Villa Cura Brochero está pegado a Mina Clavero, en Córdoba. Podríamos decir que es un pueblito, en el buen sentido de la palabra, queriendo expresar el clima de familia que se vive. Allí todo, cada calle, los senderos, los edificios hablan del Beato Brochero. Rodeado de una naturaleza privilegiada con montañas y ríos. Fue el lugar elegido para la realizar la Mariápolis 2014 del 11 al 13 de octubre pasado.
Participaron 360 personas que provenían de La Rioja, San Luis y 14 ciudades de la provincia de Córdoba. Muchos jóvenes (la tercera parte de los presentes) que aportaron a todos frescura, radicalidad y servicio a manos llenas.
Hacía algunos meses que las comunidades se preparaban para este encuentro esperado lo que los llevó a pensar todos los detalles, superar barreras económicas, ofrecer situaciones dolorosas para el buen éxito…
El programa había sido pensado para favorecer desde el primer momento la comunión dedicando tiempo para profundizar las relaciones. La sala recibió a los mariapolitas con grupos de sillas alrededor de las mesitas adornadas con flores. Todo invitaba a ponerse enseguida en la actitud de compartir con los demás.
Cada día se proponía un lema: la regla de oro el primer día. Luego “El otro es un don para mí” y el último día: “Darse y recibir”.
Todo lo que se decía o contaba era recibido con profunda escucha. Por las tardes se organizaron distintos workshops (paseos, deporte, política, diálogo entre generaciones…)
Una noche los jóvenes brindaron un recital de música en la plaza para todo el pueblo. Y también recibieron la visita del obispo local, Monseñor Santiago Olivera quien recordó su primer contacto con los gen, en su juventud, cuando quedó impresionado por la seguridad que tenían y transmitían del amor de Dios en sus vidas.
“Siento que la Mariápolis me dio la posibilidad de experimentar nuevamente Jesús en medio -decía Florencia, quien aclaraba que conoció esta espiritualidad en la “Fazenda de la Esperanza”). Cada vez que tenemos Jesús en medio el cielo está entre nosotros”. Luis agrega “Puedo decir que siento que empiezo a vivir de nuevo. Me llevo lo mejor del corazón de cada uno…”. “En mi alma tengo la alegría de saber que cada uno de los que están a mi lado son un don para mi y yo puedo ser un don para ellos. Jesús me invita a donarme totalmente, sin expectativas, para que el amor sea una realidad”, concluye Carolina.
Eealimentación
Fotos de la Mariapolis 2014, Villa Cura Brochero, Córdoba, Argentina. http://goo.gl/DIq3jk