Movimiento de los Focolares

Un mensaje desde Zwochau

May 8, 2013

En el pueblito al noreste de Lipsia, donde tiene su sede un centro de los Focolares, los habitantes se encuentran con la presidente, María Voce, de visita por Alemania: un acontecimiento sencillo con un mensaje universal.

A veces son los acontecimientos más sencillos los que encierran un mensaje importante: Zwochau en un pequeño pueblo alemán, más o menos a 20 Km. al noreste de Lipsia. A partir del 1° de enero integra una nueva alcaldía junto con otros dos pueblos. Un paso inevitable, que se dio no sin tensiones y heridas. Zwochau de por sí tiene poco más de 1000 habitantes, una antigua iglesia y, desde 1993, acoge un centro de encuentros y de formación de los Focolares: el Centro Mariápolis.

Los focolarinos, bien injertados en la vida de la pequeña comunidad, frecuentan las asambleas comunales y las actividades de varias asociaciones del pueblo. Y, a pesar de que la mayoría de la población no tiene una convicción religiosa, el Centro Mariápolis es utilizado por los vecinos para fiestas, bodas y cumpleaños. Nos ayudamos entre todos, así como estábamos acostumbrados en los tiempos de la RDA.

Por lo tanto era lógico que los amigos más allegados expresaran su deseo de tener un encuentro propio con la presidente de los Focolares, Maria Voce,, quien empezó su viaje por Germania precisamente en Zwochau. Son unos treinta los vecinos reunidos el domingo, 5 de mayo, en la tarde para tomar un café con ella. Entre ellos está el alcalde, el ex-alcalde, el capitán de los bomberos, el presidente del club de ping-pong. Le ofrecen como regalo a la Presidente una cesta con productos típicos: lana, un té de hierbas locales, una cera para metales producida en Zwochau.

Después, en cuanto “experta en la cultura de la confianza”, le piden a María Voce un consejo sobre cómo llegar a una auténtica comunión dentro del municipio, marcado por tantas diferencias y algunas heridas.

La Presidente toma como ejemplo la cesta que acaba de recibir: “Confianza –explica- significa precisamente partir de la idea que el otro puede ser un don para mí, que tiene algo bueno que dar”. Entonces se trata de ser curiosos, de ir a buscar ese bien que el otro posee, de crear esa atmósfera, esa relación, de animar a cada uno a sacar lo mejor de sí y hacer un regalo. Una parte de la aldea será buena para la lana, la otra para recoger hierba, la otra en la producción de cera para metales. Si cada uno saca lo mejor de sí poco a poco se compone una linda cesta en donde cada uno está representado con su propia característica, y la composición del conjunto puede convertirse en un aporte para el bien de todos.

Una imagen, o mejor, un mensaje que ¿vale sólo para el pueblo de Zwochau? ¿O puede ser también una sugerencia para otros tipos de convivencia, entre personas, grupos, asociaciones, ciudades?

Para los presentes fue un momento alegre. Un acontecimiento sencillo pero con un mensaje universal.

Joachim Schwind

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