra historia» En casi todos los lugares, en los distintos países, las autoridades religiosas o los representantes de la Iglesia estuvieron presentes y participaron de los eventos. Como ocurrió en Varsovia, en Polonia. El Obispo de la Iglesia Metodista, envió un mensaje a la comunidad reunida, y el Nuncio de la Iglesia católica llevó a todos el saludo del Papa Francisco.
En Moscú, durante una velada enriquecida por el intercambio espontáneo entre los participantes, el recuerdo de la llegada, en los años ’70, de los primeros focolarinos, en la que en aquél entonces era la Unión Soviética, despertó en todos una renovada gratitud. También en Chelyabinsk, en el extremo oriental de los Urales, a casi 1900 km de Moscú, se reunió la comunidad de los Focolares. En Krasnojarsk, en Rusia siberiana central, se desarrolló durante tres días una “Mariápolis”, definida, no por casualidad “de familia”. La “herencia” de Chiara Lubich resonó con particular intensidad en Dublín, Irlanda, elegida para alojar, en el próximo mes de agosto, el Encuentro Mundial de las Familias. Aquí su figura fue recordada también con testimonios de acogida y atención especial entre las generaciones. En Estocolmo, Suecia, un grupo de jóvenes preparó para todos una cena, fue una ocasión para un intercambio profundo entre los participantes sobre los efectos de la espiritualidad de la unidad en su propia vida. Un aniversario “de familia” también aquí. Chiara Favotti
Todos los años se celebra, el día después del equinoccio de primavera, el Earth Day (Día de la Tierra), la más grande manifestación ambiental del planeta, promovida por las Naciones Unidas, para promover la protección de la Tierra. La idea de la creación de un “jornada por la Tierra” se presentó por primera vez en 1962, y tomó forma definitivamente en 1969, después del desastre ambiental causado por el derrame de petróleo de un pozo situado en el lago de Santa Bárbara, en California. En las últimas ediciones, la Jornada ha involucrado hasta a un billón de personas en 192 países del mundo, convirtiéndose en un acontecimiento educativo e informativo de dimensiones planetarias sobre temas como la contaminación, la desertificación, la destrucción de los ecosistemas y el agotamiento de los recursos no renovables. Pero también de la responsabilidad individual por un consumo sostenible, basado en el cuidado de la “Casa común” de todos los seres humanos.
«No estamos sumergidos en la casualidad, ni somos arrastrados por una serie de eventos desordenados. Nuestra vida y nuestra presencia en el mundo son fruto de una vocación divina». El Papa Francisco lo recuerda con estas palabras, en el mensaje dirigido en especial a los jóvenes en ocasión de la 55ª Jornada mundial de oración por las vocaciones. El mensaje está programado para el 22 de abril y está centrado en el tema: “Escuchar, discernir, vivir el llamado del Señor”. La relación entre los jóvenes, la fe y la vocación estará en el centro del próximo sínodo de octubre. «En esa ocasión –observa el Papa- tendremos la posibilidad de profundizar que, en el centro de nuestra vida, existe el llamado que Dios nos dirige, de vivir la alegría. Los jóvenes y los chicos de los Focolares recuerdan las palabras de Chiara Lubich, dirigidas a ellos mismos en 1998: «Dios llama de formas distintas y variadas. Llama a muchos con funciones y misiones particulares. Por ejemplo llama a los jóvenes a la sublime vocación del sacerdocio, a ser otros Cristo. Llama a hombres y mujeres en variadísimos canteros del jardín de la Iglesia, que son las familias religiosas. Llama a hombres y mujeres en los modernos movimientos eclesiales para donarse a Dios individual y comunitariamente. O a formar una familia, modelo de muchas otras pequeñas iglesias. Recuerden: Él llama a cualquier edad. Llama también a los chicos, a los niños. Llama desde todos los puntos de la tierra».
«Para que vuelva la paz, no dejemos de rezar. En este momento, además, todos debemos sentirnos llamados a seguir con decisión una línea de vida que corrija, al menos dentro de nosotros (pero por la comunión de los santos, en muchos), el error que se ha cometido. Los hombres no han hecho la voluntad de Dios, del Dios de la paz, han hecho la propia. Debemos imponernos, como nunca lo hemos hecho, para cumplir perfectamente su voluntad. “No se haga mi voluntad, sino la tuya”. Estas palabras de Jesús deben asumir para nosotros, hoy, una importancia muy particular. Frente a éstas, cualquier otra cosa debe ser secundaria. No tiene que importarnos tanto en nuestra vida, por ejemplo, estar sanos o enfermos, estudiar o servir, dormir o rezar, vivir o morir. Lo importante es que hagamos nuestra su voluntad, que seamos su voluntad viva. Así vivíamos en los primeros tiempos de nuestro Movimiento cuando, en medio de una guerra, el Espíritu apenas nos había iluminado acerca del valor de las cosas. Frente al derrumbe provocado por el odio, Dios se había revelado como el único ideal que no muere, que ninguna bomba puede derribar. Dios Amor. Este gran descubrimiento era una bomba espiritual de tal magnitud, que nos hizo olvidar literalmente todas las que caían alrededor. Descubríamos que más allá de todo y de todos, está Dios que es Amor, está su providencia que, para aquellos que lo aman, hace que todo coopere al bien. Descubríamos la huella de su amor en todas las circunstancias, también bajo los azotes del dolor. Él nos amaba inmensamente. Y nosotros ¿cómo corresponder a su amor? “No quien dice Señor, Señor, sino quien hace mi voluntad, ése me ama”. Podíamos, por tanto, amarlo haciendo su voluntad. Viviendo así nos habituamos a escuchar con creciente atención “la voz” dentro de nosotros, la voz de la conciencia que nos subrayaba la voluntad de Dios expresada de las más diferentes maneras: a través de su Palabra, de los deberes del propio estado, de las circunstancias, las inspiraciones. Teníamos la certeza de que Dios habría llevado nuestra vida hacia una divina aventura, antes desconocida para nosotros, donde, espectadores y actores al mismo tiempo de su designio de amor, dábamos la contribución, momento tras momento, de nuestra libre voluntad. Poco después nos hizo entrever destellos sobre nuestro futuro, haciéndonos captar con seguridad el fin para el cual el Movimiento estaba naciendo: realizar la oración del testamento de Jesús: «Padre, que todos sean uno», contribuir a la realización de un mundo más unido. También ahora podemos vivir de este modo. ¿Hemos tenido un brusco y doloroso cambio de vida? […] ¿Vivimos momentos de miedo, de angustia, de duda incluso de que nos quiten la vida? O ¿llevamos la vida de siempre, con nuestras tareas de cada día, lejos todavía del peligro? Valga para todos lo que más vale: no esto o aquello, sino la voluntad de Dios: ponernos a la “escucha”, ponerla en el primer lugar en nuestro corazón, en la memoria, en la mente; poner, antes que cualquier otra cosa, todas nuestras fuerzas a su servicio. […] De este modo, Cristo permanecerá en nuestro corazón y así, estaremos todos más compactos, más unidos, seremos más “uno”, compartiendo cada cosa, rezando con eficacia los unos por los otros y para que vuelva la paz». Fuente: Città Nuova n. 4/1991. Artículo recogido después en: Chiara Lubich, Attualità. Leggere il proprio tempo, Città Nuova, pág. 85-87, 2013.
El Instituto Universitario Sophia (IUS) ha recibido, el pasado 16 de abril, la quinta etapa del proyecto de diálogo y colaboración Wings of Unity, que involucra a docentes y expertos del mundo cristiano y musulmán. Promotores, junto al IUS, el Islamic Centre of England de Londres y el Risalat International Institute de Qum. Durante el proyecto, co-dirigido por Piero Coda y Mohammad Shomali, se han recorrido algunas pistas innovativas en el ámbito del diálogo interreligioso a través de seminarios, conferencias públicas, escuelas de verano y varias publicaciones. La jornada de estudio se ha desarrollado en el contexto más amplio de la visita organizada del 15 al 18 de abril a la ciudadela de Loppiano, donde tiene su sede el Istituto Universitario Sophia. Durante estos días el grupo de amigos musulmanes ha tenido la posibilidad de conocer en profundidad la original convivencia multi-cultural animada por el carisma de Chiara Lubich. Fuente: Istituto Universitario Sophia https://vimeo.com/265783668
«Han pasado 18 años, pero la fuerza de aquella manifestación aún nos moviliza a todos los que participamos. Había llegado a Roma algunos meses antes, en diciembre de 1999. Iniciaba para mí un período durante el cual trabajaría como gráfico en el Centro gen internacional, en preparación del Genfest. No podía imaginar entonces las sorpresas que ese año me tenía reservadas! Un día de febrero del 2000, estando solo con la guitarra, nació una canción que luego se convertiría en mi oración cotidiana: “Luz”. Está inspirada en la vida de Chiara Badano, una gen como nosotros, ahora beata, que en sus últimos momentos ofreció su dolor por el Genfest. “Corran, brillen, no tengan miedo… la luz está en cada uno de nosotros”, digo en la canción. Aquel Genfest era un gran reto pues sería el primero en ser organizado totalmente por nosotros, los jóvenes. Fue una experiencia maravillosa de unidad y madurez.
En la ciudadela internacional de Loppiano se realizaría la primera reunión del Equipo de la Música y en su transcurso teníamos que crear 4 temas musicales oficiales. Canté mi canción delante de todos y fue acogida por todos como propia. “Luz” inició la lista de canciones oficiales del evento y se convirtió en un “tema mágico” como muchos la describen, con adaptaciones luego en diversos idiomas. Cuando tiempo después conocí a los padres de Chiara Badano, María Teresa y Ruggero, me abrazaron y me dijeron que había encontrado la mejor manera de hacerla conocer, “porque cantar es rezar dos veces”. Llegado el momento de crear un logo de la manifestación, participé con una propuesta que deseaba proyectar una onda expansiva que permaneciera como una huella en el tiempo, como sería este Genfest. Otro regalo… mi propuesta fue elegida! Aquel 17 de Agosto empezamos temprano a preparar los equipos, la decoración, las pruebas de sonido, los últimos detalles… Horas antes de comenzar, 25.000 jóvenes hacían fila para entrar al Estadio. Tres, dos, uno…y una percusión con distintos ritmos del mundo, un sonido sutil como un latido de corazón, daba inicio al Genfest 2000! El programa fue variado y rico. Su objetivo era demostrar al mundo que la unidad es posible. Alrededor de las 18:30 me tocaba cantar “Basta 1 Sonrisa”, una canción que había escrito en Costa Rica 4 años atrás.
