¡Feliz cumpleaños Escuela Loreto!

 
Escuela Loreto, la frescura de los primeros 40 años. Cinco familias de cuatro continentes están participando de un año de formación. Desde 1982 se han transferido más de 500, mientras que, por períodos más breves, han participado casi 1.500 núcleos familiares. La Escuela fue inaugurada por Chiara Lubich, quien le dio el nombre de “Escuela Loreto”.

Los que mejor se desenvuelven son los niños. Llegan a Loppiano, no conocen ni una palabra de italiano, se enfrentan a la barrera idiomática para comunicarse con sus coetáneos, pero de inmediato juegan entre ellos y se comprenden de maravillas con el idioma de la inocente espontaneidad y del corazón, también cuando presentan de un modo u otro su fragilidad y cualquier necesidad especial. Así logran ir más allá que sus padres en llevar adelante las primeras, inciertas conversaciones con los otros adultos presentes en la  Escuela Loreto. Esta vez sucedió lo mismo con las familias reunidas en la ciudadela en septiembre para iniciar el período de formación hasta junio de 2023.

La proveniencia de las cinco familias es muy variada : Corea del Sur, Brasil, Costa de Marfil, Hungría e Italia. Son nueve los niños. Los pequeños dan también una dimensión de la apuesta realizada por los padres que han advertido la gran importancia de una formación en la espiritualidad de comunión como familia, al punto de desarraigar el propio núcleo familiar de la red de relaciones habituales.

«La originalidad de la Escuela Loreto tiene varias facetas – expresan los responsables, Luigi y Maddalena Triggiano –. Es un camino que desarrolla una formación global de la persona, de la pareja y de la familia a la luz del carisma de la unidad.  Por lo tanto se suman experiencias y dinámicas culturales en el horizonte de la fraternidad junto a una formación espiritual y humana”. Y subrayan: “El tiempo de la escuela es un tiempo del espíritu y los meses transcurridos acá son un período suficiente para hacer desarrollar en cada familia y entre las familias una evolución de las relaciones que produce un gran efecto, el de cambiar la mirada sobre la realidad del ambiente externo y sobre el mundo. Cambia el estado de ánimo sobre todo”.

 

En el mes de Septiembre se llega a la Escuela Loreto para asegurar la inserción de los niños en las escuelas. Los esposos húngaros cuentan acerca del difícil comienzo de clases de sus hijos en la escuela de Incisa Valdarno. El primer día en la escuela permanecerá en su memoria siempre:  una mañana en clase sin saber italiano, sin entender lo que la maestra decía, sin poder comunicarse con los compañeros. “Ha sido el peor día de mi vida”, dirá uno de los hijos. Pero el primer período en la Escuela Loreto no es fácil tampoco para los padres. “Poco después va madurando el deseo de volver a casa – dice sonriendo Luisa Omenigrandi – pero al final uno no quiere partir”.

En síntesis – como subrayan con humor, las cuatro parejas (una de Costa Rica y tres italianas) que forman parte del grupo que coordina la experiencia – la Escuela Loreto es una historia de tantas historias, comprendidos la gestación y los nacimientos, con una montaña de anécdotas”. No nos imaginamos cuán alta es la montaña, dado que la Escuela festeja sus 40 años de vida. Y el balance es muy respetable. Han participado 500 familias en el curso completo, con una media de 12 por año y con 2-3 hijos de media cada una. Pero por períodos más breves se han alojado casi 1.500 núcleos familiares. No ha faltado ni siguiera la experiencia de la pandemia, con familias que no lograban regresar a sus propios países.

La Escuela Loreto nace y madura en el cauce de la experiencia del Movimiento Familias Nuevas, fundado por Chiara Lubich en 1967. Y la novedad que Chiara Lubich dio en 1967. Y la novedad no podía no involucrar a Loppiano, porque muy pronto surge la exigencia de dar vida a una verdadera y propia escuela de formación, una obra abierta al crecimiento y el intercambio entre las familias del mundo. Desde entonces, un equipo de expertos sobre temáticas familiares acompaña el camino de la Escuela. Chiara Lubich indicó también el nombre “Loreto”, el pueblo de Le Marche (Centro de Italia), donde se encuentra la casa que – según la tradición- cobijó a la Sagrada Familia, con la presencia de Jesús entre María y José.

De esta manera comenzó la reestructuración de la primera casa en Loppiano, la de Montelfi, inaugurada por Lubich en 1975, con el compromiso de las familias del Movimiento de sostener los gastos. Fue una aventura en la aventura. La primera de una serie, de las cuales pueden hablar largamente Annamaria y Danilo Zanzucchi (quien recientemente partió al Paraíso), responsables en ese momento del Centro internacional Familias Nuevas. En 1982 Chiara Lubich inauguró la Escuela Loreto. Mazia Gorton, austríaca, recuerda esos momentos y cita una frase de la fundadora de los Focolares: “Es la familia de las familias de los hijos de Dios”.

Terminado el curso, las familias regresan a sus países de origen y a menudo asumen la responsabilidad de llevar adelante grupos de familias, se convierten en animadores de las comunidades locales del Movimiento, se comprometen a nivel eclesial en la pastoral familiar y en otros ámbitos… Por ello, cada presencia en la Escuela Loreto es el resultado de un proceso de solidaridad de un par de años que involucra económicamente a la familia, a su comunidad de pertenencia, El Movimiento en su País. Se trata de una inversión en formación, sostenida por la unidad y la comunión.
¡Feliz cumpleaños Escuela Loreto!

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