Movimiento de los Focolares
Luna de miel en la JMJ

Luna de miel en la JMJ

Benoît y Chloé Mondou, una joven pareja francesa, han elegido iniciar su camino matrimonial participando juntos en la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa (Portugal).

“Al principio queríamos hacer el viaje de luna de miel por Europa, pero cuando se presentó la oportunidad de ir a la JMJ, ¡no lo dudamos ni un segundo!”. Benoît y Chloé Mondou, se casaron en Alta Saboya (Francia), una semana antes de la Jornada Mundial de la Juventud en Lisboa (Portugal). Veinticuatro años él y veintidós ella. Se conocieron hace siete años en un grupo scout en el que son muy activos, hoy son guías voluntarios. Benoît conoce la espiritualidad de los Focolares desde niño y, a través de él, Chloé también empezó a vivirla. Y fue precisamente con un grupo de jóvenes del Movimiento francófono de Francia, Bélgica y Suiza que partieron hacia Lisboa. “No dejamos de lado el viaje a Europa – explican – pero nos dijimos que era muy importante ir a la JMJ. Ahora podemos decir que marcó fuertemente una etapa en nuestro matrimonio”.

Benoît y Chloé también participan en un proyecto social en su ciudad en el que visitan a personas alojadas en residencias de ancianos. “Somos afortunados de haber sido educados en la misma religión – explica Chloé – pero también somos afortunados de estar felices de rezar juntos. Como resultado, la participación en la JMJ ha dado una dimensión aún mayor a la fe que ambos tenemos. Muchas veces estábamos separados, luego nos volvíamos a encontrar para la alabanza o la adoración, encontrando así momentos para orar juntos”. “Y fue muy fuerte – confiesa Benoît – porque en la vida cotidiana realmente no tenemos la oportunidad de orar juntos. En Lisboa, pasar tiempo juntos, incluso en grupo, fue genial. Personalmente creo que es una experiencia que debes tener al menos una vez en la vida. Y si es en pareja, mejor”.

Momentos fundamentales los vividos con el papa Francisco. “Para mí lo más importante que dijo el Papa – dice Cloé – es cuando recordó que todos somos amados como somos, porque cuando formas parte de un grupo, a veces tiendes a crear tu propia personalidad para aparecer, para ser aceptado. Pero en lugares como ese te das cuenta de que así es como vivimos unos con otros, así es como somos naturales, y así es como Dios nos ama más”.

“Yo de las palabras del Papa – continúa Benoît – siento que me asumo un desafío, que me llegó muy profundo: tratar de ser Jesús. Ha invitado al millón y medio de jóvenes que estábamos en Lisboa a regresar a nuestros países, difundir la buena noticia, ayudar a los demás y hacer progresar a los demás con la palabra de Cristo”.

“En la JMJ – reflexiona Chloé – descubrí una nueva forma de vivir mi fe. Comprendí que hay tantas maneras diferentes de vivir la fe y no importa si una persona va cantando en la calle y otra prefiere estar sola en el fondo de una iglesia. Dentro de una familia, cada uno necesita encontrar su lugar y su propia manera de orar”.

“Hemos partido de Portugal con mayor fe – concluye Benoît. Esta experiencia ha acrecentado el deseo, que ya teníamos, de educar a nuestros hijos en la fe y en el Evangelio. Después de la boda religiosa necesitábamos esta JMJ, peregrinación, recogimiento, oración. Nos ha hecho mucho bien”.

Anna Lisa Innocenti

“¡Ánimo, no tengan miedo!”

“¡Ánimo, no tengan miedo!”

Son estas las últimas palabras con las que el Papa Francisco saludó a los jóvenes y a todos los participantes en la S. Misa conclusiva de la JMJ 2023.

Es difícil describir lo que hemos vivido durante estos inolvidables días de gracia. Sé que es un tópico decir, en estos casos, que hay que vivirlo para entenderlo. Pero es verdad. En esta ocasión, sí, es verdad. He participado en cuatro JMJ, las dos primeras y las dos últimas, y puedo testificar que hay algo que circunda estos días que no se puede explicar. Un conocido personaje público portugués, agnóstico y amante del cine, escribió en un artículo de prensa que lo que contempló en las calles de Lisboa en este verano abrasador era la película más hermosa que jamás había visto. Era imposible no contagiarse de la alegría y la vivacidad que los jóvenes que acudían a la “ciudad de la luz”   ─y que la llenaban con la otra luz que llevaban dentro─ derramaban a raudales: en los barrios, en los centros comerciales, en el metro, en los autobuses, en los bares, en las zonas verdes o en el cemento, en pequeños grupos o en grandes multitudes humanas, sonoras, locuaces, multicarismáticas, con una simpatía que conmueve el corazón. Caminando entre ellos, pude ver a los habitantes de la ciudad, entre perplejos y curiosos. Si Lisboa, con su belleza mágica e indescriptible, fue un regalo para estos jóvenes, ellos no lo fueron menos para esta ciudad, que se sentirá orgullosa de haber visto reunirse a un millón y medio de jóvenes para celebrar su fe en Cristo, algo totalmente inédito…”.