Luego, la presentación de Chiara “Luce” como un ejemplo de santidad, con sus 18 años y su espléndida sonrisa proyectada en la gran pantalla, dejó entre los presentes un profundo suspiro de eternidad. De inmendiato empezaron a sonar los acordes de la canción “Luz”. Finalmente el gran momento. Chiara Lubich lanzando su propuesta a las nuevas generaciones: “La idea de un mundo unido, por la cual hoy muchos jóvenes trabajan, no será sólo una utopía, sino que en el tiempo será una gran realidad. Y el futuro está sobre todo en sus manos”. A modo de conclusión, se presentó la propuesta del Genfest: el “Proyecto Africa”, que promovía la ayuda al hospital de Fontem, en Camerún, como punto clave en la respuesta a las necesidades urgentes de esta región. Finalizaba el Genfest pero aún nos esperaba la gran cita de la JMJ, el 19 y 20 de Agosto, en la explanada de Tor Vergata con Juan Pablo II. Otro día histórico, con 2 millones de jóvenes, en el que ni el calor del día o el frío de la noche opacaron la alegría de estar todos juntos. Inolvidable la consigna del Papa: “ No tengan miedo de ser los santos del Tercer milenio…” Antes de partir de regreso para Costa Rica, en Diciembre de ese año tuve la posibilidad de saludar a Chiara Lubich y de dejarle por escrito en un pequeño libro, el relato de la mágica experiencia vivida. Un año inolvidable. Pero los regalos no habían terminado. Tiempo después conocí a Tina Murg, de Austria, quien también había participado artísticamente del Genfest del 2000. Hoy es mi esposa!»
Sandro Rojas Badilla
Escucha la canción “Luz” Foto: Sandro Rojas Badilla
«Provenimos de dos familias tradicionales y conservadoras de Tlemcen, ciudad muy antigua, cuna de la cultura árabe-musulmana- cuenta Farouk. Nos casamos hace 42 años, tenemos tres hijos y dos nietos. Durante el primer año de casados, como muchas parejas, descubrimos que teníamos caracteres diferentes y esto provocaba conflictos entre nosotros. El encuentro con el Movimiento de los Focolares nos hizo comprender que debíamos emprender un camino de amor verdadero. Esta experiencia nos colmó del amor de Dios y nos permitió dar los primeros pasos de uno hacia el otro. Teníamos un deseo tan grande de conocer hasta el fondo la espiritualidad de la unidad, que nuestra vida comenzó a desarrollarse entre Orán, donde vivimos y Tlemcen, donde se encuentra el Centro del Movimiento de los Focolares. Comenzamos a compartir nuestra fe musulmana y a comprender cómo hacer para encarnar la espiritualidad de la unidad en nuestro credo. En Orán se fue formando a nuestro alrededor una pequeña comunidad y nuestra casa se convirtió en un lugar de encuentro, un “Faro”, como la misma Chiara Lubich quiso llamarla. Muchos musulmanes conocieron el focolar y entre nosotros comenzamos a compartir todo, alimentados y enriquecidos por un amor sobrenatural. En los comienzos de los años ’90 la guerrilla en nuestro país nos recordaba las análogas circunstancias del nacimiento del Movimiento y el descubrimiento de Dios como único ideal»
«Con nuestros hijos – continúa Schéhérazad- en su etapa de adolescencia, vivimos momentos bastante turbulentos. Buscábamos el diálogo con ellos y, sobre todo el amor filial. Podemos decir que, con los dos mayores logramos construir una relación basada en la sinceridad. En la comunidad del focolar escuchaba testimonios en los que se hablaba de Dios Amor. Aprendía poco a poco a abandonarme confiada en Dios, en su misericordia. Emprendiendo este camino espiritual me liberé de mi yo, de mis miedos en la relación con las personas. El compromiso de poner a Dios en el primer lugar es totalmente personal, pero elegimos vivirlo como familia. Reconocer los propios límites y los del otro es una gimnasia que no tiene fin, hay que recomenzar siempre, pedirse perdón y recomenzar». «La oración en el Islam – explica Farouk- es un momento solemne. Al principio, nuestras oraciones no eran regulares, y cada uno rezaba sólo. Ahora tratamos de rezar juntos, por amor, no como una obligación. En Argelia estudian muchos jóvenes sub-saharianos. Entre éstos algunos de ellos frecuentan el focolar. Tratamos de apoyarlos en sus necesidades, también porque a menudo no se sienten socialmente integrados. Uno de estos jóvenes, cristiano, vivió con nosotros durante un año y medio, y con él construimos una relación tan profunda que nos considera como sus segundos padres. Con frecuencia le prestábamos el auto para asistir a la misa». «En la comunidad de los Focolares – continúa Schéhérazad – existe un intercambio sincero, sin ambigüedades sobre la fe. Aprendimos a conocer la fe cristiana. Este conocimiento se ha dado en el respeto de cada uno, con un amor desinteresado, que no quiere convertir al otro, sino que lo ayuda a ser más él mismo. Cuando nos encontramos con un cristiano, para nosotros es natural ver en él un hermano para amar. No nacimos para competir, sino para construir un proyecto común. Construir la unidad no es algo que se da por descontado, sino que es un compromiso que se renueva constantemente. Juntos, musulmanes y cristianos, podemos avanzar hacia el “Uno que unifica”. En nuestra vida, gracias a Chiara Lubich, comprendimos que este Uno unificador se realiza si dos hermanos, dos hermanas, se aman, dispuestos también a dar la vida el uno por el otro».
Se hablará sobre esto el próximo sábado 21 de abril, desde las 16 a las 19 horas, en el evento “Juntos para dar esperanza. Cristianos y musulmanes en camino en el carisma de la unidad”, promovido por el Movimiento de los Focolares, que contará con la presencia de unas 600 personas de 23 países, cristianos y musulmanes, presentes en el Centro Mariápolis de Castel Gandolfo (Roma) del 19 al 22 de abril. En un contexto social marcado, especialmente en el Occidente, por miedo a la diversidad, los prejuicios y la desconfianza que erige murallas y por una narrativa que alimenta el desencuentro y la separación, el testimonio de un compromiso compartido entre cristianos y musulmanes unidos por la paz, la solidaridad, el desarrollo, la armonía entre las personas de diferentes religiones, culturas y tradiciones, lanza un mensaje contra la corriente y lanza semillas de esperanza. Vivir juntos en armonía, respeto, solidaridad y paz es posible. E incluso trabajar juntos es posible, compartir objetivos comunes y cooperar para lograrlos, sin debilitar la identidad y el patrimonio de valores, pero en una confrontación leal y franca fortaleciendo el conocimiento recíproco y el respeto, privilegiando lo que une con respecto a lo que divide. Un camino impulsado por el carisma de la unidad de Chiara Lubich, que allí encuentra su fuerza propulsora. En su discurso en la Mezquita Malcolm X, en Harlem (Nueva York), el 18 de mayo de 1997, Chiara, que establecía con el Imán Wallace Deen Mohammed Imam y con la comunidad musulmana presente un pacto para trabajar juntos por la paz y la unidad, dijo: “Experimenté una profunda fraternidad aquí. Es algo extraordinariamente hermoso que solo puede ser obra de Dios. Él verdaderamente nos hizo una sola familia para sus planes”. Y sobre los fundamentos de este camino de comunión, explicó: “Es común para casi todas las religiones, incluso con diferentes versiones, la llamada Regla de Oro: ‘No hagas a los demás lo que no quieres que te hagan a ti’. Esta regla de oro es suficiente para garantizar nuestro vínculo de amor con cada prójimo, y este amor sería suficiente para componer a la humanidad en una sola familia”. A raíz de esa experiencia y de las iniciativas para el diálogo islámico-cristiano que nacieron en varios países, este encuentro en Castel Gandolfo quiere ser un nuevo paso en el camino hacia la fraternidad universal, un signo de esperanza para la humanidad. “La educación religiosa es atención a la paz”, dice Adnane Mokrani, docente de la Pontificia Universidad Gregoriana y del Pontificio Instituto de Estudios Árabes e Islámicos (PISAI) y presidente de Cipax, quien estará presente en el congreso: “En esta perspectiva no debería haber separación sino solidaridad, colaboración, unidad entre los hombres de diferentes credos que están llamados a trabajar juntos por el bien común de la humanidad, a servir a todos sin distinción”. En este espacio abierto disertarán entre otros Maria Voce, presidente del Movimiento de los Focolares, el cardenal Jean-Louis Tauran, presidente del Pontificio Consejo para el diálogo interreligioso, Abdullah Radwan, responsable del Centro Islámico Cultural de Italia, Izzedin Elzir, imán de Florencia y presidente de UCOII, Piero Coda, rector del Instituto universitario Sophia, Mohammad Shomali, director del Centro islámico de Londres. Numerosas las experiencias de diálogo y cooperación fructífera que se narrarán en este espacio, como fragmentos de unidad para multiplicar.
