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#intimeforpeace – a tiempo por la paz: es el hashtag que expresa el compromiso de los jóvenes de los Focolares para el próximo año y que ya se encuentra en el centro de algunos campus universitarios, en workshops y cursos en distintas partes del mundo. A partir de Loppiano (Italia).

Hasta mayo de 2019 se concentraron en acciones y campañas para una Economía más humana, de comunión, atenta a los que no tienen, pero desde hace un par de meses los jóvenes de los Focolares han empezado a trabajar también en los distintos ámbitos de la Justicia. Sí, porque Economía y Justicia con los primeros dos pasos de Pathways for a United World: seis recorridos de la duración de un año cada uno, en los que se está concentrando el compromiso y la acción de los Jóvenes por un Mundo Unido (JMU) en todas las latitudes. “Cada año afrontamos un desafío distinto, sin olvidar por ello el compromiso que nos hemos asumido el año anterior” – nos lo explica uno de los organizadores – “nuestro compromiso se refiere a la economía, la justicia, el arte, el diálogo entre culturas, el deporte, y estamos poniendo en movimiento acciones, colaboraciones y proyectos basados en la fraternidad, con un impacto local, pero que se abre a lo global”.

“In time for peace” es entonces el lema que resume el compromiso de este próximo año que concluirá en Corea, del 1 al 7 de mayo de 2020. Mientras tanto hay varios momentos de encuentro para la formación, la profundización y el intercambio “mundial” de los Gen y los Jóvenes por un mundo Unido en temas de justicia, paz, legalidad y derechos humanos.

Significativo fue el de Loppiano, en donde, desde el 7 hasta el 22 de julio pasados se llevó a cabo una Summer School con 40 jóvenes de muchos países, entre los cuales Corea, Hong Kong, Malta, Escocia, Italia, Brasil, Cuba, Myanmar, Polonia, Colombia.

Maria Giovanna Rigatelli, abogada, de la red de Comunión y Derecho, participó en calidad de experta, poniendo en claro la importancia de experiencias similares que permiten a los jóvenes sumergirse tanto en el patrimonio cultural como en las heridas de los distintos países con los cuales se contactan. «Viendo la situación mundial se constata una falta de conocimiento del valor de los derechos de los hombres. Durante la escuela surgió la importancia del compromiso personal para dar nuestra contribución, por ejemplo, en el drama de las dos Coreas, o en el problema de Hong Kong. En esos lugares del mundo se puede encender una luz a través de nuestro compromiso».

«Nuestra nación está dividida en dos – comentó Y., coreana – y tenemos muchas heridas que, sin embargo, no justifican esta división. Para conseguir la paz debemos aprender a dialogar. Durante la escuela pensé: si seguimos amando, amando y amando, tal vez, al final, conseguiremos unir las dos Coreas».

Y a propósito de la crisis que está viviendo su país, D. Explicó: «Antes de venir acá, sucedieron muchas cosas en Hong Kong que me hicieron pensar que la paz podría no ser el único modo para resolver los problemas y que, tal vez, tengamos necesidad de usar la violencia. Me sentía frustrado. Pero me gustó mucho lo que viví aquí y me quedé muy contento con las personas que hablaron conmigo sobre la paz. Este año, como jóvenes, profundizaremos y viviremos el “pathway” (sendero) dedicado a los derechos humanos, a la justicia y la paz. Entonces me pregunto: ¿está bien usar la violencia?, ¿está bien que la gente quede herida o muera? Aquí aprendí cómo amar a los demás y cómo enfocarme en el amor entre nosotros. Sé que recorrer el camino hacia la paz es difícil, pero creo que tenemos que tratar de recorrerlo sin usar la violencia. Cuando vuelva a casa, quiero poner en práctica lo que he experimentado en Loppiano, para amar a las personas de Hong Kong, incluso a las que odio».

Stefania Tanesini

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