Era el 22 de octubre de 1991 cuando el Santo Sínodo de la Iglesia Ortodoxa, lo eligió por unanimidad para que fuera Arzobispo de Constantinopla-Nueva Roma y Patriarca Ecuménico. El recién elegido Patriarca ya había conocido a Chiara Lubich en los años en que, como diácono, estudiaba en Roma y en los repetidos viajes de Chiara a Estambul para visitar al Patriarca Atenágoras y, sucesivamente, al Patriarca Demetrio. Estuvo presente en varios de aquellos encuentros y, sobre todo del carisma profético de Atenágoras, había heredado esa pasión por la unidad de la Iglesia por la cual Chiara también vibraba con un vigor particular. Con el correr de los años, la amistad espiritual y la comunión fueron creciendo. El Patriarca visitó a Chiara cuando ella se encontraba internada en el Hospital Gemelli de Roma, algunos días antes de su fallecimiento, llevándole su bendición… Recordamos también la visita de octubre de 2015 a Loppiano, donde recibió el primer doctorado honoris causa en Cultura de la Unidad por el Instituto Universitario Sophia. Un mes después fue él quien recibió en la Escuela teológica de Halki (Estambul) al 34º encuentro ecuménico de los obispos amigos del Movimiento. Este aniversario se vive por lo tanto con gran participación y alegría de todo el Movimiento. Es difícil hacer un balance exhaustivo de estos 25 años de trabajo paciente y tenaz, manso y generoso. “25 años benditos”, así los define María Voce, en un breve video mensaje. La Presidente de los Focolares expresa sentimientos de “gratitud a Dios por los dones que El le ha concedido”, por ser “guía iluminada para Su iglesia”, pero también por “involucrar a muchos en el pensamiento y en la acción concreta (…) en favor de la vida, de la creación, del diálogo, de la paz y de la construcción de la fraternidad universal”. Sábado 22 de octubre: un ambiente de fiesta en la Iglesia de S. Giorgio, la Sede del Patriarcado Ecuménico, en Estambul. Lo que pasa es que se celebra la Divina Liturgia, momento culminante de las celebraciones de este Jubileo. En griego moderno “efcharistó” es el término que se usa para decir “gracias”. Y tal vez ninguna otra palabra exprese mejor el agradecimiento a Dios por el don que El hizo a la Iglesia y al mundo a través de este hombre. En presencia de numerosos metropolitas provenientes de diversos países y vinculados al Patriarcado Ecuménico, del vicario apostólico Rubén Tierrablanca de Estambul y de un Mufti Dede Bektasi de Albania, el Patriarca hace un balance de estos años como siervo humilde y agradecido. Monseñor Nicholas Wyrwoll, evidencia la importancia de este cuarto de siglo bajo su guía: «Muchísimas cosas cambiaron. Bartolomé ahora es reconocido como Patriarca Ecuménico, un título que no se podía nombrar ni siquiera en la Liturgia. Un cambio notable fue el del Santo Sínodo, que es el órgano de gobierno más importante de la Iglesia Bizantina. Antes, los miembros provenían de Turquía, ahora son invitados del mundo entero y se alternan con una periodicidad de seis meses. Él supo involucrar a la minúscula comunidad griega que quedó en Turquía y a las autoridades turcas en la restauración de muchas iglesias y monasterios, conservando y valorizando el enorme patrimonio cristiano de este país. Además está su interés por la salvaguardia de la Creación. Colaboró con todas las religiones; es un líder escuchado a nivel mundial. En la homilía, el Patriarca subrayó la importancia del diálogo y de la comunión: «Somos de distinta cultura, de distinta historia, de distintas experiencias -afirmó-; la expresión común de nuestra fe no se encuentra en las palabras, sino en la oración común”. Y saludó cordialmente al Mufti de Albania. Recordó el Sínodo Pan-ortodoxo realizado en Creta. Con él la búsqueda de la unidad en la Iglesia, y en particular con la Iglesia Católica, ha alcanzado una aceleración fenomenal».
Juntos somos fuertes
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