20 de abril de 1979 – Como cada cristiano, mi amor regresa a cada instante al Señor y lo contempla con amor y temor. Pero otras veces toma confianza y no reprime su vocación de bromear. Esta mañana, en la Misa, repentinamente me vino a la mente una invocación: «Tú eres el Omnipotente». Y enseguida mi inclinación a la poesía buscó una rima: «Yo soy el omniniente (omninulo)». Pero enseguida después recordé que, si soy nada, recibiendo a Dios en mí asumo un valor divino. 5 de noviembre de 1979 – A menudo me pasa la idea del próximo fin de mi vida. Pero no siento ni oscuridad ni tristeza. Siento como una luz que muestra la grandeza y belleza de la vida y por lo tanto de su Autor, que no podría ser un Padre más benévolo y más grande. Recordando ciertos períodos de mi existencia veo que fue dura, cruda, desolada; la miseria, los lutos, las guerras, las traiciones, las vanidades…, pero contemplada en su conjunto me parece un prodigio – casi una demostración- de la paternidad de Dios; 86 años de vida, si bien con heridas de la guerra siempre presentes, y las luchas políticas, las dificultades económicas, las incomprensiones vividas y provocadas, la debilidad física, etc. En su conjunto me parece como una victoria sobre la muerte, una operación útil y alegre, en la que se me permitió hacer más bien que mal y donde pude experimentar una conmoción extraordinaria ante los logros, las amistades, los viajes, las elevaciones místicas, las lecciones de sabiduría y fe. No termino de agradecer a Dios, quien me dio tantos bienes, donados gratuitamente. En fin, aún con las sombras y los lutos, mi vida ha sido bella, un don digno del Creador; y esta constatación razonada y verificada cotidianamente me demuestra la verdad de la fe religiosa, con la que siempre estuvo iluminada y por la que siempre he querido –o he tratado- de vivir. Realmente, la vida es bella, y su belleza demuestra lo absurdo de la política y de la conducta personal de los que trabajan para estropearla (por la guerra, los abusos, el terror, la explotación, el hedonismo, la avaricia, la lujuria) y todas las deformaciones y laceraciones inventadas por la estupidez, que es la inteligencia del Enemigo del hombre. Fuente: Igino Giordani, Diario di fuoco, Città Nuova, Roma, 2005 (1980), pp.238-240. Tríptico: en el aniversario de su muerte, el Centro dedicado a él ha publicado un tríptico para difundir y profundizar el conocimiento de Igino Giordani y de su itinerario histórico y espiritual. Para informaciones info@iginogiordani.info Giordani en Facebook
“Leadership for Peace” (“Liderazgo para la paz”) es el tema de la XII edición del World Peace Forum, del19 al 22 de abril. El Foro internacional vincula y recoge todos los años a cientos de jóvenes activistas y promotores, en sus respectivos países, de iniciativas para la paz. Después de las recientes ediciones en El Cairo (Egipto), Florianópolis (Brasil) e Medaba (Jordania), este año será Toronto (Canadá) la que hospedará el evento, con un rico programa de debates, investigaciones y análisis para el desarrollo, intercambio de buenas prácticas, modelos de resolución de conflictos, identificación de valores y estrategias comunes para crear una red de líderes motivados a construir la paz mundial. El Foro 2018 está dirigido especialmente a los dirigentes, funcionarios públicos y privados, docentes, formadores, presidentes de ONG, líderes religiosos y agencias gubernamentales, activistas y miembros de Movimientos que trabajan a favor del diálogo, de la paz y el desarme. Para informaciones: www.worldpeaceforum.org
Marc St. Hilaire. Movimento de los Focolares
Salvatore Martinez, Aurelio Molè, P. Marmann, Pbro. Angelo Romano
El Burj Khalifa, rascacielos de 830 metros y de 160 pisos y miradores de hermosa vista panorámica, es la estructura más alta jamás construida por el ser humano. A su alrededor, hay una inmensa fuente iluminada por rayos láser que bailan al ritmo de la música. Hasta que su primacía por su altura no sea superada, probablemente por la construcción del “Kingdom Tower” de Gedda (de 200 pisos), o por algún otro rascacielos en construcción en cualquier otra parte del mundo, estar “en la cima”, mirando desde esa altura los edificios de lujo y las construcciones ultramodernas, es una peculiar característica de Dubái. La ciudad, en los últimos años ha sufrido una tasa de migración muy alta, una de las más elevadas del mundo, debido al gran flujo de personas procedentes de todas partes del mundo, sobre todo en búsqueda de trabajo. El resultado es un original laboratorio cosmopolita, no carente de dificultades, especialmente para los trabajadores extranjeros. En este “bosque” de rascacielos y cemento vive una pequeña comunidad del focolar, formada sobre todo por personas que, como muchas otras, debieron dejar atrás la incertidumbre que vivían en sus respectivas naciones y llegaron a Dubái buscando mayor seguridad laboral para la propia familia. En el pasado mes de febrero, esta comunidad recibió con gran alegría a Romé (de Filipinas), Fadia y Susanne (Jordania) y Murad (Siria), junto con Alessandro (Italia), que se agregó al grupo por algunos días. Ellos llegaron a Dubái para constituir juntos un “focolar temporal” de tres semanas de duración. Cuentan: «En el aeropuerto fuimos recibidos por un pequeño grupo de personas de rostro radiante y cada uno de nosotros ¡recibió una flor! Inmediatamente nos sentimos como en nuestra casa. María Voce, la presidente de los Focolares, nos envió un mensaje al día siguiente de nuestra llegada, en el cual decía: “Que Jesús esté siempre presente entre ustedes, que Él sea el don más hermoso para todos los que encuentren”. Éste fue un programa muy claro para nuestra estadía entrando en el corazón de la comunidad. Delicadamente, comenzamos acercándonos a una persona tras otra, y acordamos encuentros en sus casas, en la iglesia, en las estaciones de la metropolitana, en los restaurantes y en algunos centros comerciales cercanos. Ellos llegaban cargados de providencia que querían traernos a todos. Cada momento del día, también hasta altas horas de la noche, en todo momento, encontrábamos una ocasión perfecta para construir el refugio temporáneo de Jesús entre nosotros, la realidad que deseábamos llevar a todos. Y, ¡la alegría estallaba en cada encuentro!». Dentro del programa realizamos una Mariápolis de dos días. «Sabíamos que nuestra presencia en Dubái era para estar al servicio. Con esta finalidad, llegamos a la reunión de preparación con el grupo de los “animadores”, caracterizado por la internacionalidad y diversidad cultural. Los setenta participantes en la Mariápolis, de once naciones distintas, dieron una colaboración concreta. La herencia de Chiara Lubich, “ser siempre familia”, se tocaba con las manos». «Hablando con uno y con otro – continúan- captamos cuánta preocupación y pesos llevan en su corazón: discriminación, miedo de perder el trabajo, el alto costo de la vida con sueldos bajos, ninguna residencia permanente, precariedad de los puestos de trabajo. Detrás de todo esto, además, es evidente que cada uno custodia en la profundidad del corazón un tesoro: la elección de Dios como ideal de la propia vida». Y concluyen: «La vida de unidad en la comunidad es su característica, a la cual se aferran a pesar de los desafíos que deben enfrentar cada día» Aquí el esfuerzo para estar en la cima, no es ucuestión de metros. Chiara Favotti
La fuerza militar activada en la noche del 13 al 14 de abril ha vuelto a poner en el centro de las preocupaciones internacionales el conflicto en Siria. Después del doloroso llamamiento del Santo Padre, la presidente de los Focolares, María Voce, ha reiterado, en nombre de los miembros del Movimiento en el mundo, su cercanía, solidaridad y oración por el pueblo sirio que, desde hace ya siete años está viviendo sufrimientos enormes. “Estando en continuo contacto con nuestras comunidades en Siria –dice María Voce- no podemos dejar de hacer nuestra su dolorosísima impresión de ser víctimas de una guerra por el poder, causada y llevada adelante por intereses de otros”. “El Movimiento –subraya la Presidente- hace un llamamiento a los responsables políticos en todo el mundo para que se retorne a un diálogo profundo y veraz, guiado por la búsqueda sincera de una solución pacífica a favor del bien del pueblo sirio y de todos los pueblos en Oriente Medio”. Rocca di Papa, 15 de Abril de 2018
«Nunca lograremos valorar la ayuda que nos dan los hermanos. ¡Cuánto valor infunde en nosotros su fe, cuánto calor su amor, cómo nos arrastra su ejemplo!». Chiara Lubich (1920-2008), autora de estas líneas, es conocida como quien ha sabido arrastrar detrás de Cristo a cientos de miles de personas, una persona que entretejió relaciones con budistas, musulmanes, y es seguida por personas sin una convicción religiosa, ha dado aliento a la vida política, a la economía. En la balanza de los aportes que han hecho de Silvia Lubich sencillamente “Chiara” tiene mucho peso la amistad con sus primeras compañeras. Todo empezó con su elección de Dios, y su consagración a la virginidad en 1943, en Trento. Pero muy pronto ya no fue su “yo” sino un sujeto colectivo el que se movía, actuaba, rezaba y amaba: Chiara y sus primeras compañeras habrían podido ser personas comunes y corrientes, en cambio han sido ‘faros de luz’ en los cinco continentes. Esta historia tiene algo de increíble, y sin embargo es sencilla. Se comprende si se abre el Evangelio en el capítulo 13 de Juan: «Les doy un mandamiento nuevo, ámense los unos a los otros. Como yo los he amado a ustedes, así ámense también ustedes unos a otros» (Jn., 13, 34). Un mandamiento que sólo se puede vivir juntos. Cuando, en los refugios, escucharon esta frase se cruzaron una mirada de acuerdo, mientras tomaban la medida del compromiso que requería. No dudaron en declararse recíprocamente: «Yo estoy dispuesta a amarte hasta dar la vida por ti». Chiara lo considera la piedra angular sobre la cual se apoyaría después el edificio del Movimiento de los Focolares. Ciertamente o se trata de algo inédito en la historia de la Iglesia. Pero quizás hay algo nuevo. Chiara transmitía a sus compañeras lo que vivía y todo lo que el Espíritu Santo le inspiraba. Entre ellas había un vínculo sólido como la roca, y quisiera ilustrar la calidad de esta relación que valora, libera potencialidades y edifica una obra de Dios.
Estamos en 1954. Habían pasado unos diez años. En Roma vivían con Chiara, Giosi, Graziella, Natalia, Vittoria (a quien llamaban Aletta), Marilen, Bruna, Giulia (Eli). Un día, Chiara se detuvo a mirarlas, y le vino a la mente una frase del libro de los Proverbios: «La sabiduría construyó su casa, labró sus siete columnas» (Proverbios 9, 1). Veía siete jóvenes mujeres, cada una con un talento, unidas y radicadas en Dios. He aquí las siete columnas de la sabiduría, los siete colores del arco iris que surgen de una única luz, el amor. Siete aspectos del amor interdependientes, influyentes el uno al otro y el uno en el otro. A Giosi Chiara le confió la administración de la comunión de los bienes y de los sueldos, además de la atención a los pobres; el rojo del amor. A Graziella le confió “el testimonio y la irradiación”, el naranja. A Natalia, quien había sido su primera compañera, le pidió de personificar el corazón de este ideal, el grito de Jesús abandonado a quien amar. Ella llevó este secreto más allá de la Cortina de Hierro. Era la espiritualidad y la vida de oración, el amarillo del arco iris. Aletta será recordada como quien infundió entre los miembros del Movimiento el compromiso de cuidar la salud, para formar una comunidad unida en el amor; lo hizo en el Medio Oriente en guerra. Chiara le confió la naturaleza y la vida física, el verde. A Marilen, quien vivió quince años en la selva de Camerún en medio de una tribu y dio testimonio de un respeto incondicionado por esta cultura, Chiara le confió el azul: la armonía y la casa. Bruna era una intelectual y Chiara la vio como quien tenía que desarrollar el aspecto de los estudios: el índigo A Eli, quien estaba siempre al lado de Chiara, ocupándose de que todos los miembros del Movimiento vivieran al unísono, le fue confiado el aspecto de la “unidad y los medios de comunicación”: el violeta. Otras compañeras suyas tuvieron sucesivamente tareas específicas: Dori, Ginetta, Gis, Valeria, Lia, Silvana, Palmira.
