La novedad del Evangelio

 
Un nuevo autor de los comentarios a la Palabra de Vida

bf7a5fbc91bff9c4cadbd507eef598feecb0af9fPara muchos es una sorpresa. El comentario a la Palabra de Vida ya no lleva la firma de Chiara Lubich. Estábamos acostumbrados a vivirla acompañados por ella. Sus comentarios permanecerán por siempre como un tesoro precioso al que seguiremos acudiendo, serán siempre objeto de meditación y fuente de inspiración.
Después de seis años de su partida para el Cielo, es normal que se preparen nuevos cometarios, porque la Palabra de Dios es siempre nueva y actual. A lo largo de los siglos, generaciones y generaciones de cristianos la han leído y vuelto a leer, descubriendo siempre nuevas riquezas: “La interpretación de las Escrituras es infinita”, afirmaba San Gregorio Magno.
Este año, el comentario a la Palabra de Vida, que será siempre elegida por la Presidenta del Movimiento de los Focolares, aparece con la firma de una persona desconocida. ¿Por qué se me ha confiado a mí? Quizás porque he vivido al lado de Chiara por muchos años, trabajando con ella sobre todo en el campo de la teología espiritual. En el último período, cuando estaba enferma, le pude ayudar también a preparar los comentarios de la Palabra de Vida.
Gracias al servicio que he prestado en el Movimiento de los Focolares y en los Misioneros Oblatos de María Inmaculada -del que soy miembro-, he viajado a muchos países del mundo. Por doquier he necesitado de ayuda, comenzando por el idioma. ¡Qué alegría y cuánta gratitud cuando he encontrado alguno que me acompañaba a los lugares donde debía ir y que yo no conocía, o quien me invitaba a almorzar o a una fiesta, haciéndome sentir en casa en un País extranjero, o quien me ofrecía ropa apta para el lugar! Esto me ha hecho comprender mejor la Palabra de Vida de enero: Jesús también era extranjero en Samaria y necesitaba de todo, comenzando por el agua. Ahora vivo en una comunidad numerosa, proveniente de 25 Países diferentes. Yo estoy en casa y ellos son extranjeros. Entonces trato de estar atento a todas sus necesidades. Basta poco para responder a lo que piden, a veces sin palabras: “Tengo sed”. Les ayudo a encontrar un abrigo cuando hace frío; corrijo un trabajo suyo para la escuela; les llevo a descubrir la belleza de la ciudad… Es así, entre otras cosas, como nos conocemos mejor y se aprende a querernos aún en la diversidad.

P. Fabio Ciardi, OMI

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