Juan Manuel Ávila

 
“¡Loco de alegría!” (28 de enero de 1986 – 25 de enero de 2010)

“En broma nos gustaba definir a Juanma como un loco, para expresar nuestra admiración al ver cómo había dejado de lado el egoísmo y los cálculos personales y se había lanzado a amar no sólo con las palabras, sino en serio y hasta el fondo”. Así, los gen (los jóvenes de los focolares) de Argentina, recuerdan a Juan Manuel Avila, un joven amante del deporte, de la aventura y de una vida  dedicada a amar a los demás.
Juan-Manuel-Avila-4Nacido en Mendoza, una ciudad situada al pie de los Andes. Todos lo recuerdan por su deseo de no perder ningún instante inútilmente. En el 2005, luego de un accidente automovilístico, sin consecuencias, se hace  preguntas muy profundas sobre el sentido de su vida y cómo utilizarla.
Siente que ha recibido de Dios una segunda oportunidad y no quiere desperdiciarla. Se pone en búsqueda de algo que pueda llenar completamente su vida.
En ese período estudia con una gen de su ciudad. La relación profunda que nace entre los dos es muy luminosa para Juanma, que comprende finalmente que quiere gastar su vida por Dios.
Aún habiendo trabajado a lo largo de los años en muchas obras de voluntariado, comprende que sólo poniendo en práctica el Evangelio es posible vivir por un mundo más fraterno las 24 horas del día.
Entusiasta y convincente , se embarca en mil actividades para llevar a todos el Ideal recién descubierto. Con otros jóvenes, hace nacer el festival musical “una mano por la paz”. Se ocupa de los pobres de su ciudad en el “Barrio Flores” y tiene predilección por los más chicos (en una ocasión se disfraza de payaso para divertirlos. Le piden que sea padrino de David, un niño recién nacido en el barrio. Allí sienten que Juan es uno de ellos).
Está siempre comprometido en acciones sociales. En enero de 2007, volviendo de un semestre de estudio en Inglaterra, vive un período de gran madurez espiritual que lo lleva a decidir que también él quiere ser un joven comprometido en vivir el “hacerse santos juntos” que es el fundamento.
Poco a poco, Dios lo prepara para las vacaciones del verano de enero de 2010. Junto con Federico, un gen de su ciudad, deciden partir para el “Cajón Azul”, en la Patagonia, al sur de la Argentina. Un lugar encantador, con un río tumultuoso que desciende de las montañas.
Para Juan Manuel se cumple el sueño de su vida. Durante un paseo, extasiado ante la belleza del paisaje, Juanma exclama: “¡Este lugar es el Paraíso! ¡Aquí vive Dios!”. Federico le responde: “Juanma, Dios está en todos lados”, a lo que él responde: “Sí, pero si tuviera que elegir un lugar, aquí pondría su oficina central”.
Y es justo allí, en ese lugar que había contemplado como un Paraíso, que pocas horas después Juan Manuel se resbalay parte para el Cielo.
“Juanma nos enseñó que más allá de nuestros errores –escriben los gen de Mendoza– no hay excusas para donarse plenamente a Dios y a los hermanos, para cambiar nuestra vida y la de los otros. Deseamos con toda el alma que el testimonio de la vida de Juanma sea uno más que se sume al número cada vez mayor de “locos” de amor por los demás en este mundo”.

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