Siempre se puede hacer algo por los demás

 
Nada de lo que se hace por amor es pequeño... y la alegría que produce en el otro es muy grande. Testimonios de la curva solidaria.

“Pedid y se os dará”. “Supimos por una amiga que trabaja en un colegio en el que algunas alumnas viven internas entre semana porque sus familias tienen problemas económicos, que las niñas necesitaban cosas que pudieran servirles para jugar o entretenerse.

Mi hija, que ha participado en campamentos como monitora, se puso a buscar entre sus cosas algo de material para manualidades. Cuando ya lo tenía preparado e iba a llevarlo le pregunté: “¿qué hacemos con esta caja de galletas que compré para ofrecer si alguien venía a vernos?” Me dijo también necesitan comida y que podía llevársela; añadimos dos paquetes más y de paso miramos en los armarios si teníamos alguna otra cosa que gustara a peques, seleccionamos paté.

Cuando nuestra amiga vio todo se quedó sorprendida y nos dijo que justo esta tarde tenía que ir a comprar galletas o merienda (y había pensado en paté). Al ver la bolsa he pensado en los primeros tiempos del Movimiento y en la frase del evangelio ‘pedid y se os dará’.  Me he sentido muy agradecida por la providencia”. Marga

“Estoy recibiendo el amor que Jesús me tiene”. “En ésta última temporada de éste mi retiro, agradezco muchísimo la caridad y el servicio de mi hija política la de mis vecinos y familiares.  Por carácter, me cuesta muchísimo recibir el servicio de los demás hacía mí, prefiero dar que recibir.  Trato de verlo y sentirlo como que estoy recibiendo de ellos el amor que Jesús me tiene. También vivo intentando hacer todos los ejercicios prescritos por mi cirujano, (me operaron hace un mes de una rodilla) aunque a veces no son fáciles diciendo a Jesús todo el tiempo un ” por ti”. Además, el otro día,  empecé a llamar a compañeras del colegio,  amigos y conocidos que hacía mucho tiempo que no nos relacionábamos. Cuando me levanto también me arreglo para estar como cuándo me iba a la calle a relacionarme con la gente. Por la tarde salgo a la ventana a aplaudir, aunque somos pocos vecinos.” Isabel

La subida del  pan. “Un día en la panadería hablando con la dueña, me decía que está teniendo pérdidas y que sin embargo, si sabe de alguien que esté pasándolo mal, no le cobra el pan. Entonces a mí se me ocurrió que yo  podría ‘autosubirme’ el precio del pan. La barra que compró cuesta 90 céntimos, pero estos días de confinamiento se la estoy pagando a 1 euro. Es poco, pero me parecía que podía hacerlo, y así  todos los días. Ella se sorprendió pero me lo agradeció. Así que pago todos los días mi pan a 1€”. Mª Jesús

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