Carlos Alberto González

 
Un amor inclaudicable (21de abril de 1961 / 30 de septiembre de 2014)

11800261_1612686962325708_3785939437800133558_nConoció el Movimiento de los Focolares en 1980 a través de los gen, los jóvenes, en Mendoza. Hizo la escuela gen en la Mariápolis Lía (O’Higgins) durante los años 1986 y 1987. Se casó con Noemí el 4 de Noviembre de 1989 y tuvieron dos hijos: Ana Clara y Pablo. Era Ingeniero Electromecánico y docente. Era un voluntario.

Dejamos a quienes lo conocieron y compartieron momentos de su vida que nos cuenten sobre Carlos.

Mario Ortega: “Conocí a Carlos en la época de la secundaria, a fines de los ‘70, compartimos pueblo, escuela y –años más tarde– el Ideal de Chiara. Aunque era el más bajo y menudito de su curso, lejos de pasar desapercibido, se notaba el respeto y cariño de compañeros y profesores. Siempre amable y dispuesto, tengo la imagen de un discurso de fin de año, micrófono en mano hablando a todos en el patio de la escuela. Cuando yo hacía la escuela gen, en la Mariápolis de O’Higgins, grande fue mi sorpresa cuando, a comienzos de 1986, lo vi aparecer. Recuerdo que le dije algo así como “¿Qué hiciste, Carlitos?” Pensando que había dejado todo: novia, padres, hermanos, una carrera brillante a punto de terminar… en fin: una vida prolija y ordenada, para correr detrás del Ideal de la unidad. No recuerdo exactamente su respuesta, pero fue algo así como… “Lo que tenía que hacer…” como algo natural, con la simplicidad de los que han elegido a Dios como centro de sus vidas”.

José Zanghi: “Conocí a Carlos en la Mariápolis de O’Higgins. Yo iba por primera vez y él hacía su experiencia como Gen. Trabajaba en la casa de huéspedes. Para mí Carlos fue un ser de Luz. Forjamos una amistad fortísima como hermanos del alma y compañeros de viaje. Carlos, con su fidelidad, logró contagiarme en el alma el amor a la Virgen, a Chiara y a Jesús, a través de su propia misericordia y su ejemplo. Nunca lo sentí juzgar a nadie. Absolutamente a nadie. (…). Un hijo de Dios con amor infinito hacia sus hermanos: eso es lo que me hizo ver en forma concreta durante su paso por esta vida”.

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Carlos con su familia durante unas vacaciones en el mar

Martín Clavijo: “Cuando tenía 8 ó 9 años, durante las vacaciones de invierno, se hizo un campamento/congreso Gen 3 en un refugio en “El Manzano Histórico” de Tunuyán (Mendoza). Éramos tantos chicos que estuvieron los asistentes gen 2 y algunos “ayudantes” invitados. Entre ellos, Carlos.
La Primera noche nevaba. Algunos dormíamos de a dos por cama (supongo que para optimizar el abrigo que no era tanto). No recuerdo con cuál de los chicos me tocó, pero por ahí cerca durmió él. Cuando me desperté, después de haber dormido sin pasar frío, me di cuenta de que teníamos una frazada más que antes de dormirnos, y vi que Carlos empezaba a levantarse: había dormido sólo con una bolsa de dormir finita. Nosotros teníamos su frazada. Me acuerdo que me quedé mirando, preguntándome ¡cómo podía haber dormido así! Pero también sentí que había sido un acto de amor muy concreto. Fue una de esas situaciones en las que experimenté el Amor de Dios; que Dios se me manifestaba a través de estas personas que daban la vida por mí”.

Rosa de Marsonet: “(…) lo conocí en su escuela, en su actividad docente. Fue un verdadero Voluntario de Dios, que Lo llevaba a todos: a alumnos y profesores de toda la escuela, y también a niños muy pobres de escuelas alejadas.
Como profesor de una escuela técnica de Junín, siempre generó y llevó a la práctica proyectos educativos que contenían una profunda atención a lo social. No sólo le interesaba la promoción personal y técnica de sus alumnos sino que trascendía su escuela y los llevaba a otras, alejadas y pobres, para ampliar esa promoción a los más necesitados. Recuerdo que hace más de 15 años conseguía computadoras desechadas por empresas y particulares, les enseñaba a sus alumnos a reciclarlas o a arreglar fallas y las llevaban a las escuelas alejadas. Pero no se quedaba en la mera entrega de las máquinas, sino que, con sus alumnos, enseñaban a los más chicos a utilizarlas. (…) Realmente era un avanzado en el arte de amar”.

