Familias “mar adentro”

 
Los días de Semana Santa resultaron ser muy propicios para una Escuela de Familias Nuevas en Cunaco, Chile. Se alternaron momentos de formación, comunión, juego, sumergidos en la liturgia propia de esos días. Nos cuentan Cecilia y Raúl Dilascio, de Buenos Aires, quienes fueron invitados para compartir esa experiencia.
Cecilia y Raúl Dilascio
Cecilia y Raúl Dilascio

Fuimos invitados al Centro Mariápolis de Cunaco (Chile) para participar de la “Escuela de Familias Nuevas” en los días de Semana Santa, desde el afecto y la unidad que ya nos unían a algunas familias de Chile. Pero no sabíamos que recibiríamos un regalo tan hermoso.

En primer lugar el ser recibidos en Santiago por la Flia Sandoval, M. Isabel y Guillermo que nos abrieron la puertas del corazón y de su casa y familia con muchos gestos y momentos de comunión y alegría. En la capital tuvimos algunos encuentros con familias que están en primera línea en los Focolares. Comenzamos a conocernos más profundamente y sellamos con la mutua promesa de amor recíproco el inicio de la Escuela.

Tanto un paseo por la hermosa ciudad de Santiago como el almuerzo compartido en el focolar femenino han sido una oportunidad para conocer la vida de este hermoso pueblo, hoy abierto a muchas culturas latinoamericanas.

El Centro Mariapolis de Cunaco nos ha parecido, por su belleza y su presencia en el territorio una luz que va iluminando y animando a las familias y vecinos que hemos visto participando con nosotros en los días de Semana Santa y en varios momentos de la Escuela.
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El corazón de la hermosa experiencia de estos días han sido las familias de diversas ciudades de Chile, que con su unidad y donación han preparado un programa donde la realidad de Jesús abandonado, anclado en la vida de la Palabra era donado, luminoso y real como la clave para asumir los vínculos de padres en el camino de acompañar a nuestros hijos hacia la autonomía; descubriendo las oportunidades de un amor y cuidado capaz de amarlos y sostenerlos en las elecciones de apertura y socialización.

IMG_2032Acariciar los conflictos, reconociendo en ellos la oportunidad para tranformar los obstáculos de prejuicios y actitudes de individualismo en llaves para aprender la convivencia mediante llaves de escucha, valoración y lenguaje nacidos del amor desinteresado que renueva nuestra vida familiar,

La familia se ha mostrado desde los testimonios, juegos, diálogos una fuente de vida para recrear nuestros vínculos con un amor que sana dolores y sobre todo nos abre hacia otras familias y la sociedad que nos rodea.

Una característica luminosa ha sido la presencia de muchos niños y adolescentes que han compartido los momentos de reflexión, han animado las celebraciones de la rica liturgia de esos días con su creatividad, que daba realismo y profundidad a nuestra oración compartida, han enriquecido la experiencia de unidad con sus actividades, juegos y alegría, que fortalecían el clima de familia.

El mensaje de María Voce (presidente de los focolares) a la familias y las experiencias de compromiso social nos confirmaban la vocación de ser y donar esta vida del Evangelio, y por ello abrazando los dolores de nuestra sociedad herida, siendo y creando comunidad.

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Encontrarnos envueltos en esta vida de unidad, ha sido un regalo maravilloso que también ha fortalecido nuestro sí personal y de familia a dejar que sea Jesús quien tome nuestra pequeña barca y nos lleve mar adentro a encontrarlo y amarlo. Ahora tenemos también la fortaleza del calor y alegría que han dejado en nuestra alma cada familia de esta hermosa patria chilena.

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