Extraordinario el trabajo realizado por la Iglesia portuguesa, así como por el Dicasterio para los Laicos, la Familia y la Vida, organizador del evento. Al igual que la ciudad y sus autoridades civiles. Pero no cabe duda de que la corona de laurel es para los jóvenes. Pero, ¡quién habría podido imaginarlo después de tres años de grave pandemia y en medio de una crisis institucional, como la que está atravesando la Iglesia católica a causa de abusos de varios tipos!

Si hoy la prensa española daba protagonismo al caso de una chica con un 5% de capacidad visual que dice haber recuperado la vista en los últimos días, para mí el verdadero milagro era la fe viva de estos jóvenes, expresada en su lenguaje típico y con infinidad de gestos atrevidos y desconcertantes. De hecho, si por una parte, mostraron un entusiasmo desbordante cantando y bailando, el momento más emblemático – sin duda el verdadero centro de esta jornada – fue una vez más la adoración eucarística de la vigilia: más de un millón de personas se arrodillaron sin que nadie se lo indicara para adorar en un silencio “ensordecedor” a Aquel a quien consideran el ¡”corazón del mundo”!

Era imposible no conmoverse. Y en ese momento, el fado que nos regaló la cantante Carminho nos puso la piel de gallina: “Tú eres la estrella que guía mi corazón/ Tú eres la estrella que ha iluminado mi camino/ Tú eres la señal que guía el destino/ Tú eres la estrella y yo soy el peregrino”. Y nos preguntamos: pero ¿qué fuerza de atracción puede ejercitar un pequeño trozo de hostia sobre una multitud tan grande de jóvenes esparcidos por un campo de más de 3 km de longitud (100 campos de fútbol)?

Se podría pensar que los jóvenes que se reunieron en Lisboa sean buenas personas, con una vida ordenada, jóvenes educados, que no se manchan con los problemas de los demás. Nada más equivocado. Un grupo internacional de ellos se ha esforzado durante años para elaborar un cuadro artístico de extraordinaria belleza y eficacia manifiesta, a través de un palco escénico monumental, una especie de entarimado gigante sobre el que desfilaban esas mímicas etéreas, dejándose caer atados a cuerdas y llevando la cruz de una parte a la otra, arriba y abajo.  La sensación de vértigo era continua, y la elección de este gesto no era casual: en cada estación, con pocas notas de reflexión oral y muchos efectos visuales, se expresaba con crudeza la sensación de vértigo que envuelve la vida de los jóvenes de hoy: dependencias, falta de sentido de la vida, futuro incierto, desprecio de la vida, relaciones tóxicas. Motivos todos que la cruz llevaba, o mejor dicho, el crucificado llevaba a sus espaldas, para ser después transfigurados en nueva vida.

Ciertamente los momentos clave de esta JMJ, como de las precedentes, fueron los encuentros con el Papa. Otro elemento desconcertante y típico de este evento: ¿Por qué los jóvenes aman tanto a los papas, independientemente de los caracteres (de los papas), ya sean tradicional, intelectual o reformista?

Pero más allá de estos puntos salientes, el programa de estos días estuvo salpicado por otros muchos eventos, menores pero no por eso menos significativos, como los conciertos musicales en los centros neurálgicos de la ciudad, los encuentros por nacionalidades, la compartición con personas comprometidas en la Iglesia a nivel parroquial o asociativo, y sobre todo las varias catequesis guiadas por los jóvenes mismos y que tuvieron como relatores principales a obispos de distintas partes del mundo. Todas fueron ocasiones para profundizar el lema de la JMJ: Rise up (Levántate).

“Ánimo, no tengan miedo! El Papa Francisco parece que se dirigía con estas palabras a toda la Iglesia. Porque no hay duda de que hace falta ánimo. Y en esto los jóvenes están llamados a ser protagonistas. Son el presente y el futuro de una Iglesia renovada por el Espíritu. Una Iglesia que, como Francisco ha repetido varias veces, quiere ser una casa para todos, sin exclusiones, y recuperar el impulso profético que la impregna. Una Iglesia que camina con nueva confianza, que la encuentra en sí misma y más allá de sí misma: en Jesucristo. Una Iglesia que quiere dar hospitalidad a toda la humanidad en la humanidad resucitada de Jesús de Nazareth, como dice un conocido teólogo.

Tal vez sea un poco optimista, pero en estos días he visto una Iglesia joven que está un poco más allá de la prueba, o al menos tiene confianza en superarla. Me lo han enseñado los miles y miles de jóvenes que encontré en Lisboa. No problematizan, no se fosilizan en la crítica, al contrario, algo (su pureza, quizás, acrisolada en el dolor y en la incertidumbre) los lleva a concentrarse en el centro de la fe con el corazón de los sencillos. Y, como dice el Maestro, de ellos es el Reino de los Cielos (cf. Mt 5, 1-12).