1959: Lia, Marilen, Bruna
La guerra civil y la continua tensión han hecho de Siria un país martirizado. Hay quien ha perdido el trabajo o se ha visto obligado a gastar todos sus ahorros para sobrevivir y curarse. Médicos, profesores y muchos profesionales han emigrado al extranjero. Quine se ha quedado, muy a menudo, ha perdido la casa y ha contribuido a sobrepoblar barrios que ya están en situaciones límite. Los sectores donde hay que intervenir con más urgencia para la futura reconstrucción son los de ayuda habitacional, enseñanza y asistencia médica. Actividades del programa:
El desarrollo de estas actividades garantiza el trabajo de alrededor de 70 personas, entre docentes, trabajadores sociales, formadores y asistentes e involucra a alrededor de 50 voluntarios. Lugares Kafarbo – Homs – Alepo – Damasco Beneficiarios 200 familias para los subsidios de renta – 114 enfermos para la asistencia sanitaria – 295 chicos para la ayuda al estudio y la formación Costo del programa Costo total € 293.138,33 – Aporte solicitado a la AMU: € 241.586,20 Para sostener el programa: Acción por un Mundo Unido ONLUS (AMU) – en el Banco Popolare Etica IBAN: IT16 G050 1803 2000 0000 0120 434 Código SWIFT/BIC: CCRTIT2184D Acción para Familias Nuevas ONLUS (AFN) – en el Banco Prossima IBAN: IT58 S050 1803 2000 0001 1204 344 Código SWIFT/BIC: BCITITMX Motivo: Programa Emergencia Siria Los aportes depositados en las dos cuentas corrientes para la emergencia Siria serán administrados en forma conjunta por la AMU y la AFN.
«Desde hace más o menos tres años nosotros, Jóvenes por un Mundo Unido de Roma, colaboramos con las educadoras, la administración penitenciaria y el “Comité G9”, un grupo de ocho privados de libertad de la misma sección de la cárcel de Rebibbia que, aunque no tienen hijos, asumieron el compromiso de favorecer las ocasiones de encuentro entre los detenidos y sus respectivas familias». Habla de esta aventura Raffaele Natalucci, un joven de veintinueve años de Roma. «Tres veces al año preparamos stands donde padres e hijos tienen un espacio para estar juntos, jugar y dibujar con los más pequeños. Durante los eventos organizados en el área verde, el patio interno de la cárcel, participan alrededor de trescientas personas, entre privados de libertad y sus familias, y numerosos voluntarios provenientes de fuera. Durante uno de estos eventos recogimos el testimonio de un detenido: “La privación de la libertad te saca de la realidad. A fuerza de estar en la celda, entre cuatro paredes, también la vista disminuye. Quien tiene el beneficio de tener permisos para salir durante algunas horas, como premio por su buena conducta, cuenta que tiene que hacer esfuerzo para ver de lejos, hacia el horizonte. La posibilidad de hacer un trabajo dentro de la cárcel para mí quiere decir mucho. Antes usaba mis capacidades para actividades ilegales, pero lo que hacía era como un helado en el verano, se derretía al sol. En cambio trabajar, organizar campeonatos deportivas o iniciativas en favor de los otros detenidos vale cien veces un salario”». Prosigue Raffaele: «Como Jóvenes por un Mundo Unido estamos viviendo una experiencia humana muy fuerte: la norma de la policía penitenciaria de dejar afuera todo objeto personal antes de entrar, en mí resuena, siempre, como una invitación a abandonar también los prejuicio e ir más allá de las barreras entre el mundo externo y la cárcel, para construir una relación auténtica con las personas detenidas, al punto que ahora nos llamamos el “Comité externo”. Iniciamos un “Proyecto sobre la legalidad” con una serie de encuentros temáticos realizados en la cárcel. En plena sintonía con las educadoras, con la ayuda de personas expertas, los privados de libertad profundizan en temas como las relaciones interpersonales, la integración entre las culturas, la “legalidad del nosotros”, el redescubrimiento de las propias habilidades y la reinserción profesional». «Con motivo de la celebración del día del padre, el 19 de marzo, invitamos al psicólogo Ezio Aceti a hablar de “paternidad” a alrededor de setenta detenidos en el auditorio del instituto penitenciario. Una intervención enfocada en las expectativas y las necesidades del niño. “Tomar conciencia de los pensamientos del otro, hablar en la verdad, transmitir una imagen positiva –explicó Aceti- son las premisas necesarias para que el encuentro entre los detenidos y sus hijos pueda ser fructífero”. Durante el debate un detenido preguntó: “¿Qué le puede decir a su hija un padre condenado a cadena perpetua? “Que su papá se equivocó, pero que está haciendo todo lo posible” fue la respuesta. “Si su hija ve en el padre la coherencia y la valentía de volverse a levantar, tendrá esta imagen de su papá”. Y continuó: “Paternidad es mantener vivo un vínculo. Es necesario transmitir a los hijos un sentimiento de pertenencia. De este modo vivirán una experiencia positiva y recordarán a su papá que está en la cárcel”. Al final el psicólogo exhortó a los detenidos diciendo: “Educar a un hijo no quiere decir no equivocarse, sino hacer todo nuestra parte a pesar de los errores. Esto le enseñará a los hijos a ser tolerantes. Ustedes pueden ser buenos papás aunque se hayan equivocado. En el fondo todos experimentamos el desánimo, pero dentro de nuestro corazón hay otra voz que nos dice: levántate, vuelve a empezar. No es importante cuántas veces se han equivocado, sino cuántas veces se han vuelto a levantar. El milagro consiste en que a fuerza de volverse a levantar se da un cambio”».
FECHAS: 12 de mayo: Taller con jóvenes + actuación final 13 de mayo: Concierto “On The Other Side” Horario: 21:00 GenVerde Tours
Concluyó hace poco en Loppiano, Italia, la primera edición del “Gen Rosso Music and Arts Village” (25 de marzo – 1º de abril de 2018), experiencia residencial de profundización artística a la luz del carisma de la unidad, dirigida a jóvenes entre 18 y 30 años, con profesionales y estudiosos de música, danza, canto y teatro. Con una metodología didáctica diseñada bajo la tutoría del Gen Rosso, el programa propuso talleres prácticos que se alternaron a su vez con el intercambio de experiencias de expertos de fama nacional e internacional. Entre ellos Gabriel Ledda, bailarín, uno de los ocho campeones mundiales de hip hop; Pierluigi Grison, bailarín y coreógrafo de fama internacional, experto en teatro-físico y teatro-danza; Antonella Lombardo, bailarina y docente, promotora del Festival de la Armonía entre los Pueblos y de un proyecto en Tierra Santa con Jóvenes musulmanes, cristianos y judíos. Así se expresaron: Jorge Santana, tutor, docente de arte teatral de la Universidad de Madrid: «Se creó entre nosotros una verdadera relación, que desembocó en arte y en belleza». Emanuel Chirco, poli-instrumentista y tutor agregó: «El encuentro con los jóvenes provenientes de contextos y etnias distintas crea hábitos nuevos, dinámicas que hasta un momento antes eran una incógnita. Es el milagro de la música, pero ¡también de la unidad!» Algunos participantes comentaron: «Fue la semana más linda de mi vida». «Llegué pensando que esto era un Show de Talentos para comprender cuánto valgo, y me encuentro con una nueva e inesperada experiencia del valor de mí misma y de mis talentos». «Descubrí el arte como un don».
Letizia Mombelli y su esposo son los dueños de una empresa de Brescia que a lo largo de los años ha atravesado momentos de crisis, que siempre han afrontado confiando a Dios las decisiones y las preocupaciones y confiando en la Providencia. Empezaron con una pequeña empresa mecánica con pocos empleados, pero muy pronto la escasez de trabajo, la burocracia y la firme decisión de rechazar todo tipo de corrupción provocaron la pérdida del capital. La dolorosa decisión de despedir a una parte de los trabajadores fue inevitable, así como la de vender la maquinaria para asegurar a los trabajadores el pago que les correspondía . También esperaron a que cada uno tuviera un nuevo empleo. “Vivimos todo esto como un fracaso –recuerda Letizia- pero no nos rendimos. A nuestro alrededor, la familia del Movimiento nos sostenía con la oración y nos confiamos en Dios para que nos guiara en las elecciones, tratando de mantener relaciones correctas con clientes, proveedores, representantes y quienquiera que entrara en nuestra empresa. La providencia de Dios no se hizo esperar”. Después de ese momento de dificultad, vivido tomando decisiones valientes, llegó la oportunidad de hacer un cambio en nuestro sector de producción por uno que nos daba mayor garantía de continuidad. Otros empresarios y proveedores nos ofrecieron ayuda concreta para permitir que la empresa se volviera a levantar. “El fruto más bello de ese período –continúa Letizia- es que nuestros hijos crecieron dando valor a las cosas importantes como la elección de una vida sobria y el poder experimentar el amor de Dios a través de tantos pequeños pero importantes signos. Todo esto reforzó nuestros vínculos familiares”. Pero en el 2009 la crisis económica global afectó a la empresa de Letizia, a la que no le llegaron más contratos de trabajo. También esta vez la familia confió todo a Dios a través de la oración y en poco tiempo empezaron a llegar decenas de pedidos.
