«Estamos casados desde hace varios años y tenemos tres hijos. Hace algunos años, teniendo que cambiar de domicilio, para ser coherentes con nuestra elección de vida – orientada a la fraternidad- decidimos ir a vivir a un barrio marginal, donde faltaba todo. Queríamos compartir, especialmente con los menos privilegiados, los problemas y las necesidades que se les presentaban cada día».

Desde 1987, Gela es conocida por la fuerte presencia del crimen organizado, con violencias y homicidios. El miedo y la preocupación generan indiferencia y hermetismo, llevando a las personas a vivir encerrados dentro de los muros de su propia casa. El barrio “Fondo Iozza” es el nuevo domicilio de la familia. Calles de tierra, llenas de barro, sin alumbrado público… Era necesario un cambio. Rosa y Rocco comprenden que tiene que empezar por ellos mismos.

Una noche, durante un temporal, suena el teléfono. Algunos estacionamientos se estaban inundando y una carpintería corría el peligro de quedar sepultada por el agua y los escombros. El propietario, un vecino de nuestra casa, estaba desesperado. «Me arriesgué yendo con el auto en medio del barro» explica Rocco. «Esa noche trabajamos hasta las cinco, haciendo de todo para sacar el agua de los locales y animar al propietario de la carpintería. Otras personas quisieron venir a dar una mano. La solidaridad comienza a abrirse camino y poco a poco tenemosla sensación de que la situación de peligro había pasado: si no hubiéramos intervenido, los daños habrían sido mayores».

Con las familias del barrio empezamos a hablar sobre los varios problemas: la falta de una red de cloacas que era la causa de graves enfermedades, el mal estado de las calles y de la red de acueductos. «Logramos establecer un diálogo pues antes habíamos creado una relación entre varias familias – dice Rosa- y esta experiencia nos llevó a ver de modo distinto también el diálogo con la administración pública. Logramos pasar de la lógica de la protesta a la lógica del diálogo con varios intendentes que a partir de ese momento se pusieron a nuestra disposición para colaborar».

Nace una comisión y Rocco es nombrado presidente, gracias a la confianza conquistada en el trabajo. El primer objetivo: devolverle la esperanza a las personas desanimadas por las falsas promesas. Lentamente cada uno descubre que es un “sujeto político”, justamente por su participación activa en la resolución de los problemas. El hecho no pasa desapercibido y el grupo obtiene la apertura de un crédito con fondos para el saneamiento del barrio.

En Fondo Iozza, antes llamado “Barrio X”, muchas cosas cambian: la red de acueductos y de cloacas, que ahora existen, así como también la cañería de gas y la iluminación pública. Se procede también a la realización de infraestructuras secundarias (la iglesia parroquial, las canchas de deportes, un centro social para “vivir” la comunidad que está naciendo). El lugar es rebautizado como “Barrio Nuevo”. Es reconocido como barrio “piloto”, donde cada día se da un paso adelante para humanizar el territorio donde se vive.

Párrafos de una conversación, de hace algunos años, de Rocco Goldini, diácono y Jefe Inspector de la policía municipal en Gela, Sicilia. Él es conocido por su compromiso por una ciudadanía “activa”. Un compromiso que también hoy, después de su muerte, continúa dando resultados positivos.

Fuente: Umanità Nuova online.

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