Resumo en tres imágenes todo lo que he querido expresar en este artículo:  jóvenes que caminan, que caminan por toda Lisboa (símbolo del mundo), a veces exhaustos por el calor y el cansancio acumulado tras noches durmiendo poco; jóvenes con el vértigo de la cruz sobre los hombros, sobre la que están escritos todos sus sufrimientos; jóvenes de rodillas en adoración, conscientes de que en un trozo de pan está toda la vida, una vida que no muere. La Iglesia viva, la de siempre, la de hoy, la del futuro.

Jesús Morán

En el corazón de la JMJ

En el corazón de la JMJ

Los jóvenes esperan las próximas citas con el Papa para las que se vienen preparando desde hace tiempo y, en estos primeros días en Lisboa (Portugal), han participado en los encuentros “Rise Up”. Averigüemos cuáles son.

Mientras escribimos, la XXXVIII Jornada Mundial de la Juventud se halla en su punto de inflexión y los primeros 4 días muy intensos ya forman parte de la vida de más de medio millón de jóvenes que recibieron al papa Francisco el 3 de agosto de 2023 en el corazón de Lisboa (Portugal), en el Parque Eduardo VII, rebautizado como “Cerro del Encuentro”, para indicar la dimensión fundante de esta JMJ: la relación con Dios, consigo mismo y luego con los demás, para construir un mundo en paz, sustentable y fraterno.

Al grito “Dios ama a todos”, en una Iglesia donde hay espacio para todos, Francisco ha inaugurado oficialmente la JMJ portuguesa cuya crónica diaria podemos leerla en los medios de comunicación.

En cambio, lo que corre el riesgo de quedar en un segundo plano es el gran trabajo de actualización que la Iglesia, en el sentido más universal del término – realizada por los jóvenes junto con sus educadores, a los sacerdotes y obispos, y las diversas realidades eclesiales – ha realizado, para que esta Jornada Mundial fuese un lugar donde los jóvenes se “encuentren” en sus interrogantes, en la búsqueda consciente o menos de Dios para tenerlo como compañero de vida; en la creación de espacios de intercambio, inspiración y escucha mutua.

“Rise Up” Meetings: espacios para pensar, compartir, inspirarse

Sin duda una de las mayores novedades de esta edición son los encuentros “Rise Up” (levántate), el nuevo modelo de catequesis de la JMJ que invita a los jóvenes a reflexionar sobre los grandes temas abordados durante el pontificado del papa Francisco: la ecología integral, la amistad social y la fraternidad universal, la misericordia.

Son 270 encuentros realizados en 30 idiomas que se relacionan todos con el tema general de la JMJ: “María se levantó y partió de prisa” (Lc 1,39).

El Movimiento de los Focolares también participó en los encuentros Rise Up – 3 citas de medio día cada uno – para peregrinos de habla inglesa, reuniéndose con un promedio de 5.000 jóvenes por día. “Inmediatamente me sentí protagonista – dice Eunice, una gen del equipo organizador – y el tema de esta JMJ me inspira mucho: yo también me siento impulsada a levantarme e ir de prisa, como María; siento una fuerte motivación para dar más, para superar los límites, el cansancio y las dificultades, como hizo ella cuando fue a visitar a Isabel. Ella no se detuvo, amó”.

Margaret Karram y Jesús Morán, presidente y copresidente de los Focolares, tomaron la palabra junto al Cardenal Patrick O’Malley de Boston (EE.UU.), al arzobispo Anthony Fisher de Sídney (Australia) y el obispo Robert Barron de Winona-Rochester en Minnesota (EE.UU.).

Los jóvenes de la JMJ de Lisboa

Experimentar el amor de Dios y llevarlo donde estés o te sientas llamado fue el hilo conductor de los encuentros marcados por dinámicas, música, oración y mucho compartir. “Sentí que después de un año y medio de ‘aislamiento’ por el COVID algo en mí había cambiado” – dice Pete, de Estados Unidos, en su primera JMJ. “Decidí venir con los muchachos de mi diócesis para involucrarme. Quería salir de mi zona de confort, conocer chicos de otros países, ver cómo afrontan los problemas. Todavía tengo muchas preguntas, a algunas he encontrado respuestas aquí”.

Incluso para los jóvenes de Eslovaquia no fue fácil decidir a partir y abrirse a personas de otras culturas y formas de hacer las cosas. Hay una gran expectación por lo que dirá el Papa en los próximos días. “Estamos seguros que sus palabras permanecerán para siempre en nuestros corazones y nos ayudarán en las diferentes situaciones de la vida”.

Este encuentro, reconocerse como hermanos y hermanas, es quizás el rasgo más característico de este evento; por lo tanto, los testimonios son fundamentales para las reuniones de Rise Up.