Pablo Loyola: “Conocí a Carlos en una escuela para Responsables de núcleo en Loppiano, en 2005. (…) Desde esos 15 días vividos juntos la unidad fue fortísima. Encontré en él a un hermano simple, sincero, transparente, consciente de sus debilidades y muy humilde con sus fortalezas. Un tipo que con la mirada te invitaba a donar el alma. En estos años compartimos dolores y alegrías, tanto con él como con Noemí. Me queda en el alma, como un regalo grabado a fuego, su simpleza… su risita cómplice… su disponibilidad aún sin tener idea de qué hacer. No le importaba nada: sólo amar.”

En 2014 se presenta la enfermedad. Vivió en unidad cada paso, compartiendo –sobre todo con sus compañeros de núcleo con quienes se reunía– cada momento, cada nuevo “Sí” a la voluntad de Dios, como atestigua la gran cantidad de mails escritos por él mismo, que nos permiten percibir la paz con que vive cada momento, la sucesión de estudios y tratamientos, y la preparación del alma para el encuentro con el Padre.

17 de abril. Jueves santo: “No quise dejar pasar esta oportunidad de saludarlos y contarles algunas noticias. (…) Me entregaron la tomografía y pude conversar con mi médico. Tengo obstruida una parte del pulmón, aunque no se registra el motivo. Me aconsejó una broncoscopía para ver la causa y si se puede quitar la obstrucción. Los motivos pueden ser muchos, desde mucosidad hasta un tumor. Hay que ingresar y sacar una muestra para hacer una anatomía patológica. (…) Estoy tranquilo, ocupándome de la preocupación de mi familia. (…) Me confío a la Voluntad del Padre. Tranquilo y feliz por todos los momentos vividos en este último tiempo. Ustedes han sido el motivo de tratar de ser coherente en mi vida de unidad (…) Que pasen una hermosa Semana Santa, de reflexión y que nos impulse a crecer en ésta, nuestra vocación”.

Martes 06 de mayo de 2014: “El Dr. Z. nos cayó bien. Me ha pedido tres estudios (…) Me dijo que vea esto como una enfermedad que tiene tratamiento y de la cual hay que ocuparse. A Noe le aconsejó que no se dé mucha manija y a mí que no tuviera miedo. (…) Perdonen si hay momentos en que no logro contestar todos los mensajes o llamadas, pero les agradezco enormemente que los hagan. He sentido fuertemente la presencia de la “familia”, la propia y de la Obra. (…)”.

Jueves, 08 de mayo de 2014: “Hasta ahora todo va bien, no hay metástasis en cerebro ni abdomen (…) Si todo sigue igual la próxima semana se definiría el tratamiento. Estoy bien, con la gracia de haber podido pasar un buen rato con Elin en el Focolar femenino con Noemí, mientras esperábamos para los estudios. Momentos de Dios… Ahora en casa. Gracias a la medicación se ha cortado la tos y en general me siento bien. (…) Les agradezco sus mensajes, comunicaciones, mails. Los tengo presentes a cada momento de este Santo Viaje. Les confirmo mi unidad y deseo que tengan un lindo encuentro el domingo”.

Carlos con su hija Ana Clara
Carlos con su hija Ana Clara

Sábado, 17 de mayo de 2014: “(…) Finalmente, con todos los estudios visitamos a dos oncólogos. Ambos han sido muy profesionales y atentos y coinciden en el diagnóstico: no es operable por el momento y la solución primaria es la quimioterapia. (…) El tumor está localizado, no hay metástasis, lo cual es muy alentador y los dos piensan que la afección al hueso no es una metástasis sino una invasión del tumor sobre las costillas. (…) Seguimos bien, estoy animado y dispuesto a seguir cada uno de los pasos siempre, enseguida y con alegría, invocando la gracia del Eterno Padre. Les agradezco eternamente el acompañamiento que siento por parte de cada uno y confirmarles que vivo cada momento por nuestra vocación. Todísima mi unidad”.

Jueves, 22 de mayo de 2014: “Cambiaron un poco las noticias (…) Consideran que no hay metástasis en esa parte de las costillas, lo que permitiría realizar una cirugía para extirpar. (…) El pronóstico se mejora notablemente si logramos quitar primero el tumor y luego aplicar la quimio. Sigo ofreciendo y estoy en paz”.

