
Gan Gan es una localidad con 800 habitantes, en su mayoría de pueblos originarios: mapuches y tehuelches. Se encuentra ubicada en la meseta de la Provincia de Chubut, en la Patagonia argentina, distante 335 km de la ciudad de Trelew. Para llegar son necesarias 6 a 7 horas, por un sinuoso camino de ripio y siempre que acompañe buenas condiciones climáticas.
Iniciamos el viaje un grupo muy animado de la Parroquia San Pedro y San Pablo de Trelew, que se fue consolidando en comunión y profundidad a lo largo del viaje. La experiencia era poner en práctica las palabras del Papa: Una “Iglesia en salida”, “que va al encuentro de los más pobres, de los más abandonados…” y así nos sentimos: una comunidad que sale.
Llegando, todas las comunidades parroquiales fuimos congregados en la escuela del pueblo, con animados cantos típicos salesianos, que generó rápidamente un ambiente fraterno. Seguidamente Padre Tono, presento la realidad de la meseta, sobre todo la problemática de contaminación ambiental por el avance de la explotación de las minas a cielo abierto.
En su lengua mapuche una abuela se presentó y nos dio la bienvenida. En la primera fila se puede ver (de chaleco negro) al Padre Obispo Fernando Croxatto (Comodoro Rivadavia)
Luego se fueron presentando las distintas comunidades: de Puerto Madryn, Rawson, Gaiman, 28 de Julio, Dolavon y Trelew con sus distintas parroquias y capillas.
Ya cerca del medio día, se realizaron 5 bautismos. Uno de los bautizados, un niño de unos 4 años, soñaba que fuera el mismo Papa Francisco quien lo bautizara. Por eso el Obispo se revistió con todos los ornamentos en su honor, contando el sueño del niño y explicándole que seria muy difícil para el Papa venir y que por eso él seria la persona que el Papa mismo enviaba para bautizarlo, mientras lo tenia a su lado con la mano sobre el hombro.
Después del almuerzo a la canasta, tuvo inicio la peregrinación por el pueblo. Momento fuerte. Hemos experimentado un verdadero Via Crucis por los momentos de dolor que compartimos con las personas del lugar. Durante el recorrido se rezaba y se iba recordando distintas situaciones de abandono, falta de justicia, violencia, falta de amor por el prójimo, escucha, acompañamiento, soledad… Como dice el Padre Tono: “Aquí somos un pueblo olvidado por todos”
Una madre que tiene su hijo desparecido, otra madre que perdió su hijo asesinado por una persona que estaba llevando, para hacerle un favor, al cruce del pueblo para que “tomara un colectivo”; el hogar de ancianos, la capilla totalmente abandonada por la falta de fieles comprometidos…
Los rostros de las personas del pueblo, de los ancianos, surcados por las arrugas del dolor, los años y las inclemencias del tiempo, hacían que fuera un peregrinar con el alma en puntas de pie.
Muy fuerte era ver a los sacerdotes que mientras caminaban, iban confesando. Íbamos todos juntos, en un caminar silencioso y donde algunos de los sacerdotes no dejaron de confesar hasta que termino el recorrido.
Otro momento fuerte fue la Misa de Primera Comunión y la confirmación de 15 personas, entre ellas personas adultas y abuelitas.
Ver a los dos salesianos que trabajan en estos lugares, el Padre obispo con un discurso simple, acorde a la sencillez de la gente, los sacerdotes tocados por la realidad, hacía recordar las palabras del Papa: “Necesitamos sacerdotes con olor a oveja” ¡Y aquí se vieron!
Fue una vivencia fuerte, profunda, el “pueblo de Dios”, la Iglesia con sus pastores y laicos que salió al encuentro de los más débiles. Muchos decían: esta Misión como Iglesia continúa.
Un fruto de esta experiencia la hizo, Padre Edwin, el sacerdote de nuestra parroquia. Para el viaje, armamos un grupo de whatssap. Desde Trelew fuimos en una trafic, también con algunas personas pertenecientes a las dos capillas que hacen parte de la parroquia. Entre las personas, una de las señoras era nacida en Gan Gan.
Luego del almuerzo, P. Edwin fue a visitar los familiares de esta señora. Se quedó muy impactado de lo que vio, tanto que en la Misa del día siguiente nos compartió: “Son dos hermanos ancianos de 83 y 81 años. La señora sorda en un 90% y el hermano totalmente ciego y sordo. Viven un una habitación de 2 x 2 ms con dos camas puestas en forma de L para que puedan entrar. La puerta totalmente rota y el piso de tierra. El frio que entra y que brota del piso acentúa la artrosis de la abuela. Esto ‘duele’, y si bien la misión fue hermosa, no tendría sentido si no hiciéramos algo por los más necesitados”. Por eso llamó a la solidaridad de la gente para darles la posibilidad de vivir de forma concreta y como en una familia esta misión, también a los que no fueron. (ejfr.org) A la noche alguien contesta en whatssap: “Padre ya tenemos la puerta, pásame las medidas”.