La vida real en el centro 

Como la de Lucas, que vive en la Amazonía brasileña. En la JMJ de Panamá quedó fascinado con la figura de Jesús y, de regreso a casa, se involucró en un proyecto para ayudar a las comunidades indígenas de su tierra. Durante 15 días, con un equipo de médicos, enfermeras y psicólogos, junto a una veintena de jóvenes, llevan ayuda, tratamiento y apoyo a muchas personas alejadas de los centros de tratamiento. “Una experiencia increíble: la de entregarme de la mañana a la noche, sin parar”, dice Lucas. “El Proyecto Amazonas me ha hecho crecer mucho como persona. El primer fruto de todo esto soy yo: he cambiado, ya no soy el mismo”.

Sofía, de Argentina, habla de su viaje existencial de fuerte búsqueda de sentido. En un momento se encontró con la figura de la beata Chiara Luce Badano cuyo sí a Dios, incluso en el dolor, le dio la fuerza para dar su vida en el camino de la consagración en el Movimiento de los Focolares. Y podríamos seguir porque son muchos los testimonios contados, así como las preguntas que los jóvenes hacían a los obispos y líderes que hablaban.

“Vine a esta JMJ con un grupo de amigos – dice Pat, 19 años, de Sídney – y esto es importante para mí porque creo que, para poder hacer una diferencia en el mundo, pero también para tomar decisiones personales, necesitamos a otros. La soledad es un problema para muchos jóvenes de mi edad y quiero hacer algo al respecto, empezando por amar a mis amigos y aquí entendí que ese es el camino correcto”.

Son muchas las preguntas y también los miedos de estos jóvenes, pero no sólo esto: estos chicos quieren abrirse, conocer; vienen de diferentes historias y existencias, a menudo opuestas, pero están aquí para encontrarse con el papa Francisco y encontrar a Dios en sus vidas y encontrar amigos con quienes compartirlo. La JMJ de Lisboa ha llegado al corazón de su camino.

Stefania Tanesini

Para leer los discursos completos:

Margaret Karram, Discurso del 2 de agosto de 2023, Encuentro Rise up, JMJ Lisboa (Portugal)

Jesús Morán, Discurso del 2 de agosto de 2023, Encuentro Rise up, JMJ Lisboa (Portugal)

Margaret Karram, Discurso del 3 de agosto de 2023, Encuentro Rise up, JMJ Lisboa (Portugal)

Jesús Morán, Discurso del 3 de agosto de 2023, Encuentro Levántate, JMJ Lisboa (Portugal)

Con la familia de los Focolares en Australia

Con la familia de los Focolares en Australia

Hemos llegado a la etapa australiana del viaje de Margaret Karram y Jesús Morán, Presidenta y Copresidente del Movimiento de los Focolares, un continente con extraordinarias riquezas culturales y una familia de los Focolares variada y multicultural. De Suva a Sídney

Arrivo a SidneyEn este viaje Margaret Karram y Jesús Morán han atravesado grandes distancias en todos los sentidos, basta pensar en el “salto” desde Japón a las Islas Fiyi. Lo mismo ocurrió el pasado 9 de mayo con el vuelo a Australia, donde los pueblos de pescadores de la costa meridional de las Islas Fiyi dieron paso a esa joya reluciente que es la ciudad de Sídney. Las luces de su icónico puerto resplandecían mientras nuestro avión volaba girando sobre la ciudad, que mostraba orgullosa su belleza.

Para darnos la bienvenida en muchos idiomas, en esta metrópolis multicultural, estaba la variada comunidad local de los Focolares. Provienen de Corea del Sur, Filipinas, China, Hong Kong, Líbano, Sudán, Irak, Siria, Bangladesh, Brasil y, por supuesto, Australia. Son católicos, melquitas, caldeos, anglicanos; los focolares de Sídney se ocupan también de las ciudades de Brisbane, Canberra ‒la capital australiana‒ y las áreas circundantes.

Encuentro con el Arzobispo de Canberra

El contacto con la Iglesia local siempre es una prioridad de cada etapa. En un encuentro profundo y lleno de humor, monseñor Christopher Prowse, actual arzobispo de Canberra, destacó la vida de Mary MacKillop, la primera santa australiana. “Si estuviera viva hoy, se sentiría muy a gusto con los Focolares”, dijo el arzobispo, resaltando su trabajo por el diálogo entre las religiones. Nos llevó a su tumba y rezó para que, como ella, el carisma de la unidad pueda florecer como una rosa y difundir su perfume en esta tierra.

El arte, puerta abierta a la cultura aborigen

Ad una mostra di arte aborigena contemporanea presso la Galleria d’arte del New South Wales

Ad una mostra di arte aborigena contemporanea presso la Galleria d’arte del New South Wales

El arte siempre abre una ventana importante a una cultura indígena, pero para comprender lo que se está observando, es fundamental la presencia de una guía. Para acompañarnos a una exposición de arte aborigen contemporáneo en la Galería de arte de Nueva Gales del Sur está Alexandra Gaffikin, una voluntaria inglesa que vive en Sídney, con una amplia experiencia en el sector de los museos y del patrimonio cultural.

