Juan Manuel Barbé Algorta FDP

 
"Ave María y adelante" (18 de diciembre de 1944 - 13 de julio de 2020)

El Padre Juan Manuel pertenecía a una familia profundamente cristiana. Nos contaba con gran emoción que todas las tardes se juntaba toda la familia para rezar el rosario. Este era un momento profundo que marcaba el día.

Conociendo el Movimiento, después de cada encuentro se sorprendía del hecho que no volvía más “focolarino” sino más “orionino”. Esto lo repetía frecuentemente, inclusive los últimos años. Era uno de los motivos de su profunda gratitud a Chiara.

Amaba muchísimo la Obra y siempre se preguntaba que más podía hacer por ella. Tenía una fe y un amor grandísimos por el Carisma de la unidad, lo consideraba un don de Dios para toda la Iglesia y la Humanidad.

Tenía una profunda confianza en la Providencia que sabía irradiar a los que estábamos cerca de él.

Podemos decir sin temor de equivocarnos que padre Manuel ha sido el primer benefactor de la Obra en Uruguay.

Lidia Roba, focolarina uruguaya, nos cuenta: “Manuel siendo un joven sacerdote, se desvivía por ayudarnos a los y las ven de esa época buscando transporte, providencia para los congresos, celebraba nuestras misas gen y durante su homilía daba espacio a que los gen contáramos experiencias de la Palabra de Vida.” Cuando alguien le hacía notar esta generosidad él respondía: “El Movimiento ha sido siempre mi casa, mi lugar.” Esto pone de manifiesto por un lado su amor y por otro su humildad. Humildad y Caridad es perfectamente una síntesis de lo que fue Manuel.

p. José David Palumbo OMI, nos dice: “Inolvidables mis visitas al Cotolengo, en Montevideo y en La Floresta. Antes la ‘visita guiada’ a los hermanos enfermos y luego compartíamos el almuerzo con la comunidad. Disfrutaba particularmente de estas visitas”. Siempre iba a todos lados con alguno de los internos del Cotolengo, reuniones, encuentros familiares etc. Los trataba realmente como a sus hijos, al punto que cuando salía de vacaciones, se llevaba siempre a algunos con él.

Era muy exigente en la vida de unidad. Marcelo Arcos, sacerdote focolarino de Montevideo, nos cuenta: “Recuerdo que muchas veces, después de hacer la meditación sobre un texto de Chiara, él nos pedía que hiciéramos comunión de almas, que era mucho más que una reflexión o ideas, porque estaba convencido que era algo bien propio del carisma que no podíamos perder y el daba siempre el primer paso y el ejemplo”.

Era un constructor de la unidad y sabía generar la presencia de Jesús en medio con su comunión y sus actos de amor concretos.

Siempre fiel al encuentro anual de los religiosos de la Obra que se hace en la Mariápolis Lia, y también a los encuentros mensuales. Trataba de estar presente siempre. Si por algún motivo no lograba asistir lo comunicaba antes asegurándonos toda su unidad. Una fidelidad que conservó hasta el final.

Lo recordamos agudo, perspicaz, de un humor extra fino, profundo, sobrenatural, siempre sonriente, de pocas palabras y miradas que decían mucho, casi como una invitación constante a tener Jesús en medio.

En el último mensaje que envió al grupo de WhatsApp de los primos Barbé, sus sobrinos, el día del padre, su último día entre nosotros, escribía: “El Padre común es Dios, por eso lo invocamos como ‘PADRE NUESTRO’”.

¡Gracias Manuel! Repetimos contigo la frase que aprendiste de don Orione: “¡Ave María y adelante!”. Te sentimos un verdadero protector del Movimiento en Uruguay y te confiamos toda la Obra de María que tanto has amado.

Toda la comunidad de Uruguay

 

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