En el 2016 llegó un pedido que prometía ser continuo y que podía asegurarle a la empresa tranquilidad económica por largo tiempo. Sólo que después de la primera entrega, Letizia descubrió que los productos estaban destinados a la industria de las armas. Ante las imágenes de desesperación de tantos refugiados que huyen de las guerras, Letizia y su gente decidieron renunciar a ese trabajo: “Tomamos la decisión con un poco de aprensión pero, mi marido y yo no teníamos dudas y nuestro hijo que recién había empezado a trabajar con nosotros, estuvo plenamente de acuerdo”. Llegó una nueva crisis que llevó a la empresa al borde de la quiebra. También esta vez Letizia y su familia confiaron todo la Providencia y empezó a llegar trabajo como no sucedía desde hacía muchos años. “Realmente siento que Dios camina junto a nosotros” confiesa Letizia, que dirige su pensamiento también a la fundadora de los Focolares: “Le agradezco a Chiara Lubich que ha sido una luz en el camino. Siempre nos ha ayudado a tomar decisiones coherentes con todos los valores de la persona, dejando en segundo plano la ganancia y la seguridad económica”. Chiara Favotti
El 9 de abril fue presentada la tercera Exhortación Apostólica del Papa Francisco sobre el llamado a la santidad en el mundo contemporáneo, “Gaudete et Exsultate” (Alégrense y exulten). Son cinco capítulos, 44 páginas; no es un tratado sobre la santidad, sino una invitación dirigida a todos, especialmente a los jóvenes: “hacer resonar una vez más el llamado a la santidad, procurando encarnarlo en el contexto actual, con sus riesgos, desafíos y oportunidades». «La santidad –recuerda Francisco– es el rostro más bello de la Iglesia. También fuera de la Iglesia Católica y en ámbitos muy diferentes, el Espíritu suscita señales de su presencia, que ayudan a los mismos discípulos de Cristo». Para llegar a ser santos –sostiene el Papa– no es necesario copiar estilos de vida que pueden parecer inalcanzables: «Lo que cuenta es que cada creyente discierna su propio camino y haga emerger lo mejor de sí, ese algo tan personal que Dios ha puesto en él y que no se agote tratando de imitar algo que no ha sido pensado para él». ¿Cómo responder a este llamado? Siguiendo el camino de las Bienaventuranzas evangélicas, el modelo positivo “a la luz del Maestro” y camino por excelencia “contracorriente” respecto a la dirección del mundo, que todos pueden recorrer. Ver también: video de Vatican Media, en colaboración con la agencia La Machi. Texto integral
María tiene un rostro muy dulce y voz tranquilizadora. Es la mamá de dos jóvenes y está casada con un francés, enseña italiano en una escuela “difícil“ de la perifera norte de París. Es una de esas escuelas donde raramente los docentes trabajan por largo tiempo. Se necesita una gran determinación, el valor y la pasión para trabajar en esa zona económicamente desventajada y marcada por un alto “tráfico de droga, de armas, dominada por la mafia”. Has depachadores de droga delante de la escuela. Los chicos tienen proveniencias y culturas distintas. “Para mí significa responder a una llamada, la de trabajar por la igualdad de las posibilidades, para proponer y mantener una propuesta formativa ambiciosa y llevar el amor de Cirsto donde aparentemente no existe”, cuenta ella. María explica cómo el encuentro con Chiara Lubich, que tuvo cuando era niña, el que nutre esta aspiración y la acompaña en su vida adulta. “Mi mirada y mi actitud, gracias a la vida de unidad con aquéllos que comparten mi mismo ideal, se renueva cada día a pesar de las dificultades”. Efectivamente, sobre todo al principio, no fue para nada fácil comprender cómo relacionarse de manera constructiva con los estudiantes, cómo reaccionar ante las agresiones verbales y ante hechos de vandalismo. Pronto para mí fue claro que el arduo trabajo que podìa hacer con los jóvenes, requería involucrar a las familias, y que también los nuevos colegas tenían necesidad de apoyo para descifrar esas realidades complejas. Es más, era precisamente la sinergia entre colegas lo que podía ofrecer a los alumnos un ejemplo constructivo: “Desde el punto de vista didáctico organizo mi trabajo con base en proyectos culturales interdisciplinarios – explica la docente- la organización de un proyecto permite trabajar en equipo, tratar de vivir la fraternidad entre colegas para después proponer un proyecto permitiendo así trabajar en equipo, tratando de vivir la fraternidad entre colegas para después proponer este modelo a los jóvenes y ser creíbles”. Estos proyectos con frecuencia concluyen con una gira por Italia, que motiva a los estudiantes a prender el idioma y favorece el intercambio cultural con los jóvenes italianos. Son relaciones nuevas en las que pueden hacer una experiencia de fraternidad. Además – explica María- “Un proyecto así nos permite involucrar a las familias en la vida escolar, instaurando una relación de confianza para encontrar juntos soluciones para que no existan problemas económicos para ningún alumno. En otras palabras, el objetivo de María es crear una red educativa en la que se involucren también las familias y los docentes, todos comprometidos en el crecimiento humano y cultural de estos jóvenes en riesgo. Y poco a poco los frutos se van viendo. Para Aïcha, una joven que siempre molesta en la clase, fue suficiente explicarle con calma y firmeza “que para vivir en armonía cada uno debe hacer su parte”, como respuesta escribió en una hoja de papel: “Siento haberme comportado así el viernes, no era digno de mí. No sucederá más. Usted es una gran persona, inteligente y sabia, que transmite a los alumnos los valores justos y el deseo de adquirirlos. No la olvidaremos nunca”. La atención y el respeto ayudan a Yanis, quien es en general muy pasivo, a que se abra y exprese su interés por el arte y la historia. La clave en todos los casos es la atención, el cuidado y la promoción de la persona, cada uno con su historia y su sensibilidad: “Aprendí a no esperar resultados de forma inmediata – concluye María. También cuando un joven no cambia, lo importante es seguir creyendo en él y acompañarlo. No detenerse en lo que no está bien, sino captar todo lo positivo que existe en cada uno valorizándolo y gratificándolo. El desafío de cada día es encontrar el valor y la fuerza para cultivar la esperanza con hechos concretos de relación con las personas”.
«Llegan desde Siria noticias terribles de bombardeos con decenas de víctimas, de las cuales muchas son mujeres y niños. Noticias de muchas personas afectadas por los efectos químicos contenidos en las bombas. Rezamos por todos los difuntos, por los heridos, por las familias que sufren. No existe una guerra buena y una mala, nada, nada puede justificar el uso de tales instrumentos de exterminio contra personas y poblaciones indefensas. Rezamos para que los responsables políticos y militares elijan el otro camino, el de las negociaciones, el único que puede llevar a una paz que no sea la de la muerte y de la destrucción». Estas son palabras pronunciadas por el Papa Francisco el domingo 8 de abril. Hacemos propio su llamado rogando para que se encuentren soluciones negociadas al terrible conflicto que está ensangrentando a Siria en estos días, y a todas las guerras, también aquéllas a las que la prensa le da poco relieve, que siguen causando víctimas en muchos puntos de la tierra. Y seguimos trabajando a todo nivel promoviendo la paz a través del diálogo.
¿Cómo fue recibida en Loppiano la noticia de la visita del Papa? “Un segundo después de que la Presidente María Voce dio a conocer la noticia, a nuestras redes y a los grupos de los habitantes de Loppiano llegó una lluvia de post de alegría y sorpresa”. ¿Qué representa para usted, habitante de Loppiano, este evento? “Ya Juan Pablo II tenía que venir aquí en el 2000. Cuatro días antes, por un cambio repentino de programa, la visita fue cancelada. En cada uno de nosotros, sus habitantes de entonces quedó en el corazón el deseo de una visita del Papa, y es el mismo deseo el que está presente en los habitantes de hoy. Para quien no conoce Loppiano, ¿qué caracteriza a este lugar? “Es uno de los lugares donde más evidentemente se puede constatar el carisma de unidad que Chiara Lubich recibió de Dios y sobre el cual nació y se desarrolló el Movimiento de los Focolares: la unidad a la que se llega construyendo relaciones de fraternidad, viviendo el testamento de Jesús «Que todos sean uno». En Loppiano viven alrededor de mil personas de 65 naciones, de culturas, religiones, formación y condiciones sociales diferentes. Aquí aprenden primero que todo a ser comunidad. Lo que los une es el deseo de vivir la ley que es el fundamento de la ciudadela: el amor recíproco. Es esto lo que hace de Loppiano un lugar de fraternidad”.
¿Cómo se desarrolla la vida en la Ciudadela? “Hay varias actividades económicas, 11 escuelas de formación, un instituto universitario, un gran santuario que alojará al Papa, muchas residencias y campos cultivados. Se estudia, se trabaja, se socializa, se hace la vida normal de todas las ciudades, sólo que se trata de hacerlo viviendo la ley del amor recíproco”. El Papa llegará a Loppiano después de ir a Nomadelfia. ¿Qué relación hay entre las dos ciudades? “Hay muchos puntos en común, si bien con historias y carismas completamente diferentes: ambos son lugares de fraternidad que se dedican a los últimos y tienen como ley el Evangelio. Ha habido varias oportunidades de encuentro, también recientemente, por lo que estamos felices de que el Papa aterrice aquí teniendo en su corazón cuanto recibirá en Nomadelfia. Será acogido con el mismo amor y el mismo entusiasmo”. Donde va el Papa se encienden los reflectores de los medios de comunicación mundiales. ¿Cómo interpretar su decisión de visitar Loppiano? “Pienso que tras su deseo está sobre todo el amor por el regalo del carisma de la unidad que Dios donó a través de Chiara Lubich. Bergoglio conoció el Movimiento en Argentina, pero más aún como Pontífice. Loppiano es el lugar donde este carisma es más visible”. ¿De qué forma se preparan para la visita? “Lo que dijo María Voce se ha convertido en nuestro imperativo. En estos cien días nos hemos comprometido a intensificar la vida de amor y unidad radicada en el Evangelio, de modo que el Papa pueda encontrar el «Donde dos o más está reunidos en mi nombre (Mt. 18, 20)», es decir, la realidad de la presencia de Jesús en medio nuestro”. El Papa hará una pausa para orar en el Santuario de María Theotokos, donde hay una capilla dedicada a los cristianos de otras confesiones: ¿qué significado tiene este lugar? “El Santuario fue querido por Chiara precisamente en el centro geográfico de Loppiano, para que fuera el punto de unidad de toda la ciudadela. Es el lugar donde nosotros, sus habitantes, nos encontramos todos los días para rezar, pero también es un punto de referencia para todo el territorio. Es el sello de la ciudadela”. ¿Es también una forma de subrayar la centralidad de la figura de María en el Movimiento? “Seguramente. No es casualidad que el Santuario esté dedicado a María Theotokos, María Madre de Dios, para subrayar la fuerte característica mariana del carisma y del Movimiento de los Focolares. Y precisamente porque María es la Madre de Dios y por lo tanto de la humanidad, el Santuario está abierto también a personas de otras confesiones cristianas, de otras religiones y convicciones, y en su interior hay distintos puntos donde cada uno puede rezar, encontrar una casa y recogimiento”. La visita del Papa tendrá lugar en el 10° aniversario de la muerte de Chiara Lubich. ¿Una casualidad? “Creo que podemos ver esta visita como un don de Dios, como una caricia, un signo de su amor por la Obra de María. Después queremos escuchar lo que el Papa querrá decirnos”.