Las pinturas en corteza, por ejemplo, representan historias, pero también mapas, escrituras de propiedad y reglamentos. Pueden ser tridimensionales, con sustratos que incluso revelan fuentes de agua subterránea. En la cultura aborigen, estas obras de arte, que originalmente fueron pintadas en el cuerpo humano, son colecciones vivas que se han transmitido durante milenios.

Una visita a Sídney

A pesar de los compromisos prefijados, Margaret Karram y Jesús Morán lograron también hacerse tiempo para visitar Sídney, subiendo a uno de los muchos transbordadores hacia el Muelle circular “Circular Quay” y el icónico Teatro de la Ópera “Opera House”. ¡La vista es espectacular!

Diferentes culturas, la novedad de caminar juntos

Esta visita fue una oportunidad para que los focolarinos de toda la región ─provenientes también de Perth, Wellington en Nueva Zelanda y de las Islas Fiyi─ se reunieran en algunas sesiones significativas. Es un tiempo de reorganización para el Movimiento y, por consiguiente, culturas muy diferentes (pensemos en Corea, Japón y el área de lengua china, por ejemplo) se encuentran colaborando directamente.

“Creo que todavía no hemos entendido los aspectos positivos de todo esto, aunque el proceso no ha sido fácil. Creo que veremos las consecuencias dentro de unos años porque nos está ayudando a derribar realmente todas las barreras… antes que nada en nuestros corazones, y las barreras entre las naciones…”.

“Si queremos tener paz, debemos tenerla ante todo entre nosotros focolarinos y en las comunidades. Tenemos que mirar a los otros países como si fueran nuestro país y descubrir que podemos ser esta “familia conectada (…)”.

“No debemos dar a los demás nuestra riqueza, sino ayudarlos a descubrir la suya”.

Margaret

Una presencia especial, a pesar de los desafíos de la salud

Un momento particularmente significativo fue aquel en el que tres focolarinas casadas, gravemente enfermas, pudieron saludar a todos a distancia.

“Solo quiero asegurarles mi unidad”, dijo una de ellas. Yo me había inscrito y estaba lista para ir, pero tuve que cambiar de planes, porque Dios había reservado algo diferente para mí”.

“Es hermoso, porque siento que estoy donde Dios quiere que esté, aunque no es donde yo quisiera estar”, dijo otra.

“Físicamente no puedo correr –dijo la tercera– pero dentro de mí tengo muchas ganas de hacerlo, estoy muy emocionada. El entusiasmo no tiene edad”.

La bienvenida a Australia

Ali Golding

Ali Golding

La cultura aborigen en Australia es la más antigua e ininterrumpida en el mundo y se remonta al menos a 60.000 años atrás. El protocolo correcto para cualquier evento o reunión en Australia prevé comenzar con la “bienvenida al país” por parte de un anciano aborigen, es decir, un reconocimiento formal de los custodios tradicionales de esta tierra.

Cuando la comunidad de los Focolares de toda Australia se reunió, tuvimos el privilegio de tener entre nosotros a Ali Golding, conocida como “tía Ali”, que dio la bienvenida a todos. Es una anciana del pueblo Biripi, crecida en una misión aborigen. Durante más de 20 años vivió en un suburbio de Sídney y en la década de 1980, Ali fue una de las primeras asistentes educativas aborígenes. En 2004 obtuvo el diploma en Teología.

Participó en diversos foros locales, nacionales e internacionales, entre ellos el New South Wales Reconciliation Council y el Australians for Native Title and Reconciliation. Un gran aporte para la comprensión y profundización de la cultura e historia indígena.

La presencia de Ali en nuestro evento ciertamente reforzó el aprecio por este “tesoro nacional” y por el rico patrimonio aborigen. “Fue una de las recepciones más sentidas que he experimentado”, dijo Ali Golding. “Aquí he sentido el espíritu del Creador”.

El mejor encuentro de todo el viaje (hasta ahora)

Margaret Karram y Jesús Morán tuvieron un encuentro dinámico y profundo con casi 30 jóvenes. Cuando se les pidió que hablaran sobre los desafíos, no se echaron atrás, sino que hablaron abiertamente sobre la indiferencia que afrontan todos los días con sus compañeros. No son muchos y las distancias son enormes.

Margaret Karram relató sus primeros años de vida gen en Haifa con su hermana y cómo comenzaron siendo pocos, recibiendo la revista “Gen” por correo. Estaba orgullosa de cómo habían empezado y decía que lo estaba igualmente de los presentes por haber seguido adelante en su vida gen.

Jesús Morán también animó a los jóvenes, asegurándoles que es positivo compartir sus dificultades. “Este ha sido el mejor encuentro de todo el viaje –dijo al final–. Me ha gustado mucho”.

