Una Asamblea en tiempos de Coronavirus

 
Se realizó la Asamblea Zonal de los Focolares del Cono Sur donde fueron elegidos los representantes para la Asamblea General que se realiza cada seis años donde se renuevan todas las autoridades y se proyecta el próximo sexenio.

Faltando 15 días para el 21 de marzo, fecha fijada con varios meses de anticipación, estaba todo preparado para realizar la esperada Asamblea en la Mariápolis Lía. Se mezclaban el deseo y la alegría de encontrarse con quienes hacía mucho no se veía y el frenesí que producen los detalles de último momento. Serían 4 días de retiro, evaluación, proyección y finalmente las votaciones para elegir a las 6 personas que nos representarán en la próxima Asamblea General. El programa perfectamente definido, los pasajes de quienes llegaban de Chile, Paraguay, Uruguay o ciudades más lejanas de Argentina ya reservados y pagados… en fin toda la logística preparada para que las 380 personas convocadas (el Consejo de zona y todos los focolarinos y focolarinas) pudieran estar en la Mariápolis ese sábado a las 9 de la mañana cuando se comenzara.

Contemporáneamente comenzaron a llegar noticias de la difusión del Coronavirus. Los acontecimentos se precipitaron y primero fue descartada la posibilidad de reunirse todos en un lugar. Mientras tanto desde el Centro del Movimiento en Roma nos comunicaban que habiendo hecho las consultas pertinentes ante las autoridades del Vaticano (ya que regimos por las normas del Derecho Canónico) existía la posibilidad de realizar las votaciones con un sistema telemático fiscalizado por el mismo Centro. Los últimos días, luego de la declaración de la pandemia, y ante la inminencia del aislamiento social (más conocido como cuarentena) ya no se podría salir de casa. De ese modo nadie podría “ir” a la Asamblea, sino que la Asamblea debería “ir a la casa de cada uno”.

Se redujo el programa para adaptarlo a las circunstancias imperantes y el domingo 22 de abril, a las 8,30 el zoom (programa que permite video conferencias) comenzó a llenarse… Cinco, veinte, setenta, ciento treinta, doscientas pantallas: ¡un espectáculo maravilloso! Con la alegría del encuentro y participación total, a las 9 se silenciaron los micrófonos y comenzó el retiro. Presentaciones, un momento de silencio para un coloquio profundo con Jesús, una zambullida en la experiencia del “Paraíso del ‘49” de la mano de Gabriel Ferrero desde La Plata y Soni Vargas desde La Paz, Bolivia. Inmediatamente se generó un intercambio que siguió luego en pequeños grupos.

A las 15 nuevamente conectados y Norberto Cartechini, desde la Mariápolis Lía, nos habla sobre “El discernimiento comunitario”. Una reflexión que nos prepara para el acto que realizaríamos al día siguiente. También allí el intercambio es abundante. Siguió un breve momento para individualizar las 3 características más importantes que tendría que tener quien eligiéramos para representarnos en la Asamblea General. A través de un formulario de Google cada uno se expresó y surgió una nube de palabras donde primaban: escucha, apertura, humildad, proactivo…

Después de recordar algunos pasos de participación general antes de la Asamblea, concluimos el día con la Santa Misa, celebrada por el P. Mariano Carrizo desde Mendoza y animada por el coro de la Mariápolis Lía.

El lunes 23, antes de dar paso al proceso eleccionario, Gladys Giudicati, desde Salta nos invita a reflexionar con algunas respuestas de Chiara Lubich, grabadas en video, sobre la importancia de nuestros Estatutos. De la comunión de impresiones que sigue se pone en evidencia que los mismos deben encarnarse cada vez más en nosotros, convertirse en Palabra viva.

El resto de la mañana y la primera parte de la tarde estuvo dedicado a las votaciones. Se trataba de elegir, según lo especificado en los Estatutos, a dos focolarinas y dos focolarinos de votos perpetuos y a una focolarina casada y un focolarino casado con promesas perpetuas. No había ninguna indicación, cualquier focolarina o focolarino que reuniera esas condiciones podía se elegido. En la primera votación surgieron tendencias que en las dos siguientes se fueron afirmando.

Al caer de la tarde fueron presentados a toda la Asamblea los representantes elegidos, quienes formalmente aceptaron el nombramiento:

  • Paula Luengo (Chilena, en el focolar de Santiago de Chile)
  • Paula Renata González (Argentina, en el focolar de Santiago de Chile)
  • Diana Durán (Focolarina casada paraguaya en el focolar de Asunción, Paraguay)
  • Elbio Danilo Olivera (Argentino en el focolar de Rosario, Argentina)
  • Alberto Darío Russi (Argentino, en la Mariápolis Lía, Argentina)
  • Gerardo Walter Cilintano (Focolarino casado uruguayo en el focolar de Montevideo, Uruguay)

Participarán en la Asamblea General junto a los dos delegados de la zona Cono Sur: Griselda Imvinkelried y José Antonio Polimeni
Luego más comunión y la Santa Misa celebrada desde Santiago de Chile por el P. Emmanuele Colombo con el acompañamiento del coro de las focolarinas del Centro Mariápolis de Cunaco (Chile). “Aún si cada uno estaba en su casa, la sensación real era de estar en una hermosa catedral”

Había llegado el momento de poner punto final, pero se hacía difícil hacer click para desconectarse. Los saludos como un gran abrazo virtual se sucedían unos a otros, por el chat “corrían” las impresiones: “Una alegría sobrenatural y enorme”; “Gracias! Hemos contemplado la historia, desde adentro!”; “Gracias a cada uno y cada una por esta maravillosa verificación y puesta en práctica de la visión profetica de Chiara”; “Bellisimo momento de Paraíso!”; “¡Gracias por estos disas de plenitud!”; “Siento la presencia del Espíritu Santo en todo lo vivido. Seguimos en su escucha por la Asamblea y por lo que viven nuestros países”.

Lo que parecía imposible se realizó. Un verdadero “milagro” de los tiempos actuales. Cuando se produce el contacto de persona a persona, de “alma a alma”, de comunión profunda, las distancias y los instrumentos que permiten ese encuentro, desaparecen y nos encontramos, todos, en un mismo lugar. Una vez más se verifica eso de que “para Dios nada es imposible”.

Pero ya es hora de cortar: …cinco, cuatro, tres, dos, uno, click!

 

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