Beata Chiara Luce Badano

 
29 de octubre de 1971 – 7 de octubre de 1990

20101029-01No hay nada extraordinario ni prodigioso en la vida de Chiara Badano. Sin embargo, en esta chica que amaba la natación, el esquí, la música y estar con los amigos, Dios siempre estuvo presente.

Comenzando por su nacimiento, que Ruggero y María Teresa Badano piden a Dios durante once años y con sorpresa lo obtienen, el 29 de octubre de 1971, en Sassello, en la zona de Savona.

Chiara es tenaz, “sin esquemas” y atenta a los “últimos”. En 1981, a los nueve años participa del “Familyfest”, un gran encuentro de los focolares. Es una revelación: “He descubierto el Evangelio bajo una nueva luz – le escribe a Chiara Lubich– ¡ahora quiero hacer de este libro el único objetivo de mi vida!”

Muy pronto, sin embargo, Chiara experimenta también el sufrimiento. Sobre todo cuando, a pesar de los esfuerzos, por una incomprensión con una profesora, debe repetir el primer año de liceo. Por primera vez, Chiara debe confiar en Dios no solo las alegrías, sino también los dolores. Le escribe a una amiga: “No lograba darle este dolor a Jesús enseguida. Precisé un poco de tiempo para restablecerme un poquito”

A los diecisiete años, durante un partido de tenis, un dolor lacerante en el hombro descubre algo trágico: se trata de un tumor de los más crueles, el osteosarcoma.

Un diagnóstico difícil de aceptar. Cuando vuelve a casa luego de las primeras terapias, María Teresa le pregunta: “Chiara, ¿cómo te fue?”. Pero ella, sin mirarla y lanzándose en la cama, se queda por largo rato prisionera de una gran lucha interior. Solo después de veinticinco larguísimos minutos, con su sonrisa de siempre dice: “Mamá, ¡ahora puedes hablar!”. Chiara dijo su sí a Dios y desde entonces no se volvió nunca atrás.

Por ti Jesús. Si lo quieres tu, ¡lo quiero también yo!”: las curaciones son dolorosas, pero el ofrecimiento es siempre decidido. Chiara, además, no pierde ocasión de amar. “Al principio teníamos la impresión de tener que irla a visitar para ayudarla –cuenta un amigo suyo–pero pronto nos dimos cuenta que al entrar en su habitación nos sentíamos proyectados en la espléndida aventura del amor de Dios. Y sin embargo, Chiara no dice frases extraordinarias, no escribe páginas y páginas de diario, simplemente ama”

Más el mal avanza, más la experiencia de Chiara se vuelve intensa. Llega a rechazar la morfina porque “quita la lucidez, y yo puedo ofrecer a Jesús solo el dolor. Me ha quedado solo esto”

Chiara Lubich la sigue de cerca: “Tu rostro tan luminoso – le escribe – habla de tu amore por Jespús. No temas, Chiara, en darle tu amor, momento por momento. Él te dará la fuerza necesaria, puedes estar segura! “Chiara Luce” es el nombre che he elegido para ti; te gusta?

Finalmente, el 7 de octubre de 1990 ‘la partida’. Una última sonrisa a Ruggero y luego un saludo a María Teresa: “Mamá, debes estar feliz, porque yo lo soy!”.En el funeral asiste una multitud inmensa y, como ella había pedido, Chiara es sepultada con un vestido blanco, “como una esposa que va hacia Jesús”.

Los jóvenes son el futuro. Yo no puedo más correr, pero quisiera pasarle a ellos la antorcha como en las Olimpíadas. Los jóvenes tienen una vida sola y vale la pena gastarla bien!”, exclamó Chiara Luce Badano poco antes de morir. Aquellos 25.000 jóvenes presentes el 25 de septiembre de 2010, en su beatificación, demuestran cómo, con su vida, Chiara Luce dio testimonio de un modelo de santidad que todos pueden vivir!”

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