Alicia Rodríguez

 
El amor que permanece (09-10-1952 / 02-09-2010)

Alicia RodríguezAlicia Rodríguez, focolarina casada de San Miguel (Provincia de Buenos Aires, Argentina) llegó a la casa del Padre el 2 de septiembre de 2010.

Había nacido el 9 de octubre de 1952 y era la más chica de 6 hermanos.

Había participado activamente en varios grupos de la Iglesia local y en uno de esos se había encontrado con Edgardo con quien se casaron en 1977.

Conoció el espíritu de los Focolares en 1986. Así lo cuenta ella: “He vivido siempre unida a la Iglesia, pero nunca me había encontrado con personas que vivieran el Evangelio como hacían en el Centro Mariápolis de José C. Paz. Podía intuir que era una revolución. En 1989 -continúa- escuchando a una focolarina casada, me atrajo la vida sobrenatural que transmitía. Un año más tarde escuché a Lía Brunet hablando de Jesús Abandonado y comprendí que El daba sentido a mi vida, hasta ese momento me había parecido vacía. Fue impresionante: pude ‘donarle’ mis manos vacías de hijos”

Fue la primera focolarina casada del Centro Mariápolis de José C. Paz. Con su presencia dió una generosa y concreta contribución a la vida de Jesús en medio.

Ella y Edgardo, voluntario, fueron los referentes de la comunidad de San Miguel y José C. Paz, participando activamente en el Movimiento Familias Nuevas y trabajando activamente en la Diócesis.

Alicia siempre fue entusiasta de la belleza de la naturaleza, “donde -confiaba en una carta en el 2000- se puede palpar el Ser que la creó”.

En los primeros meses del 2010 comenzó a evidenciar problemas de salud. La carrera se aceleró y su amor se hizo más delicado. En mayo tuvo momentos muy duros que la pusieron ante la posibilidad de morir. En un retiro del que pudo participar le confiaba a sus compañeras de focolar: “Tengo una sola palabra para decir: gracias. En estosd ías sentí que el final se acercaba. Recibí una gracia y le dije a Jesús: ‘Si lo quieres, llevame contigo, tal vez es el momento justo, pero no quiero hacer sufrir a quienes amo’. Sentí muy presente a Jesús y a toda la familia de la Obra”.

Alicia había recibido esta Palabra de Vida: “Si nos amamos recíprocamente, Dios permanece en nosotros (1 Gen 4, 12) y la vivió en todo momento, particularmente en el período de la enfermedad.

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