Roberto Francisco “Toto” Chiappero

 
Gerente de banco y compromiso social 6 de abril de 1938 - 8 de marzo de 2011

El día 8 de Marzo de 2011, serenamente y con una profunda paz que se expresaba en su rostro, Roberto Francisco Chiappero , conocido por todos como “Toto”, partió para la “Mariápolis Celestial” rodeado por el amor de su esposa, hijos, nietos y muchos amigos que lo apreciaban.

Había nacido en El Trébol (Santa Fe, Argentina) el 6 de Abril de 1938, en el seno de una familia humilde y trabajadora con sólidos valores cristianos.

Desde joven, apasionado por el deporte, después de concluir sus estudios secundarios, se inicia en la administración Cooperativa, y así en el transcurso de los años llega a ocupar altos cargos en un Banco Cooperativo al que se dedicó con pasión y responsabilidad.

Después de un período muy difícil que lo llevó a alejarse de sus prácticas religiosas que había recibido de sus padres, por el testimonio de su esposa Mirta (adherente) y de su hijo Daniel (Gen 3 muy comprometido) se reencuentra con Dios y en el año 1975 toma contacto con la Obra de María participando de la Palabra de Vida y de las Mariápolis. Desde el primer momento su adhesión fue total y hace una radical elección de Dios que transformó completamente su vida. Siendo a partir de ese momento un verdadero testimonio en el ámbito de su trabajo y en toda la sociedad en la que estaba comprometido.

Su exigencia que fue creciendo en el tiempo, lo lleva a replantearse su vocación en la Obra de María y comienza a participar del Núcleo de Voluntarios que se encontraban en su ciudad, además de los Cursos de formación llegando así a ser por un largo período el responsable de su Núcleo en donde fue un constante constructor de unidad y fiel custodio de Jesús en medio.

De carácter más bien fuerte con lo que debió luchar constantemente, siempre manifestaba con mucha humildad en el núcleo, que daba inmensas gracias a Dios por haberle hecho descubrir el Ideal de Chiara, aceptando este rostro de Jesús Abandonado, de lo contrario quizás lo que hubiese sido de su vida

Este esfuerzo abrazado y asumido por amor a Jesús Abandonado, fue haciendo de él una persona humilde y sumamente generosa.

Sus exigencias lo llevaron a comprometerse con su parroquia como Ministro Extraordinario de la Eucaristía, visitando a enfermos, miembro del Consejo Pastoral Parroquial cumpliendo su función en el Consejo Económico con verdadera dedicación y amor, siendo un verdadero ejemplo de responsabilidad. Con los demás voluntarios de su Núcleo fundaron el “Hogar de Tránsito para niños y adolescentes en situación de riesgo”; obra a la que se dedicó plenamente dando lo mejor de sí mismo con amor y sacrificio hasta sus últimos días de vida.

Formó parte del primer Consejo de Administración del Polo Industrial “Solidaridad” de la Mariápolis de 0’Higgins que responde a los principios de la Economía de Comunión.

En el 2006 se le diagnostica una enfermedad irreversible en las vías respiratorias. Al recibir la noticia de su médico, con mucha naturalidad le dice: “Si es voluntad de Dios, aprenderé a convivir con esta enfermedad” . Si bien se sometió al tratamiento indicado, que con el tiempo fue limitando sus fuerzas, siguió con su vida normal y en ningún momento dejó entrever sus dificultades, evitando hablar de su enfermedad para no pesar sobre los demás.

La Misa y Eucaristía diaria, además del Rosario y meditación que hacía con su esposa, fueron la fuente que alimentaba su fe y acrecentaban su vida de piedad.

En los últimos tiempos sus dificultades respiratorias se fueron acentuando, pero nunca perdió su optimismo y ganas de vivir sin disminuir sus actividades.

Aceptó como voluntad de Dios ser internado para someterse a un tratamiento intensivo, y poco a poco su estado se fue agravando sin perder el conocimiento agradecía a todos con la poca voz que le quedaba, trasmitiendo una gran paz. Cuando le manifestábamos que teníamos Jesús en medio como nunca y que toda la Obra estaba con él rezando, con una gran sonrisa decía: “Agradézcanle a todos… a todos “ . En un momento le dice a Luis que lo visitaba asiduamente: “Para la Pascua estaré bien… estaré con ustedes”, seguramente refiriéndose a “su Pascua eterna”.

Unos días antes de su partida, vinieron a visitarlo tres voluntarios de de Rosario, sólo un breve momento ya que le habían prohibido recibir visitas, pero le hizo señas a Marcelo para que se le acercara y le dijo: “Ofrezco todo por el Retiro de los Voluntarios”, que comenzaba en Paraná al día siguiente.

El amor de su familia y de sus amigos lo sostuvo hasta el final y así la Virgen por quién tenía un amor muy especial, vino a buscarlo en el sueño, sin que se diera cuenta.

Su funeral fue una verdadera fiesta de Jesús en medio, acompañado por familiares y muchos amigos, además de casi todos los voluntarios de esta zonita que habían concluido su Retiro el día anterior. El sacerdote que celebró la Misa con dos Diáconos, se emocionó mucho y puso en evidencia el testimonio que como familia y como cristiano comprometido había dado Roberto.

Para la comunidad de El Trébol fue la manifestación de la gracia de Dios, y quedará como un ejemplo perdurable del fruto de santidad que produce el Carisma de la Unidad.

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