Una rica experiencia

Margaret Karram e Jesús Morán con i gen 2 e le gen 2

Margaret Karram e Jesús Morán con i gen 2 e le gen 2

Entrevistados sobre cómo viven el diálogo y la fraternidad en situaciones de conflicto, Rita Moussallem y Antonio Salimbeni, Consejeros del Centro Internacional para Asia y Oceanía, se inspiraron en su experiencia personal.

“En mi experiencia de diálogo con personas de otras religiones he entendido que estamos juntos caminando hacia Dios”, dijo Antonio. Y Rita: “El diálogo es un encuentro. Lo verdaderamente importante es encontrar al otro y descubrir que el amor ahuyenta el temor”.

Aprender el “bodysurf” (espiritual)

El surf es uno de los deportes nacionales en Australia y también se practica mucho en la costa de Sídney; los jóvenes y menos jóvenes usando trajes de neopreno, toman la tabla para ir a cazar las olas. El bodysurfing también está muy extendido; las personas cabalgan las olas del océano incluso sin tabla. ¡Una actuación extraordinaria!

Incontro con la comunità dei Focolari

Incontro con la comunità dei Focolari

Pero para llegar a donde están las mejores olas, primero hay que afrontar las poderosas que llegan contra nosotros: las que no quisiéramos cabalgar, aquellas para las que no estamos preparados.

“Alguien me explicó la dinámica de este deporte e inmediatamente me vino a la mente nuestro amor a Jesús Abandonado”, dijo Margaret.

Aquellos que practican bodysurfing se sumergen profundamente bajo las olas que llegan y que no quieren montar, tan por debajo que pueden tocar la arena en el fondo. De esta manera, evitan ser arrastrados por el poder del océano. Una vez que la ola ha pasado, vuelven a la superficie para encontrar una ola sobre la que cabalgar.

“Así como no combaten las olas, del mismo modo no se ‘combaten las pruebas’, sino que hay que ir al fondo del corazón, reconociendo a Jesús en cada dolor, y al seguir amándolo se vuelve a subir, encontrando la luz a través del amor”.

T. M. Hartmann

Los Focolares en el Pacífico, una sola familia

Los Focolares en el Pacífico, una sola familia

Las islas Fiyi han sido la tercera etapa del viaje por Asia y Oceanía de Margaret Karram y Jesús Morán, presidenta y copresidente del Movimiento de los Focolares. En esta región del Pacífico, la espiritualidad de la unidad se ha difundido desde finales de los años sesenta.

Aunque llegaron a las Islas Fiyi el pasado 3 de mayo 2023, hay que decir que la etapa del viaje de Margaret Karram y Jesús Morán en Oceanía no comenzó oficialmente hasta dos días después, con la ceremonia del “Sevusevu”, a la que asistieron más de 200 personas, entre la cuales representantes de la Iglesia local. Esto marcó su entrada y la de la delegación del Centro que los acompañaba en la comunidad eclesial y social fiyiana.

Sevusevu: el don de la acogida

Isole Fiji_cerimonia del “Sevusevu”

Con la ceremonia del “Sevusevu” ‒que significa “regalo”‒ se da la bienvenida a quien llega al archipiélago y desde ese momento deja de ser visitante para convertirse en parte de la comunidad y miembro, con todos los derechos y privilegios de pisar suelo fiyiano. La presidenta y el copresidente de los Focolares recibieron preciosas guirnaldas y la raíz de Kava, un derivado de la planta de la pimienta, con un significado ancestral. Los dos “candidatos” fueron presentados a la comunidad por los “heraldos”, que hablaron en su nombre. A continuación bebieron de una vez la bebida elaborada con Kava y recibieron el “Tabua”, un diente de ballena con significado sagrado: es el objeto más preciado de la cultura fiyiana, que se les ofrece como signo de la más alta estima y honor.

Las tradiciones en el Pacífico: raíces del presente y del futuro de los pueblos

Desde el principio, se capta que las tradiciones en el Pacífico son elementos vitales y actuales; no están relegadas a un pasado que nada tiene que ver con la vida cotidiana de la gente, sino que constituyen la base de su estilo de vida.  Respeto, acogida, reciprocidad, solidaridad social, un vínculo muy profundo y antiguo con la naturaleza, son los valores que las tradiciones siguen transmitiendo.

«Margaret Karram, Jesús Morán y la delegación de los Focolares llegaron en un momento particular de la vida de las islas Fiyi», explica Peter Emberson, fiyiano, consultor multilateral y analista político del gobierno de Fiyi y de las Naciones Unidas, que creció en el Movimiento desde muy joven. «El gobierno actual es más abierto y democrático, y veo la visita de Margaret Karram y de Jesús Morán como parte de este proceso de renovación social y política. Hay dos preguntas que aquí en el Pacífico siempre hacemos a una delegación oficial que desembarca en las costas de nuestras islas: “¿De dónde vienen?” y “¿Por qué han venido?”. En el “Sevusevu” Margaret tomó la palabra ante el pueblo fiyiano y ofreció su compromiso y el del Movimiento de los Focolares para construir la unidad también aquí. Es una respuesta de identidad, que dice mucho de la contribución que el Movimiento puede aportar a nuestro país. Y esto genera confianza».