Christos anesti! Alithos anesti! Христос воскресе!Christ is Risen! Indeed He is risen! Khrishti unjal! Vertet unjal! Hristos voskrese! Vo istina voskrese! Khrystos uvaskros! Sapraudy uvaskros! Le Christ est ressuscité! En verité il est ressuscité! Kriste ahzdkhah! Chezdmaridet! Christus ist erstanden! Er ist wahrhaftig erstanden! Cristo è risorto! Veramente è risorto! Cristos a inviat! Adevarat a inviat! Khristos voskrese! Voistinu voskrese! Cristos vaskres! Vaistinu vaskres!Christ is risen from the dead, trampling down death by death, and on those in the tombs bestowing life!Христос воскресе из мертвых, смертию смерть поправ, и сущим во гробех живот даровав! |
“El regreso del hijo pródigo” por Rembrandt
«Ya pasó la fiesta de Pascua. Hoy, el día después de Pascua, es un día normal de trabajo. Hace mucho calor y la lluvia está amenazante. Sólo los cristianos siguen festejando. Por doquier se pueden escuchar los brindis y los “aleluyas” se filtran desde las casas. Sin embargo, estoy en un país comunista. Aquí las calles, saliendo de las iglesias, se llenan de una multitud de motocicletas, atascando el tránsito. Los policías, que están frente a la Catedral, tienen que dirigir el tráfico. Para asistir a una de las celebraciones del triduo pascual había que llegar por lo menos 30 minutos antes, para encontrar lugar. En la iglesia, puedo dejar la cartera en la banca banco y nadie la toca. Miro a la gente, hay muchísimos niños, jóvenes, parejas también ancianas, con rostros fervorosos y sonrientes. Pienso en Europa, en sus iglesias semi vacías, inclusive en los días de fiesta. En esta parte del mundo en cambio, incluso a las 5 de la mañana de un día cualquiera, también los niños pequeños, junto con los grandes, están en primera fila cantando. Todos aquí conocen de memoria las oraciones y las canciones. En Saigón pulula una vida desorganizada, casi selvática, en cada ángulo de la ciudad. Sin embargo, hay mucha fe, como tal vez no hay en en ninguna otra ciudad de Asia. Porque aquí la fe ‘cuesta’. Todo cuesta en Vietnam. Hace tiempo hice un viaje en autobús, de cinco horas y media entre la multitud, con mucho calor. En un determinado momento, cargaron algunos quintales de maíz entre los pasajeros, bajo sus pies, en el portaequipajes. La gente comenzó a gritar, mientras que el conductor y su ayudante por su parte, gritaban para que se callaran. Una señora que estaba a mi lado, preocupada al verme en medio de esa confusión, me dijo: “La vida aquí es dura. No te olvides de esto, si quieres vivir aquí”. No conozco el nombre de esa señora, y tal vez nunca la vuelva a ver. Pero esas palabras abrieron una dimensión nueva dentro de mí. La vida, tanto la suya como la mía, debe pasar a través del dolor, del cansancio, del sufrimiento, para alcanzar la alegría. Yo lo entendí así. a partir de ese día, todo se simplificó en mi interior. Como todos, experimento la alegría, pero también el dolor y el cansancio. Soy uno de ellos. Ni siquiera como extranjero soy un ser especial. Soy uno entre muchos.
La historia de Aquél Hombre colgado en una cruz, semejante a la de muchos hombres que encuentro cada día, me recuerda las palabras de esa mujer. La puedo reencontrar en quien es pobre y no tiene nada, en el enfermo con un tumor que no tiene plata para curarse, y no es más que piel y huesos. O en aquella señora Giau, de 64 años, pobre, pero que “adoptó” una niña down, literalmente abandonada por sus padres. Y sin embargo es Pascua. También en medio de los refugiados Rohingya, que están entre Myanmar y Bangladesh. Es Pascua en Corea del Norte, que quiere hacer las paces después de haber disparado misiles. Es Pascua para las tropas de aliados se están preparando para su enésimo entrenamiento militar. Es Pascua para los niños de Xang Cut, en la zona del delta del Mekong, donde el agua todavía está infectada por el agente orange, que fue descargado por los aliados hace 40 años. Y es Pascua también para los niños de Saigón, recogidos de la calle e instruidos por las maestras de Pho Cap. ellos van a tener algo para comer, gracias a su amor heroíco. También aquí, en medio de muchos desafíos, peligros, de la altísima contaminación y de la opresión, alguno seguirá sonriendo porque fue amado y cuidado por una mano amiga. Esto es Pascua: ocuparse del otro, suavizar su dolor, compartir su llanto. El mundo, el otro, me pertenece. Y mi felicidad pasa a través de la de los demás, de muchos otros».
Deporte y Paz. Un binomio vigente desde la antigüedad, desde cuando, en ocasión de los juegos que se celebraban en honor a Zeus, regía la “tregua olímpica”, una suspensión de todas las enemistades públicas y privadas, para custodiar a los atletas y a los espectadores que atravesaban territorios enemigos para llegar al Olimpo. La jornada internacional que se celebra hoy, en el mismo día que, en el año 1896 vio la apertura, nuevamente en Grecia, de los Primeros Juegos Olímpicos de la era moderna, reafirma la actualidad y el valor de esta combinación. Paolo Cipolli, responsable de Sportmeet, red internacional de deportistas y operadores del deporte que desde el 2002 trabaja en la elaboración de una cultura deportiva orientada a la paz, al desarrollo, a la fraternidad universal; y está convencido de esto. «El deporte, definido por algunos sociólogos como “mímica de guerra” o “guerra sin disparos”, también en sus formas de mayor competitividad puede constituir un elemento de pacificación. A través de un proceso de catarsis, de purificación del elemento competitivo, el elemento de la confrontación, regulado según la forma del juego, constituye un gran potencial relacional». Los recientes Juegos invernales lo demuestran. «Lo ocurrido en PyengChang es verdaderamente sorprendente: al comienzo la elección de una localidad cercana a la frontera entre las dos Coreas, justo en un período de fuertísima escalada de tensiones, parecía nefasta. Sin embargo, el milagro del deporte se produjo y las Olimpíadas se revelaron no sólo como una extraordinaria ocasión para invertir las previsiones de fracaso, sino también como una sorprendente ocasión para acercar las dos naciones. Un milagro que ha superado a la política internacional. Ya ha sucedido, muchas veces, en la historia reciente, que el deporte se revele como una ocasión de distensión. Recuerdo el famoso partido de ping pong entre China y los Estados Unidos, en 1971». Sportmeet nació en el seno del Movimiento de los Focolares. Está difundiendo en el mundo del deporte los valores del crecimiento integral de la persona y de la paz. ¿Con qué objetivos? «Nos mueve el deseo de llevar también a este campo nuestra herencia espiritual, el ideal de la unidad de Chiara Lubich. Es necesario sostener las experiencias positivas que ya existen, reconociendo todo lo bueno que ya la historia del deporte ha producido. Es crecer además en la conciencia de que el deporte, de por sí, tiene grandes posibilidades de desarrollar sentimientos de fraternidad. Recientemente tuvimos la oportunidad de promover y participar en la primera edición de la “Via Pacis Half Marathon” de Roma. Nos mantendremos comprometiéndonos, en red con las diversas comunidades religiosas y con algunas instituciones deportivas, en vista de la segunda edición, que tendrá lugar el próximo 23 de septiembre. La realidad del límite, la matriz común de malestares, dificultades, barreras sociales, pero también físicas y psicológicas, atraviesa cada día nuestra vida, de forma individual y también colectiva. ¿Qué respuesta puede ofrecer el ejercicio deportivo? «La experiencia deportiva ofrece una contribución a la comprensión del límite, también más allá de su campo específico. El deporte, por su naturaleza es el terreno de la confrontación con el límite. Promoviendo la participación el ser humano se acostumbra a las diferencias, facilitando recorridos de integración y de superación de las barreras sociales, étnicas, religiosas o políticas». ¿Las próximas citas? «Sobre estos temas estamos organizando un congreso internacional, desde el 20 al 22 de abril, en Roma, abierto a quienes trabajan en el mundo del deporte y no sólo, para conocer y promover muchas buenas prácticas deportivas. En la jornada central, el 21 de abril, en el contexto del “Villaggio per la Terra”, en pleno centro de Villa Borghese, experimentaremos una interacción con los participantes en el Congreso de Eco-One “Nature Breaks Limits” (La naturaleza rompe los límites), con una lectura multidisciplinaria del límite. Será un congreso itinerante, entre el barrio Corviale, en la periferia geográfica y social de la ciudad, y el centro de Roma. Una ocasión para comprender las dificultades, la fragilidad y las “fronteras” en nuestra realización como límites que tenemos que reconocer y gracias a los cuales podemos ser más humanos». Chiara Favotti
“Serán tomados en serio”, aseguró el Papa. ¿Cuántas veces ocurre que los jóvenes de esta sociedad no se han sentido considerados, verdaderamente escuchados, y tomados en serio? “Tal vez no nos toman en serio porque tienen miedo a que nuestra falta de experiencia pueda llevarnos a equivocarnos en todo. Tal vez es verdad que debemos aprender mucho, pero por otro lado nosotros tenemos algo que los adultos no tienen, que es el ser jóvenes hoy, aquí y ahora. Una experiencia distinta de la que vivieron ellos. Precisamos su experiencia seguramente, pero tenemos este plus que ellos no tienen. Por su lado, los jóvenes no debemos caer en la crítica improductiva hacia los adultos, ni tratar de destruir al otro, sino más bien se puede cultivar un diálogo intergeneracional profundo y sin juicios. Jóvenes y adultos tienen particularidades que ofrecen la posibilidad de un enriquecimiento recíproco fructífero: la persona adulta se rejuvenece y el joven madura”. Por lo tanto además de la experiencia del diálogo con jóvenes de otras Iglesias, credos y convicciones, hicieron también la experiencia del diálogo entre generaciones. “En realidad las dos dimensiones no están separadas, y la dimensión religiosa no se separa de nuestra humanidad, de nuestra realidad cotidiana. Es un error separar la vida espiritual de la cotidiana, pues la trascendencia forma parte del hombre. Comprender que somos seres limitados y buscar las respuestas yendo más allá de nosotros mismos es un tema antropológico, propio de nuestra humanidad. El diálogo intergeneracional es un hecho porque existen personas de edades diferentes. La humanidad se renueva y dentro de este hecho, existe también el aspecto espiritual que caracteriza a todas las edades, tanto a los mayores como a los jóvenes.
