Escuchar y compartir. “Nadie solo” es un camino de acompañamiento y testimonio que desde hace tiempo involucra a padres con niños LGBT en varios países del mundo.

“No dejar a nadie solo” es la invitación que Chiara Lubich dirige, en el texto “Una ciudad no basta”, a cuantos quieren transformar las ciudades en las que vivimos, poniendo en práctica el amor del Evangelio. Una invitación que lleva, día tras día, a comprometerse para hacer de los lugares en los que vivimos, espacios de fraternidad donde todos se sientan amados y acogidos.

Con esta invitación en mente, el Movimiento de las Familias Nuevas de los Focolares ha llamado “Nadie solo” a los itinerarios/taller de acompañamiento, intercambio de vida y testimonios que viene realizando desde hace algún tiempo con matrimonios de varias naciones (Italia, Portugal, Alemania, Bélgica y Brasil) con niños LGBT.

Las reuniones se llevaron a cabo primero en presencia con algunos conectados en línea, luego, debido a la pandemia, completamente on line. A pesar de las grandes distancias geográficas y de las notables diferencias culturales, los encuentros fueron fuente de intercambio y de gran enriquecimiento recíproco. Poco a poco nos hemos convertido en una sola familia en la que las preguntas, los sufrimientos, las heridas y los logros de cada uno se han convertido en los de todos. De ahí surgieron las ganas de encontrarnos en directo y así, del 14 al 16 de octubre de 2022, se llevó a cabo un taller en el Centro Mariápolis de Castel Gandolfo (Italia) con la participación de 60 personas. Además de los matrimonios de padres que vienen siguiendo el camino desde hace tiempo y algunos responsables de varias realidades de los Focolares, el programa se enriqueció con la presencia de algunos jóvenes de orientación homosexual, miembros activos del Movimiento de los Focolares. Escuchar los testimonios de los padres, pero también de los hijos fue muy emotivo, nos permitió conocernos más e iluminar todas estas experiencias con la luz del Evangelio.

Intentamos entendernos, también a través de la contribución de expertos, sin prejuicios.

El padre Amedeo Ferrari, franciscano, teólogo y moralista, el padre Pino Piva, jesuita, teólogo muy involucrado en la pastoral de varios grupos de personas LGBT, Katrien Verhegge, psicoterapeuta belga, que trabaja en estos temas a nivel gubernamental en su país y Roberto Almada, también él psicoterapeuta, han acompañado al grupo con gran sabiduría y equilibrio, ayudando a los participantes a comprender el camino que está haciendo la Iglesia católica, a no tener miedo y a abrirse con valentía a las siempre inesperadas sorpresas del Espíritu, a ampliar la capacidad escuchar, acoger, acompañar e integrar.

El padre Pino Piva invitó a todos a seguir ayudando y acompañando a “las familias – padres y otros miembros de la familia – a experimentar la acogida humana y cristiana, ante todo: ¡un niño siempre es bienvenido! Y en esto la familia ayuda a la Iglesia a ser una Familia que acoge e integra a sus hijos sin condiciones”.

Las jornadas de encuentro generaron en todos los presentes un fuerte deseo de convertirnos en verdaderos compañeros de viaje para todo prójimo que se cruce en nuestro camino. Ciertamente, no se han encontrado todas las respuestas a las diversas preguntas. Quedan muchos interrogantes aún abiertos, entre ellos también comprender cómo asegurar un camino de acompañamiento, para profundizar y vivir el carisma de la unidad.

El padre Amedeo Ferrari invitó a todos a “tener presente que toda persona posee una dignidad inviolable. Por tanto, incluso las personas que experimentan la tendencia homosexual deben ser recibidas con respeto e igual dignidad que cualquier otra persona, evitando cualquier tipo de prejuicio o discriminación en su contra”.

Raimondo y Maria Scotto

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