Una región demasiado poco conocida aún

Isole Fiji

Oceanía es un continente poco conocido y aunque, en sentido territorial, es el mayor del globo, en términos de masa terrestre es el más pequeño. Además de Australia y Nueva Zelanda, comprende la región del Pacífico, formada por 26 Estados nacionales y territorios. Los principales grupos étnicos son melanesios, micronesios y polinesios. En total, el área del Pacífico tiene una población de 16 millones de personas y, en los últimos 100 años, las islas Fiyi (casi un millón de habitantes), se han convertido en el corazón político y económico de la región, con un panorama religioso variado. El cristianismo es la fe más practicada, seguida del hinduismo y el islam. El catolicismo llegó en el siglo XIX y hoy los fieles son algo más de 82.000.

El padre Soane Fotutata, secretario de la Conferencia Episcopal del Pacífico (CEPAC), durante una cena en el focolar, aclaró los desafíos sociales, pero también eclesiales, de este vasto territorio en el que la Iglesia católica está presente con 14 diócesis.  Explicó que la crisis ecológica es una amenaza existencial para las personas y las comunidades. Esta se manifiesta con la subida del nivel del mar, la acidificación de los océanos, las sequías, inundaciones y fenómenos meteorológicos extremos cada vez más frecuentes. Además, hay plagas sociales como la migración económica y climática que está despoblando muchas islas, la prostitución, el alcoholismo y la pobreza, a las que también la Iglesia local intenta dar respuesta.

2022: la llegada de los focolares a Suva

En este contexto eclesial se abrieron hace un año los focolares femenino y masculino en Suva, la capital de las Islas Fiyi. Su presencia, de hecho, está vinculada también a un proyecto sostenido por Missio Escocia y Missio Australia, para colaborar en la pastoral diocesana de los jóvenes confirmandos y los posconfirmados, con un programa que pretende apoyar la transmisión de las riquezas culturales entre las generaciones. “A nuestra llegada –cuentan Lourdes Rank, de Brasil, y Stephen Hall, de Nueva Zelanda– el arzobispo nos pidió que ante todo estuviéramos al servicio de la Iglesia y que nos insertáramos en sus actividades y proyectos. Nos implicamos en la catequesis, con los jóvenes y en la vida de nuestras parroquias. Este enfoque resultó muy positivo: ahora formamos parte realmente de la vida eclesial y hemos empezado a entablar relaciones con diversos sacerdotes, religiosos y laicos”.

A este propósito, el vicario general de la archidiócesis de Suva, monseñor Sulio Turagakacivi, expresó su gratitud por el servicio que los focolares prestan en la Iglesia local. Agradeciéndole, Margaret Karram dijo: “Podemos aprender de la Iglesia de aquí cómo vivir el proceso sinodal y cómo mantener la frescura del encuentro del Evangelio con la cultura y la sociedad locales”.

En Futuna la primera semilla de la espiritualidad de la unidad

Pero la primera semilla de la espiritualidad de la unidad en el Pacífico fue plantada a finales de los años sesenta por sor Anna Scarpone, misionera marista en la isla de Futuna. El primer focolar del Pacífico se abrió después en Numea (Nueva Caledonia) desde 1992 a 2008, acompañando el nacimiento y crecimiento de una vibrante comunidad local. Hoy, los focolares de las islas Fiyi son la “casa” de todas las comunidades del Movimiento en la región del Pacífico, que están presentes–además que en Nueva Caledonia y Fiyi– también en Kiribati, Wallis y Futuna, con algunas personas que conocen la espiritualidad también en Papúa Nueva Guinea, Samoa y Vanuatu.

Juntos por primera vez

Isole Fiji-Margaret Karram e Jesús Morán con alcuni membri della comunità dei Focolari

Con ocasión de la visita de Margaret Karram y Jesús Morán, las comunidades se reunieron en Suva durante algunos días; fue su primer encuentro en uno de los países del Pacífico. Muchos gestos, como la acogida y la estima recíproca, expresan la mayor conciencia por parte de todos de la importancia de estos días. Reunirse como familia de los Focolares no significa, para estos pueblos, tener solo una comunión espiritual, sino contribuir a la vida cotidiana ‒ que implica cocinar, preparar la liturgia de la misa, cantar y bailar ‒ ofreciendo cada uno su propio “don” humano y cultural que se encuentra con el del otro.

