«El escenario nacional e internacional nos desanima. Los Bienes civiles de igualdad y fraternidad existen, ¿pero dónde se ponen en práctica? El hecho que estemos aquí es ya un modo de realizarlos y demostrar que no son ideales utópicos». Con estas palabras se inauguró el congreso “En búsqueda del bien común… para custodiar el patrimonio de la humanidad”, desarrollado el 5 y 6 de marzo en Roma. Las pronunció Marcella Ferrari, presidenta de la AMU (Asociación sin fines de lucro, ‘Acción por un Mundo Unido’), que promovió el evento y celebraba, con la ocasión, veinticinco años de actividad.

Esta ONG nacida en 1986, se inspira en la espiritualidad del Movimiento de los Focolares y se propone difundir la cultura del diálogo y de la unidad entre los pueblos, mediante la realización de proyectos de cooperación para el desarrollo en los cinco continentes y numerosas actividades formativas y de educación para el desarrollo.

Para festejar una meta tan importante, la AMU quiso dar la palabra a algunas realidades de Brasil, Burundi, Líbano y de países de Europa, con los que ha colaborado a lo largo de estos años. Se reunieron juntos representantes de muchas comunidades y asociaciones que, gracias a la AMU, no sólo han podido aprovechar sencillamente las ayudas para el desarrollo, sino que se han beneficiado al asumir una conciencia colectiva de sus propios derechos y potencialidades.

A las intervenciones de profesores y expertos en el tema, respondieron a alrededor de doscientos, entre colaboradores de la Asociación y simples ciudadanos, que acudieron al evento con sus consideraciones y preguntas. Nació una general y renovada voluntad de proseguir y emprender el camino de la tutela del bien común, como el ambiente, el agua, la flora y la fauna, pero también los derechos humanos, la fraternidad y la paz.

Entre las intervenciones se destacó la del Prof. Luigino Bruni –responsable central del proyecto de Economía de Comunión– quien recordó que el concepto de bien común, que entró en crisis con la modernidad, ahora es anunciado nuevamente por algunas ‘minorías proféticas’ que promueven el cambio y han redescubierto el ideal de la fraternidad.

Stefano Zamagni, profesor de Economía Política en Bolonia, en una apasionante intervención propuso la solución comunitaria de la administración del bien común, llamando en causa a la sociedad civil y a la empresa civil considerándolos los instrumentos más aptos para este fin.

Y después muchos otros aportes: desde el de la investigadora Preeyanoot Surinkaew sobre la economía en el budismo, hasta el de Rosario Lembo (Secretario Nacional del Comité para el Contrato Mundial sobre el agua) o el de Telma Rocha (Fundación Avina, para la tutela del agua en Brasil); del de los profesores Vincenzo Buonuomo y Alberto Lo Presti, al de Guido Barbera Presidente del CIPSI, que coordina alrededor del 40 asociaciones de cooperación internacional.

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