Desde el Trentino, de forma casi imperceptible, a finales de los años 40 cruzaron las fronteras de la región, invitados a Milán, a Roma, a Florencia, a Sicilia. Y silenciosamente florecieron comunidades cristianas según el modelo de la comunidad de Trento. Pero precisamente en esos años de extraordinario fervor e irradiación, la Iglesia empezó a estudiar el Movimiento con interés. Fue un largo período de estudio y análisis, de inseguridad y dudas. Los años Cincuenta y la primera parte de los Sesenta se vivieron en la incertidumbre de una aprobación que parecía que no llegaba nunca.

La espiritualidad naciente, que tenía su raíz en la Escritura, ponía de relieve palabras poco  escuchadas en el período preconciliar como: “unidad”, “Jesús en medio” de la comunidad, “Jesús abandonado”, etc. Además eran jóvenes laicas que trataban de vivir las palabras del Evangelio y no sólo de leerlas y comentarlas, por lo que parecían “protestantes”. Y su forma de practicar la comunión de bienes para organizar la ayuda concreta a los pobres, parecía “comunista”. Para ellas, en cambio, se trataba de vivir como los primeros cristianos y encontraban una especial afinidad con esa época en que la Iglesia todavía no estaba dividida.

Así en los años Cuarenta y Cincuenta, sin saberlo, los Focolares tejían hilos invisibles con las mayores corrientes que atravesaban el mundo cristiano y que serían asumidas en el Concilio Vaticano II. La atención al Evangelio se encontraba en perfecta sintonía con el movimiento bíblico; el querer vivir por la unidad ligaba a los focolarinos al movimiento ecuménico (desde 1960). Se encontraron preparados, cuando la coyuntura religiosa y social lo exigió para el diálogo con personas sin una referencia religiosa; y además, el haber nacido de una laica, para los laicos, los hacía estar en plena sintonía con el surgimiento del laicado en la Iglesia.

Esta nueva pasión por la unidad fue reconocida y acogida plenamente en su seno por la Iglesia católica en 1962,  que en la vigilia del Concilio aprobó el Movimiento de los Focolares u Obra de María, en su núcleo central.

Hechos de vida

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Palabra de Vida – Mayo 2025

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<strong>“Señor, tú lo sabes todo; sabes que te quiero”.</strong>
(Jn 21, 17)
 
El último capítulo del Evangelio de Juan nos lleva a Galilea, al lago de Tiberíades. Después de la muerte de Jesús, Pedro, Juan y otros discípulos han vuelto a su trabajo de pescadores, pero por desgracia la noche no ha sido fructífera.
El Resucitado se manifiesta allí por tercera […]

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Palabra de Vida Abril 2025

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Yo estoy por hacer algo nuevo: ya está germinando, ¿no se dan cuenta?”
(Is 43, 19)
 
El exilio en Babilonia y la destrucción del templo de Jerusalén habían provocado en el pueblo de Israel un trauma colectivo y les había planteado un interrogante teológico: ¿sigue estando Dios con nosotros, o nos ha abandonado? El fin de esta parte […]

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Palabra de Vida Marzo 2025

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“¿Por qué miras la paja que hay en el ojo de tu hermano y no ves la viga que está en el tuyo?”
(Lc 6, 41)
 
Jesús desciende de la montaña tras una noche de oración y elige a sus discípulos. Al llegar a una llanura les dirige un largo discurso que comienza con la proclamación de las […]

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