Marcin Zygmunt proviene de Polonia, es un matemático especializado en la Teoría del Juego, da clases en la Universidad de Cracovia: “Nosotros matemáticos estamos acostumbrados a razonar sólo en nuestro sector. Aquí se pone de relieve la multidisciplinariedad”. Maria Do Socorro Malatesta, docente de Psicología y Sociología, acaba de recibir un premio de la Universidad de Cabo Frío (Río de Janeiro), por una investigación conducida en un área desfavorecida de la región, para estudiar los factores socio-antropológicos que inciden en el uso de psicofármacos. El Padre Gennaro Cicchese, pasa 7 meses al año en Italia y 5 en Senegal, desde hace más de 5 años se mueve entre los dos continentes y da clases de antropología filosófica en Roma y en Dakar. Yukiko Yamada, un japonés de 31 años, vive en España y trabaja en cooperación internacional.

Son algunos de los rostros y de las voces de los trescientos participantes provenientes de 26 países (que comprenden África, Medio Oriente, Australia) que, representando disciplinas diferentes, se reunieron en días pasados en Italia, junto con el centro de estudios interdisciplinarios de los Focolares, fundado por Chiara Lubich en 1990 y que tiene el nombre de Escuela Abbá.

El objetivo de este centro de estudios es profundizar, a nivel científico, las intuiciones originarias del Carisma de la Unidad, ligadas a la experiencia mística vivida por Chiara Lubich en el verano de 1949. Con una metodología propia: la “inmersión” completa en el pensamiento el uno del otro, para llegar a penetrar en las razones y en el patrimonio de cada uno y así “pensar” iluminados por la presencia de Jesús en medio de aquellos que están unidos en Su nombre (Mt 18, 20).

Por lo tanto este “método” es el fundamento de la original experiencia cultural de los 300 participantes, cada uno con un bagaje muy distinto, además de ser cristianos de distintas Iglesias y de 22 áreas disciplinarias: literatura y artes figurativas, arquitectura y derecho, medicina y política, psicología y ciencias de la comunicación, economía, pedagogía y ciencias naturales, para no nombrar todas las que se refieren al área filosófica y teologica y a los diálogos ecuménico e interreligioso.

El programa fue una continua sucesión de las “lecciones” realizadas por las misma Chiara Lubich a los miembros de la Escuela Abbá
entre los años 2002 – 2004, centradas, en especial, en el aspecto antropológico, y alternadas con un panel en el que varios investigadores presentaron estudios relativos a sus respectivas disciplinas. Por parte de la filosofía Anna Pelli, presentó “Puntos de reflexión sobre el núcleo ontológico de la persona”, el teólogo irlandés Brendan Leahy sobre “Antropología eclesial en el pensamiento de Chiara Lubich en 1949”, el comunicólogo Michele Zanzucchi presentó el tema “La persona comunica con el silencio y con la palabra”, y todavía, Simonetta Magari  quien investigó  sobre “La persona como relación en la perspectiva psicológica”.

Otras reflexiones originales tocaron el aspecto lingüístico, como la de Maria Caterina Atzori “Del lenguaje a la antropología de Chiara Lubich”, el económico, como la de Luigino Bruni y sus “Aspectos sobre la idea del sujeto agente de relaciones en la economía”, y la artística con la compositora Thérèse Henderson: “La creatividad de la persona, eco  de la creatividad de Dios”. Justo para citar algunas. Los paneles se intercalaron con momentos de reflexión grupal, ya sea interdisciplinarios que por áreas temáticas.

De parte de María Voce, Presidente de los Focolares, quien por años fue miembro de la Escuela Abbá por la disciplina del Derecho –María Voce es abogada-, la invitación a los 300 estudiosos a trabajar para extraer las líneas doctrinales que emergen de este carisma, “sin pretender terminar, sino sólo empezar, conscientes de tener entre manos un don para el bien de la humanidad”. “Un compromiso serio de trabajo”  cuyos resultados se verán también porque son fruto de la vida de todo el Movimiento de los Focolares. Una relación entre vida y pensamiento de la cual no se puede prescindir.

¿Una proposta realmente accesible a todas las culturas? Contesta Philippe Hu, chino de Hong Kong, docente de lingüística general en la Fu-Jen University de Taiwan, quien en los últimos meses se ha dedicado a la traducción de algunos textos de Chiara Lubich de 1949. “Es accesible, pero se necesita un método. El método es el que practica esta comunidad de estudiosos. Así el milagro de entenderse sucede. Esto los chinos lo entienden y lo aprecian”. La composición internacional y multicultural de la platea lo confirma.

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