El Papa quiso que este Sínodo sobre los jóvenes fuese también un sínodo para los jóvenes, con los jóvenes y de los jóvenes. ¿Se sintieron de verdad protagonistas en estos días? “Sí mucho, y estamos conmovidos por esta apertura total en primer lugar del Papa y después de la Iglesia. Sus representantes que estaban allí para acompañarnos no se entrometieron: el Cardenal Lorenzo Baldisseri y Monseñor Fabio Fabene estaban allí para escucharnos. En ellos he visto la figura de María que hace pleno silencio y hace espacio para que nazca la Palabra, como un telón de fondo, una presencia silenciosa que hace que la Palabra surja. Estaban allí para escuchar ya sea durante los momentos de trabajo, como en los momentos de esparcimiento fuera del programa. Cuando preguntábamos algo nos respondían, de lo contrario estaban en silencio. Veíamos como se reflejaban en sus rostros la reacción ante las temáticas que afrontábamos, sobre lo que estaban de acuerdo y aquello que les hacían daño y esto nos ayudaba a encontrar el equilibrio que el Papa nos pidió el primer día: hablen siendo “cara duras” pero sean humildes y si se equivocan pidan disculpas. Esto ocurrió en los momentos de la elaboración del documento final. Alguno usó un lenguaje tal vez demasiado crítico, pero poco a poco encontramos este equilibrio, también porque contábamos con su presencia que nos ayudaba. Por lo tanto se sintió de verdad también el apoyo de la Iglesia jerárquica, de los adultos. No todo fue perfecto, pero esto forma parte de la realidad”. ¿Qué te impresionó cuando se terminó el trabajo? “Cuando el documento final fue aprobado, escuché a jóvenes de distintos países- uno de las islas Samoa, un asiático, un africano, un europeo y un latinoamericano- que decían que este documento refleja lo que los jóvenes son hoy. Son las mismas cosas que piensan mis amigos, son las mismas preguntas que nos hacemos nosotros, y esto me dio mucha alegría porque era éste el sentido de nuestro encuentro: el de poder abordar temáticas que de lo contrario no serían nunca abordadas. Es verdad que no todos estuvimos de acuerdo en todo, porque hay matices distintos en cada región, pero las problemáticas y las inquietudes principales, el vivir y la búsqueda de sentido en su profundidad está reflejada en el documento con todas las contradicciones que existen: algunos piensan de un modo, otros piensan de forma completamente distinta, pero las inquietudes y las aspiraciones son las mismas. Por lo tanto me dio mucha alegría ver que este trabajo de 5 días y de 300 jóvenes de todo el mundo y de todas las realidades, refleja esencialmente lo que el joven es hoy, ya sea en Medio Oriente como en Asia o en África. Somos conscientes de que éste es un momento histórico para la Iglesia, no sólo porque es la primera vez que se abre a escuchar a los jóvenes de este modo sino porque de ahora en adelante no se podrá actuar sin tener en cuenta este encuentro y lo que surgió de él. Es un comienzo y estamos contentos de haber podido participar”. Lee el documento completo (inglés, italiano, español)
Noemi Sánches de Paraguay
Desalojo Habíamos recibido el desalojo y teníamos un mes para dejar el apartamento. En el barrio los alquileres eran muy altos. No teníamos más opción que buscar fuera de la ciudad, esperando encontrar un alojamiento adecuado para nuestras posibilidades. Empezamos a involucrar en la búsqueda a amigos y conocidos, ¡pero nada! Nos pusimos a rezar, como hacíamos ya antes, pero con mucha confianza en Dios. Precisamente a finales del mes supimos que una familia del segundo piso estaba dejando el apartamento. Localizamos por teléfono al propietario, que vivía en otra ciudad y le explicamos nuestra situación. Él aceptó sobre nuestra palabra la propuesta, diciendo: “Entren, cuando venga haremos el nuevo contrato”. Parecía imposible encontrar una casa en el mismo edificio y no tener ni siquiera que hacer una mudanza. Recordamos las palabras de Jesús: “Para quien tiene fe, nada es imposible”. G. – Italia Optimismo Tengo un carácter difícil y por este motivo estoy solo ya con cierta edad, después de intentar el matrimonio o vivir en comunidad. Un sacerdote me aconsejó que acompañara a un chico espástico, para permitirle a su mamá, que era viuda, hacer algunas diligencias. Empecé a frecuentarlos y vi que, a pesar de su difícil situación, estaban siempre contentos y acogían con alegría a cualquiera que fuera a visitarlos. Lentamente entró en mí un optimismo nuevo. Descubrí que la raíz de la serenidad de esa familia era una vida basada en el Evangelio. ¡Y me contagiaron! K. – Eslovaquia El arbusto Debido a un arbusto que, según mi opinión, mi esposo, había sido plantado en el lugar equivocado, entre nosotros se rompió la armonía. Mientras cocinaba, sintiéndome agitada, intenté confiarle todo a Dios y poco a poco me regresó la calma. Entonces pensé proponerle a mi esposo que plantáramos el arbusto en una maceta, para encontrarle después el lugar apropiado. A él le pareció una buena idea. Nos pedimos disculpas recíprocamente y fuimos juntos a comprar la maceta. Después también encontramos el lugar más apropiado. Ahora, cada vez que miro nuestro arbusto, siento que para nosotros se ha convertido en un signo que nos recuerda siempre que lo que cuenta en nuestra relación es amarnos, estar dispuestos a perder nuestras idea para hacer que el otro esté contento, para que Dios pueda resplandecer entre nosotros. B.– Suiza No sólo la salud física Después de un trasplante de médula ósea, estuve bien por un largo período, hasta que tuve una recaída, y fue necesario realizar un segundo trasplante. En los momentos de angustia, me repetía a mi misma que tenía que donar a María todas mis preocupaciones. Cuando lo hacía con todo el corazón, advertía una paz profunda. Antes siempre le pedía que sanara. Pero ahora he entendido que Dios me quiere llevar a Él precisamente a través de la enfermedad. Entonces, en lugar de rezar por mi salud física, he empezado a pedirle la gracia de poderme acercar más a Él.(S– Usa)
Te alabamos, Padre, con todas tus criaturas, que salieron de tu mano poderosa. Son tuyas, y están llenas de tu presencia y de tu ternura. Alabado seas. Hijo de Dios, Jesús, por ti fueron creadas todas las cosas. Te formaste en el seno materno de María, te hiciste parte de esta tierra, y miraste este mundo con ojos humanos. Hoy estás vivo en cada criatura con tu gloria de resucitado. Alabado seas. Espíritu Santo, que con tu luz orientas este mundo hacia el amor del Padre y acompañas el gemido de la creación, tú vives también en nuestros corazones para impulsarnos al bien. Alabado seas. Fuente: Papa Francisco, Carta Encíclica Laudato Si’ sobre el cuidado de la casa común (Oración cristiana por nuestra tierra, 246)
Es el triunfo de Jesús resucitado que conocemos y revivimos también en nuestra pequeña experiencia, después de haber abrazado el abandono, o cuando unidos realmente en su nombre, experimentamos los efectos de su vida, los frutos de su Espíritu. El Resucitado debe estar siempre presente y vivo en nosotros [en este año 2000] en el que el mundo espera no sólo personas que creen y lo aman de alguna manera, sino testigos auténticos que puedan decir verdaderamente, como la Magdalena a los apóstoles después de haberlo encontrado cerca de la tumba, aquellas palabras que aunque las conozcamos, son siempre nuevas: “¡Lo hemos visto!”. Sí, lo hemos descubierto en la luz que nos ha iluminado; lo hemos tocado en la paz que nos ha infundido; hemos oído Su voz en el fondo del corazón; hemos saboreado su alegría incomparable. Fuente: Chiara Lubich en conexión telefónica. Castel Gandolfo, Roma, 20 de Abril de 2000.
«Sábado Santo. María está sola. Sola con su hijo-Dios muerto. ¿Un abismo de angustia insondable, una laceración infinita? Sí, pero Ella estaba firme en pie, convirtiéndose así en un ejemplo excelso, monumental de todas las virtudes. Ella espera, ella cree: las palabras de Jesús, que durante su vida, anunciaban su muerte, pero también su resurrección, aunque otros las habían olvidado, Ella jamás las había olvidado: Conservaba todas estas cosas, meditándolas en su corazón (cf. Lc 2, 51). Por lo tanto, no sucumbe ante el dolor: espera.» Fuente: Chiara Lubich en conexión telefónica. Castel Gandolfo, Roma, 20 de Abril de 2000.
