Palabra de vida Mayo 2023

 
“Ámense cordialmente con amor fraterno, estimando a los otros como más dignos.” (Romanos 12, 10)

 

La Palabra de Vida de este mes pertenece a la rica y profunda carta del apóstol Pablo a los romanos. Presenta la vida cristiana como una realidad en la que predomina el amor, un amor gratuito e ilimitado con el que Dios ha colmado nuestros corazones y que, de nuestra parte, nosotros donamos a los demás. Para hacer más eficaz su significado él aúna dos conceptos en una única palabra, philostorgos, que encierra dos características particulares del amor que caracterizan la comunidad cristiana: el amor entre amigos y el amor familiar.

 

“Ámense cordialmente con amor fraterno, estimando a los otros como más dignos.”

Detengámonos en especial en el aspecto de la fraternidad y de la reciprocidad. Tal como escribe Pablo, quienes pertenecen a la comunidad cristiana se aman porque son miembros los unos de los otros (12, 5), que tienen como única deuda el amor (13, 8), que se alegran con quienes están alegres y lloran con quienes lloran (12, 15), no juzgan y no son causa de escándalo (14, 13).

Nuestra existencia está estrechamente relacionada con la de los demás y la comunidad es el testimonio vivo de la ley del amor que Jesús trajo a la tierra. Es un amor exigente que llega hasta el punto de dar la vida los unos por los otros. Es un amor concreto, teñido con mil expresiones, que quiere el bien del otro, su felicidad. Así se alcanza la plena realización entre hermanos, que es adelantarse a apreciar cada uno las cualidades de los demás. Es un amor que atiende las necesidades de cada uno, que se esfuerza para que nadie se quede atrás, que nos forja responsables y activos en el ámbito de la vida social, cultural, en el compromiso político.

 

“Ámense cordialmente con amor fraterno, estimando a los otros como más dignos.”

“Atendiendo a las comunidades del primer siglo vemos que el amor cristiano, que se iba extendiendo indistintamente a todos, tenía un nombre, se lo llamaba filadelfia, que significa amor fraterno. En la literatura profana de la época este término era usado para indicar el amor entre hermanos de sangre. Nunca se lo empleaba para señalar a los miembros de una misma sociedad. Solamente el Nuevo Testamento hacía la excepción”[1]. Muchos jóvenes sienten la exigencia de entablar “una relación más profunda, más sentida, más verdadera. Y el amor recíproco de los primeros cristianos tenía todas las características del amor fraterno, en la fuerza y en el afecto”[2].

 

“Ámense cordialmente con amor fraterno, estimando a los otros como más dignos.”

Algo que caracteriza a quienes pertenecen a estas comunidades que viven el amor recíproco es que ellos no se encierran en sí mismos, sino que están dispuestos a afrontar los desafíos reales que se presentan en el contexto donde actúan.

J. K., de nacionalidad húngara, padre de tres hijos, puede finalmente permitirse adquirir una vivienda, pero debido a un accidente no tiene los recursos económicos y la capacidad física para reformarla solo. Fue así que la comunidad de los Focolares se puso en movimiento, concretando el proyecto #DareToCare[3], propuesto por los Jóvenes por un Mundo Unido.

Él cuenta con entusiasmo la carrera solidaria que surgió para sostenerlo concretamente: “Muchos vinieron a ayudarme, en tres días pudimos rehacer el techo de material”. Para los trabajos contribuyeron económicamente algunas personas de la República Checa. Un gesto que hizo visible una comunidad más amplia, superando incluso las distancias”[4].

 

Patrizia Mazzola y equipo de Palabra de Vida

 

 

NOTAS

[1] C. Lubich, Conversaciones con los Gen, 1999.

[2] Ibid.

[3] “Atreverse a cuidar”.

[4] Extraído y reeditado del artículo “Serbia: construir una casa, ser un hogar”, www.unitedworldproject.org.

 

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