“La política –decía Chiara Lubich en su mensaje para el Encuentro Latinoamericano de Intendentes, realizado en Rosario, Argentina, en 2005– es el fondo que da palabra, posibilidad y armonía a todos, de manera especial a aquellos que no tienen voz.”

En torno a estas palabras, que todavía resuenan como recién escritas, se reunió la comisión Nacional del Movimientos Políticos por la unidad (MPPU) argentino con representantes de las distintas regiones del País, para profundizar las líneas de acción que se proponen para el año que está iniciando.

Unas 30 personas, algunos comprometidos desde la primera hora del MPPU, otros que se fueron uniendo a través de alguna actividad o, también como en el caso de los más jóvenes que llegaron por medio de las Escuelas de Política que el Movimiento sostiene y promueve en distintas ciudades del País. A ninguno le falta entusiasmo, garra, dedicación, aun si todos son conscientes de que a pesar de sus 10 años de vida y una profusa actividad el MPPU está dando sus primeros pasos. El marco de la Mariápolis Lía permite un ámbito de encuentro y trabajo especial para la ocasión.

Tres días, del 26 al 28 de febrero último, que permiten adentrarse en los 3 ejes que se han propuesto como programa de acción: 1. Fortalecimiento de la vocación política: acompañamiento, foros temáticos y diálogo de políticos; 2. Formación de Jóvenes para la interpretación política desde todos los ámbitos de la ciudadanía, y 3. Espacios de encuentro y diálogo e iniciativas.

En las provincias y en muchas ciudades -dice Cecilia Dilascio, presidente del MPPU-, hay políticos con quienes estamos iniciando o continuando espacios de diálogo pero que deben dirigirse siempre más a profundizar la propuesta y temas de agenda política como medio ambiente, democratización de partidos políticos, reforma constitucional, temas de mega minería o defensa de la vida,  pero también un espacio de cercanía donde compartir las experiencias y dificultades de la gestión”.

Juan José, joven egresado de la Escuela de formación política agrega: “tenemos que acompañar a los jóvenes que egresaron y que están ocupando cargos públicos, para que la vorágine de la actividad diaria en la función pública no apague en ellos la experiencia de fraternidad que hemos hecho y que puedan contagiar a otros”.

Mirando hacia adelante, y de eso se trata, queda el objetivo primordial, como ya lo expresaba Chiara Lubich en su mensaje citado más arriba, de “pasar paulatinamente -como lo sintetiza el Dr. Angel Villagra, de Córdoba- de la fraternidad en política a políticas de fraternidad”.

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