Familias, vacaciones y… escuela

 
Una iniciativa de Familias Nuevas en las Sierras Cordobesas que en su segunda edición superó todas las expectativas.

“Escuela de Familias en Vacaciones”. “Escuela” y “vacaciones”: dos términos que parecen no estar mucho en consonancia entre sí. Sin embargo ese era el título que entre el 19 al 27 de enero 2019 congregó a 30 familias con 45 hijos de 21 a 0 años en el Centro Mariápolis de Alta Gracia. 105 personas en total. Casi una pequeña aldea variopinta en edades y realidades.

“Las familias del barrio nos recibieron con una riquísima choripaneada y una calidez desbordante -cuentan-. Nos hicieron sentir a todos que estábamos en el lugar justo y experimentamos la metodología de la escuela: el amor reciproco”.

El programa contempló cuatro momentos de profundización de la espiritualidad de la unidad aplicada a temas de interés para las familias como los conflictos, la economía, la educación de los hijos.

Los chicos simultáneamente tenían su escuela preparada con amor y dedicación por familias que participaron el año pasado. Mientras que para los adolescentes hubo dos encuentros: uno para profundizar el tema de Dios Amor y un taller sobre bullying.

El programa se completaba con recorridos ecológicos, picnic en el río, pileta, juegos, mateadas, caminatas organizadas por Mario y Laura (prof. de Educación Física), y mucho tiempo libre. Todas posibilidades para poner en práctica las propuestas compartidas.

“A pedido de algunos tuvimos una hermosa misa donde renovamos el Sacramento matrimonial, otros el compromiso de reelegirse y amarse con este amor sin medidas, y los que estaban solos, el propósito de perdonar y sanar vínculos”, cuentan Ricardo y Liliana.

No hubo maestros. Uno solo fue El Maestro y cada uno un verdadero don para los demás. Por supuesto que no faltó la noche de talentos. Una fiesta de familia.

A la hora del balance final, van surgiendo expresiones como en la primavera cuando un árbol se cubre de flores:

“Donde estábamos alojados brotó una vertiente. Y el agua purifica, es vida, limpia. Veníamos un poco sucios en nuestra relación, cubiertos de polvo, silencios largos, mal humor, sin paciencia con los chicos. La Escuela ha sido como agua que nos ha renovado, nos ha purificado. Viendo a otras familias intentar vivir en el amor, escuchar las experiencias, profundizar este carisma, ha renovado fuerte mi vocación de ser familia, mi deseo de amar concretamente”.

“Me llevo el sello de la diferencia cuando en una familia no se trabaja el vínculo, o no se le dedica el tiempo, y cuando si. Cuando decidimos amarnos todo se ilumina, se gestan nuevas cosas, alegría, conversación, chistes… cuando no está este amor, la casa está vacía, no pasa nada. Construir la parte hermosa requiere esfuerzo, más tiempo y amor entre nosotros. Decidir juntos tiene una gran potencia”.

“Haber hecho la opción de venir es un acto de la militancia del amor. Yo no soy creyente, no me encomiendo a Dios. Pero adhiero a la cuestión de militar esta forma de vida. Ser mejor persona, celebro que haya sido tan fructífero. Pudimos ver lo oscuro y lo claro, todo lo que tenemos ha salido a la luz y lo podemos poner común”.

“Algunas familias expresaron el deseo de repetir esta experiencia en sus provincias” -agrega Iris-. “Muchos partieron con la convicción de que está vida es para todos, que debemos ser transmisores”.

 

Normas(500)