Jueves, 29 de mayo de 2014: “El lunes los muchachos del núcleo estuvieron haciendo el encuentro en casa y logramos una excelente comunicación con Sergio y Oscar vía Skype. Sergio nos alegró con la hermosa noticia de que en junio viajará a México con Clarita para estar en el nacimiento de su nieto (…) Sigo recibiendo muchísimas muestras de cariño. El sábado vinieron cinco ex-alumnos que egresaron hace 7 años y que no veía desde esa época. Compañeros de trabajo, de catequesis, vecinos, compañeros del secundario… realmente el Eterno Padre me está haciendo enormes regalos”.

Lunes, 02 de junio de 2014: “El jueves tuve una crisis respiratoria que me hizo pasar una noche muy mala. El viernes al mediodía la cosa se puso bastante peor y decidimos ir al Hospital, donde me pusieron dos sueros con medicación para permitirme respirar mejor y la cosa fue mejorando. (…) El viernes no pude pegar un ojo por los dolores que tenía de tanto toser. Gracias a Dios, fui mejorando y ya el sábado y domingo he podido descansar. Hoy me siento bastante bien, solo que un poquito ‘encerrado’. (…) Me enteré que partió el papá de Mario (…). Lamenté mucho no poder estar con él y su familia en este momento. (…) Les aseguro mi unidad y que ofrezco estos dolores por cada uno”.

Miércoles, 04 de junio de 2014: “Día intenso el de ayer. (…) Habíamos llamado al Focolar Femenino, porque necesitábamos hacer tiempo y el hospital está a dos cuadras. Un verdadero regalo. Almorzamos con las focolarinas, estuvimos charlando un rato largo, Noemí logró distenderse y llorar un poco. Una caricia del Eterno Padre. Recogimos el estudio y partimos a Maipú: no es quirúrgico. En cuanto llegue la medicación comenzaremos la quimio en ciclos de 21 días. No cerró como nos hubiera gustado, pero indudablemente ésta es la experiencia que debemos hacer. Les agradezco a cada uno por estar, más allá de las distancias. Ahora debo cuidarme bien de no contraer ninguna enfermedad, por lo que les pido que sigamos comunicados a través de este medio o por teléfono, para evitar el riesgo de contagio. Los mantendré informados. Un abrazo enorme a cada uno. Les confirmo mi unidad en Jesús abandonado”.

Jueves, 26 de junio de 2014 (después de una internación): “Ya desde ayer por la tarde estoy en casa. Feliz de ello, aunque siento debilidad… El objetivo ahora es recuperar fuerzas (…) Quiero agradecerles a todos y a cada uno la infinidad de gestos de cariño y de familia, las noches largas acompañándome, las escapadas, las llamadas… Todo esto me ha ayudado a tratar de mantenerme en pie a pesar de las dificultades. Sigo ofreciendo cada cosa por la vida de la Obra”.

Lunes, 07 de julio de 2014: “(…) desde hoy comenzaré un tratamiento de rayos de cuatro días, para ir ganando tiempo antes de la quimio, según nos decía el Oncólogo. Estoy bien, algunos días un poco molesto por la tos persistente, pero se puede llevar. (…) Un abrazo a cada uno y mi unidad”.

Martes, 05 de agosto de 2014: “Iba a escribir el finde, pero estuvimos angustiados y preocupados por la desaparición del papá de unos amigos, que apareció muerto ayer. Hemos tratado de estar cerca de ellos y esperamos poder acompañarlos en el velorio. Esta tarde me realizan la segunda quimio, teníamos dudas porque la semana pasada tenía el hematocrito muy bajo (21%), lo que me llevó a realizarme dos transfusiones. Gracias a esto me ha subido al 41% y podré continuar. (…) Estoy bien, recuperándome ya que he perdido mucho peso y estoy bastante débil, pero a pesar de algunos malestares, siento que voy mejorando de a poco. Aprovecho para leer, rezar el rosario cada día (los tengo a cada uno en mis oraciones) y trato de ofrecer estas pequeñas cosas por aquellos que están atravesando un momento difícil. Extraño mucho los encuentros, los retiros… espero pronto volver a participar. Les envío un saludo enorme, les confirmo mi unidad y estoy a disposición en lo que pueda serles útil”.