También aquí, Margaret Karram y Jesús Morán se reunieron con los focolarinos y las focolarinas durante una mañana de profunda comunión y, además, pudieron vivir distintos momentos con la comunidad, como las comidas, la misa y muchas ocasiones de simple diálogo. El intercambio de experiencias les permitió conocer los retos y el compromiso del Movimiento en el Pacífico. En Nueva Caledonia, la comunidad está comprometida en el servicio a la Iglesia y, a nivel social, en la creación de espacios de unidad entre los diferentes componentes étnicos que componen el pueblo. En Futuna y Kiribati, la Palabra de Vida ocupa un lugar central, generando experiencias de perdón y reconciliación en las familias y proyectos sociales al servicio de las mujeres y de los necesitados. En Fiyi, la comunidad está creciendo y comparte con los focolarinos un compromiso al servicio de la Iglesia.

Run4Unity en las Fiyi: caminar juntos

El 6 de mayo fue el día del Run4Unity y Margaret Karram dio el pistoletazo de salida a la carrera mundial de relevos desde el Pacífico, donde se encuentra el primer amanecer del mundo. Junto con los Chicos por la Unidad presentes, ella y Jesús plantaron dos árboles típicos de las islas Fiyi: “el árbol nativo de sándalo y el citrus, que se necesitan mutuamente para crecer”, explicó. “El sándalo tiene la fragancia y el citrus, que es un cítrico, le aporta todos los nutrientes que necesita. Es un ejemplo maravilloso de cuidado mutuo en la naturaleza. Esto es lo que los isleños del Pacífico quieren decirnos a todos: la única manera de compartir nuestro valioso don, la unidad, es caminar juntos, cuidándonos unos a otros. Así podemos transformar nuestro mundo”.

Un mensaje que recuerda la principal característica, quizás, de estas islas: la vida comunitaria, como se puso de manifiesto en la tarde y noche del 7 de mayo en el encuentro de Margaret Karram y Jesús Morán con la comunidad de los focolare. «He venido aquí para estar cerca de ustedes y compartir su vida al menos durante unos días ‒dijo Margaret a todos‒; lo que encontré aquí es muy parecido a lo que siento en mi corazón y a la cultura de la que procedo, que fomenta el respeto por las personas, el lenguaje de los demás y el sentido de familia. Ustedes también son pocos, pero no se preocupen: lo importante es vivir el Evangelio y llevar la unidad a quienes encontramos. Lo que han compartido estos días me ha conmovido mucho: con su amor, hospitalidad y acogida nos han dado a Jesús. Pero escuchándolos, he comprendido que la perla más valiosa que poseemos es Jesús Abandonado por quien lo hemos dejado todo y que es el secreto para amar a todos».

«Las experiencias de perdón que han compartido me han impactado profundamente ‒continuó Jesús‒ y significan que están viviendo el Evangelio, porque el perdón es la mayor novedad que contiene. El perdón no es humano, solo Jesús en nosotros puede perdonar, y ustedes lo han contado con una pureza única».

A la pregunta sobre qué espera para el futuro del Movimiento en Oceanía, Margaret Karram respondió diciendo que es lo mismo que espera de todo el Movimiento en el mundo, o sea, que se convierta cada vez más en una familia no encerrada en sí misma, sino abierta, que dialogue para realizar la oración de Jesús al Padre, como soñaba Chiara Lubich.

Tomando de nuevo la palabra al final, añadió: «Quisiera decir todavía que, para contribuir a realizar la unidad, cada país, cada cultura o continente no tiene que perder su propia identidad. Debemos seguir siendo nosotros mismos. Esto sería un gran regalo para todo el Movimiento y también para el mundo: ser nosotros mismos, con nuestras riquezas y contradicciones, y vivir el carisma de la unidad sin eliminar lo que somos». Los aplausos que siguieron expresaban la gratitud de las personas por haberse sentido comprendidas.

Todo había comenzado con la ceremonia del “Sevusevu”, y esta visita no podía terminar sino con la misma solemnidad. La ceremonia de despedida, “I-Tatau“, parece así cerrar un círculo: en lengua fiyiana, los heraldos que hablan en nombre de Margaret y Jesús dan las gracias a la comunidad y piden, en su nombre, permiso para despedirse; a su vez, el que habla en nombre de la comunidad fiyiana les concede el permiso y les desea un buen viaje con la esperanza de volver a verse.

La velada-concierto que las comunidades del Pacífico prepararon fue una extraordinaria “exposición” de las expresiones artísticas de los pueblos presentes, donde las danzas y las canciones hablaban de su profunda conexión con la tierra y la naturaleza, del orgullo de sus tradiciones y del deseo de compartirlas.

Pero lo que quedará grabado en la mente de todos, así creemos, es el saludo que se intercambiaron las comunidades de Nueva Caledonia y Fiyi: sentados unos frente a otros, entonaron cada una su canción de despedida, se saludaban con la mano mirándose a los ojos, como quien se despide de un hermano de sangre.

«Te aseguramos que seremos una sola familia ‒le dijeron a Margaret Karram‒ y, a pesar de nuestras debilidades, haremos todo lo posible por mantener a Jesús en medio en Oceanía».

Stefania Tanesini