Omar Díaz

 
“Nos vemos en el Paraíso…” (05-02-1969/14-06-2015)

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Apasionado educador, que no se quedaba con lo exigible sino que siempre quería ir más allá, y que los alumnos quedaran marcados por la experiencia del paso de Dios por las aulas. Nos enseñaste que siempre tenemos que apuntar alto, pero sobre todo, a darnos cuenta de que siempre se puede un poco más.

Omar, conocido por muchos como responsable de la escuela de los jóvenes en la Mariápolis Lía, había nacido el 5 de febrero de 1969 en Tandil. El segundo de la familia Díaz. Después llegarían 3 hermanas más. Una infancia feliz, tranquila. No le faltaba nada. Hacia fines de la escuela secundaria entró en contacto con el Movimiento de los Focolares. Cuando terminó el último año vino a “hacer la experiencia” a la Mariápolis donde sintió y siguió el llamado a consagrarse a Dios en el focolar. Luego del período de formación en Loppiano (Italia), de regreso estuvo en Rosario donde estudió Pedagogía y desarrolló una carrera como profesor, director de estudios y rector en distintos colegios e institutos de esa ciudad. Apasionado educador, que no se quedaba con lo exigible sino que siempre quería ir más allá, y que los alumnos quedaran marcados por la experiencia del paso de Dios por las aulas. Con sus deseos de innovar y desarrollarse hizo algunos postgrados. Paralelamente, sin medir fuerzas, se dedicó a las nuevas generaciones del Movimiento, especialmente a los gen 4 (niños hasta 9 años) y a los gen 3 (adolescentes).

En el 2012 una nueva aventura: la Mariápolis Lía, para hacerse cargo de la Escuela de formación de los jóvenes. Muchos podrían dar testimonio de su empeño y amor personalizado hacia cada uno, respetando sus procedencias, culturas, largas charlas para descubrir junto a ellos los pasos que cada uno tenía que dar para crecer como persona y en el camino espiritual.

08En su muro de facebook muchos quisieron dejarle sus saludos. Basta uno para saber cómo lo veían los jóvenes: “Es difícil describirte, porque has sido tantas cosas…, padre, hermano, compañero… En este momento la tristeza es muy grande, una gran sorpresa para todos, un shock, algo que cuesta entender, pero antes de empezar a cuestionar y tener dudas, siento tu voz dentro, que me da tranquilidad, con esa mirada que da mil y una respuestas, una mirada que da Fe, fe de que el amor queda para siempre…
Nos enseñaste que siempre tenemos que apuntar alto, pero sobre todo, a darnos cuenta de que siempre se puede un poco más. Eres el ejemplo de que la santidad es posible y que la unidad es el paso para llegar a ella.
¡Gracias, gracias y más gracias por tu vida y por el don que fuiste para cada uno!”, Marcos

Omar partió inesperadamente a la casa del Padre, a los 46 años, durante la madrugada del domingo 14 de junio de 2015, y lo imaginamos con el saludo que habitualmente entregaba a cada joven que partía de la Mariápolis al regreso a su ciudad: “Nos vemos en el Paraíso”.

Su Palabra de Vida era: “El mensaje de la cruz es fuerza de Dios” (1Cor 1, 18).

 

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