Cuenta Vicky Alvarellos: “El lunes 22/09 fuimos a visitarlo a su casa. (…) verlo con el oxígeno de un lado y el suero del otro, el color amarillento de su rostro… es fuerte. Pero creo que lo más fuerte es su mirada profunda que me quedó grabada en el alma. No podía no pensar en la fidelidad de Carlos a la vida cristiana. Su manera de vivir la enfermedad no se puede improvisar si uno no se entrena toda la vida en abrazar a Jesús Abandonado. Tuve la impresión de vivir un momento sagrado, me atrevería a decir de Paraíso generado principalmente por él, por la “normalidad” con la que la familia vive la enfermedad (evidentemente también están entrenados…) y también –creo– porque entre nosotros antes de entrar nos pusimos de acuerdo para tener a Jesús en Medio. (…) Pensaba en mí y este momento en que me preparo para dar el Sí para siempre, casi como un examen de conciencia. (…) Es un regalo de Jesús poder experimentar mis límites, mis impaciencias, mis buenas intenciones sin acciones, etc., etc. (…) me permiten ver una vez más quién soy yo y quien es El. Y la ascética es siempre más el amor a Jesús Abandonado. (…) Mirando a Carlos me quedaba esta impresión: que uno muere como vive, y que nada se improvisa… o como dice el Evangelio: “quien es fiel en lo poco es fiel en lo mucho”. Y un deseo nuevo de querer entrenarme en este amor a Jesús Abandonado, previsto e imprevisto… el siempre nuevo ejercicio de salir de mí misma para ir al encuentro del otro.”

Escribe Sergio Méndez: “Ayer tuve la sensación y la posibilidad de estar con Jesús Abandonado en persona, estuve allí, a su lado, mirándolo, escuchándolo, Jesús en un amigo, en un hermano que me regala hoy la Obra. Estaba ahí, en la cruz, con todo su dolor, en su abandono, pero sin decir nada, sin quejarse, sin reniego; es más: luminoso, sereno, con la palabra justa, pausado. Hablamos de nuestras familias, de nuestros hijos, de mi nieto, de nuestro presente. Tenía la sensación de estar en el paraíso y en el aquí y ahora a la misma vez. Nuestra charla fue simple, profunda, emocionante, pero siempre plena. Nos despedimos y salí de su casa pensando que me iba a desmoronar, que iba a llorar, que iba a insultar contra algo o alguien. Sin embargo sólo me salió agradecerle al Eterno Padre la posibilidad que me había dado de estar con su hijo, mi amigo, de poder compartir en su cruz, su dolor, su abandono y entender el misterio del amor del que todos somos parte”.

El 30 de septiembre, “por la mañana lo visitó el padre Mariano (Carrizo), comulgó y rezamos juntos –cuenta Noemí–. Ana (la hija) le leyó una meditación de Chiara, yo le comenté que le iban a poner su nombre al Taller de Electrónica de la escuela. En el momento de su partida estaba consciente, estábamos con Ana una de cada lado de la cama tomándole las manos y rezando. También estaban sus hermanos”.

Laura Carbonari: “Amigos, sabemos que Carlitos está realmente feliz, en el paraíso y eso nos deja tranquilos y en paz. Lo ponemos en tus manos, Jesús, sentimos muy fuerte su protección ahora que puede, como él quería, ayudar a todos… GRACIAS porque tuvo la fortaleza de continuar dando la vida incluso a través de la muerte, porque tuvo la paciencia de intentar una y otra vez amar y recomenzar, aun cuando las cosas no resultaban bien, porque tuvo siempre Esperanza de un Sueño grande como la unidad y la persistencia para cumplirlo no agitando ninguna discordia entre los que vivían con él, porque siempre tuvo la ocasión de ofrecer su sonrisa, su mano cálida, cada “asado y vino generoso” en su finca, y la sabiduría de esperarnos y de entendernos, más allá de las palabras. Nos incluyó en sus sueños, en sus cosechas, en su familia y seremos junto a él, Familia siempre…”.

Guillermo Chávez: “Realmente estoy muy sorprendido, son las sorpresas de Dios: momentos impensados. Lo que me alienta y me da la certeza de que está en el Paraíso, era un voluntario verdaderamente de Dios, un tipo con una gran profundidad de alma, radical y firme en sus convicciones. Su amor por la Obra era inclaudicable y estoy seguro que se ha preparado para este encuentro”.

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