“Paz, amor, confianza, equidad, libertad y justicia”. Pero también seguridad, escucha, consideración y participación. Es lo que desean los jóvenes de todo el mundo, de todas las latitudes, de todos los credos y convicciones, de cualquier condición social, económica y cultural. Jóvenes que también donde están, “no se ven reflejados ya en las religiones tradicionales y no se definirían como religiosos”, es más, “están abiertos a la espiritualidad”, deseosos de gastar su vida por los demás y por el bien común, y están en búsqueda de guías que los ayuden a descubrir la propia vocación y a dar sentido a su propia vida. Lo contaron ellos mismos en ocasión del encuentro que se realizó en Roma desde el 19 al 24 de marzo, considerado como un momento de preparación al XV Sínodo ordinario de Obispos. El Papa Francisco desea realizar este Sínodo sobre el tema “Los jóvenes, la fe y el discernimiento vocacional” y el Sínodo será en el mes de octubre. Son más de 300 los que están físicamente presentes y más de 15 mil conectados por web. Ellos le comunicaron a la Iglesia –que por primera vez los recibió para escucharlos en un encuentro de este tipo- sobre sus sueños y sus desafíos, y dicen qué esperan de los ministros de Dios y qué le piden a la sociedad. Ofrecieron sus testimonios y sus propuestas para que el anuncio del Evangelio llegue al mayor número de jóvenes con un lenguaje adaptado y una actitud humilde y dialogante. Siguiendo la indicación del Papa Francisco, que les pidió que dialoguen libremente, invitándolos a que sean “cara dura” y que digan también cosas incómodas, los muchachos dijeron con fuerza que querían “modelos atractivos, coherentes y aunténticos”, “testimonios vivos, que estén en grado de evangelizar a través de su vida”, “hombres y mujeres que sean capaces de expresar con pasión su fe y su relación con Jesús, y al mismo tiempo que alienten a otros a acercarse”. A la Iglesia le piden que sea acogedora y misericordiosa, humilde y humana, inclusiva, coherente y creíble, capaz “de entrar en empatía con todos los jóvenes del mundo” y exprese “ternura” también hacia aquellos “que no sigan aquéllos que creemos sean los standard”. Y se esperan “explicaciones racionales y críticas a problemas complejos”, como los temas de la sexualidad, “las adicciones, los fracasos matrimoniales, las familias disgregadas”, y “los grandes problemas sociales, como el crimen organizado y la manipulación de seres humanos, la violencia, la corrupción, la explotación, el feminicidio, toda forma de persecución y degradación del ambiente natural” Admiten que no tienen una visión unitaria sobre temas complejos como la acogida a los emigrantes y a los refugiados, aúnque reconocen “el deber universal del cuidado de la dignidad de cada persona humana”, y afirman que “existe frecuentemente gran desacuerdo entre los jóvenes, ya sea en la Iglesia como en el mundo, respecto a las enseñanzas que hoy son particularmente debatidas”. Entre ellas “la contracepción, el aborto, la homosexualidad, la convivencia, el matrimonio y también la forma en que se percibe el sacerdocio”. No obstante ésto, también aquellos que no comparten plenamente las enseñanzas oficiales “desean, de todos modos, formar parte de la Iglesia” Y es más, ellos están espantados por la “inestabilidad social, política y económica” y a la Iglesia le piden que sea “solidaria y brinde protección a aquéllos que luchan en las periferias”. Quieren una guía segura, porque “las respuestas simplísticas no son suficientes”. Y se esperan que la Iglesia reconozca los propios errores, las faltas y las llagas más dolorosas: sólo así podrá ser creíble y confiable. Los jóvenes piden estar más involucrados en los organismos eclesiales, que puedan participar también con roles de responsabilidad y de liderazgo en los contextos más amplios como en los pequeños grupos parroquiales, y subrayan la exigencia de dar mayor espacio a las mujeres, a sus talentos y a su sensibilidad. Quieren ser buscados, y encontrados, por la Iglesia en los lugares a los cuales asisten, reales y virtuales, desde los bares hasta las canchas de deportes, en las redes sociales. Y quieren saber más sobre los Sacramentos y participar en los eventos a gran escala como las JMJ pero también en los pequeños grupos diocesanos o parroquiales. Buscan inclusión: “también en los grupos pequeños locales donde podamos expresar nuestros interrogantes y compartir la fraternidad cristiana lo cual es de primaria importancia para conservar la fe” Son jóvenes que están en la búsqueda de su propia vocación en el mundo y un sentido más profundo de dar la vida, custodian y cultivan una espiritualidad propia y reconocen – casi siempre- que la Iglesia es un interlocutor importante. Ahora la palabra se la pasan a la Iglesia, que en su anuncio, de ahora en adelante, no podrá no tener en cuenta su voz. La cita es para la Asamblea sinodal de octubre, pero mientras tanto el Papa aseguró que “serán tomados en serio”. Claudia Di Lorenzi Lea el documento
«Acabo de escribir un libro sobre Él titulado: “El grito” (1). Se lo he dedicado a Él con la intención de escribirlo también en vuestro nombre, en nombre de toda la Obra de María “como –esta es la dedicatoria– una carta de amor a Jesús Abandonado”. En el libro se habla de Aquel que, en la única vida que Dios nos ha dado, un día, un día preciso, diferente para cada uno, nos llamó a seguirlo, a donarnos a Él. Y se comprende –y lo declaro allí– que todo lo que quiero decir en aquellas páginas, no puede ser simplemente un tema, aunque familiar, cálido, sentido; quiere ser más bien un canto, un himno de alegría y sobre todo de gratitud a Él. Lo había dado todo: una vida al lado de María, en medio de las incomodidades y en la obediencia. Tres años de predicación, tres horas en la cruz, desde la cual perdona a los verdugos, abre el Paraíso al ladrón, nos da a su Madre. Le quedaba la divinidad. Su unión con el Padre, la dulcísima e inefable unión con Él, que lo había hecho tan potente en la tierra, como Hijo de Dios, y tan majestuoso en la cruz; este sentimiento de la presencia de Dios, debía ir desapareciendo en el fondo de su alma, hasta dejar de sentirlo; separarlo de algún modo de Aquel con el cual había dicho que Él era una sola cosa, y grita: “Dios mío, Dios mío, ¿por qué me has abandonado?” (Mt 27, 46).» Fuente: Chiara Lubich en conexión telefónica. Castel Gandolfo, Roma, 20 de Abril de 2000. (1) C.LUBICH, Il grido, Roma 20036.
Entonces, hoy, Amor. Jueves Santo, día en el cual, a lo largo de los años, hemos experimentado a menudo la dulzura de una intimidad especial con Dios y nos recuerda la profusión de amor que el Cielo derramó sobre la Tierra. Amor sobre todo la Eucaristía que nos fue donada ese día. Amor el sacerdocio que es servicio de amor y nos da, entre otras cosas, la posibilidad de la Eucaristía. Amor, la unidad, efecto del amor que Jesús, un día como hoy, ha implorado al Padre: “Que todos sean uno, como tú y yo” (cf. Jn 17, 21). Amor el mandamiento nuevo que Él reveló ese día antes de morir: “Como yo os he amado, así debéis amaros unos a otros. En esto reconocerán todos que sois mis discípulos: en que os amáis unos a otros” (Jn 13, 34-35). Este mandamiento nos permite vivir aquí en la tierra según el modelo de la Santísima Trinidad. Fuente: Chiara Lubich en conexión telefónica. Castel Gandolfo, Roma, 20 de Abril de 2000.
«El mes de septiembre se me fue volando. Tomé el taxi, junto con otras dos personas, que vivían en esta ciudad. Dejo atrás la ciudad que me recibió: Alepo. Soy de los pocos extranjeros (¿tal vez el único?) que eligió esta ciudad para pasar un período de vacaciones. El taxista atravesó la ciudad, una extensión de barrios completamente destruidos. ¿Cuántos muertos habrá todavía entre esos escombros? El taxista parecía que no pensaba en nada. Conducía a una velocidad increíble recorriendo calles que llevaban hacia el Sur, en dirección a Homs. Desde allí tengo que proseguir hacia Beirut. Después de dos horas y media entrevemos, entre los escombros, la primera casa que quedaba ¡aún en pie! Difícil de creer. Fui acogido durante un mes en el focolar de esta comunidad. A mi llegada alguien que estaba en la puerta de una iglesia me dijo: “Aquí encontrarás a los verdaderos cristianos”. Una frase que nunca había escuchado. Pero ahora la comprendo. Fui testigo de cómo el focolar es ese lugar en donde se comparte todo: la “providencia” que llega de todas partes del mundo (había mesas que estaban llenas de ropa, etc.), pero sobre todo los dolores y las alegrías, la vida de cada día. Aquí, durante años, el único apoyo fue la Palabra del Evangelio, Dios. ¡Cuánto me hacía recordar los inicios del Movimiento de los Focolares, esa historia escuchada tantas veces, cuando Chiara Lubich contaba: “¡Eran tiempos de guerra y todos se derrumbaba!”
Bernard (al centro), con Fredy y Murad
Esta frase de Jesús forma parte de un largo diálogo con el gentío que vio el signo de la multiplicación de los panes y que lo sigue, aunque solo sea para seguir recibiendo de Él alguna ayuda material. Jesús, a partir de su necesidad inmediata, poco a poco va llevando el discurso hacia su misión: ha sido enviado por el Padre para dar a los hombres la verdadera vida, la eterna, es decir, la misma vida de Dios, que es Amor. Él se acerca a todos los que se le cruzan por los caminos de Palestina sin eludir las peticiones de comida, de agua, de curación ni de perdón; es más, comparte cualquier necesidad y devuelve la esperanza a cada uno. Por eso puede pedir luego un paso más, puede invitar a quienes lo escuchan a acoger la vida que nos ofrece, a entrar en relación con Él, a darle confianza, a tener fe en Él. Comentando precisamente esta frase del Evangelio, Chiara Lubich escribió: «Jesús aquí responde a la aspiración más profunda del hombre. El hombre ha sido creado para la vida; la busca con todas sus fuerzas. Pero su gran error es buscarla en las criaturas o en las cosas creadas, las cuales, siendo limitadas y pasajeras, no pueden dar una verdadera respuesta a la aspiración del hombre. … Solo Jesús puede saciar el hambre del ser humano. Solo Él puede darnos la vida que no muere, porque Él es la Vida» «En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna». La fe cristiana es ante todo fruto de un encuentro personal con Dios, con Jesús, que no desea otra cosa que hacernos partícipes de su misma vida. La fe en Jesús es seguir su ejemplo y no vivir replegados en nosotros mismos, en nuestros miedos, en nuestros programas limitados, sino más bien dirigir nuestra atención a las necesidades de los demás: necesidades concretas a causa de la pobreza, la enfermedad o la marginación, pero sobre todo la necesidad de escucha, de comunión y de acogida. De este modo podremos comunicar a los demás, con nuestra vida, el mismo amor que hemos recibido como don de Dios. Y para fortalecer nuestro camino, Él nos ha dejado también el gran don de la Eucaristía, signo de un amor que se da a sí mismo para dar vida al otro. «En verdad, en verdad os digo: el que cree, tiene vida eterna». Cuántas veces al día damos confianza a las personas que nos rodean: al profesor que enseña a nuestros hijos, al taxista que nos lleva a nuestro destino, al médico que debe tratarnos… No se puede vivir sin confianza, y esta se consolida con trato, la amistad, la relación que se afianza con el tiempo. Entonces, ¿cómo vivir la Palabra de vida de este mes? Siguiendo con su comentario, Chiara Lubich nos invita a reavivar nuestra elección y adhesión total a Jesús: «… Y ya sabemos cuál es el camino para llegar allí: …poner en práctica con especial ahínco esas palabras suyas que nos recuerdan las distintas circunstancias de la vida. Por ejemplo: ¿nos encontramos con un prójimo? «Ama a tu prójimo como a ti mismo» (cf. Mt 22, 39). ¿Tenemos un sufrimiento? «Quien quiera venir en pos de mí… tome su cruz» (cf. Mt 16, 24), etc. Entonces las palabras de Jesús se iluminarán y Jesús entrará en nosotros con su verdad, su fuerza y su amor. Nuestra vida será cada vez más un vivir con Él, un hacer todo junto con Él. Y ni siquiera la muerte física que nos espera podrá asustarnos, porque con Jesús ya ha dado inicio en nosotros la vida verdadera, la vida que no muere» Letizia Magri