Alegría de servir
Cuando, después de muchos tratamientos inútiles, murió nuestro hijo, para mi esposa empezó un período de depresión, debido al cual incluso ver a los otros niños le causaba sufrimiento. Poco a poco nos aislamos y la vida perdió su color. Un día conocimos una comunidad donde se leía y se ponía en práctica el Evangelio. Una frase, en especial, le cambió la vida: “Hay más alegría en dar que en recibir”. Ella quedó profundamente impresionada. Después de un período de reflexión, volvió a trabajar como asistente en un centro de pediatría oncológica. A partir de ese momento se recuperó rápidamente. Un día me confesó su alegría de servir a los otros niños.
R. A. – Francia

La zapatera
Por motivos de salud me vi obligado a permanecer algunas semanas en casa. Para mantenerme ocupado, construí una zapatera, pero el resultado fue que me deprimí porque me parecía que estaba llena de defectos. Mi esposa en cambio no hacía más que elogiarla, y lo mismo hacían los niños. Quizás en realidad no era tan despreciable. Animado, cree otros objetos útiles. Cuando regresé al trabajo, sentí una auténtica alegría de volver a ver a mis colegas. El amor me había sanado.
S. V. – República Checa

Carro nuevo
No valía la pena reparar nuestro auto viejo, pero no nos podíamos permitir uno nuevo. Tenemos una hija autista que no puede viajar en medios públicos, ni caminar mucho. Con la fe de quien ya ha obtenido, rezamos pidiendo una solución. Tiempo después, los amigos de la parroquia encontraron para nosotros un automóvil usado pero en excelentes condiciones. Una vez más no nos faltó la ayuda de Dios.
R. C. – Gran Bretaña

Sin llaves
Debido a la gran pobreza y desocupación de en nuestra isla hay muchos ladrones. Una noche la pequeña Nanou, mientras los papás estaban fuera de casa, salió para participar en un encuentro en la parroquia. Como no tenía llaves de casa dejó entreabierta la puesta con un ladrillo y se confió en Jesús. Al regresar encontró en la calle a sus papás que estaban regresando. El papá se enfureció al encontrar la casa abierta. Pero delante de la fe de la hija, que lo invitaba a confiar en Jesús, no pudo replicar. Sobre todo porque no sucedió nada malo.
D. R. – Madagascar

Soy Libre de Amar
No le había prestado atención a los primeros síntomas. Disminución del tono de voz, dolor de espalda, dificultad para tragar, pérdida del equilibrio, caídas accidentales, ruptura del tabique nasal. Después, el 13 de junio de 2016, en Bolonia me diagnosticaron la ELA, Esclerosis Lateral Amiotrófica.    El médico me dijo pocas palabras y me dio una escueta carta con un código. ¿Por qué yo? Durante días me venían a la mente las palabras de Pablo de Tarso: “Estamos atribulados, mas no angustiados; en apuros, mas no desesperados…”. Releyendo por enésima vez esa sigla pensé, SLA (sigla en italiano), también puede significar “Soy Libre de Amar”. Cuando los músculos no responden, el olfato deja de percibir el perfume, el tacto es inexistente, el gusto te abandona, siempre puedo amar. Si transformas el dolor en un don de amor, la vida de sonreirá. El hombre no está hecho para la derrota.
F. S. – Italia

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