Movimiento de los Focolares

Simplemente Emmaus

Jun 23, 2025

El recuerdo de Jesús Morán, copresidente de los Focolares, de Emmaus María Voce, primera presidenta de los Focolares después de la fundadora Chiara Lubich.

En julio de 2008 se tuvo la primera Asamblea General del Movimiento de los Focolares sin la fundadora. En efecto, Chiara Lubich nos había dejado pocos meses antes, el 14 de marzo. Una incógnita flotaba en la atmósfera, ya densa de emociones e interrogantes: ¿Quién debería suceder a Chiara al frente del Movimiento? Parecía obvio pensar en las primeras compañeras de Chiara, ya ancianas, pero aún capaces de guiar una primera fase pos-fundacional, al menos algunas de ellas.

Durante la primera sesión de la Asamblea, Carlos Clariá, abogado argentino, consejero general, y María Voce, durante muchos años secretaria de la delegada central Gisella Cagliari, pronunciaron un discurso de carácter jurídico sobre un tema relevante para la Asamblea. Recuerdo que yo estaba sentado junto al conocido teólogo Piero Coda. Cuando terminaron su intervención, le dije con cierta audacia: «He aquí nuestra nueva presidenta». La verdad es que la forma en que había explicado las cosas me había impactado mucho.

María Voce (Emmaus) fue elegida en la tercera votación, no sin un cierto “suspense”. Comenzaba una nueva etapa para la Obra de María. También yo fui elegido como consejero.

Una tarde, después de las elecciones, mientras salíamos del Centro Mariápolis de Castel Gandolfo, Emmaus se acercó a mí y me dijo más o menos estas palabras: «He pensado en confiarte el cuidado de los estudios y la cultura en el nuevo consejo. Eres un hombre de pensamiento y siempre me han gustado los informes anuales que hacías cuando eras responsable regional en América Latina». Durante los seis años siguientes, la relación con ella estuvo marcada por la normalidad.

En la Asamblea de 2014 Emmaus fue reelegida, mientras que los participantes volvieron a poner su confianza en mí como copresidente. Desde aquel momento la relación se intensificó enormemente, sin perder su normalidad. Recuerdo que al principio sentía cierta aprensión ante la idea de tener que trabajar codo a codo con una presidenta que pertenecía a la generación inmediatamente sucesiva a la de los primeros tiempos, pero esa sensación duró poco. Siempre percibí de su parte un gran respeto y consideración, lo cual me dejó mucha libertad. Yo llegaba con un puñado de ideas nuevas y ella me apoyaba con su sabiduría y experiencia. En nuestras intervenciones conjuntas preparábamos lo esencial y nos complementábamos con sencillez. Una vez le dije: «Contrariamente a lo que se podría pensar, me siento seguro de exponer algunas ideas creativas solo cuando te tengo a mi lado».
Hicimos largos e importantes viajes a la India y a China, donde pude constatar su capacidad para penetrar en las situaciones más intrincadas y relacionarse con personalidades muy diversas.

María Voce, Emmaus, pasará a la historia del Movimiento de los Focolares como la primera presidenta de la fase pos-Chiara Lubich. Si consideramos que al asumir el cargo, aún vivían muchos de los primeros compañeros y compañeras de Chiara, podremos comprender la “resiliencia espiritual” con la que actuó en aquellos primeros años; no porque fuesen personas difíciles, simplemente porque eran los primeros, los brazos de la fundadora, personas que de alguna manera participaban del carisma fundante.

Emmaus pasará a la historia del Movimiento de los Focolares por haber sido la presidenta de la “nueva configuración”, el primer paso innovador-organizativo del Movimiento en la era pos-Chiara, en fidelidad creativa al carisma. Durante su primer mandato, cuando la ausencia de Chiara se hacía sentir y podía provocar desaliento, recorrió el mundo para confirmar a los miembros y adherentes de las comunidades de los Focolares en su compromiso por un mundo más fraterno y unido, según el carisma de la fundadora. En el segundo mandato, comenzó a preparar al Movimiento para la fase de inevitable ‘crisis’ que se perfilaba en el horizonte y que el papa Francisco identificó como una gran oportunidad. Y, a propósito, la gran estima que el papa argentino le ha tributado, haciéndoselo notar en cada ocasión, demuestra otra de sus características: su espíritu eclesial.

Siempre he admirado en Emmaus su sobriedad, su libertad interior, su determinación y su capacidad de discernimiento, ayudada por una formación jurídica que hacía su parte.

Maria Voce pasará a la historia del Movimiento como “Emmaus”, para evocar la centralidad de Jesús en medio de los suyos, un principio absolutamente no negociable para ella.

Gracias, Emmaus, por haber dicho un “sí” solemne en el momento más difícil de nuestra aún breve historia. María te habrá acogido en sus brazos, te habrá presentado a su Hijo y juntos te habrán llevado al seno del Padre, que ha sido la fuente perenne de tu inspiración».

Jesús Morán
Copresidente del Movimiento de los Focolares

Foto @ CSC Audiovisivi

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